Suponiendo que hubiese que dar por sentado que el porcentaje que Cristina obtendrá en las generales en la Ciudad de Buenos Aires, será calcado al que obtuvo Filmus –ya sea en primera o segunda vuelta-, la situación no da para preocuparse, sino que obliga a ocuparse. Esto es, hacer política de cara a la pelea grande.
No son así las cosas, y -aunque canse, ya- entonces hay que insistir en que las lógicas locales están –en materia de voto, en mayor o menor medida, según sea el lugar de que se hable, en Capital esto está más fuertemente acentuado- desconectadas de las nacionales. En ese marco, no bastó con “ser hombre de CFK”.
No obstante lo antedicho, la Presidenta cuenta con mayor intención de voto que lo que ha obtenido el Frente Para la Victoria local en las dos vueltas porteñas, y no lo dice este servidor, sino que lo ha hecho conocer -¡y en Clarín!- el equipo de campaña de El Hijo de Alfonsín –se los trajo desde EEUU, le hicieron, en su momento, la campaña también al presidente yanqui, Barck Obama-, por medio de una encuesta que difundieron cuatro días después del primer turno capitalino, y que cantó nada menos que 39,4% a favor de la dama, que marcharía primera, con El Hijo de Alfonsín en segundo término –con 22%-.
Aún si así no fuera, tanto el 27,78% que obtuvieron Filmus-Tomada en primera vuelta, como el 35,75% hasta el que se estiraron en el balotaje, representan mucho más que aquél 23,77% que CFK obtuviera en la Ciudad de Buenos Aires en las presidenciales de 2007, cuando, con eso –que fue poco-, le alcanzó y le sobró para ganar cómodamente en el total del país. Insisto, de todas formas, en que yo no comparto esas formas de analizar perspectivas electorales, sólo me adentro en desandar lógicas ajenas que no cierran por ningún lado.
Las discusiones a encarar, desde que ayer Daniel Filmus reconociera su derrota en más, con la primera posta en el 14 de agosto venidero, y la finalísima del 23 de octubre, pasan por, ahora sí, poner acento fuertemente en los logros de la gestión a nivel nacional, lo mucho que ha mejorado el kirchnerismo un país que mejoró, y mucho desde 2003 a la fecha, gracias a lo hecho, por Néstor, primero; y por CFK, después; y no por ningún viento de cola, que por otro lado se acabó desde 2009: de nuevo, hay que politizar.
El kirchnerismo no estuvo a la altura para confeccionar discursos de impronta localista que dejen de lado, en la medida de lo necesario, las grandes batallas que ha dado en lo nacional, justamente en los distritos que más desenganchados están de la gestión grande, donde más urgía hacerlo.
El PRO, con Macri lanzado, desde ayer, a la carrera presidencial pero de 2015 –a su futuro personal le conviene, en lo inmediato, la reelección de la Presidenta, y a partir de eso pueden entenderse muchos de sus últimos gestos, distendidos para con Balcarce 50 (y viceversa, desde anoche)-, hace política, y hasta de la bien peroncha –en el sur de su terruño, y está muy bien-, sólo que sabe –a veces, mejor que los nuestros- qué cosas mostrar y cómo venderlas, atento las limitantes que le impone el mercado electoral al que mayormente aspira a convocar.
“La” oposición no se va a beneficiar de un 64,25% de votos –y aún está por verse si ninguno de todos esos vota por CFK en la grande- que, teniendo en cuenta las características del electorado de que se trata, lejos está de lo que requeriría el candidato que quisiera hacerse de su favor –para, con él, hacer algún daño a la ventaja que al día de hoy tiene CFK en cualquier encuesta-, esto es, compactarlo de tal modo que casi todo fuera en beneficio de uno sólo de los candidatos opositores de la presidencial. Sería tanto como suponer que Cristina, en agosto/octubre, porque no tiene candidato a gobernador cordobés el FPV, obtendrá, allí, 0%. Utópico.
La otra discusión, en el escenario de la hipotética reelección de la Presidenta, es la del futuro, sobre todo teniendo en cuenta lo ya dicho arriba respecto de que Macri ya se ha lanzado a la carrera por 2015. El kirchnerismo, lo dije ya anteriormente, está en la pelea por instalarse como corriente hegemónica al interior del peronismo –reafirmando, dicho sea de paso, su identidad peronista, cosa que floja estuvo en la campaña en Capital-.
En relación a lo anterior, la derrota de Agustín Rossi impacta fuertemente, mucho más que la –también muy dolorosa, por cierto- de Daniel Filmus. La pelea por la sucesión estará dada entre los que, triunfantes en este 2011, tengan ganas de cara a 2015, desde el kirchnerismo –Scioli, Capitanich, Urribarri, por decir algo- y los PJ no anti K –Urtubey, De La Sota (que no tributa ni ha tributado nunca al PJ Federal)-. Un triunfo de Rossi hubiese despejado ese panorama, pintándolo mucho más favorable a la continuidad del kirchnerismo por fuera de la figura, ya sin otra reelección, de CFK.
A eso apuntan las usinas del pensamiento opositor, que, como bien se dice en Los Huevos y Las Ideas, intentan, de nuevo, sembrar en terreno sciolista, a los fines de intentar dividir el campo kirchnerista –del que Scioli forma parte-, en aras de desnivelar el cuadro descrito en el párrafo anterior (horadando, así, el sentido del proceso, en definitiva), algo en lo que mucho colaboran, a veces, estúpida e increíblemente, muchos de adentro del FPV.
En definitiva, ha terminado un mes de julio pésimo -que nos pone en vereda de que quedan quince días a full-, en el que, metafóricamente, hasta por Don Julio nos tuvimos que comer palos.