La reasunción presidencial

 Ante todo, una aclaración: Julio Cobos no estará, como vicepresidente saliente, encargado de ‘tomarle juramento’ a la presidenta reelecta Cristina Fernández y el vicepresidente electo Amado Boudou. Le corresponde a un vicepresidente saliente, como anfitrión que es en la ceremonia de asunción de nuevas autoridades, ‘invitar a tomar juramento’ a los funcionarios que inician sus respectivos mandatos. Sutil la diferencia, más no menor.

Distinto a lo que ocurrirá a posteriori en Casa Rosada, cuando Cristina sí ‘tomará’ juramento –preguntando– a sus ministros, tanto ella como Boudou leerán por sí mismos sus respectivas fórmulas de juramento (respetando sus creencias religiosas –si las tuvieran–, de desempeñar con lealtad y patriotismo sus cargos, observando y haciendo observar fielmente en cuanto de ellos dependa la Constitución Nacional, conforme lo dispuesto por el artículo 93 de la misma). Desconozco lo que hace a colocación de banda y entrega de bastón presidenciales. En 2007, Scioli invitó a jurar y Néstor hizo lo segundo. ¿Cobos deberá reemplazar a CFK en el traspaso de atributos? Oímos a expertos en protocolo, si los hubiera.

Suficiente como para concluir que no es sino Cobos el que debe invitar a la Presidenta a tomar juramento el sábado próximo. No hay, ni debería haber discusión al respecto de este punto. Es lo que constitucionalmente corresponde que ocurra. Por allí leo –no recuerdo bien dónde, ni tampoco importa, no es cuestión de señalar a nadie específicamente– que impedirle a Cobos participar de la ceremonia de reasunción de Cristina es la mejor forma de sancionar lo que su desempeño, sí que reñido con las más elementales nociones de república: con pocas cosas he estado más en desacuerdo desde que tengo participación en debates políticos. El escarmiento ya ha tronado: para Cobos, hubo el rechazo de la UCR Mendoza hasta a su candidatura a… diputado nacional; para la oposición, que lo usó a Cleto como mascarón de proa en sus embestidas antigubernamentales, el resultado de las elecciones presidenciales: ninguna de las opciones opositoras logró juntar siquiera uno de cada ¡cinco! votos.

Jorge Lanata dice que el Gobierno tiene odio por Cobos porque el actual vicepresidente “cometió el ‘pecado’ de pensar distinto sobre la aplicación de un impuesto” y que entonces optó por “inventar un reglamento” para que en su lugar pueda estar Beatriz Rojkés de Alperovich (presidenta provisional del Senado a partir del 10 de diciembre próximo). Ni una cosa ni otra. El ‘pecado’ de Cobos es haber ejercido oposición desde un lugar que ha sido constitucionalmente dispuesto para actuar oficialismo. Tan sencillo como eso.

La justificación para las cosas que hizo Cobos –el ‘no positivo’ a la 125 y su aprobación a la Ley de Quiebra del Estado (eufemísticamente denominada ‘82% móvil’), ambas decisiones en contra de la postura política elaborada desde el Poder Ejecutivo al cual pertenece y al que debe representar en el Legislativo– es peor aún que aquellas en sí: “Cobos tiene derecho a pensar distinto y a actuar con autonomía”. Desvirtuando absolutamente la noción de mandato sobre la cual se asienta nuestro edificio institucional, según la cual el funcionario público es elegido para desarrollar la plataforma política en cuyo nombre se postula a elecciones democráticas. Ni siquiera concuerda, el firmante, con aquellos que postularon que debía (Cobos) haber renunciado, pero a posteriori del ‘no positivo’ (ni valentía para decir ‘negativo’ tuvo). Esa postura también subraya, incorrectamente, la individualidad y no, como corresponde que se haga, el sistema.

Por otro lado, es costumbre del juego parlamentario que los legisladores electos juren sus cargos y dispongan cómo serán la institucionalidad y lógicas de funcionamiento interno de las cámaras antes de la fecha de asunción de los mismos en las bancas que obtuvieron –siempre conforme las disposiciones constitucionales y reglamentarias internas del Congreso–.

De hecho, ocurrió, bueno es recordarlo, hace poco –hace nada, casi, aunque parezca que fue hace una eternidad–. El 3 de diciembre de 2009, siete días antes de asumir, la Cámara baja que hasta dentro de unos días dominará el Grupo A tuvo su sesión preparatoria en la que juraron los diputados cuyos mandatos expirarán en 2013 (además de imponer las autoridades y el reparto inconstitucional e ilegal de las comisiones de labor parlamentaria sin respetar la proporcionalidad de las representaciones políticas). En aquel entonces, la militancia periodística opositora obviamente no criticó lo mismo que hoy sí reprocha. En cualquier caso, no es ningún invento reglamentario del kirchnerismo.

No es un secreto que exigir rigor en lo que hace a soporte argumentativo a personas como Lanata y afines (pero con Lanata a la cabeza: su libro de historia, por caso, es un atentado al saber, una profesora de Teoría del Estado me dijo alguna vez que si ella se llegaba a enterar de que yo estudiaba de ese material me echaría de la clase), que han hecho de la apelación al “saber” de doña Rosa y don Ramón (que desprecia la profundidad y la complejización) la base de su éxito en la época de reinado de la antipolítica, es un exceso de nuestra parte. Así las cosas, se consigna como despótico o monárquico (entre otros sinónimos de autoritarismo y antirrepública o irrespeto por la institucionalidad) el que la Presidenta de la Nación ejerza su legítimo derecho y potestad constitucional de determinar quienes serán sus ministros (y cuándo y cómo hará el anuncio) o su vicepresidente.

(Digresión: recuerdo fuertes críticas a Néstor Kirchner cuando el ex presidente recordó entre risas en un discurso que su esposa solía reprocharle por “el vicepresidente que me pusiste”. Eso demostraba, en la particular interpretación de la militancia periodística opositora, que CFK no era en realidad la presidenta del país, puesto que “ni siquiera ha elegido a su vice”. Otro caso de distinta vara, dirían en 6, 7, 8 –que cada día, por cierto, está peor–.)

Hay que salir a discutir estas cuestiones con precisión, porque son los discursos que determinan el sentido común de lo popular respecto de las instituciones de la república. O sea, nada menor. No llama, pues, la atención que tipos que dominan y oligopolizan esos discursos (y que además serían aplazados en un examen de nivel básico sobre Derecho Constitucional: el contexto propicio para que un tipo como Cobos haya podido actuar como actuó) se vean incapaces de procesar y afrontar analíticamente los procederes de un gobierno que, justamente, ha hecho de la sujeción de su accionar a lo consagrado por la legitimidad y legalidad democrática, la institucionalidad republicana y el Estado de Derecho profesión de fe casi fanática.

Sobre todo, entonces, por respeto a ese legado, que debe provocarnos orgullo a quienes militamos en defensa de esta administración, es que no se debe contestar con la misma moneda al tipo que le pegó más dura patada en el hígado que se recuerde a las nociones institucionales estatuidas en nuestra Carta Magna (aunque técnicamente está mal decirle así, tema para otro día) en los 28 años que han transcurridos desde la recuperación de la democracia

Por lo demás:

a) Me resulta inverosímil y estúpido que se haya gastado tiempo, espacio y neuronas en discutir si Cobos debía o no presidir la primera parte de la ceremonia de reasunción de Cristina. Analizándolo desde cualquier ángulo. Demuestra que Cristina está rodeada de varios pavos además de bastantes cuadros muy destacables. Y de cuán nocivo puede resulta querer ser más papista que el Papa. La Presidenta necesita que se la ayude: no se cómo se hará, pero esta seguro no es la forma.

b) Aún mirado desde el costado más berreta: ¿qué podría ser más lindo que ver cómo el sábado que viene Cobos será testigo privilegiado, en primer plano, del acto institucional del que siempre soñó formar parte: sólo que con los roles invertidos, a pesar de lo mucho que intentó, sin suerte, para que así ocurriera? ¿Qué otra cosa mejor que colocarle la banda y entregarle el bastón a Cristina para restregarle en la cara su fracaso, fin de carrera e impotencia?

Acerca de Pablo D

Abogado laboralista. Apasionado por la historia y la economía, en especial, desde luego, la de la República Argentina.

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72 comentarios en «La reasunción presidencial»

      1. No, Eduardo, no basta con leer el Artículo 87. Hay que leer toda la Constitución. En todo caso, leé al menos desde el 87 hasta el 98, si no tenés tiempo.

        Según tu extraño criterio de perezosa interpretación constitucional (leyendo un artículo sentenciamos sentidos para toda la Constitución; notable), el Congreso tiene la obligación de tratar cualquier proyecto que se me ocurra en una noche de borrachera, siempre y cuando lo presente en la cámara de diputados. basta con leer los tres primeros renglones del Artículo 39 (y nada más, desde ya).

        Saludos

      2. Bueno Ale, no me creas a mi.
        Creele entonces a la interpretacion se enseña en la UBA. Podes empezar con Bidart Campos por ejemplo, que escribio sobre el papel que juega la figura del vice.
        De todas maneras, por curiosidad nomas, que referencia sobre el tema se encuentra en los articulos 87 al 98, que contradigan la explicita referencia al caracter unipersonal del ejecutivo?

      3. ¿Por qué razón tengo que creerle a la interpretación que se enseña en la UBA? ¿Porque se enseña en la UBA? ¿Se enseña sólo esa interpretación en la UBA? ¿La interpretación de la UBA es la única que existe? Trato de pensar, no de creerle a Bidart Campos. Si es por creer, tanto da si es Bidart Campos o mi abuelo.

        Respecto de las referencias, son múltiples y todas requieren (¡ay!) interpretaciones. Pero tampoco es cuestión de quedarse con los artículos 87 a 98; los mencioné porque son importantes. Como dije antes, hay que leer todo y (¡ay!) interpretar. Más abajo se hace referencia al Artículo 57. Es importante. Vos (y otros) suponen, o parecen suponer, que la elección del Vice es nominal. No lo es: se vota una fórmula (se repite eso hasta el cansancio en los artículos que te dije que leyeras; «Presidente y Vicepresidente», casi en todos los Artículos). Una fórmula, no al Presidente por un lado y al Vice por otro. Lo dice la Constitución, que da al Vicepresidente, además, la facultad de desempatar votaciones. Da también al Poder Ejecutivo la Facultad de participar de la formación de las leyes y, en circunstancias excepcionales, de dictar Decretos de Necesidad y Urgencia. Hay que leer todo el Artículo 99; es largo, pero interesante: plasma con bastante claridad el peso del Poder Ejecutivo en la dirección del Estado. Esto, además, sin mencionar que (sólo tenías que avanzar un artículo más) el Poder Ejecutivo ES DESEMPEÑADO POR EL VICEPRESIDENTE si el presidente viaja, o se muere, o es destituido. Es decir: el Artículo 87 se completa en el 88. Presidente, Vice, Fórmula… no hay muchos misterios ahí.

        Estoy yendo rápido, hay baches; pero lo que me importa marcar es que una lectura un poquito atenta de la Constitución impide el delirio de suponer que el voto otorgado al Vicepresidente en caso de empate sea otra cosa que una facultad más del Ejecutivo. Surge de la lectura de TODA la Constitución.

        Repito: la afirmación de que la prerrogativa del desempate esté dirigida a otra cosa más que a volcar una elección empatada hacia la decisión del Ejecutivo es insostenible. Lo diga Bidart Campos o mi abuelo (te sugiero, de paso, que leas más que Bidart Campos; hay mucha gente tan formada como él y con el mismo capital simbólico y méritos académicos que interpretan exactamente lo contrario, si acaso mi abuelo te despierta sospechas).

        Saludos

    1. Solicito disculpas por la tardanza en contestar, me operé de miopía el martes por la mañana y recién estoy comenzando a utilizar la compu. Voy a pegar una nota reveladora a estos respectos, justamente acerca de la historia de los procesos de selección vicepresidencial en el país cuya CN es modelo, como bien han dicho varios por acá, de nuestro propio texto fundamental. Lo voy a repetir el comentario a lo largo del post, no por falta de interés, sino para que a todos les llegue la respuesta. Abrazos a todos y gracias por molestarse en participar. Va:

      «Proceso para seleccionar a un vicepresidente ha evolucionado con los siglos
      Antes un vicepresidente solía ser un adversario y no un aliado del presidente, Por Michelle Austein, Redactora del Servicio Noticioso desde Washington

      Washington – Imagine si en las elecciones de 2008 los estadounidenses eligieran a un presidente demócrata y a un vicepresidente republicano.

      Si los ejecutivos principales fueran de dos partidos distintos, para la Casa Blanca sería difícil presentar un mensaje unificado y las batallas políticas podrían causar retrasos en el proceso de gobernabilidad. Los fundadores del país aprendieron esta lección tras comprobarlo con la propia experiencia.

      Originalmente, el candidato que terminaba segundo por la cantidad de votos en los colegios electorales era nombrado vicepresidente. Los fundadores del país parecían creer que esto aseguraba una vicepresidencia con credibilidad y del agrado de la gente y que quizá ayudaría en una sucesión ordenada.

      Pero los creadores de la Constitución no anticiparon la creación de partidos políticos. En 1796, el federalista John Adams se convirtió en presidente y Thomas Jefferson, del entonces partido demócrata-republicano, obtuvo la vicepresidencia. En el cargo Jefferson asumió el papel de líder de la oposición y dedicó gran parte de su tiempo a planificar su campaña contra Adams para la próxima elección.

      En la elección de 1800 Jefferson y su compañero de fórmula Aaron Burr pertenecían al mismo partido político. Sin embargo, Burr y Jefferson recibieron cada uno la misma cantidad de votos en el colegio electoral y las reglas indicaban que para romper el empate tenía que votar la Cámara de Representantes. Esto despertó animosidad entre ambos ya que la Cámara de Representantes votó más de 30 veces antes de elegir ganador a Jefferson.

      Uno de los pocos deberes constitucionales del vicepresidente es emitir votos para romper empates en el Senado. Burr se enfadó con Jefferson y se dedicó a votar en el Senado para romper empates em contra de las decisiones del presidente.

      Para evitar este tipo de problemas en el futuro, Jefferson se dedicó a lograr la aprobación de la 12ª enmienda de la Constitución de Estados Unidos en 1804. La enmienda determina que los candidatos presidencial y vicepresidencial deben presentarse juntos en una boleta electoral. La enmienda también especifica que las calificaciones para ser vicepresidente son las mismas que para el presidente, ser ciudadano estadounidense de nacimiento, tener al menos 35 años de edad y catorce años de residencia en Estados Unidos como mínimo. Además los candidatos presidenciales y vicepresidenciales no pueden ser del mismo estado.

      Ensamblar la boleta se ha convertido en una difícil empresa política. Los líderes de los partidos se reúnen en convenciones para nominar a sus candidatos, escuchan las preferencias de los miembros del partido al seleccionar un nominado presidencial de una sección del partido y a un nominado vicepresidencial de otra facción. Como resultado, los nominados suelen estar en desacuerdo y los vicepresidentes suelen ser relegados a papeles minoritarios. También suelen ser reemplazados cuando un presidente se presenta a la reelección.

      CAMBIOS DEL SIGLO XX

      La era moderna en la selección de vicepresidentes comenzó en 1940, cuando el presidente Franklin D. Roosevelt rechazó presentarse para un tercer término a menos que el vicepresidente John Nance Garner fuera reemplazado por el secretario de Agricultura Henry Wallace. Los líderes del partido estuvieron de acuerdo y votaron por Wallace en la convención nacional demócrata.

      Sólo una vez desde entonces un nominado presidencial ha dejado en manos de la convención nacional del partido elegiar al candidato a vicepresidente. En 1956 el candidato demócrata Adlai Stevenson dejó a los delegados decidir entre los senadores Estes Kefauver y John F. Kennedy. Aunque ganó Kefauver, Kennedy obtuvo una visibilidad importante que le ayudó a ganar la presidencia cuatro años más tarde.

      Hoy el nominado presidencial toma la decisión de seleccionar un compañero de fórmula con el que se sienta a gusto. Los líderes del partido intentan influir la elección al sugerir candidatos que ayuden a equilibrar la fórmula y atraigan a votantes de distintas regiones del país o con diferentes antecedentes ideológicos. En principio, candidatos como el republicano Dwight Eisenhower en 1952, permitieron que los líderes del partido dieran una lista de candidatos adecuados de entre los que hacían su selección final.

      Después de 1952, los candidatos tendieron a elegir a sus compañeros por su cuenta, invitando discretamente a posibles nominados a vicepresidente a reuniones informales y eligiendo la persona con la que se sintieran más a gusto. En 1968, el candidato republicano Richard Nixon dejó perplejos a sus colaboraldes cuando les anunció que le pediría a Spiro Agnew, entonces gobernador de Maryland, que fuera su compañero de fórmula, pocos minutos antes de dar la noticia al país.

      El que un candidato presidencial tenga discreción única para elegir a su compañero de fórmula ha dado algunos resultados negativos. Por ejemplo, en 1972, el demócrata George McGovern seleccionó al senador Thomas Eagleton, para enterarse luego de haber hecho su anuncio que Eagleton había sido tratado con terapia de electrochoque para la depresión. Dos semanas más tarde, Eagleton fue eliminado de la boleta electoral.

      Para evitar situaciones similares, los candidatos presidenciales Barack Obama y John McCain tienen la ayuda de un equipo encargado de hacer una lista de pre-candidatos, que hace entrevistas preliminares y completa exhaustivas investigaciones sobre los posibles seleccionados para identificar debilidades que puedan perjudicar a la campaña.»

      – – –

      Creo que es suficientemente demostrativo, el texto, del sentido de la norma. Cobos fue elegido en la fórmula junto a Cristina, en defensa de la misma plataforma electoral -que, por cierto, tenía a las retenciones como elemento fundamental de la arquitectura económica, cuya naturaleza en escencia no variaba por el hecho de la movilidad, apenas administrativamente-. Me resulta ridículo que se diga «si la CN no dice que debe votar a favor, no está obligado a hacerlo». Primeramente, la CN no está pensada para tarados mentales, no va a hacer una enumeración exhaustiva a tal punto. El sentido de hermenéutica institucional existe, justamente, para entuertos (para mí no lo son, en realidad) como estos. De allí viene la norma, el antecedente sirve para que entendamos las motivaciones que llevaron a construirla de tal forma -es decir, que presidente y vice sean elegidos en conjunto-. Segundo, y aunque no sé si se entenderá lo que pretendo significar con esto: la primera parte de la CN, la dogmática, que establece las declaraciones, derechos y garantías para el ciudadano, se rige por la máxima de «aquello que no está prohibido explícitamente, está permitido»; en tanto la segunda parte, la orgánica, que sienta el diseño del edificio gubernamental del Estado, lo hace a través de la fórmula «todo aquello que no les está taxativamente atribuido realizar a los funcionarios, les está prohibido».
      No se puede sostener, a mi criterio, constitucionalmente, algo como lo que hizo, y dos veces, Cobos. Es un total y absoluto despropósito.

  1. Pablo, se quejan de que los medios no cooptados tratan de instalar temas, pero ustedes con este tema de «la traicion de Cobos», «la pasion de Kirchner» y «El dolor de Cristina» no se quedan atras.

  2. Pablo D:
    Por supuesto que la Presidenta necesite que se la ayude, aunque dudo que así lo entienda. Por comenzar alguien tendría que hacerle saber que la campaña electoral ya ha terminado. Lo mandamos al frente a Boudou, total ya está medio chamuscado, siguiendo en esto la tradición de los vice.

      1. ¿No eran acaso los monopolios destituyentes los que instalaron la idea sobre los «hombres del vicepresidente?
        ¿Era o no era Lorenzino uno de ellos, puesto que viene integrando el gabinete designado por Carlos Fernández?

  3. Pablo D, la Constitución dice que si hay empate, el Vice, como Presidente del Senado, tiene el voto que decide. Si la intención fuese que, si hay empate, gana el gobierno, diría otra cosa. Por algo no dice eso. Lo deja al criterio personal del Vice. Si no te gusta, gestioná el cambio de la Constitución.

    Es clarísimo que en el esquema felpudo servil del líder integral a la mentalidad nac pop, fundado en joyas tipo Evita clamando feliz de ser el gorrión al lado del águila de Peron o, mejor aun, el orgullo de ser lacayo de Peron de Cámpora, la noción de juicio y decisión personales es repugnante, asquerosa, lo que quieras. Pero, hasta ahora, es lo que la Constitución pide.

      1. ay ! nadie esta defendiendo al ocupa, pero quien se va ocupar del proximo » OCUPADO » ( ? ) ..Please ! no veo la horita de ver el especta-culo !

      2. nadie defiende al ocupa , pero quien se ocupara del proximo » OCUPADO » Please no veo la horita de ver el especta_CULO ! Che , no sean milicos no » censuren » mi comentarioo ..

    1. La Constitución dice:
      Art. 57.- El vicepresidente de la Nación será presidente del Senado; pero no tendrá voto sino en el caso que haya empate en la votación.
      No veo lo del criterio personal. ¿Alguien lo ve?
      No se ve, porque es un invento.
      El ‘criterio personal’ no está en ningún lugar de la Constitución.
      La Constitución no es K. ni anti-K.
      Parece que en 2008 o 2009 se promulgó una ‘Constitución mediática anti-K’, pero me temo que no tiene validez legal.
      Casi causa vergüenza tener que aclarar, todavía, que si se le da la posibilidad de desempatar ***a quien fue elegido en la fórmula con el Presidente***, lá lógica más elemental espera que lo haga en el mismo sentido en que el Presidente lo haría.
      Aunque más no sea, para estar de acuerdo con el mandato de los millones de personas que lo votaron ***junto*** al Presidente.
      La mentalidad autoritaria no entiende esto.

      1. Es que como dije más arriba, parece que hay interpretaciones un tanto perezosas de la Constitución, que se aburren antes de llegar a la palabra «fórmula», repetida una y otra vez en relación con el PE. Es cuestión del tiempo que tiene la gente para dedicar a la lectura, que en los días agitados que se viven no sobra.

        De todos modos, la idea de Guillermo acerca de que la Constitución trata de resguardar la posibilidad de que el Poder Ejecutivo pierda las votaciones es muy divertida. No lo dice en serio, desde luego.

      2. Si la intencion de la Constitucion fuese que el voto del vice-presidente fuese siempre a favor del Ejecutivo, diria «en caso de empate se da la mocion como aprobada a favor del Gobierno’ o palabras a tal efecto. Si habla de ‘voto del vice-presidente’ como desempate es porque acepta la nocion de que vote a favor o en contra.

        La nocion de que la Constitucion resguarde que el Poder Ejecutivo pierda las votaciones no es para nada ‘divertida’. Solo en una cultura pseudo-democratica, constitucionalmente tartamuda, y obsesionada con la obediencia al poder, como es la argentina, se puede concebir que la Constitucion solo sirva para avanzar la causa del Ejecutivo. El rol de las Constituciones es mas amplio que eso.

      3. Bien; ¿Y cómo sabemos cuál es el voto necesario para que la moción se apruebe «a favor del gobierno» (rara construcción, la tuya, aclaro)? ¿Cómo sabemos «lo que quiere el gobierno» (asumo que con «gobierno» te referís al PE) en cada votación particular? Vale la pena hacer notar que esta prerrogativa (a mi juicio lo es) sólo se aplica a casos excepcionales.

        La cultura se llama «presidencialista», no «pseudo democrática». Es raro cómo se les confunden a varios esos dos términos. E incomprensible.

  4. yo estoy muy de acuerdo con tenerlo de gil bien pintado en la ceremonia.

    imaginate la carita de boludo que va a tener que poner.

    y las risas de todos lo demás. en caballo ganador y él haciendo las valijas para ponerse un kiosquito de diarios en mendoza.

    si está cobos, no me la pierdo.

    saludos!

    1. No hay que insultarlo, igual, tampoco. Indiferencia. Eso es lo que mejor le cabe, y lo que mata al hombre, además.

      Abrazo.

  5. Ya lo decía Joaquín V. González hace cien años cuando explicaba el rol del vice como titular del Senado: «Ni la Constitución, ni los usos y leyes del Congreso han querido hacer hacer del Vicepresidente un agente mecánico y pasivo de voluntades extrañas». Luego matiza esa afirmación con una cita de Roosevelt: «El vicepresidente debería en lo posible representar las mismas opiniones y principios que han asegurado el nombramiento y elección del Presidente» (conf. «El Senado Federal, Librería La Facultad, 1919, págs. 85/86). En síntesis, no hay regla que diga que el vice -Cobos o quien sea- debe acompañar una determinada decisión política del Ejecutivo, sobre todo si no formaba parte de la plataforma de campaña.

    1. ¿Así que para vos la voluntad del Presidente es una ‘voluntad extraña’? ¿Entonces cuál voluntad NO es extraña? ¿la de SRA, CRA, Clarín…?
      No vi que JVGonzález especifique.
      En todo caso, poné la cita completa.
      Eso de que ‘no formaba parte de la plataforma’ no tiene ningún sentido. Cada día aparecen nuevos problemas y decisiones a tomar. Obviamente, la mayoría no previstos en la plataforma.
      Pero si querés verlo por ese lado, la 125 no era más que una extensión CUANTITATIVA de la política de retenciones que venía llevando NK. ¿Me vas a decir que no formaba parte de la plataforma?
      Tampoco creo que eso a Cobos lo haya ‘sorprendido’.

      1. Raúl C, JVG hablaba de la relación del Vice como presidente del Senado con el PEN, aunque no descarta que también deba ser inmune a otros factores de presión. En castellano, que su función de presidente del Senado la debe cumplir según su leal saber y entender.
        La 125 no era una extensión cuantitativa, cambiaba toda la lógica del negocio de granos y oleaginosas.

      2. Hernán, no sé cómo cambiaba la lógica, hasta donde oí era un paquete de guita que pasaba al Estado. Todo el quilombo fue por esa guita (aparte de que algunos querían tumbar al gobierno, de paso).
        No nos olvidemos que a posteriori se hicieron unas cuantas estimaciones y aproximaciones que llegaban a que los ‘pequeños y medianos’ hubieran tenido más ingresos con la última modificación de la 125 que con los valores de retenciones anteriores sin discriminar tamaños y distancias.

      3. hernán parece decir que la verdadera línea del FPV votado en las elecciones de 2007 es la que representaba cobos.

        parece que la ciudadanía se arrepintió y decidió renovar en el mando a una presidenta que traicionó su propia conducción un año atrás.

      4. No tapones, simplemente digo que la plataforma nada decía sobre retenciones móviles, ni siquiera hacía alusión a un aumento de las alícuotas vigentes. Y que en ese contexto, el voto de Cobos estaba librado a su conciencia. Desde ya que el tipo debió renunciar a continuación y no tratar de usar la vicepresidencia como plataforma para vender humo.

      5. ¿la plataforma de macri decía del aumento del ABL?

        la «plataforma» no dice qué porcentaje tendrán los impuestos. es una cosa natural y corriente que sea facultad del ejecutivo manejar esos valores.

        qué pasó con los radicales k que no votaron como cobos, que votaron que sí ¿no sabían cuál era la plataforma quién el traidor y quien el héroe?

    2. Solicito disculpas por la tardanza en contestar, me operé de miopía el martes por la mañana y recién estoy comenzando a utilizar la compu. Voy a pegar una nota reveladora a estos respectos, justamente acerca de la historia de los procesos de selección vicepresidencial en el país cuya CN es modelo, como bien han dicho varios por acá, de nuestro propio texto fundamental. Lo voy a repetir el comentario a lo largo del post, no por falta de interés, sino para que a todos les llegue la respuesta. Abrazos a todos y gracias por molestarse en participar. Va:
      “Proceso para seleccionar a un vicepresidente ha evolucionado con los siglos
      Antes un vicepresidente solía ser un adversario y no un aliado del presidente, Por Michelle Austein, Redactora del Servicio Noticioso desde Washington
      Washington – Imagine si en las elecciones de 2008 los estadounidenses eligieran a un presidente demócrata y a un vicepresidente republicano.
      Si los ejecutivos principales fueran de dos partidos distintos, para la Casa Blanca sería difícil presentar un mensaje unificado y las batallas políticas podrían causar retrasos en el proceso de gobernabilidad. Los fundadores del país aprendieron esta lección tras comprobarlo con la propia experiencia.
      Originalmente, el candidato que terminaba segundo por la cantidad de votos en los colegios electorales era nombrado vicepresidente. Los fundadores del país parecían creer que esto aseguraba una vicepresidencia con credibilidad y del agrado de la gente y que quizá ayudaría en una sucesión ordenada.
      Pero los creadores de la Constitución no anticiparon la creación de partidos políticos. En 1796, el federalista John Adams se convirtió en presidente y Thomas Jefferson, del entonces partido demócrata-republicano, obtuvo la vicepresidencia. En el cargo Jefferson asumió el papel de líder de la oposición y dedicó gran parte de su tiempo a planificar su campaña contra Adams para la próxima elección.
      En la elección de 1800 Jefferson y su compañero de fórmula Aaron Burr pertenecían al mismo partido político. Sin embargo, Burr y Jefferson recibieron cada uno la misma cantidad de votos en el colegio electoral y las reglas indicaban que para romper el empate tenía que votar la Cámara de Representantes. Esto despertó animosidad entre ambos ya que la Cámara de Representantes votó más de 30 veces antes de elegir ganador a Jefferson.
      Uno de los pocos deberes constitucionales del vicepresidente es emitir votos para romper empates en el Senado. Burr se enfadó con Jefferson y se dedicó a votar en el Senado para romper empates em contra de las decisiones del presidente.
      Para evitar este tipo de problemas en el futuro, Jefferson se dedicó a lograr la aprobación de la 12ª enmienda de la Constitución de Estados Unidos en 1804. La enmienda determina que los candidatos presidencial y vicepresidencial deben presentarse juntos en una boleta electoral. La enmienda también especifica que las calificaciones para ser vicepresidente son las mismas que para el presidente, ser ciudadano estadounidense de nacimiento, tener al menos 35 años de edad y catorce años de residencia en Estados Unidos como mínimo. Además los candidatos presidenciales y vicepresidenciales no pueden ser del mismo estado.
      Ensamblar la boleta se ha convertido en una difícil empresa política. Los líderes de los partidos se reúnen en convenciones para nominar a sus candidatos, escuchan las preferencias de los miembros del partido al seleccionar un nominado presidencial de una sección del partido y a un nominado vicepresidencial de otra facción. Como resultado, los nominados suelen estar en desacuerdo y los vicepresidentes suelen ser relegados a papeles minoritarios. También suelen ser reemplazados cuando un presidente se presenta a la reelección.
      CAMBIOS DEL SIGLO XX
      La era moderna en la selección de vicepresidentes comenzó en 1940, cuando el presidente Franklin D. Roosevelt rechazó presentarse para un tercer término a menos que el vicepresidente John Nance Garner fuera reemplazado por el secretario de Agricultura Henry Wallace. Los líderes del partido estuvieron de acuerdo y votaron por Wallace en la convención nacional demócrata.
      Sólo una vez desde entonces un nominado presidencial ha dejado en manos de la convención nacional del partido elegiar al candidato a vicepresidente. En 1956 el candidato demócrata Adlai Stevenson dejó a los delegados decidir entre los senadores Estes Kefauver y John F. Kennedy. Aunque ganó Kefauver, Kennedy obtuvo una visibilidad importante que le ayudó a ganar la presidencia cuatro años más tarde.
      Hoy el nominado presidencial toma la decisión de seleccionar un compañero de fórmula con el que se sienta a gusto. Los líderes del partido intentan influir la elección al sugerir candidatos que ayuden a equilibrar la fórmula y atraigan a votantes de distintas regiones del país o con diferentes antecedentes ideológicos. En principio, candidatos como el republicano Dwight Eisenhower en 1952, permitieron que los líderes del partido dieran una lista de candidatos adecuados de entre los que hacían su selección final.
      Después de 1952, los candidatos tendieron a elegir a sus compañeros por su cuenta, invitando discretamente a posibles nominados a vicepresidente a reuniones informales y eligiendo la persona con la que se sintieran más a gusto. En 1968, el candidato republicano Richard Nixon dejó perplejos a sus colaboraldes cuando les anunció que le pediría a Spiro Agnew, entonces gobernador de Maryland, que fuera su compañero de fórmula, pocos minutos antes de dar la noticia al país.
      El que un candidato presidencial tenga discreción única para elegir a su compañero de fórmula ha dado algunos resultados negativos. Por ejemplo, en 1972, el demócrata George McGovern seleccionó al senador Thomas Eagleton, para enterarse luego de haber hecho su anuncio que Eagleton había sido tratado con terapia de electrochoque para la depresión. Dos semanas más tarde, Eagleton fue eliminado de la boleta electoral.
      Para evitar situaciones similares, los candidatos presidenciales Barack Obama y John McCain tienen la ayuda de un equipo encargado de hacer una lista de pre-candidatos, que hace entrevistas preliminares y completa exhaustivas investigaciones sobre los posibles seleccionados para identificar debilidades que puedan perjudicar a la campaña.”
      – – –
      Creo que es suficientemente demostrativo, el texto, del sentido de la norma. Cobos fue elegido en la fórmula junto a Cristina, en defensa de la misma plataforma electoral -que, por cierto, tenía a las retenciones como elemento fundamental de la arquitectura económica, cuya naturaleza en escencia no variaba por el hecho de la movilidad, apenas administrativamente-. Me resulta ridículo que se diga “si la CN no dice que debe votar a favor, no está obligado a hacerlo”. Primeramente, la CN no está pensada para tarados mentales, no va a hacer una enumeración exhaustiva a tal punto. El sentido de hermenéutica institucional existe, justamente, para entuertos (para mí no lo son, en realidad) como estos. De allí viene la norma, el antecedente sirve para que entendamos las motivaciones que llevaron a construirla de tal forma -es decir, que presidente y vice sean elegidos en conjunto-. Segundo, y aunque no sé si se entenderá lo que pretendo significar con esto: la primera parte de la CN, la dogmática, que establece las declaraciones, derechos y garantías para el ciudadano, se rige por la máxima de “aquello que no está prohibido explícitamente, está permitido”; en tanto la segunda parte, la orgánica, que sienta el diseño del edificio gubernamental del Estado, lo hace a través de la fórmula “todo aquello que no les está taxativamente atribuido realizar a los funcionarios, les está prohibido”.
      No se puede sostener, a mi criterio, constitucionalmente, algo como lo que hizo, y dos veces, Cobos. Es un total y absoluto despropósito.

      1. Pablo, la tradición política norteamericana no es comparable con la nuestra en este sentido. Allá, salvo por un lapso a mediados del siglo XIX y hasta la Guerra Civil que surgió el partido Republicano, siempre existió bipartidismo. Eso no sucedió acá, donde la elección del vicepresidente variaba según la situación. Por caso, Roca eligió dos tipos sin peso político propio -Madero y Quirno Costa-, en cambio Sarmiento optó por un tipo mucho más importante, que ya tenía su estructura -Adolfo Alsina-. Fijate quien tuvo problemas con el vice y quien no.
        Cristina eligió a un vice de otro partido, alejado de él cierto, con un determinado peso específico: venía de ser gobernador. El mensaje que bajó en la campaña fue el de una alianza de partidos/estructuras. Y obviamente debía haber una comunidad de intereses/proyectos. Por eso, al menos a mi me resulta menos sorprendente que surgiera una disidencia con su compañero de formula, sobre todo pensando como se tensó innecesariamente la situación con el tema de las retenciones.
        En suma: ¿Cobos es un tarado que quiso aprovechar la vicepresidencia para hacer oposición de baja estofa?, sí; ¿tendría que haber renunciado después del voto «no positivo»?, también. Ahora, ¿estaba obligado, en términos constitucionales, a votar a favor del PEN? No, de ninguna manera.
        PD: desde ya que las retenciones estaban en la plataforma, pero no el aumento que se dispuso y menos con esa forma que jodía en buena medida el negocio agroexportador -ahora es largo de explicar, pero guste o no era un patada para el productor más allá del aumento circunstancial de la alícuota-.

    1. No, imbécil. Lo hace el programa de AP sólo eso, yo no lo manejo. Es más, he pedido a la administración, que no integro, y varias veces, que termine la política de moderación de ciertos comentarios. Si no sabes, no hables, estúpida/o.

      1. ..adoro que te calientes tanto ..puedo no saberlo ..y me encanta que sigas escribiendo tus deliradas , en un medio de cuarta , que censura..patetico ! A modo de los milicos !

  6. La Constitucion argentina fue fundamentalmente copiada de la de los USA. Los cambios recientes no alteraron la descripcion del rol del VP. En el sitio web del Senado americano dice que el rol del VP es desempatar en caso de empate (como Presidente del Senado, no como Vice). No dice que el VP automaticamente tiene que votar por el Gobierno (lo que no seria desempate, que por definicion puede ser para este lado o para el otro. Sino el mecanismo no es desempate, es victoria automatica para el Gobierno, lo que hace ridiculo hablar de desempate). Lo que sigue es una respuesta en Wiki questions, relevante en cuanto a que da por descontado que el VP puede votar como le venga.

    AdsAnswers.com > Wiki Answers > Categories > History, Politics & Society > Politics and Government >
    Q: Is there a way a bill in the senate can be passed with only 50 votes?
    Answer:
    I am assuming you mean if the 100 members of the Senate were to vote 50 in favor of a bill and 50 against it. In that case, it would be the responsibility of the President of the Senate, who is the Vice President of the United States, to cast the tie breaking vote. Assuming the Vice President voted in favor of the bill, it would pass.

    By the way, the only time the Vice President is allowed to vote is to break ties.

    Como dije antes, si no quieren que la Constitucion se siga basando en el modelo americano, cambienla de vuelta.

    1. Solicito disculpas por la tardanza en contestar, me operé de miopía el martes por la mañana y recién estoy comenzando a utilizar la compu. Voy a pegar una nota reveladora a estos respectos, justamente acerca de la historia de los procesos de selección vicepresidencial en el país cuya CN es modelo, como bien han dicho varios por acá, de nuestro propio texto fundamental. Lo voy a repetir el comentario a lo largo del post, no por falta de interés, sino para que a todos les llegue la respuesta. Abrazos a todos y gracias por molestarse en participar. Va:
      “Proceso para seleccionar a un vicepresidente ha evolucionado con los siglos
      Antes un vicepresidente solía ser un adversario y no un aliado del presidente, Por Michelle Austein, Redactora del Servicio Noticioso desde Washington
      Washington – Imagine si en las elecciones de 2008 los estadounidenses eligieran a un presidente demócrata y a un vicepresidente republicano.
      Si los ejecutivos principales fueran de dos partidos distintos, para la Casa Blanca sería difícil presentar un mensaje unificado y las batallas políticas podrían causar retrasos en el proceso de gobernabilidad. Los fundadores del país aprendieron esta lección tras comprobarlo con la propia experiencia.
      Originalmente, el candidato que terminaba segundo por la cantidad de votos en los colegios electorales era nombrado vicepresidente. Los fundadores del país parecían creer que esto aseguraba una vicepresidencia con credibilidad y del agrado de la gente y que quizá ayudaría en una sucesión ordenada.
      Pero los creadores de la Constitución no anticiparon la creación de partidos políticos. En 1796, el federalista John Adams se convirtió en presidente y Thomas Jefferson, del entonces partido demócrata-republicano, obtuvo la vicepresidencia. En el cargo Jefferson asumió el papel de líder de la oposición y dedicó gran parte de su tiempo a planificar su campaña contra Adams para la próxima elección.
      En la elección de 1800 Jefferson y su compañero de fórmula Aaron Burr pertenecían al mismo partido político. Sin embargo, Burr y Jefferson recibieron cada uno la misma cantidad de votos en el colegio electoral y las reglas indicaban que para romper el empate tenía que votar la Cámara de Representantes. Esto despertó animosidad entre ambos ya que la Cámara de Representantes votó más de 30 veces antes de elegir ganador a Jefferson.
      Uno de los pocos deberes constitucionales del vicepresidente es emitir votos para romper empates en el Senado. Burr se enfadó con Jefferson y se dedicó a votar en el Senado para romper empates em contra de las decisiones del presidente.
      Para evitar este tipo de problemas en el futuro, Jefferson se dedicó a lograr la aprobación de la 12ª enmienda de la Constitución de Estados Unidos en 1804. La enmienda determina que los candidatos presidencial y vicepresidencial deben presentarse juntos en una boleta electoral. La enmienda también especifica que las calificaciones para ser vicepresidente son las mismas que para el presidente, ser ciudadano estadounidense de nacimiento, tener al menos 35 años de edad y catorce años de residencia en Estados Unidos como mínimo. Además los candidatos presidenciales y vicepresidenciales no pueden ser del mismo estado.
      Ensamblar la boleta se ha convertido en una difícil empresa política. Los líderes de los partidos se reúnen en convenciones para nominar a sus candidatos, escuchan las preferencias de los miembros del partido al seleccionar un nominado presidencial de una sección del partido y a un nominado vicepresidencial de otra facción. Como resultado, los nominados suelen estar en desacuerdo y los vicepresidentes suelen ser relegados a papeles minoritarios. También suelen ser reemplazados cuando un presidente se presenta a la reelección.
      CAMBIOS DEL SIGLO XX
      La era moderna en la selección de vicepresidentes comenzó en 1940, cuando el presidente Franklin D. Roosevelt rechazó presentarse para un tercer término a menos que el vicepresidente John Nance Garner fuera reemplazado por el secretario de Agricultura Henry Wallace. Los líderes del partido estuvieron de acuerdo y votaron por Wallace en la convención nacional demócrata.
      Sólo una vez desde entonces un nominado presidencial ha dejado en manos de la convención nacional del partido elegiar al candidato a vicepresidente. En 1956 el candidato demócrata Adlai Stevenson dejó a los delegados decidir entre los senadores Estes Kefauver y John F. Kennedy. Aunque ganó Kefauver, Kennedy obtuvo una visibilidad importante que le ayudó a ganar la presidencia cuatro años más tarde.
      Hoy el nominado presidencial toma la decisión de seleccionar un compañero de fórmula con el que se sienta a gusto. Los líderes del partido intentan influir la elección al sugerir candidatos que ayuden a equilibrar la fórmula y atraigan a votantes de distintas regiones del país o con diferentes antecedentes ideológicos. En principio, candidatos como el republicano Dwight Eisenhower en 1952, permitieron que los líderes del partido dieran una lista de candidatos adecuados de entre los que hacían su selección final.
      Después de 1952, los candidatos tendieron a elegir a sus compañeros por su cuenta, invitando discretamente a posibles nominados a vicepresidente a reuniones informales y eligiendo la persona con la que se sintieran más a gusto. En 1968, el candidato republicano Richard Nixon dejó perplejos a sus colaboraldes cuando les anunció que le pediría a Spiro Agnew, entonces gobernador de Maryland, que fuera su compañero de fórmula, pocos minutos antes de dar la noticia al país.
      El que un candidato presidencial tenga discreción única para elegir a su compañero de fórmula ha dado algunos resultados negativos. Por ejemplo, en 1972, el demócrata George McGovern seleccionó al senador Thomas Eagleton, para enterarse luego de haber hecho su anuncio que Eagleton había sido tratado con terapia de electrochoque para la depresión. Dos semanas más tarde, Eagleton fue eliminado de la boleta electoral.
      Para evitar situaciones similares, los candidatos presidenciales Barack Obama y John McCain tienen la ayuda de un equipo encargado de hacer una lista de pre-candidatos, que hace entrevistas preliminares y completa exhaustivas investigaciones sobre los posibles seleccionados para identificar debilidades que puedan perjudicar a la campaña.”
      – – –
      Creo que es suficientemente demostrativo, el texto, del sentido de la norma. Cobos fue elegido en la fórmula junto a Cristina, en defensa de la misma plataforma electoral -que, por cierto, tenía a las retenciones como elemento fundamental de la arquitectura económica, cuya naturaleza en escencia no variaba por el hecho de la movilidad, apenas administrativamente-. Me resulta ridículo que se diga “si la CN no dice que debe votar a favor, no está obligado a hacerlo”. Primeramente, la CN no está pensada para tarados mentales, no va a hacer una enumeración exhaustiva a tal punto. El sentido de hermenéutica institucional existe, justamente, para entuertos (para mí no lo son, en realidad) como estos. De allí viene la norma, el antecedente sirve para que entendamos las motivaciones que llevaron a construirla de tal forma -es decir, que presidente y vice sean elegidos en conjunto-. Segundo, y aunque no sé si se entenderá lo que pretendo significar con esto: la primera parte de la CN, la dogmática, que establece las declaraciones, derechos y garantías para el ciudadano, se rige por la máxima de “aquello que no está prohibido explícitamente, está permitido”; en tanto la segunda parte, la orgánica, que sienta el diseño del edificio gubernamental del Estado, lo hace a través de la fórmula “todo aquello que no les está taxativamente atribuido realizar a los funcionarios, les está prohibido”.
      No se puede sostener, a mi criterio, constitucionalmente, algo como lo que hizo, y dos veces, Cobos. Es un total y absoluto despropósito.

  7. Ale bresler, vamos a tener alguna posibilidad de diálogo si incorporás que no estás en la facultad, y que todo ese debate sobre le mot juste, las citas, etc, tan esencial en papers y todo lo que hace al avance catedrático es paja verbal en la vida real. Si se entiende lo que el otro dice, es suficiente. Asumo que no entendiste, así que te explico por segunda vez.
    Estamos hablando de la situación de Cobos, cuyo ‘crimen’ sería haber votado en contra de una ley propuesta por el Poder Ejecutivo . Con respecto a tu aclaracion, el 99.9% de la gente en Argentina habla del ‘gobierno’ cuando se refiere al Ejecutivo porque, en un sistema presidencialista – como tan gentilmente me aclarás – cuando alcanza el grado de hiper-presidencialismo que tiene en Argentina, el resto de los poderes/instituciones casi no tiene rol alguno si el partido del presidente tiene mayoria en el Congreso. El gobierno es el poder ejecutivo).
    No me parece que sea tan dificil entender cual era el voto, en el tema de la 125 del que hablamos, ‘que quería el gobierno.’ Y tampoco entiendo tu duda: “Cómo sabemos “lo que quiere el gobierno?”. Si la ley fue propuesta por el PE o un diputado oficialista con el beneplacito del PE, es obvio que el PE quiere que se vote a favor. Si viene de los opositores, el PE va a querer que se vote en contra. El debate es si la Constitucion permite que el VP vote como crea, como pasa en la Constitucion americana en la que se basa la argentina, o si debe votar como quiere el presidente.
    Hay muchisimos motivos por el que el presidencialismo argentino es pseudo-democrático. Para mencionarte uno, que un gobierno pueda ser elegido sin ningun tipo de programa, y por lo tanto pueda hacer cualquier cosa en cuanto gana el poder (el caso de los subsidios ahora, 3 semanas despues de la elección, o Menem llegando con las patillas y Facundo y pasando a Versace y Bunge&Born en diez minutos) es de Angola.

    1. Dejo pasar la sarasa inicial, que no sé a qué viene. Voy a lo segundo.

      Vos mismo lo estás diciendo y no te das cuenta. Mirá como ya acotás lo que dijiste en tu comentario inicial: ya no se trata de «las leyes» que quiere el gobierno, sino de las leyes impulsadas por el PE o por los diputados oficialistas del bloque del PE con el beneplácito de este. Ya se redujo (y muchísimo) el arco de leyes comprendidas en nuestra discusión. De esas leyes nos importan, ahora, sólo aquellas en las cuales la votación se empata; ¿cuántas leyes quedan? ¿una, dos, tres cada diez años? Pregunta obvia: ¿cómo hacés para concluir que esto es una pseudo democracia del hecho de que una ley cada cuatro años está sometida a un voto de desempate a favor del PE? ¿Vos te das cuenta de que lo que sostenés es absurdo? Repito: estamos hablando de una catidad de leyes que se cuentan con los dedos de una mano por década. Eso, para vos, es el paso previo a la monarquía. Notable.

      Más allá de esta cuestión, repito mi postura: el Vicepresidente es un representante del PE en el senado. Nadie vota Vicepresidentes, sino fórmulas presidenciales. El Vicepresidente es un representante del Presidente, que asume incluso sus funciones cuando el presidente no puede ejercer. Cualquier interpretación que le dé al Vicepresidente un rol diferente carece a mi juicio de sustento, tanto jurídico como político y ético. Pongámoslo de otro modo (y me sumo acá a lo que vos mismo decís): en un sistema híper presidencialista (vos dijiste que este sistema es eso), es absurdo suponer que la Constitución le otorga al Vicepresidente la posibilidad de actuar en contra del Presidente y a favor del PL (opositor) en una situación en la cual la paridad de fuerzas entre PE y PL hace necesario un mecanismo de decisión extraordinario. Podés decir que a vos te encanta que a Cristina le voten en contra. Bueno, lo entiendo. Te hace feliz. Pero sostener que la Constitución de un sistema híper presidencialista dice eso es forzar al extremo la lectura de la Ley.

      Sigo sosteniendo: si les gusta que Cristina pierda me parece entendible. No me traten de convencer de que la Constitución avala su alegría. No la avala.

  8. la historia nos muestra que puede haber programa y no cumplirlo despues de asumir e incluso invertirlo.La mentablemente Frondizi con su Petroleo y politica sometiendose despues al»imperialismo yanqui»,tambien J.D.Peron,al que puede hasta enrostrarle no solo lo del petroleo sino de la venta de los ferrocarriles,conveniento en ese momento para los ingleses,Menem con eñ»salariazo»convertido en desempleo,los milicos,grandes defensores de la Patria entregando nuestra sangre y nuestros recursos a los intereses extrannjeros…en fin.Sin dejar de reconocer que nuestra democracia necesita mejores controles,antes y despues de las elecciones.
    Con respecto a Cobos,por mas vueltas que le den,es un traidor,sobre todo si revisas el texto de su juramento al asumir.

  9. Y la historia nos muestra que hay montones de gente que se casa prometiendo ser fiel y no cumple. O que compra una heladera y no paga las cuotas. Que queres decir, Isabel? Que los programas electorales no son necesarios?

    Cobos: por mas vueltas que le des, no hay nada en la Constitucion que diga que Cobos tendria que haber votado Si en vez de No. Que tendria que haber renunciado en cuanto puso el voto sin duda, pero ese es otro tema.

  10. La única forma de evitar que se produzca otro mamarracho institucional como la vicepresidencia de Julio Cobos es reformar la constitución para que el vicepresidente sea designado y removido por el presidente, como los ministros. Así se garantizaría su obediencia: si te desempata en contra en el Senado, le das una buena patada en el orto y ponés a alguien que esté dispuesto a cumplir su deber.

    1. yo muchas veces pensé eso. sería más tranquilizador saber que el vice no tiene un puñal en la manga… pero creo que ese cambio sería difícil de incorporar por un tema de peso político de esa figura en las alianzas estratégicas entre partidos a la hora de las elecciones.

      digo, va a ser más difícil «armar» si al vice se lo puede «rajar» al día siguiente de ganar una elección. nadie va a querer ser vice de nadie, ya que no tenés garantías de permanecer en el cargo.

      además, podría darse el caso -peligroso- de que tuvieras un vice no querido por el pueblo. ojo.

      en resumen: me gusta la idea de pensar cómo evitar las traiciones de palacio. podría servir también para «limpiar» los armados, de manera tal que la sociedad presi-vice tenga más sustento en lo ideológico que en la «captación» de votos de otras tendencias. pero la veo difícil.

      saludos,

  11. las plataformas electorales son eticamente necesarias,para saber no solo a quien,sino que votamos,pero el pragmatismo del mundo posmo.y el dominio de la imagen sobre el pensamiento,fomentado por los m.c.m.,seamos realistas,las han dejado de lado.Si nos ponemos en prolijos,tales plataformas deberian ser consensuadas por los afiliados del partido,lo que implicaria una participacion y una revision que no se dan.Y me parece que el tema es mas importante que comprar una heladera o casarse,viejo.
    Tambien si hablamos de etica,que es mas importante que lo legal,el Sr,Cleto sale mas parado.

  12. Isabel, todos tus argumentos, con un barroquismo verbal digno de un empleado publico, siempre son para probar que TODO lo que hace el gobierno esta bien. Es de un cinismo despampanante proponer que las plataformas son innecesarias. El voto no es un credito, es la aprobacion a lo que se propone hacer Que no necesariamente es lo que se hizo antes. El gobierno, entre muchos motivos, fue votado porque subsidiaba servicios. Subsidios que saco en cuanto subio, sin decir una palabra al respecto antes de la eleccion. Si el gobierno abriese campos de concentracion sospecho que encontrarias argumentos a favor de la medida.

  13. ale bresler, si en serio creés que hay diferencia entre ‘las leyes que quiere el gobierno’ y ‘las leyes impulsadas por el PE o diputados oficialistas con el beneplácito del PE…’ debés ser abogado de esos que mejor no contratar. No veo la diferencia, y no creo que nadie con buena fe la vea tampoco.
    Distorsionás argumentos a gusto. La situación considerada es lo que hizo Cobos, no si pasa cada diez minutos o diez años, que es irrelevante al hecho. El tema es si lo que hizo Cobos está vedado por la Constitución. No lo está, la Constitución lo permite. Jamás dije que la Argentina fuese una pseudo-democracia por ese episodio, que fue estrictamente constitucional y democrático según la ley vigente. Es una pseudo-democracia porque pasan cosas como que el PE ignore resoluciones de la Corte Suprema sin que pase nada, porque la presidenta y su marido diputado pudieron vender abiertamente su influencia como consultores financieros sin que pasara nada aunque la Constitución lo prohiba, y porque los fondos públicos pueden ser usados a discreción del PE para beneficio de sus aliados, estilo Hebe Bonafini, Schoklender, etc. Todas esas cosas son de Angola, no lo de Cobos. Hay muchísimas más.
    Tu problema en este tema es que vos ves al vicepresidente como una figura a la que la Constitucion no le da ninguna autonomia. Si ese fuese el caso, Cristina Kirchner no hubiera cancelado el viaje a China para no dejarlo a Cobos a cargo. El vice asume la funcion de Presidente si corresponde, no la de marioneta del presidente que no esta en funciones por el motivo que sea. Que en la mayoria de los casos actue de acuerdo con el presidente que reemplaza no quiere decir que esté obligado a hacerlo. En un sistema hiper-presidencialista, si es democrático, hasta el hiper-presidente debe atenerse a lo que manda la Constitución. Todo tu párrafo sobre lo absurdo de suponer que la Constitución permita esto o lo otro es lo que vos querrías que pase. La Constitución permite lo que permite, y no permite lo que no. Si lo de Cobos hubiese sido remotamente inconstitucional se hubiera comido el juicio político y la destitución. El resto son tus ganas de venganza contra Cobos, personaje insignificante que realmente no merece tanta furia.

    1. lo que no estás entendiendo es que la figura del vice es libre de irse si no está de acuerdo con el gobierno del que forma parte.

      no hay nada hecho a prueba de boludos, porque son muy ingeniosos y es casi imposible predecir para que lado van a disparar.

      la constitución y su interpretación entran en esta lógica también.

      un vice opositor es insólito. ¿cómo explicabas que si se moría cristina el gobierno inmediatamente pasaba a manos de la oposición?

      por favor

    2. a) La Constitución, efectivamente, no le da ninguna autonomía al Vicepresidente.

      b) Te cito, porque discutir cion quien no se hace cargo de lo que dice es fastidioso (ahora aparece la Corte Suprema, porque lo que vos mismo dijiste ya te falló… muy bajo, Guillermo): «La nocion de que la Constitucion resguarde que el Poder Ejecutivo pierda las votaciones no es para nada ‘divertida’. Solo en una cultura pseudo-democratica…» Tu alusión a la pseudo democracia estuvo estrictamente ligada al episodio y a la prerrogativa del Ejecutivo. Repito: ves una monarquía en ciernes porque una Ley cada cuatro años puede desepmatarla el Ejecutivo. Impresionante. Ahora bien, si querés discutir la Corte Suprema, los vestidos de Cristina y el mal aliento de Máximo ya no juego, porque pensé que estábamos hablando de otra cosa.

      Hacete cargo de lo que decís, Guillermo. Si no es aburrido.

  14. Pingback: Razonancias
  15. lo unco que puede aducir Cobos es un problema de conciencia,de conviccion,pero no le creo.Fue usado por los K.,tal vez,pero el tambien los uso para llegar a vice.Si entras al grupo de la misma lista,¿no es traicion votarle en contra en un momento decisivo?…
    al Sr.Guillermo,que me responde a las 6.44 del 7,le digo que si de algo me ufano es de ser comprensible y transparente,no barroca.Lo atestiguaron 4o años de docencia a traves de mis exalumnos que suelo encontrar.Resulta muy duro lo que dice sobre campos de concentracion para alguien que sufrio la represion,no se Ud.No digo que las plataformas no sean necesarias,sino trato de explicar su desuso.Tambien trato de ser una analista critica:leame en mis comentarios del blog en temas diversos.No soy peronista pero entiendo que la oposicion en estos tiempos esta desubicada,casi desaparecida.Un legalismo purista como el que Ud.parece defender no le permitira comprender los procesos sociales ni humanos siquiera.Y no se tome de los subsidios,que es una roncha que pica y no sabemos que consecuencias acarreara.

    1. No me tomo de los subsidios. Menciono un hecho muy importante en la politica economica y social del gobierno (sin entrar a sus meritos o fallas) que no fue mencionado para nada antes de las elecciones. Porque si los gobiernos no dicen a rasgos generales lo que van a hacer, y se atienen en general a eso, entonces los ciudadanos, como Blanche Dubois, quedan a la merced de la amabilidad de los desconocidos.

      Si por ‘legalista’ quiere decir que me importa que se respeten las leyes, hasta que se las cambia, si. Diria que la civilizacion ha sido un proceso de codificar y controlar los procesos sociales y humanos, a traves de leyes,en busca de objetivos que cambian segun la epoca. Me parece atroz (y peligroso) el habito argentino de atribuir cualidades de liderazgo casi magico a cualquiera que no haga desastres, eximiendolo/a de sujetarse a la ley porque los resultados lo justifican.

  16. una cosa es hablar de los temas y otra calificar a los comentaristas,cuya vida no se conoce,y menos su pasado.Por eso considero que no me contesta realmente.Solo atendere su «indignacion» un tanto inutil,porque nos beneficiamos si pensamos serenamente.La cuestion de que los argentinos «despreciamos»,no tenemos en cuenta,en fin ,no cumplimos la ley,es una caracteristica de nuestra psicologia social,estudiada por Nino(¿remember?)y por Mafud,en Un pais al margen de la ley y en Psicologia de la viveza criolla,respectivamente(entre otros)Tiene que ver con nuetro ego(primero yo)y sobre todo con una inmadurez a superar…Tal vez incluso con ese salvajismo de escasa densidad poblacional originaria,que fomenta la»libertad»,que los europeos,encimados diria yo,neutralizan con su organizacion necesaria.Tambien el aspecto mitico y aun»salvacionista»en cuanto a la dependencia de lideres mas carismaticos que democraticos es real,es lo que tenemos,y seria sin duda,bueno superar.

  17. Bresler, debatis con tan mala fe y con tal capacidad de distorsion de lo que el otro dice que vas a tener un futuro brillante en la pseudo-democracia argentina y la cultura repugnante que la hace posible. Saludos

    1. Lo bueno es que no debato contra lo que decís, sino contra lo que escribís. Está todo escrito, Guillermo. Repito: hacete cargo de lo que escribís. No es distorsión mostrarte que escribís cosas de las cuales no podés hacerte cargo. Si querés argumentar y te sale mal, mejorá para la próxima; pero discutí con buena fe.

      Saludos

  18. Creo que si los radicales cobistas o «K» no se hubieran aliado con el kirchnerismo, es muy probable que habría existido una segunda vuelta en el 2007 y ahora no estaríamos hablando de Cobos. Pero eso es imposible saberlo, por eso los cristinistas no deberían ser desagradecidos con Cobos, personaje que nunca disfrutó de mis simpatías desde que era gobernador.-

    1. Julio Cobos mismo dijo alguna vez que eso que Ud. está diciendo es una pavada, que el FPV no los necesitaba a ellos para ganar y además qué importa, no pasó, pasó otra cosa. Y la mejor prueba es que sin ellos nos ha ido mejor todavía. Y a ustedes, peor que nunca.

  19. Bresler, no voy a entrar en la pedantería de calificar ‘decir’ o ‘escribir’ como argumento de debate.Si te manejas en Buenos Aires con ese grado de meticulosidad verbal debes sufrir mucho. Pero ya que tenes tan buena fe para debatir:

    1) En que artículo la Constitución restringe la autonomía del Vice-Presidente como Presidente del Senado, en subordinación al PE?

    2) En que artículo restringe la autonomia del VP en general, segun tu comentario a) de la 1.59?

    Lo de que mis argumentos estan escritos, hacete cargo,etc: Sí, están escritos, tratá de leerlos sin anteojeras. Y para que te bajes de ese caballo de conocimiento superior en que te subís, tu interpretación de las obligaciones del VP ( Tu comentario: El Vicepresidente es un representante del Presidente, que asume incluso sus funciones cuando el presidente no puede ejercer. Cualquier interpretación que le dé al Vicepresidente un rol diferente carece a mi juicio de sustento…)es tu deseo, no lo que marca la Constitución o los antecedentes.

    El caso más conspicuo de VP en esa situacion fue el caso de Castillo y Ortiz. Ortiz tuvo que dejar por salud, Castillo asumió, e inmediatamente empezó a deshacer o dar marcha atrás con todas las medidad de Ortiz para sanear el sistema político y volver a la democracia sin fraude. La frustración de Ortiz al respecto es un hecho documentado, y tenía al radicalismo alvearista de su lado. Con su gente y la de Alvear, probablemente hubiera tenido mayoría en el Congreso. Si constitucionalmente hubiera sido posible para Ortiz, presidente de la formula elegida, parar lo que Castillo estaba haciendo como su reemplazante, lo hubiera hecho. No pudo porque, aunque lo declames con suficiencia de señora de country aleccionando a la mucama, la Constitución no hace al Vice subordinado al Presidente electo. No lo hacía entonces, no lo hace ahora. Como te dije, motivo por el que CK cancelo el viaje a China para no dejarlo a Cobos. Lo que vos declaras como hecho constitucional no lo es, ni lo fue nunca.

    1. 1.
      Pablo D. y Ale Bresler, así como los demás opinadores -a quienes sólo conozco por AP- debaten con mucha altura, fundamentos y honestidad.
      Hacen una interpretación de la Constitución, tan respetable como cualquier otra. Y muy lógica y probable, además.
      Es una interpretación que no significa ninguna aberración, ni es cinismo, ni ser fanático, ni estar a favor de los campos de concentración, ni ser felpudo, servil, lacayo, repugnante, ni querer vivir como en Angola, ni ser pajero, ni ninguna de las otras miserables y canallescas psicopateadas que usted escupe para todos lados toda vez que alguien tiene una opinión distinta.
      2.
      En particular, Bresler dice que ‘la Constitución, efectivamente, no le da ninguna autonomía al VP’.
      Entonces usted hace trampa al ‘exigirle’ que muestre los artículos que ‘restringen’. Bresler interpretó, NO HABLÓ DE ARTÍCULOS QUE RESTRINJAN. Repito: NO HABLÓ DE ESO.
      Al margen de esto: como usted SÍ sostiene positivamente que la Constitución CONSAGRA el criterio personal y la autonomía del VP, lo que usted debería hacer entonces es mostrar el artículo de la Constitución que consagra la autonomía y el criterio personal del VP.
      -MUESTRE EL ARTÍCULO.
      Esto no es canjeable por insultos. MUESTRE EL ARTÍCULO.
      3.
      En caso de no poder mostrarlo, tiene otra posibilidad: muestre el texto del redactor de la Constitución, o una interpretación respetable (no de los ‘seudo-constitucionalistas de la TV’ de hoy) en el que reconozca la posibilidad del voto de desempate en contra.
      -MUESTRE LO QUE DICE EL REDACTOR DE LA CONSTITUCIÓN.
      Esto tampoco es canjeable por insultos. MUESTRE LO QUE DICE EL REDACTOR.
      4.
      Si no muestra ni una cosa ni la otra, vale la conclusión de Bresler: sencillamente lo hizo feliz que Cobos hiciera lo que hizo.
      De allí en adelante inventa ‘sagrados principios constitucionales’ que se acomoden a eso.
      Inventa el ‘principio’ de que la Constitución está hecha para que millones de argentinos votemos a un VP que ‘haga de contrapeso’ o ‘corrija’ las decisiones del presidente. Le suma un poco de verborragia y ya está. Cree que ganó.
      No es la primera vez que lo hace. Conoce la técnica. Pero aquí se presenta un problema: nos damos cuenta.
      5.
      Fuera de esto, digamos una vez más que una lógica elemental –más los abundantes argumentos exhibidos por las personas honestas de este sitio– nos hace pensar que:
      es posible –repito: posible– que el redactor de la Constitución NO haya dicho ‘en caso de empate se aprueba la moción del PE’ o algo así, para enfatizar precisamente que hay una persona con esa función.
      Posiblemente para agregar una función más a las escasas que tiene el VP. Y darle algo más de importancia y poder de decisión.
      Y precisamente el laconismo de la redacción puede –repito: puede– hacer pensar que ni remotamente el redactor se imaginara la posibilidad de un voto en contra.
      6.
      Algo más sobre su técnica:
      a. Usted se planta en un falso ‘no lugar’ ideológico, un pedestal desde donde pontifica como si le hubieran pasado en mano la palabra de Dios en un pen drive exclusivo para usted.
      Eso es falso y es una técnica.
      b. Sólo habla ‘contra’. Vive ‘en contra’. No está a favor de nada.
      Eso es falso, es una pose y una técnica. Nadie vive ‘en contra’.
      c. Nunca muestra a favor de qué está. Parecería que por eso nadie lo puede atacar.
      d. Pero si no muestra una posición, se lo va a dejar de tomar en serio.
      e. O se deducirá ‘a favor de qué cosas está’, y por qué NO las muestra.
      Lo lamento, mientras más se siga escondiendo más deduciremos, y allí tiene un problema.
      7.
      Y más allá de las técnicas bien aprendidas, espero que de ahora en adelante todas las sucias y rastreras imbecilidades que profiere contra sus interlocutores sean contestadas de alguna de estas dos formas: exactamente como se merece, sin una letra de menos, o con un absoluto silencio. En mi caso, seguramente va a ser así.

      1. Hace cincuenta comentarios, o mas, que espero que el tan cacareado silencio reprobatorio se concrete, sin suerte. En cuanto a la sarta de imbecilidades histericas que enhebra como ‘argumentos’, la situacion es muy simple:

        -Cobos hizo algo que la Constitucion no prescribe. Si no lo prescribe, lo permite. Por algo es que prescribe especificamente muchas cosas.

        Desde su fanatismo alcahuete y servil, le da a este hecho simple y evidente las vueltas mas retorcidas para encontrar validez a un odio feroz a Cobos que no tiene otro motivo que la histeria de los chupamedias natos, tan numerosos. Si hubiera la menor chance constitucional de echar a Cobos, hacerle juicio politico, etc, Nestor Kirchner y Sra la hubieran usado. No la hay, porque lo que hizo Cobos fue perfectamente valido. Si no les gusta la Constitucion, traten de cambiarla.

        Sacando esto, le deseo un muy buen dia.

      2. No contestó a nada, no mostró artículos, ni nada.
        No puede.
        No puede poner un puto argumento.
        Pone seudo-argumentos y sólo puede ‘apoyarlos’ con insultos.
        La histeria se ve muy bien dónde está.
        El odio irracional se ve muy bien dónde está.
        En cambio, mi bronca con Cobos tiene un MOTIVO muy concreto: es porque LO VOTÉ Y ME CAGÓ.
        Sus insultos me resbalan porque sé que está enfermo.
        Lo que sí me rebela es ver cómo insulta a gente muy digna y honesta.

    2. sí, guillermo, la constitución no «prescribe» que el presidente se vuelva opositor. eso es claro, lo decimos desde hace mil años.
      ¿cómo prohibir la libertad de conciencia? estamos de acuerdo. pero no entendés esto: claramente el papel de vice se asume como continuidad del presidente, no como su contrario.

      un vice opositor es un despropósito. ?se muere el presidente y el poder en manos de la oposición?

      ¿tan difícil es?

      1. Cobos no asumio como miembro del FPV. Nunca dejo de ser radical, ni se le pidio que lo hiciera. Te acordas de la idea de la Transversalidad? Si los que sumaban a la Transversalidad, supuestamente una coalicion de gente de varios lados, en realidad debian dejar de ser lo que eran para pasar a ser FPV 100%, eso no es coalicion, es hacerse miembro de otro partido. El problema dice mas sobre el entendimiento autoritario y con anteojeras del poder de los Kirchner que sobre Cobos. Si la Constitucion no especifica como debe votar el VP, y Cobos no tenia compromiso de seguir linea partidaria, su voto quedaba abierto a su decision. En vez de indignarte tanto, preguntale a CK porque no averiguo como pensaba votar Cobos antes de que lo hiciera.

      2. ok, guillermo. le voy a preguntar a cristina cuando me la cruce en algún lado.

        mientras insisto en que en definitiva a vos te parece de lo más natural, constitucional y benéfico tener un opositor como heredero directo de la presidencia.

        extraño parecer para un defensor de la calidad de las instituciones.

  20. Sobre esa base, no entiendo porque no me exige que le pruebe que Cobos no tiene fantasias sexuales que involucran gallinas. Mal puedo citarle articulos, por mucha mayuscula que use para probar su indignacion ciudadana, cuando en la Constitucion no hay NINGUNO que califique o especifique la forma de votar del VP como presidente del Senado, o su relacion con el Presidente al respecto.Como ya le he dicho VARIAS veces, la Constitucion deja al VP libre de votar como le parezca, en la unica oportunidad en que tiene voto. Especifica que no lo tiene en cualquier otra votacion. Lease la seccion sobre el Senado y sobre el Poder Ejecutivo.

    Entre (), lo que dice su admirado Bresler (otro que retuerce argumentos como si estuviera escurriendo toallas) sobre el uso repetido de la palabra ‘formula’ no aplica respecto a la relacion entre Presidente y Vice (jamas se usa ‘formula’ en la seccion sobre el Poder Ejecutivo), es hablando de la eleccion y las formulas que toman parte.

    Lo unico en que no puedo aclararle nada es con respecto a los psicofarmacos que tal vez pudieran ayudar su condicion, vista la agresividad de sus comentarios.

    1. el constitucionalista guillermo nos informa a todos que según la constitución nacional está re piola tener un vice opositor.

      el grupo a, aliviado.

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