Cristina de Kirchner se reunió el lunes por la tarde, con Daniel Filmus y Carlos Tomada. Fue en Olivos, y en un clima algo tenso. La fórmula porteña le pidió a la jefa de Estado que participe en persona de la campaña por el balotaje, al menos en algún acto, y que se involucre el gabinete. Para ambas peticiones la respuesta fue negativa. El senador y el ministro de Trabajo sólo consiguieron que la Presidente les garantice el apoyo del PJ porteño (ayer por la tarde hubo una reunión en la que se prometió acompañamiento de las bases, especialmente fiscales), la participación de los equipos de propaganda oficiales, la invitación a los candidatos para algunos actos oficiales próximos y pax dentro de su tropa para que cualquier tipo de crítica espere hasta después del 14 de agosto, día de las primarias.
La Presidente terminó la reunión con un trasvasamiento de la decisión más importante de Filmus de su histórica política reciente: si se baja o no de la segunda vuelta será una decisión de él y de su compañero de fórmula. A la noche, en medio de una conversación aún más tensa, Filmus le confirmó a Carlos Zannini que se presentará porque «quiero morir o vivir con las botas puestas» y que volverán a hablar después del 31 de julio.
Reproche
El secretario legal y técnico minutos antes le había reprochado al senador que horas antes hubiera confirmado en Telefé ante Mauricio Macri que aceptará debatir donde se disponga, incluyendo TN. Igualmente, la impresión generalizada el lunes a la noche era que la decisión final sobre el balotaje se tomará a mediados de la semana que viene, con los primeros resultados de las encuestas propias sobre la mesa. Para esto se esperará al viernes. Ese día, la Presidente invitó a la fórmula a la inauguración de Tecnópolis para que se vuelva a mostrar el oficialismo unido.
El candidato por el Frente para la Victoria (FpV) reconocía ayer a la mañana ante algunos compañeros que hay tres factores que hoy alejan la posibilidad de un apoyo directo de la Casa Rosada. La enumeración comienza por una realidad ineludible: la derrota fue muy amplia, y, tal como reconocía un militante justicialista ayer, «para el peronismo, el que pierde es un traidor». Sólo la fuerza de voluntad de Filmus y de Tomada mantiene en estas horas la campaña viva. La segunda razón que se reflexionaba entre los colaboradores del senador era que ya no hay cargos en juego, lo que, obviamente, disminuye el espíritu de la tropa en el momento de pelear por votos. Como se descarta que Filmus no será jefe de Gobierno, se descarta también que no tendrá puestos para repartir. El tercer motivo, más grave, es que desde el kirchnerismo duro, ahora lo que se busca es resguardar la imagen de Cristina de Kirchner de cualquier derrota futura porteña. Igual, Zannini le transmitió el mandato: hay que llegar al 40% el 31 de julio, para garantizar ese porcentaje el 14 de agosto.
Reclamo
El senador tuvo ayer otra dura reunión. Fue en la sede del PJ porteño, donde Filmus reclamó apoyo militante, especialmente para garantizar la presencia de fuerzas vivas en la campaña y fiscales el día de la elección. Obtuvo ambas cosas, pero se reconoció una realidad difícil: el ala sindicato del peronismo porteño anda levantisca por estas horas. «Sólo hay que seguir los tweets de Piumato (Julio) para ver que mucho por ahí no podemos pedir», reconoció una fuente. Hay una esperanza: el porteño Víctor Santa María, que necesita una buena elección en octubre para que ingrese su candidata, María del Carmen Bianchi (segunda en la lista de diputados nacionales). Éste aportaría militancia (ver nota aparte).
Carlos Tomada se volcó ayer a su actividad específica de ministro de Trabajo. Participó largamente en la Cancillería argentina en un seminario organizado por el G-20, donde el tema central de su discurso fue defender el modelo laboral local para enfrentar la crisis en contra de la posición europea de insistir en la flexibilización del mercado de trabajo. Fue allí donde recibió una fuerte palmada y la promesa de apoyo del canciller Héctor Timerman.
La Presidente terminó la reunión con un trasvasamiento de la decisión más importante de Filmus de su histórica política reciente: si se baja o no de la segunda vuelta será una decisión de él y de su compañero de fórmula. A la noche, en medio de una conversación aún más tensa, Filmus le confirmó a Carlos Zannini que se presentará porque «quiero morir o vivir con las botas puestas» y que volverán a hablar después del 31 de julio.
Reproche
El secretario legal y técnico minutos antes le había reprochado al senador que horas antes hubiera confirmado en Telefé ante Mauricio Macri que aceptará debatir donde se disponga, incluyendo TN. Igualmente, la impresión generalizada el lunes a la noche era que la decisión final sobre el balotaje se tomará a mediados de la semana que viene, con los primeros resultados de las encuestas propias sobre la mesa. Para esto se esperará al viernes. Ese día, la Presidente invitó a la fórmula a la inauguración de Tecnópolis para que se vuelva a mostrar el oficialismo unido.
El candidato por el Frente para la Victoria (FpV) reconocía ayer a la mañana ante algunos compañeros que hay tres factores que hoy alejan la posibilidad de un apoyo directo de la Casa Rosada. La enumeración comienza por una realidad ineludible: la derrota fue muy amplia, y, tal como reconocía un militante justicialista ayer, «para el peronismo, el que pierde es un traidor». Sólo la fuerza de voluntad de Filmus y de Tomada mantiene en estas horas la campaña viva. La segunda razón que se reflexionaba entre los colaboradores del senador era que ya no hay cargos en juego, lo que, obviamente, disminuye el espíritu de la tropa en el momento de pelear por votos. Como se descarta que Filmus no será jefe de Gobierno, se descarta también que no tendrá puestos para repartir. El tercer motivo, más grave, es que desde el kirchnerismo duro, ahora lo que se busca es resguardar la imagen de Cristina de Kirchner de cualquier derrota futura porteña. Igual, Zannini le transmitió el mandato: hay que llegar al 40% el 31 de julio, para garantizar ese porcentaje el 14 de agosto.
Reclamo
El senador tuvo ayer otra dura reunión. Fue en la sede del PJ porteño, donde Filmus reclamó apoyo militante, especialmente para garantizar la presencia de fuerzas vivas en la campaña y fiscales el día de la elección. Obtuvo ambas cosas, pero se reconoció una realidad difícil: el ala sindicato del peronismo porteño anda levantisca por estas horas. «Sólo hay que seguir los tweets de Piumato (Julio) para ver que mucho por ahí no podemos pedir», reconoció una fuente. Hay una esperanza: el porteño Víctor Santa María, que necesita una buena elección en octubre para que ingrese su candidata, María del Carmen Bianchi (segunda en la lista de diputados nacionales). Éste aportaría militancia (ver nota aparte).
Carlos Tomada se volcó ayer a su actividad específica de ministro de Trabajo. Participó largamente en la Cancillería argentina en un seminario organizado por el G-20, donde el tema central de su discurso fue defender el modelo laboral local para enfrentar la crisis en contra de la posición europea de insistir en la flexibilización del mercado de trabajo. Fue allí donde recibió una fuerte palmada y la promesa de apoyo del canciller Héctor Timerman.
