13.05.12

Las tapas de hoy de La Nación, Clarín (y su diario en Mendoza, Los Andes), Perfil, El Día de La Plata, y La Capital de Mar del Plata priorizan el reconocimiento de las aspiraciones presidenciales del gobernador Daniel Scioli, así como el cada vez más intenso conflicto que mantiene con (al menos una parte) del kirchnerismo. En la prensa que se alinea con el oficialismo, en cambio, el tema aparece sólo en las páginas de adentro, y poco. Veamos detalles.

En una de las varias notas que dedica al tema, Clarín informa que “el gobernador cree ver una oportunidad para consolidar su proyecto individual en la reunión del próximo viernes del Consejo del PJ, que después de varias postergaciones deberá renovar autoridades”. También dice que “Scioli logró un fichaje clave para sus aspiraciones presidenciales. El histórico operador justicialista, Juan Carlos “Chueco” Mazzón, ya se transformó en armador del sciolismo (al que) se le suma José Pampuro. (…) La dupla no es casual. Juntos fueron los armadores de la campaña de Néstor Kirchner en el 2003”.

Destaca a su vez, y como el resto los diarios, el fuerte apoyo de Hugo Moyano al gobernador; informa que La Juan Domingo “ya prepara su gran acto (…) para el próximo 25 de mayo, en forma de homenaje, al cumplirse nueve años la asunción de Néstor Kirchner”; y dice que “un hombre clave del engranaje del gobernador” asegura que vamos a tensar la cuerda, pero sin romper.

Clarín informa además que “Massa ya habría resuelto ser candidato a diputado el año que viene, como paso previo a una candidatura mayor dos años después. Por qué partido lo hará, hoy por hoy es un enigma.”.

En el mismo artículo, se reportan dos de las pocas declaraciones  que hubo ayer  en el oficialismo sobre este tema. Por un lado, el diputado Carlos Kunkel que, como siempre, sin muchas vueltas fue al grano: “me parece bien que Daniel Scioli anticipe su deseo de competir en 2015, y que se prepare para participar de la interna, por ahí nos gana”. Clarín dice que Kunkel lo dice con ironía. Nosotros creemos que no. Creemos que lo dice de verdad, con respeto por el (probable) poderío electoral de quien no nos cae mal, pero que nos parece que adolece de ideología demasiado maleable. O quizás simplemente distinta.

Igual a lo que piensa el diputado Martín Sabbatella, quien dijo que “el gobernador bonaerense pertenece a un universo de ideas muy distinto del que guía el rumbo transformador que vive el país. Que Scioli haya admitido que quiere ser presidente en 2015 no hace más que explicitar lo que con sus actitudes venía insinuando desde hace mucho, y es parte del plan del establishment”.

Y al menos según Morales Solá, algo parecido piensa CFK: “La Presidenta nunca simpatizó con las ideas de Scioli, a quien considera un centrista incapaz de jugarse por un proyecto fundacional, que es el que le gusta a ella”.

A las acusaciones de tibieza respondió el gobernador Scioli ayer: “(he defendido) las convicciones en las buenas, en las malas, en el aplauso y en los huevazos”, aludiendo al episodio que vivió en Olavarría en 2008, cuando fue atacado por ruralistas que se oponían a la 125. En el mismo artículo leemos: “cerca del gobernador dicen estar convencidos de que ahora la tensión tiene que disminuir (…) para poder profundizar en la gestión».

Sin embargo y también según La Nación, las declaraciones de Scioli “fueron la señal para iniciar un plan de supervivencia que, por el momento, se dará en tres frentes: en la gestión, se buscará creatividad para subsistir sin recursos nacionales, lo cual incluye el lanzamiento de cuasimonedas; a nivel político, donde se alentarán nuevos espacios para captar adhesiones dentro y fuera del PJ y de la provincia, y en el plano legislativo, donde se buscará quitarle apoyos al vicegobernador Gabriel Mariotto (…) Y anuncian: ahora vamos a hacer política en serio«. Faltaría el frente mediático, suponemos, donde se discutirán diariamente en la mesa chica los titulares.

Titulares que buscarán contrarestar los del “monopolio informativo a manos del Gobierno” donde, según el todavía titular de la CGT, se “malgasta dinero público para que hablen bien de la gestión oficial u otros directamente no hablen”.

Moyano -ya consolidado como protagonista principal en Clarín y sus medios– dijo en la misma entrevista, a Radio Mitre, que “algunas actitudes del Gobierno son gorilas»; apuntó que «los dirigentes sindicales no son los responsables de la actual situación de la economía del país»; y cuestionó que a la Presidenta no le haya “dado rabia la suba del cien por ciento” del sueldo de los legisladores. (…) Agregó también que “algunos y algunas no resisten una investigación (sobre eventuales cuentas bancarias en el exterior o enriquecimiento)”.

Sobre el gobernador Scioli, Horacio Vertbitsky dice: “algunos voceros oficiosos del gobierno se apresuraron a señalar que la hipotética proyección (a la presidencia) de Scioli constituiría la liquidación del proyecto y la recuperación de protagonismo por parte de los poderes fácticos que hoy rumian su disgusto”. Y luego -una vez concluido que los apoyos políticos netos que ha recolectado el gobernador bonaerense son, por ahora, muy magros- agrega: “El acto de Lobos fue un certificado de defunción del sciolismo (…) Nadie podría impedir que Scioli fuera candidato en 2015, pero si lo intentara debería ser con otros colores que los del Frente para la Victoria. Antes de 2015 hay una estación previa y en ella tendrá la posibilidad de apearse con decoro, encabezando con su declamada lealtad la lista de candidatos del oficialismo a diputados nacionales”.

Por su parte, de lo poco que Tiempo le dedica a la cuestión, rescatamos estas declaraciones del vicegobernador Mariotto, quien ayer en Zárate sostuvo que “la política es advertir cuáles son los inconvenientes de la sociedad, enfrentar, y, si hay que pelearse con algunos de los poderes, hacerlo (…) No podemos ser amigos de todos, tenemos que elegir qué es lo que queremos hacer, tenemos que tomar un compromiso, de cara a la sociedad”.

Mariotto resume así la visión de quienes creemos que no es posible mantener el ritmo del crecimiento de la economía argentina – o sea del poder adquisitivo del salario- sin enfrentar a grandes corporaciones que ganan excesivas rentas -rentas que deben ser apropiadas por el estado, para así lograr sostener el modelo en vigencia desde el fin de la convertibilidad.

Corporaciones que, por otra parte, cada vez tienen más poder y ganan más dinero, como bien describe el siempre interesante columnista de Clarín, Jorge Castro. Más precisamente, Castro dice: “(para Europa), retomar el crecimiento económico no significa volver a la forma de expansión previa a la crisis de 2008-2009, porque el statu-quo entonces vigente no existe más. Su lugar lo ocupa un sistema hipercompetitivo de empresas trasnacionales que acumulan la innovación tecnológica y el incremento de la productividad, y cuyas ganancias récord les proporcionan una extraordinaria capacidad de concentración y reproducción».

Más aún: en este duro mundo, la pelea del estado argentino no es sólo contra las trasnacionales. También lo que es con otros países. O contra la más poderosa confederación de países. Dijo ayer el portavoz de Comercio de la Unión Europea: “Estamos muy preocupados por las informaciones de la prensa (argentina) que apuntan a que la Argentina planea reducir o detener las importaciones de jamón de la Unión Europea (…) Este paso, si se confirma, parece que es una medida injustificada más dentro de la política de importaciones de Argentina, que no consideramos compatible con las reglas de la Organización Mundial del Comercio”.

Digamos un momento lo obvio: sería mucho más fácil abrir las fronteras. Y más lindo también, tantos productos atractivos que no podemos comprar acá, como los jamones bipenisulares. Pero el efecto inmediato para la Argentina -en  un contexto de plena recesión en el Norte, con guerra comercial y, más grave, guerra devaluatoria de monedas-, sería perder empleo. La pregunta que nos hacemos entonces, es: ¿podemos confiar en que un presidente Scioli aguantaría contra la presión de, por ejemplo, la Unión Europea?

Y si tenés dudas de que si sos gobierno estás en combate permanente -subido al ring de los que mueven dinero de verdad- es porque te faltan horas de diarios. Incluso los de la oposición, donde también salen notas al respecto todos los días. Veamos una de hoy, en Clarín: “el Gobierno aumentó la presión sobre las empresas mineras y las emplazó para que en 15 días presenten un programa de sustitución de importaciones y proveedores. (…) en una primera etapa se incorporarán productos que actualmente se fabrican en Argentina. Y, para la segunda, se desarrollarán nuevas piezas y se avanzará en procesos de refinación, que implican más inversiones para lograr que se multiplique el valor agregado generado por el sector”.

Otra vez por favor disculpen si es muy obvio esto, pero por las dudas: sustituir importaciones implica menos dinero que esas empresas transferirán a sus casas matrices; y más empleo generado en la Argentina. “No podés ser amigo de todos”, dice Mariotto. Fijáte sino como nos tratan después los diarios de allá.

Y no es tampoco que nuestra economía sea tan cerrada como nos quieren hacer creer. Leíamos el otro día: “los números de exportaciones e importaciones implican cerca del 35% del producto, esto es 10 o 12 puntos más de lo que teníamos en la década del ’90, y más de 20 puntos más de lo que teníamos cuando éramos una economía semicerrada. Hoy el desafío de la Argentina es, justamente, cómo generar un modelo de desarrollo económico en un contexto donde la economía es notablemente más abierta de lo que teníamos en el pasado”.

Otra nota que muestra la voluntad “estatista” -es decir de pelea con quienes ganan mucha plata- de este Gobierno, se da en esta nota de La Nación: “hace 20 días, una carta de la Comisión Nacional de Valores llegó a los directorios con una orden inapelable: las empresas ya no podrán repartir resultados no asignados (…). Por lo general, esa plata termina fuera del país”.

Es que nos da un poco de miedo que a un eventual presidente Scioli le pase lo mismo que al ex presidente Menem, quien sobre las fuertes presiones que recibía para que se venda YPF a Repsol contó, en una reunión de gabinete: «El rey Juan Carlos me llama cada dos por tres por este tema«.

Pero dicho todo esto, asumimos por supuesto que podemos estar equivocados con respecto a Scioli. En todo caso, el debate ideológico que se viene será productivo para la democracia. El gobernador bonaerense tendrá que explicitar posturas ideológicas que viene esquivando y eso generará mucha discusión y análisis.

También deberá seguramente elegir un lugar desde donde pararse en la relación con el compañero Hugo Moyano, quién hace rato cruzó su Rubicón. Y esto no es un tema menor, porque muchos creemos que Moyano está implementando un “estilo Talibán, elaborando una estrategia maximalistas donde ellos no pierden políticamente, aun cuando perjudiquen a sus representados”.

Eso dice hoy Hernán Brienza, en una de las más notables columnas que hemos leído en mucho tiempo, bajo el título de “¿Se puede evitar que la historia se repita?”. Se trata de uno de esos artículos que, si hacemos las cosas mal, terminarán siendo tan premonitorios como, lamentable y casi seguramente, olvidados.

En él se explica como el llamado de esta semana de la Presidenta a “articular capital y trabajo” –es decir a exigir más inversión a las grandes empresas a la vez que a moderar los reclamos de aumentos salariales- es un alerta indispensable sobre lo que debemos priorizar como sociedad, si lo que se pretende es evitar replicar el fracaso del primer peronismo, cuando se llegó “a una espiral inflacionaria, fundamentalmente porque se produjo un cuello de botella productivo por la falta de inversión del empresariado”.

La historia, dicen, siempre se repite. Y hoy, explica el periodista, “el modelo kirchnerista ha entrado en el cuello de botella de la puja distributiva y (…) la apuesta elegida por la presidenta es sostener la inversión”.

Brienza nos representa cuando define al kirchnerismo como ”un modelo de producción, acumulación, ahorro y distribución de la riqueza que busca corregir las inequidades del capitalismo”.

El gobernador Scioli ha sido un buen socio, y es un líder hábil. Pero dado que busca liderar a un modelo que es de lo más ambicioso que apareció en la Argentina en mucho tiempo, será inevitable comparar su capacidad de corregir inequidades con las de muchxs otrxs posibles candidatxs. Se viene alta política, para alquilar balcones –y no se olviden de chequear que el balcón también mire para el otro lado, más precisamente hacia Europa. Parece que allá también se viene un baile de aquellos.

 

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Acerca de Napule

es Antonio Cicioni, politólogo y agnotólogo, hincha de Platense y adicto en recuperación a la pizza porteña.

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