Abal Medina: «El discurso de la presidenta es histórico porque habla de un cambio»

Qué le pareció el discurso?
–Fue sorprendente. Todos conocemos su calidad dialéctica y argumentativa, pero lo de hoy nos dejó sin palabras. Después de casi tres horas y media de un discurso con ese nivel de solidez, de completitud, pleno de emoción, nos dejó una sensación particular. El discurso de hoy marca un antes y un después en la política argentina.
–¿Por qué?
–Por ese llamado final a la oposición, a la unidad nacional de los 40 millones de argentinos, decir a los opositores políticos que dejen de ser funcionales al monopolio de Magnetto porque ese monopolio los maltrata y les impide presentarse a elecciones y ganarlas. Nos habla de un cambio.
–Bien usado el recurso de utilizar cifras y datos oficiales del FMI.
–Exacto, para que nadie lo discuta. Esos datos son de afuera, de fuentes inobjetables y lo pudimos lograr a pesar de los palos en la rueda. Recuerdo cómo maltrató el monopolio, cómo salió Magnetto mandando a Perfil y a todos su empleados a maltratar a los opositores porque habían ido a un acto convocado por la presidenta por el tema Malvinas y la indignación de Clarín cuando alguno aplaudió algo de la presidenta. Eso no le sirve a nadie, hoy el conjunto de los argentinos se da cuenta de esto.
–Habló de usar las herramientas legales de la Constitución, códigos y demás para que llegue el combustible a la gente, a las industrias. La Ley de Abastecimiento, herramienta legal pero con mala prensa.
–Es lo que ella mostraba en el simple gráfico de la producción. Que en un país como el nuestro, con grandes reservas y un potencial enorme en términos energéticos, cada día tenga que importar más combustibles y fuentes energéticas y la producción sea cada vez menor, no cierra. Hay empresas y personas que son responsables. Y hay un Estado que se va a hacer responsable de que eso se corrija. Algunas operaciones de prensa han hecho que algunos especulen, algo a lo que estamos acostumbrados los argentinos, y que se enriquezcan comprando o vendiendo acciones. Picardías empresariales. Lo concreto es que este gobierno hará lo necesario para garantizar que vuelva a aumentar la producción, que seamos autónomos energéticamente y que tengamos la energía a los precios argentinos.
–¿Esas operaciones tienen que ver con una eventual nacionalización?
–Que hoy sí, mañana no, que habló con el rey, que no habló con el rey, y seguimos. No es el estilo nuestro.
–La Ley de Abastecimiento, la 20.680, autoriza al Estado a intervenir, a fijar precios máximos, limitar la exportación e intervenir en el manejo funcional de una empresa. Hay que ver qué significa cuando uno habla de aplicar las herramientas legales, quizá el tramo más duro de Cristina.
–Sin duda. Decimos algo claro: las fuentes energéticas son de los argentinos. No son para que alguno se haga el vivo, las deje bajo tierra o lo mande afuera para obtener dividendos. Son para servir al crecimiento de la economía.
–La presidenta habló de que muchos de los suyos no habían entendido algunas veces cuestiones como el tren bala entre Buenos Aires y Rosario.
–Porque algunos terminan comprando los discursos de los que quieren que en la Argentina no se haga nada, como muestra todo el tiempo el monopolio Clarín. Hay que hacer un balance: cómo estuvimos hasta acá, cómo se creció. En un mundo como hoy, desigual, ver a la Argentina que logró crecer en tantos puntos en términos de igualdad, hemos hecho bastante.
–En el marco de discurso de apertura, un jefe de Estado anuncia la creación de un ministerio. ¿Era oportuno?
–No, no. Se trata de un espacio abierto para la discusión, para poner su propia impronta. El caso concreto esta vez es algún proyecto legislativo a presentar como la reforma de la Carta Orgánica del Banco Central.
–¿Qué implica?
–Tiene que ver con esa discusión que tuvimos los argentinos, a raíz del famoso “affaire Redrado”. En ese momento en que el consenso tenía que ver con el funcionamiento de los bancos centrales en la década neoliberal del Consenso de Washington: la única tarea de los bancos era cuidar el precio de la moneda. Cualquier otra cosa era romper con la lógica de la existencia de los bancos centrales. La presidenta lo dijo: los bancos centrales surgieron a partir de los desarrollos de los estados para lograr su financiamiento. Pensar hoy en un Banco Central alejado de la posibilidad de contribuir al crecimiento económico, es un disparate.
–Los subtes volvieron a funcionar con la Policía Federal por un mes más. Si el gobierno de la Ciudad insistiera en no hacerse cargo del subte, ¿cómo sigue el tema?
–¡Qué se yo! Son temas sorprendentes. Todos tuvimos cierta sensación de incredulidad. Es muy loca la posición que toma Macri, al que le ha ido bien al victimizarse, siempre en términos de un intendente de una ciudad, pero desde ese lugar de la impotencia, decir que eso es peligroso, no me meto.
–Viene haciéndolo, desde las elecciones que ganó con contundencia. Negar sus responsabilidades y echar la culpa al gobierno nacional.
–En los hechos terminan no asumiendo temas de los cuales deben ocuparse. Por eso la presidenta dijo que creyó que sería el alcalde de Nueva York.
–Un pasaje de los polémicos: ausentismo docente. ¿Cuál es la lógica de esta interpelación a los docentes?
–Es terrible que no hayan empezado las clases millones de chicos en las escuelas públicas, que todos aquellos que tienen la posibilidad de mandar a sus chicos a escuelas privadas, sí lo hicieron. Tiene que ver con esa modalidad definida como “carpa blanca”, con la acción lógica de los trabajadores de la educación en un momento en que el Estado se despreocupaba de ellos, cuando ganaban salarios miserables y era la forma de expresarse y hacerse oír. Pero seguir comportándose de la misma forma en un contexto totalmente distinto, es comportarse en sentido contrario a lo que hacían antes, seguir actuando hoy obligados por alguna región minoritaria que los corre por izquierda o algunos sectores opositores al gobierno, o por la misma lógica del monopolio, son posiciones maximalistas, que no cuiden todo lo que se ha logrado.
–Cuando habló de los concesionarios ferroviarios los mencionó uno a uno. Roggio, Moreno, IVEPA, Cirigliano, y tocó el tema del tren de alta velocidad. Algunos aún se preguntan cómo se puede hablar de un tren de alta velocidad con un sistema ferroviario que no funciona.
–Ella se refería a que hay una crítica a que por culpa de las políticas de mercado interno argentino, la definición de kirchnerismo había cerrado el negocio ferroviario sólo unas pocas empresas inútiles locales, cerrándole el paso a empresas internacionales que podían traer desarrollo.
–Cuesta mucho pedir financiamiento para obras como trenes urbanos y suburbanos, y otra cosa es cuando ya viene uno con un proyecto y su propio financiamiento.
–Es distinto. Con su propio financiamiento, y con un proyecto que tiene una rentabilidad propia y no como el caso que bien conocemos los que entendemos al transporte público como un derecho ciudadano, sabiendo que la rentabilidad del negocio es el subsidio del Estado, para no tener tarifas para que viajen pocos.
–El cierre del discurso, cuando piden que la ayuden, fue conmovedor. ¿Quiénes son los que no la ayudan? ¿Se sabe?
–Sí. Muchos y muchas veces no terminan de entender que para que el país continúe desarrollándose no pueden seguir mirando su propio interés, una lógica más noventista: yo cuido lo mío, lo demás que se hunda. Si no soy duro, es porque estoy comprado. Si no consigo lo máximo, soy carnero. Si no consigo exactamente lo que quiero, corto la calle, o no doy clase a los chicos. Tenemos un proyecto de país que nos viene bien a todos, y cuando crecemos, crecemos todos. Un gran desafío. <

Acerca de Nicolás Tereschuk (Escriba)

"Escriba" es Nicolás Tereschuk. Politólogo (UBA), Maestría en Sociologìa Económica (IDAES-UNSAM). Me interesa la política y la forma en que la política moldea lo económico (¿o era al revés?).

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