Es cada vez más frecuente escuchar debates acerca de la viabilidad de políticas keynesianas para resolver la actual crisis económica mundial, y la amenaza que ésta significa para la fortaleza de la economía argentina. Es cada vez más frecuente, también, escuchar intentos por describir qué es el keynesianismo, en qué consisten las políticas keynesianas, y cuestiones similares.
Van aquí algunas reflexiones que, sin intentar ser clarificadoras en cuanto a la sustancia de dichos debates, buscan aportar elementos para un encuadre crítico de las políticas económicas empleadas.
Veamos la situación de Argentina. La crisis mundial ya trae consecuencias. Hay una, a mi modo de ver, que se destaca del resto: la crisis de expectativas. La contracción del consumo y de la inversión. Casi todos, de la clase media hacia arriba, ajustan sus previsiones de ingresos futuros, y entonces congelan sus erogaciones actuales. Renuncian al consumo presente, previendo compensar con ello carencias futuras. Y empiezan a recortar gastos, presentes y próximos. No hay falta de liquidez a la vista, ni tampoco falta de solvencia, como pudo pasar en otros países del mundo, con economías cuyos niveles de consumo e inversión se sostenían en los altos niveles de endeudamiento de las familias y las empresas, pero hay desconfianza. Hay tendencia creciente a ahorrar en dólares, fuera del país, o fuera del sistema financiero, que para el caso es lo mismo.
La solución keynesiana parecería obvia: inyectar liquidez. Darles plata a los asustados hasta que sacíen su sed, se empachen, y ya no quieran seguir atesorando. O atesoren una proporción no muy alta de su ingreso nominal.
Una digresión respecto de esto. Aclaro mi falta de conocimiento al respecto, de modo que mi opinión se basa más en la intuición que en el conocimiento. Generalmente, tiende a identificarse keynesianismo con proliferación de obras públicas. Mi impresión es que las obras públicas son sólo un componente de una solución keynesiana. Y un componente cuyos efectos dependen de otro factor más importante, que es cómo se financia la obra pública. Si se financia con recursos genuinos de recaudación, sus efectos “keynesianos” desaparecen, porque el Estado absorbe liquidez en manos privadas, e invierte esos recursos. La respuesta verdaderamente keynesiana implicaría, de ser así, que el estado des-ahorre de manera proporcional a la que sobre-ahorran los demás agentes. Es decir, expanda el gasto vía endeudamiento (emisión). Si esto es correcto, lo que hace a una política keynesiana es la expansión de los medios de pago, vía monetización del déficit fiscal, o inyección del banco central al sistema financiero, o etc. Las obras públicas, en ese caso, serían instrumentos para tal fin. Si alguien sabe confirmar o aclarar mi hipotético error, agradecido.
Esta “solución” a la crisis de confianza tiene una contracara no tan simpática. Significa, ni más ni menos, devaluación. Significa que los bienes y servicios producidos se revalúen frente a la moneda circulante, o sea, que aumenten sus precios. Significa reducción del salario real, ampliación de los márgenes de ganancia, efectos compensados, es cierto, por un incremento en la demanda efectiva a partir de la generación de empleos. Bastante de esto vino pasando en la Argentina de los últimos años, en medio de un ciclo expansivo.
Por ello el margen para que este tipo de medidas generen un shock virtuoso en la Argentina actual es escaso.
En un mundo que avanza a apagar el incendio de la insolvencia con liquidez (al estilo keynesiano), Argentina se cubre de que no se le ajuste al alza el tipo de cambio (bastante poco keynesianamente).
Se podrá decir que Argentina va a contramano. Dependerá de que podamos establecer en qué mano van quienes intentan sanear los problemas del sobreendeudamiento con más endeudamiento.
Sin dudas, un final abierto.
yo de keynesianismo y esas cosas mucho no se tampoco pero recuerdo que cuando era chico siempre pasaban los 10 mandamientos y que moises se hacia rico analizando los sueños del faraon
el sueño era de 7 vacas flacas y 7 vacas gordas pero bue para hacerla corta
no ahorramos un carajo en tiempos de bonanza y le dimos al consumo y la inflacion como pocos asi que ahora el estado tiene pocos instrumentos para poder incentivar el consumo
emitir con esta inflacion y desconfianza es complicado y mas supuesta obra publica no es facil hacer
se deberia haber pensado que los que querian «enfriar» la economia en realidad pensaban que crecer al 5% y tener resto por si la cosa se complicas es mejor que crecer al 8 y quedar en pelotas
Fede,
Si se hacía caso a los que querían enfriar la cosa y crecer a un 5% hoy estaríamos en recesión.
Me parece que Argentina no debería intentar dar respuestas por el lado del sector financiero. El problema ahi se soluciona (o no) por las medidas internacionales que se tomen, lo que hagamos en ese campo es una gota en el desierto.
Si me parece importante intervenir a nivel de producción, sobre todo para sostener a las Pymes que apuntan al mercado interno y generan empleo.
Mariano, según lo que leo vos estarías de acuerdo con la devaluación entonces? ¿a cuanto, $4 como pide la UIA?
Saludos!
Muy interesante Mariano. Dos preguntas. 1)¿Como entraría en este esquema la estatización de las AFJP? Por ejemplo, el uso que se le de al nuevo flujo de ingreso anual. Dado que para el actual pago de jubilaciones no se usan solo los aportes, sino también otros ingresos por impuestos, el nuevo flujo permitiría derivar algunos de esos impuestos para financiar obra pública sin perjudicar el ingreso de los jubilados. Es cierto que sigue siendo usar recursos genuinos, pero son recursos que antes de la estatización quedaban en manos privadas y posiblemente fugaban.
2)¿Qué pasaría si el gobierno decidiera usar reservas para financiar obra pública? Pongamos no las del Banco Central, pero sí las que tiene en el Banco Nación, si no me equivoco escuché a Navarro hablando de algo así como 30 mil millones de pesos, ese dinero como cuenta?Bueno, y eventualmente también de las del Central, no sé.
Fede: tener 46 mil millones de dólares en reservas en el BCRA fue la forma en que se decidió ahorrar.
Cuando se pedía enfriar la economía, una de las implicancias era apreciar el peso, dejando, el BCRA, de comprar dólares. La crisis se hubiera presentado igual. La devaluación brusca es una salida habitual a este tipo de situaciones, pero no por eso menos dolorosa que otras.
Y como dice Primo, hay una notable desaceleración, pero todavía no recesión.
Gracias. Saludos.
Primo: yo no soy partidario ni de devaluaciones, ni de nada, en sí mismo. Me gusta pagar el menor costo posible. Y esto, para mí significa, generar la menor cantidad de pobres posible, evitar el hambre lo más que se pueda. En ese sentido, devaluar un 30 o 40% podría ser el mal menor, si la previsión es un desempleo del 30%. Y un mal mayor si hay margen para operar sobre los problemas de manera más fina (con políticas aduaneras, o sectoriales). Me resulta curioso, por otro lado, cómo mientras el gobierno hacía fuerza para mantener alto el tipo de cambio nominal, le decían que lo que importaba era el tipo de cambio real, y ahora, ante la primera dificultad, salen a pedir que retoquen el nominal.
Lo que intento decir en el post es que resistirse a una devaluación en el actual contexto, no es una solución keynesiana a una posible recesión. Ahora, no me consta que ser keynesiano sea mejor que seguir otro tipo de heterodoxia.
Gracias. Un abrazo
Sergio:
1) que el estado capte esos recursos que antes iban a manos privadas, desde lo macroeconómico no significa gran cosa. Lo importante de esto, es que el estado puede decidir a dónde volcar esos recursos, puede arbitrarlos. Pero el simple cambio de manos no genera expansión. Sí habría algún efecto expansivo si la ANSES le presta los recursos al Tesoro a tasa bajísima, por ejemplo.
2) Respecto de lo que el estado tiene colocado en el sistema financiero, en realidad ya se usa como financiación. El Banco mantiene un encaje de lo que tiene depositado, y el resto lo presta. A quién, es decisión del banco. En ese caso, lo que puede hacer el Estado es subsidiar una tasa para emprendimientos de distinto tipo, incentivando a los bancos (el Nación en este caso) a que presten para ese tipo de actividades, y pagándoles el diferencial de tasa. Eso sí es expansivo.
Con las reservas del central, lo que se puede hacer es emitir contra esas reservas que tenés. Te va a subir el tipo de cambio. O bajar los encajes bancarios para que los bancos cuenten con más plata para prestar. O etc. Esas sí serían políticas expansivas, y de corte keynesiano.
Digamos, yo interpreto como keynesiana a toda medida que implique, en un contexto de contracción del consumo y la inversión, una expansión de la base monetaria.
Ahora, no es necesario, me parece, que una política sea keynesiana para que sea aporbada. El tema en economía, es que nada es gratis. Bajás la inflación, te viene el desempleo, apuntalás el empleo, te sube la inflación.
Gracias. Un abrazo
Anses, AFJP, etc. La plata que se use ahora para salvar la situacion hay que devolverla en jubilaciones en algun momento que va a llegar antes de lo que se cree. Lo que significa que, o la Argentina en poco tiempo va a ser tan rica que podra pagar deuda, mantenimiento del estado y jubilaciones de lo que se recaude, o que habra que volver a cagar a los jubilados, porque ni deuda ni mantenimiento del estado son tan faciles de achicar como el pago a un grupo que no cambia tanto la situacion electoral. Yo preferiria no meter mucha mano en esa plata.
«No puedo permanecer insensible a lo que creo que es la justicia y el sentido común; pero la lucha de clases me hallará del lado de la burguesía ilustrada»
(JMK)
WOW! Y eso es ser rojo, hoy :)