Leyendo el artículo que escribieron sobre la “elite democrática” de la República Federativa del Brasil y la del Paraguay; estuve pensando y conversando conmigo mismo de lo que le había pasado a nuestra clase joven, sus proyectos, sus ideas, sus valores. De lo que fue de sus trabajos conjuntos con diferentes militantes y actores sociales. De lo que les costó luego por procurar un país inclusivo, de y para todos. De lo que fueron los poderes e intereses mezquinos y egoístas capaces de hacerles por tanta dedicación y compromiso social.
Sin embargo, eran los cimientos de esa primera Elite Democrática que hoy nos planteamos como una novedad.
Y creo que nuevamente, es hora de poner en marcha esas ideas, esos pensamientos, esos proyectos, esas convicciones de que debemos estar al servicio de y para la Patria.
Pero repensando, me interrogué: ¿qué Elite? ¿Qué tipo de sociedad/conjuntos conformen una institución de y para las instituciones de la democracia?
¿Cómo podemos llegar a eso? ¿En qué valores/principios deberíamos basarnos para formarlas? ¿Bajo qué estatutos? ¿Con quiénes?
Un par de lecturas más, unas fotos en blanco y negro, algunos videos y un par de anécdotas de nostálgicos me llevó a una conclusión.
La Elite: Quiénes y de dónde.
Jóvenes. Estudiantes, trabajadores, profesionales, técnicos, emprendedores, autodidactas, representantes sociales, convencidos, con vocación de servicio.
Provenientes de todos y cada uno de los puntos cardinales del país, de todos los sectores, todos. Un conjunto inclusivo, que crea en sí mismo.
Cómo y dónde.
Formar consejos provinciales, en donde los mismos estén formados por grupos locales representando los diferentes puntos de esas provincias teniendo una sede regional. En todas las provincias.
Y luego, tener un punto o sede central, que agrupe a todos los consejos y que rote por períodos fijos. Dando así, sentido de pertenencia y asociación personificada a todos sus socios/integrantes.
De valores, estatutos y principios.
Una consigna clara: mantener vigentes y sanas las instituciones de la democracia, procurando la profundización y el servicio para toda la sociedad por parte de las mismas.
Debemos estar convencidos y dispuestos a que nuestro rol como parte del colectivo, debe de retomar su rumbo decisivo, participativo y procurador de políticas sociales.
Entonces, tenemos que asumir este deber. Que es hora, después de tantos planteamientos y elocuentes discursos que no deben ser pura demagogia, ser pragmáticos. Tener el suficiente valor y voluntad de formarnos en filas que emprendan nuevamente el trabajo social juvenil.
Somos un recurso, transformémonos en oportunidad. No somos un elemento, somos parte del desarrollo social.
Seamos esa elite, ese conjunto, esa institución que no levante más banderas que la de la democracia. Que no ate a sus integrantes a ningún partido político.
Y lo sé, van a tildarme de delirado, de iluso y que esto tiene más de una falla e inconsistencia.
Que no hay demasiados argumentos y que técnicamente pueden faltarle los mil y un puntos y comas. Y que, es casi imposible (o mejor dicho, requiere de mucho trabajo y empeño)
Pero soy joven, nací en este país y me siento orgulloso de él. ¡Soy Argentino!
Y tengo la convicción de que vamos a hacerlo.
Diego López.
Trabajador.
Córdoba, Argentina.
PD: Les dejo mi mail die.lo@hotmail.com. Por si no les parece tan imposible.
que bueno lo que has escrito, he pensado algo parecido, debemos reencantarnos para que la elite sea realmente democratica y no en lo que se ha convertido hoy .. en todo caso yo soy de stgo, pero creo que en nuestros paises sucede lo mismo , hay q volver en el tiempo y replantear las ideas. saludos