Electroingeniería: «A nosotros no nos cambia nada que gane Macri, Scioli o quien sea»

En la sala de reuniones de Electroingeniería, en el microcentro porteño, hay una larga mesa, una televisión de 50 pulgadas sintonizada en el canal 360 y, en un rincón, un escritorio con banderitas de China y Argentina. Desde el más absoluto bajo perfil, Osvaldo Acosta preside esta empresa que, asociada a la china Gezhouba, construirá las represas Kirchner y Cepernic en Santa Cruz, la obra más importante que licitó el kirchnerismo, con una inversión de u$s 4.700 millones. En una entrevista con El Cronista, el empresario de 64 años defendió al Gobierno, se diferenció de sus pares de Techint y la UIA y negó que su afinidad con el kirchnerismo le haya posibilitado ganar licitaciones.
¿Estamos en el país que cuenta la Presidenta o en el que cuenta la oposición?
El discurso del Congreso (el 1º de marzo) fue uno de los discursos más importantes que he escuchado en mi vida. Por la oratoria, por el contenido, por la verdad, por lo que se hizo, por el presente, por lo que viene. Fue una pieza extraordinaria.
Fue un discurso poco autocrítico, ¿no cree?
Sin dudas, todas las personas, gobiernos, empresas, siempre tenemos errores. Pero no tengo necesidad de decir «esto lo hice mal». Para eso están los otros. Y lo más importante es que un gobierno tenga la valentía y la suficiente capacidad para corregir sobre la marcha esos errores. Y creo que este gobierno lo hizo.
¿Qué errores se corrigieron sobre la marcha?
Quizás la estatización de YPF debió haber ocurrido antes. Digo quizás porque no es de mi pleno conocimiento cuáles eran exactamente las oportunidades que se daban antes o en ese momento. La modernización de los ferrocarriles, quizás, tampoco pudo haberse hecho antes. No olvidemos que este Gobierno tomó un país en las condiciones de 2003, con muchísimas prioridades que llevar adelante, como disminuir el desempleo -se lo disminuyó a la tercera parte-, mejorar la redistribución de la riqueza, lograr las paritarias para cada gremio, sacar leyes fundamentales para el desarrollo de la democracia, haber logrado que el 97% de las personas con edad de jubilarse pudieran hacerlo, haber recuperado las AFJP, que es el ahorro de los argentinos, y a partir de allí realizar un montón de acciones como Procrear, la AUH, las inversiones de ANSeS en desarrollos productivos…
Una de las cosas que más se le critica al Gobierno en este último tiempo es el déficit de infraestructura. Cortes de luz, falta de gas natural para el crecimiento de los últimos años, rutas en mal estado… ¿Cómo se lo ve desde una empresa dedicada a la infraestructura?
No conozco, en 37 años de empresa, década en la que se haya hecho más en infraestructura que en esta última. En el área que más conocemos, el área eléctrica, se incrementó en un 50% las líneas de transmisión en 500 KW que interconectan todo el país, garantizando que llegue la energía en forma anillada a todo el país, cosa que hace 12 años no ocurría. En Argentina nunca se produce un blackout; si falla una generadora por un tornado o lluvia, el problema se limita rápidamente a ese punto, sin que arrastre al resto del sistema. Se hicieron 6000 km de líneas de alta tensión. Eso es por transmisión. En generación se incrementó el parque en un 50%, con 60% más de generación de la que teníamos en 2003. Teníamos 13/14.000 MW disponibles. Sumamos Yacyretá -elevar la cuota posibilitó pasar de 1600 MW a 3200 MW-; Atucha 2 entrega al sistema 735 MW; Térmica Manuel Belgrano, 830 MW; Térmica San Martín, 830 MW; Central Termoeléctrica del Bicentenario de Pilar, Córdoba, 500 MW…
¿Por qué, entonces, les falta energía a las industrias y a los usuarios residenciales se les corta la luz?
Hablé de transporte y generación, que son dos puntos claves. No falta energía ni falta transporte. En distribución, posiblemente falte una mejora en el desarrollo de la distribución para fortalecer las líneas, esto pasa en todas las provincias y en alguna medida en Buenos Aires, pero en menor medida de lo que uno cree. Los cortes se producen en momentos pico de temperatura y de consumo. Se puede mejorar la distribución y seguramente se irá haciendo.
¿Qué le parecieron las críticas de la UIA al acuerdo con China en general y a la construcción de las represas en particular?
Las críticas de la UIA son netamente políticas, ya que no afectan en nada al desarrollo de la industria nacional. Cero, afectan. Incluso importantes empresas de la UIA son beneficiadas con créditos que vienen de China.
¿Habla de Techint?
Sí, hablo de Techint. De ninguna manera este acuerdo dice que van a venir empleados de la construcción de China a hacer la obra. Habla de la posibilidad de ingreso de personal de acuerdo a la legislación vigente en la Argentina para el trabajo. Y si tiene que venir un alemán, un canadiense o un chino a vivir dos años en Argentina a cubrir puestos específicos para la puesta en marcha de una obra, tiene que poder trabajar. Por ejemplo, el 30% de la próxima central nuclear que se va a construir en Argentina lo puede proveer China. Pero el otro 70% es producción nacional. Eso lo conocen muy bien Adimra, las pymes que han trabajado en todo este equipamiento, incluso las grandes empresas como Techint. Es una crítica que, sin dudas, tiene que ver con la política, pero no con la realidad.
¿La UIA juega, tiene algún candidato?
Juega su partido. Ve el país desde un lugar distinto al del Gobierno. Son dos formas de ver el desarrollo de la sociedad.
El Gobierno y la UIA estuvieron de acuerdo durante años…
Eso no significa estar de acuerdo toda la vida. En este momento, sin duda, la UIA piensa en un gobierno muy distinto al de la presidenta Cristina.
Las represas se construirán con otro gobierno. ¿Cómo esperan que sea la relación con el próximo gobierno?
Desde el punto de vista de nuestra obra, hace 37 años que pasamos por todos los gobiernos, desde el año 77. Hay un contrato que nace de una licitación pública y tiene toda la transparencia del caso y toda la competitividad que corresponde. Esta obra, que es un círculo virtuoso para el país, genera energía de pico, ahorra u$s 1.000 millones al año de combustibles fósiles, se repaga sola durante el periodo de amortización con el crédito chino, produce ingreso de divisas. ¿Qué gobierno puede paralizar algo tan beneficioso? Y respecto del acuerdo China Argentina, paralizarlo sería como paralizar un acuerdo con España o Italia. Hay que mirar el mundo multipolar de hoy. China, particularmente, es la primera o segunda economía del mundo.
Da la sensación de que con este Gobierno se sintieron bastante cómodos. ¿Prefiere que siga el Frente para la Victoria o están abiertos a un cambio?
Para la empresa, la historia siempre sigue igual. Pasamos por todos los gobiernos. Yo, particularmente, me sentí muy cómodo con Alfonsín, a pesar de que a la empresa no le fue bien.
Porque usted es radical…
No, no (risas). Yo soy una persona que tiene su pensamiento asociado con el desarrollo de la sociedad que tiende a una equidad y a una disminución de las diferencias sociales y a una inclusión de las distintas sectores de la sociedad. Es muy distinto. Alfonsín tenía ese pensamiento y Néstor Kirchner lo tenía y Cristina Fernández de Kirchner lo tiene. No lo tuvo Menem, no lo tuvo De la Rúa, no lo tuvo Duhalde.
¿Macri lo tiene?
No lo tiene
¿Massa?
Tampoco.
¿Scioli?
Scioli considero que sí. Randazzo, también. Son parte del FPV, de este Gobierno que lleva adelante estas políticas de desarrollo que hacen a la inclusión de la gente al sistema. A mí me gustaría una continuidad. Pero a nosotros no nos cambia nada que gane Macri, Scioli o quien sea.
¿Este fue el mejor decenio de la empresa?
No, el mejor decenio fue de 1990 a 2000. En la época de Menem crecimos 70 veces. Facturábamos u$s 1 millón en 1990 y terminamos facturando u$s 70 millones en 2000.
¿Y hoy cuánto facturan?
Facturamos 500 millones de dólares al año, a veces más, a veces menos. Pero el mayor crecimiento lo tuvimos en un período de gobierno con el que yo no estaba de acuerdo. Y sin embargo trabajamos en 23 provincias en la época de Menem. En todas menos en Santa Cruz. Y en Bolivia, Uruguay, Paraguay, Chile y Perú.
No es lo mismo facturar u$s 70 millones que facturar u$s 500 millones. Se convirtieron en una de las empresas más grandes del país en los últimos años…
En el área de la construcción, sí. Y hay sólo un motivo para eso: nuestra reinversión permanente en Argentina. Nuestra empresa es una gran empresa y los empresarios vivimos para la empresa y tomamos de la empresa lo mínimo e indispensable para vivir, lo mismo que tomábamos en los 90 y los 80. Nuestra vida es exactamente igual. Todo está en la empresa.
¿Y qué le pasa cuando lo asocian al kirchnerismo y puntualmente a Cristóbal López o Lázaro Báez, empresarios que tuvieron una participación que no tenían antes?
Tengo la tranquilidad absoluta de decir que la empresa no es kirchnerista. La empresa no tiene un color de partido político. Los accionistas, Osvaldo Acosta y Gerardo Ferreyra, tenemos un pensamiento acorde con este modelo, con este gobierno kirchnerista. Pero la empresa no es kirchnerista. Cuando nos relacionan con Cristóbal López, Lázaro Báez y otras empresas de la construcción que se desarrollaron en el último tiempo, nosotros tenemos la tranquilidad absoluta de que somos una empresa de ingeniería e infraestructura que tiene 37 años de historia y somos pre Kirchner. Nada que ver.
¿Cree que esa afinidad suya y de Ferreyra con el kirchnerismo sirvió para ganar negocios?
No, de ninguna manera. Sirvió para que digan eso, relacionado con otras empresas. No puedo decir nada de Lázaro Báez, no puedo decir nada de Cristóbal López, no puedo decir nada de Eurnekian, ni de otras empresas que han trabajado fuertemente con este Gobierno. Nosotros hacemos obras, generamos contratos, actividad.

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