Condiciones laborales ínfimas, muchas horas de trabajo mal pagadas, tener que pedir servicios sociales para subsistir, un mal salario mínimo por hora. Estas son algunas de las razones que han llevado este jueves a miles de trabajadores de comida rápida, sobre todo hispanos y afroamericanos, a ir a la huelga en 100 ciudades de Estados Unidos, la más numerosa que se ha dado en el país hasta ahora. A ritmo de villancico, en sintonía con esta época del año, decenas de personas han reclamado «un sueldo digno» a las puertas del Museo Smithsonian del Aire y el Espacio en Washington. Los empleados de este sector llevan desde noviembre de 2012 realizando acciones de protesta con el objetivo de mejorar su situación laboral.
“Estoy aquí a las puertas del Smithsonian para contar que gano 8,32 dólares la hora, o lo que es lo mismo 11.000 dólares al año. Como padre tengo que cuidar a mi familia. Imagínense cuidarla con esta cantidad de dinero. Esta es la razón por la que estamos hoy de huelga. Tenemos que parar el abuso de las corporaciones y del Gobierno, ellos tienen la solución en sus manos”, cuenta con lágrimas en los ojos Luis Chiliquinga, peruano de 50 años. “Quiero recordar las palabras del presidente de EE UU de que ninguna persona que trabaje 40 horas semanales en este país debería vivir bajo el índice de la pobreza. Recuerde estas palabras señor presidente y ejecútelas por nosotros”, añade Chiliquinga mientras sus compañeros le animan con vítores de “Un sueldo digno para vivir” y “Una huelga para sobrevivir”.
Una huelga para sobrevivir”
Los organizadores de la protesta, un grupo perteneciente al Sindicato de Trabajadores en el Área de Servicios, pretenden presionar al Gobierno para “conseguir subir el salario mínimo por hora, que haya mejores salarios en la industria y que los trabajadores de comida rápida tengan derecho a sindicarse”. Los empleados esperan obtener el apoyo de la ciudadanía para que el Gobierno federal suba el sueldo mínimo en este sector, cuyo promedio es de 7,25 dólares la hora o, lo que es lo mismo, un sueldo medio anual de 15.000 dólares, a 15 dólares la hora.
Además, El 52% de estos empleados reciben algún servicio estatal. Un estudio de la Universidad de Berkeley reafirmó esta conclusión: “Estos trabajadores tienen el doble de probabilidades que el resto de empleados, que no trabajan en empresas de comida rápida, de solicitar este tipo de beneficios. Y, efectivamente, el Gobierno está pagando servicios que estas cadenas no quieren pagar”.
“Mi sueño es ir a la universidad. Mis padres vinieron a EE UU para que yo pudiera conseguirlo, pero con lo que cobran, no pueden ayudarme. Tienen que subir el sueldo mínimo por hora porque yo tengo dos trabajos, en Mc Donald´s y Pizza Hut, y no llego. No quiero dejar de estudiar. Obama ayúdame”, añade en el atril Alexis Velazquez.
Un sueldo digno para vivir”
«El tiempo es el adecuado», continúa Velazquez; en las últimos días tanto el mandatario como el Papa Francisco han enfatizo en sus discursos la lucha contra la desigualdad», acaba. El presidente aseguró ayer en un discurso en Anacostia -uno de los barrios más deprimidos de la capital- que “la peligrosa y creciente desigualdad ha puesto en peligro el fundamento social de la clase media de que si trabajas duro tienes la oportunidad de salir adelante».
Durante el evento organizado por el Center for American Progress, un think tank cercano a la Casa Blanca, Obama insistió en que esa desigualdad se ha convertido en “el mayor desafío” de nuestra era y «que si bien no se puede prometer la igualdad de ingresos sí se debe poder garantizar la igualdad de oportunidades”. “Esto no es solo una cuestión moral, es una cuestión de derechos”, declaró el mandatario al reclamar al Capitolio que apruebe la elevación del salario mínimo.
«El discurso de Obama fue alentador pero ahora necesitamos hechos. Las palabras no son suficientes. Entiendo que la medida debe ser aprobada por el Congreso pero Obama tiene la potestad de firmar una orden ejecutiva. Tiene que hacerlo», explica María Reyes, de 48 años, trabajadora del Museo Smithsonian del Aire y el Espacio. «Cobro ocho dólares cada hora, trabajo 40 horas a la semana y no me da la vida. No hay igualdad, no digo que haya racismo, pero los hispanos sufrimos mucho», termina esta mujer mientras de fondo los congregados gritan: «Obama ayúdanos, Obama firma ya».
Los manifestantes cuentan también con el apoyo del secretario de Trabajo, Tom Perez, también apoyó a los trabajadores, informa AP: “Para recompensar el trabajo, para que la clase media estadounidense sea fuerte, para dar a millones de norteamericano el respeto que merecen, es tiempo de subir el salario mínimo por hora”.
A pesar de que la presión sobre la desigualdad laboral está creciendo dentro y fuera de EE UU, la industria de comida rápida es bastante reacia a subir el salario mínimo. “15 dólares la hora no es una cifra realista”, ha asegurado Justin Winslow, de la Asociación de Restaurantes de Michigan, al USA Today. 15 dólares que para muchos lo significan todo.
Gonzalo Morales de 60 años explica que hace la huelga porque quiere un mejor salario y “beneficios que me permitan sacar a mi familia adelante”. “Tengo dos hijos en México estudiando en la universidad, y lo que gano no me gusta. Hace nueve años que no veo a mi familia”, explica este hombre que tiene tres trabajos, labora unas 70 horas semanales,con los que gana unos 30.000 dólares al año. “Queremos ganar un poco más, para vivir mejor, para que mis hijos tenga una vida mejor y con 8,75 dólares a la hora no es posible”, se despide este hombre mientras la protesta se disuelve en la avenida Independence, una de las calles neurálgicas de Washington.
La industria de comida rápida en EEUU es un sector valorado en 200.000 millones de dólares . “Tan sólo un 5% de los trabajadores están en estas condiciones. Nuestro sector da trabajo a 13 millones de estadounidenses. Somos el segundo sector que genera más empleo en el país y nuestra industria es una industria de oportunidades”, dijo la National Restaurant Association en un comunicado. “Nuestro objetivo es ofrecer un sueldo competitivo. Ofrecemos entrenamiento y desarrollo profesional para todos aquellos que quieran beneficiarse de estas oportunidades”, explicaron fuentes de Mc Donald´s en un comunicado -este restaurante cuenta con más de 34.000 establecimientos en todo el mundo-.
“Estoy aquí a las puertas del Smithsonian para contar que gano 8,32 dólares la hora, o lo que es lo mismo 11.000 dólares al año. Como padre tengo que cuidar a mi familia. Imagínense cuidarla con esta cantidad de dinero. Esta es la razón por la que estamos hoy de huelga. Tenemos que parar el abuso de las corporaciones y del Gobierno, ellos tienen la solución en sus manos”, cuenta con lágrimas en los ojos Luis Chiliquinga, peruano de 50 años. “Quiero recordar las palabras del presidente de EE UU de que ninguna persona que trabaje 40 horas semanales en este país debería vivir bajo el índice de la pobreza. Recuerde estas palabras señor presidente y ejecútelas por nosotros”, añade Chiliquinga mientras sus compañeros le animan con vítores de “Un sueldo digno para vivir” y “Una huelga para sobrevivir”.
Una huelga para sobrevivir”
Los organizadores de la protesta, un grupo perteneciente al Sindicato de Trabajadores en el Área de Servicios, pretenden presionar al Gobierno para “conseguir subir el salario mínimo por hora, que haya mejores salarios en la industria y que los trabajadores de comida rápida tengan derecho a sindicarse”. Los empleados esperan obtener el apoyo de la ciudadanía para que el Gobierno federal suba el sueldo mínimo en este sector, cuyo promedio es de 7,25 dólares la hora o, lo que es lo mismo, un sueldo medio anual de 15.000 dólares, a 15 dólares la hora.
Además, El 52% de estos empleados reciben algún servicio estatal. Un estudio de la Universidad de Berkeley reafirmó esta conclusión: “Estos trabajadores tienen el doble de probabilidades que el resto de empleados, que no trabajan en empresas de comida rápida, de solicitar este tipo de beneficios. Y, efectivamente, el Gobierno está pagando servicios que estas cadenas no quieren pagar”.
“Mi sueño es ir a la universidad. Mis padres vinieron a EE UU para que yo pudiera conseguirlo, pero con lo que cobran, no pueden ayudarme. Tienen que subir el sueldo mínimo por hora porque yo tengo dos trabajos, en Mc Donald´s y Pizza Hut, y no llego. No quiero dejar de estudiar. Obama ayúdame”, añade en el atril Alexis Velazquez.
Un sueldo digno para vivir”
«El tiempo es el adecuado», continúa Velazquez; en las últimos días tanto el mandatario como el Papa Francisco han enfatizo en sus discursos la lucha contra la desigualdad», acaba. El presidente aseguró ayer en un discurso en Anacostia -uno de los barrios más deprimidos de la capital- que “la peligrosa y creciente desigualdad ha puesto en peligro el fundamento social de la clase media de que si trabajas duro tienes la oportunidad de salir adelante».
Durante el evento organizado por el Center for American Progress, un think tank cercano a la Casa Blanca, Obama insistió en que esa desigualdad se ha convertido en “el mayor desafío” de nuestra era y «que si bien no se puede prometer la igualdad de ingresos sí se debe poder garantizar la igualdad de oportunidades”. “Esto no es solo una cuestión moral, es una cuestión de derechos”, declaró el mandatario al reclamar al Capitolio que apruebe la elevación del salario mínimo.
«El discurso de Obama fue alentador pero ahora necesitamos hechos. Las palabras no son suficientes. Entiendo que la medida debe ser aprobada por el Congreso pero Obama tiene la potestad de firmar una orden ejecutiva. Tiene que hacerlo», explica María Reyes, de 48 años, trabajadora del Museo Smithsonian del Aire y el Espacio. «Cobro ocho dólares cada hora, trabajo 40 horas a la semana y no me da la vida. No hay igualdad, no digo que haya racismo, pero los hispanos sufrimos mucho», termina esta mujer mientras de fondo los congregados gritan: «Obama ayúdanos, Obama firma ya».
Los manifestantes cuentan también con el apoyo del secretario de Trabajo, Tom Perez, también apoyó a los trabajadores, informa AP: “Para recompensar el trabajo, para que la clase media estadounidense sea fuerte, para dar a millones de norteamericano el respeto que merecen, es tiempo de subir el salario mínimo por hora”.
A pesar de que la presión sobre la desigualdad laboral está creciendo dentro y fuera de EE UU, la industria de comida rápida es bastante reacia a subir el salario mínimo. “15 dólares la hora no es una cifra realista”, ha asegurado Justin Winslow, de la Asociación de Restaurantes de Michigan, al USA Today. 15 dólares que para muchos lo significan todo.
Gonzalo Morales de 60 años explica que hace la huelga porque quiere un mejor salario y “beneficios que me permitan sacar a mi familia adelante”. “Tengo dos hijos en México estudiando en la universidad, y lo que gano no me gusta. Hace nueve años que no veo a mi familia”, explica este hombre que tiene tres trabajos, labora unas 70 horas semanales,con los que gana unos 30.000 dólares al año. “Queremos ganar un poco más, para vivir mejor, para que mis hijos tenga una vida mejor y con 8,75 dólares a la hora no es posible”, se despide este hombre mientras la protesta se disuelve en la avenida Independence, una de las calles neurálgicas de Washington.
La industria de comida rápida en EEUU es un sector valorado en 200.000 millones de dólares . “Tan sólo un 5% de los trabajadores están en estas condiciones. Nuestro sector da trabajo a 13 millones de estadounidenses. Somos el segundo sector que genera más empleo en el país y nuestra industria es una industria de oportunidades”, dijo la National Restaurant Association en un comunicado. “Nuestro objetivo es ofrecer un sueldo competitivo. Ofrecemos entrenamiento y desarrollo profesional para todos aquellos que quieran beneficiarse de estas oportunidades”, explicaron fuentes de Mc Donald´s en un comunicado -este restaurante cuenta con más de 34.000 establecimientos en todo el mundo-.