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Elecciones 2015 / La alianza opositora
Nosiglia, Storani, Rodríguez, Suárez Lastra y Ceballos fueron los articuladores para la Convención de Gualeguaychú y ahora están a cargo del diálogo con Pro
Presidente del partido radical, Ernesto Sanz. Foto: Archivo
Aunque lejos de la función pública, todos siguieron ligados a la política. Desde la universidad, desde el debate y la producción académica, desde las charlas en comités. Lo que ninguno imaginó fue que la política activa volvería a reunirlos 15 años después de la desastrosa experiencia de la Alianza y, menos aún, como la reencarnación de la organización que revolucionó la militancia en plena transición a la democracia. De la mano del acuerdo electoral entre la UCR, Pro y la Coalición Cívica, la Coordinadora Nacional y sus principales referentes están de vuelta.
Federico Storani, Jesús Rodríguez, Facundo Suárez Lastra, Enrique «Coti» Nosiglia, Marcelo Stubrin, Walter Ceballos. Los nombres volvieron a sonar a partir del surgimiento del Frente Amplio-UNEN hace casi un año, pero se afianzaron en la coyuntura en las últimas semanas con el desarrollo de la Convención Nacional de la UCR, que aprobó el pacto con Mauricio Macri.
Diputado nacional durante el alfonsinismo y ministro del Interior de la Alianza, Storani ocupó su último cargo público entre 2003 y 2007, cuando fue diputado nacional y representante de la UCR en el Consejo de la Magistratura. Desde entonces se dedicó casi exclusivamente a la docencia universitaria (es profesor de Derecho Político de la Universidad de La Plata) y a ejercer como abogado. También aprovechó para hacerse cargo de una fantasía con la que había coqueteado más de una vez: en 2011 editó El techo del cielo (Libros del Zorzal), un diálogo novelado entre el cuerpo y el alma. «Hacer un tratado filosófico era un plomo, así que me animé con una novela», contó a LA NACION.
Dueño del perfil más intelectual del grupo, Storani fue el jefe del bloque que llevó la postura de Sanz a la Convención de Gualeguaychú. En las semanas previas, junto con Suárez Lastra y Ceballos («Los tres mosqueteros», se autodefinen), tuvo a su cargo el tejido de la estrategia para garantizar los votos. Primero, con lineamientos estratégicos generales, y en la recta final, con llamados y reuniones uno a uno.
Pasada la Convención, las tareas de Storani al lado de Sanz son varias. Por lo pronto, representarlo, junto con los otros dos «mosqueteros», en las reuniones con los emisarios de Macri y secundarlo en el seguimiento de los armados electorales en las provincias y del vínculo con los candidatos a gobernador.
Suárez Lastra renunció a la Secretaría de Seguridad y Justicia porteña en 2002, en pleno gobierno de Aníbal Ibarra. Desde entonces reparte su tiempo entre Buenos Aires y La Consulta, Mendoza, donde cultiva manzanas, peras, uvas y duraznos. «Me gusta volver. Y lo hago porque después de mucho tiempo siento verdadero interés por una propuesta como la de Ernesto. Y mirá que haber estado al lado de Alfonsín te pone la vara alta, eh», explicó a LA NACION. Se acercó a Sanz en la campaña presidencial trunca de 2011.
El «eternamente joven» intendente de Buenos Aires no deja de sorprenderse de la sintonía intelectual y política con sus compañeros de militancia. «Es impresionante. Con Freddy no nos veíamos desde hace años y seguimos teniendo una tendencia a razonar muy parecido», destacó.
«Adrenalina», eligió Storani para resumir las sensaciones de la «vuelta a las pistas». «En Gualeguaychú me sentí como en la FUBA. Después de la Convención me fui pensando: «Todavía debemos ser capaces de hacer algún quilombo»», reconstruyó ante LA NACION sentado en su estudio en el barrio de Tribunales.
Como ha sido históricamente, en el búnker radical todos hablan de Nosiglia y sus dotes de negociador imbatible, aunque pocos conversen con él. Fiel a su bajísimo perfil, el operador radical se dejó ver en Gualeguaychú, sobre todo en las últimas horas de «rosca» previa a la cumbre. Afable, se dejó sacar fotos con convencionales y vecinos. Ya en la Convención, eligió un lugar poco visible en un palco y siguió el debate en silencio. Hacia el final, conversó con Julio Cobos. Su papel en la negociación de los votos fue crucial.
Afianzado como mano derecha de Sanz, Rodríguez sigue de cerca cada paso del jefe radical. Fue protagonista del armado de su campaña presidencial y también siguió de cerca los pasos previos a la Convención. Es un hombre de consulta diaria de Sanz.
Para el puntano Cevallos, ex diputado nacional, el «regreso» de la Coordinadora es la oportunidad de trabajar ahora «de igual a igual» con quienes en los 80 fueron sus jefes. Diputado provincial y nacional alternadamente entre 1987 y 1999, fue secretario de Provincias de Storani hasta 2001. Militó desde siempre con Rodríguez y conoció a Sanz a mediados de los 80. Ingeniero electromecánico, fue el «cerebro de los números» de la Convención, el encargado de contar los porotos hasta el último minuto. La Coordinadora está de vuelta. El tiempo dirá si, como se ilusiona la militancia radical, la UCR «vuelve a ser gobierno, como en el 83».
El regreso de los operadores
Facundo Suárez Lastra
Ex intendente porteño
Su último cargo público había sido en la Secretaría de Seguridad y Justicia porteña en 2002, con Aníbal Ibarra. Después se dedicó a la producción de frutas en Mendoza. Se acercó a Sanz en 2011 y ahora volvió al ruedo.
Federico Storani
Ex ministro radical
Estuvo con Alfonsín y fue ministro de la Alianza. Su último cargo público había sido como diputado entre 2003 y 2007. Después se dedicó a la actividad académica y a escribir un libro. Ahora es uno de los negociadores del acuerdo con Pro.
Enrique Nosiglia
Ex ministro del interior
Siempre fue el operador preferencial del radicalismo, aun cuando la UCR estaba en declive. Fue uno de los encargados de sumar voluntades para el acuerdo con Pro en la Convención de Gualeguaychú..
Elecciones 2015 / La alianza opositora
Nosiglia, Storani, Rodríguez, Suárez Lastra y Ceballos fueron los articuladores para la Convención de Gualeguaychú y ahora están a cargo del diálogo con Pro
Presidente del partido radical, Ernesto Sanz. Foto: Archivo
Aunque lejos de la función pública, todos siguieron ligados a la política. Desde la universidad, desde el debate y la producción académica, desde las charlas en comités. Lo que ninguno imaginó fue que la política activa volvería a reunirlos 15 años después de la desastrosa experiencia de la Alianza y, menos aún, como la reencarnación de la organización que revolucionó la militancia en plena transición a la democracia. De la mano del acuerdo electoral entre la UCR, Pro y la Coalición Cívica, la Coordinadora Nacional y sus principales referentes están de vuelta.
Federico Storani, Jesús Rodríguez, Facundo Suárez Lastra, Enrique «Coti» Nosiglia, Marcelo Stubrin, Walter Ceballos. Los nombres volvieron a sonar a partir del surgimiento del Frente Amplio-UNEN hace casi un año, pero se afianzaron en la coyuntura en las últimas semanas con el desarrollo de la Convención Nacional de la UCR, que aprobó el pacto con Mauricio Macri.
Diputado nacional durante el alfonsinismo y ministro del Interior de la Alianza, Storani ocupó su último cargo público entre 2003 y 2007, cuando fue diputado nacional y representante de la UCR en el Consejo de la Magistratura. Desde entonces se dedicó casi exclusivamente a la docencia universitaria (es profesor de Derecho Político de la Universidad de La Plata) y a ejercer como abogado. También aprovechó para hacerse cargo de una fantasía con la que había coqueteado más de una vez: en 2011 editó El techo del cielo (Libros del Zorzal), un diálogo novelado entre el cuerpo y el alma. «Hacer un tratado filosófico era un plomo, así que me animé con una novela», contó a LA NACION.
Dueño del perfil más intelectual del grupo, Storani fue el jefe del bloque que llevó la postura de Sanz a la Convención de Gualeguaychú. En las semanas previas, junto con Suárez Lastra y Ceballos («Los tres mosqueteros», se autodefinen), tuvo a su cargo el tejido de la estrategia para garantizar los votos. Primero, con lineamientos estratégicos generales, y en la recta final, con llamados y reuniones uno a uno.
Pasada la Convención, las tareas de Storani al lado de Sanz son varias. Por lo pronto, representarlo, junto con los otros dos «mosqueteros», en las reuniones con los emisarios de Macri y secundarlo en el seguimiento de los armados electorales en las provincias y del vínculo con los candidatos a gobernador.
Suárez Lastra renunció a la Secretaría de Seguridad y Justicia porteña en 2002, en pleno gobierno de Aníbal Ibarra. Desde entonces reparte su tiempo entre Buenos Aires y La Consulta, Mendoza, donde cultiva manzanas, peras, uvas y duraznos. «Me gusta volver. Y lo hago porque después de mucho tiempo siento verdadero interés por una propuesta como la de Ernesto. Y mirá que haber estado al lado de Alfonsín te pone la vara alta, eh», explicó a LA NACION. Se acercó a Sanz en la campaña presidencial trunca de 2011.
El «eternamente joven» intendente de Buenos Aires no deja de sorprenderse de la sintonía intelectual y política con sus compañeros de militancia. «Es impresionante. Con Freddy no nos veíamos desde hace años y seguimos teniendo una tendencia a razonar muy parecido», destacó.
«Adrenalina», eligió Storani para resumir las sensaciones de la «vuelta a las pistas». «En Gualeguaychú me sentí como en la FUBA. Después de la Convención me fui pensando: «Todavía debemos ser capaces de hacer algún quilombo»», reconstruyó ante LA NACION sentado en su estudio en el barrio de Tribunales.
Como ha sido históricamente, en el búnker radical todos hablan de Nosiglia y sus dotes de negociador imbatible, aunque pocos conversen con él. Fiel a su bajísimo perfil, el operador radical se dejó ver en Gualeguaychú, sobre todo en las últimas horas de «rosca» previa a la cumbre. Afable, se dejó sacar fotos con convencionales y vecinos. Ya en la Convención, eligió un lugar poco visible en un palco y siguió el debate en silencio. Hacia el final, conversó con Julio Cobos. Su papel en la negociación de los votos fue crucial.
Afianzado como mano derecha de Sanz, Rodríguez sigue de cerca cada paso del jefe radical. Fue protagonista del armado de su campaña presidencial y también siguió de cerca los pasos previos a la Convención. Es un hombre de consulta diaria de Sanz.
Para el puntano Cevallos, ex diputado nacional, el «regreso» de la Coordinadora es la oportunidad de trabajar ahora «de igual a igual» con quienes en los 80 fueron sus jefes. Diputado provincial y nacional alternadamente entre 1987 y 1999, fue secretario de Provincias de Storani hasta 2001. Militó desde siempre con Rodríguez y conoció a Sanz a mediados de los 80. Ingeniero electromecánico, fue el «cerebro de los números» de la Convención, el encargado de contar los porotos hasta el último minuto. La Coordinadora está de vuelta. El tiempo dirá si, como se ilusiona la militancia radical, la UCR «vuelve a ser gobierno, como en el 83».
El regreso de los operadores
Facundo Suárez Lastra
Ex intendente porteño
Su último cargo público había sido en la Secretaría de Seguridad y Justicia porteña en 2002, con Aníbal Ibarra. Después se dedicó a la producción de frutas en Mendoza. Se acercó a Sanz en 2011 y ahora volvió al ruedo.
Federico Storani
Ex ministro radical
Estuvo con Alfonsín y fue ministro de la Alianza. Su último cargo público había sido como diputado entre 2003 y 2007. Después se dedicó a la actividad académica y a escribir un libro. Ahora es uno de los negociadores del acuerdo con Pro.
Enrique Nosiglia
Ex ministro del interior
Siempre fue el operador preferencial del radicalismo, aun cuando la UCR estaba en declive. Fue uno de los encargados de sumar voluntades para el acuerdo con Pro en la Convención de Gualeguaychú..