El economista del instituto IERAL de la Fundación Mediterránea, Juan Manuel Garzón, consideró que el precio de la carne puede complicar las metas de inflación del Gobierno.
En un análisis coyuntural, el especialista en agroindustria afirmó que «el ciclo ganadero puede complicar un plan de estabilización en caso que se dispare un período de retención de animales», lo que en realidad ya ocurre.
«Si bien actualmente se observa ese fenómeno, éste no se está profundizando y además, ya lleva un año, por lo que es de esperar que la oferta de animales para faena se recupere, volcando más carne al mercado interno», evaluó.
Consignó que «respecto a la demanda externa, la hacienda está actualmente a buen precio en dólares, de hecho cara en relación a países vecinos». «Si el tipo de cambio se mantiene pari passu la inflación, no debería esperarse un gran tirón de los exportadores sino más bien un crecimiento moderado de los envíos al mundo», manifestó.
Garzón señaló que «así, una eventual recuperación de demanda interna podría ser cubierta con un incremento progresivo de la oferta».
Sostuvo que «el precio interno de la carne, medido a precios constantes, no está bajo en perspectiva histórica. Se trata de un valor intermedio, inferior a los valores récord 2010/2011, bastante similar al promedio 2012/2015 y muy por encima de lo que se pagaba por el producto entre los años 2004/2009».
«Para tener una perspectiva, una familia clase media de 4 integrantes, padres más dos hijos adolescentes, que consumen cada uno una media de 55 kilos de carne bovina al año (cerca del promedio nacional), tienen una cuenta mensual de aproximadamente $1.500 en este producto, promediando precios actuales de distintos cortes», dijo en el informe.
De acuerdo con estimaciones de IERAL, el 50% aproximadamente de lo que pagan los consumidores por la carne bovina representa el valor de la hacienda, la retribución a los productores ganaderos». Garzon, en tanto, precisó que «un aumento en el precio de la hacienda conlleva (a los pocos meses) generalmente a un aumento casi sobre los consumidores (demanda poco sensible a cambios de precios)».
«Por esto último es importante monitorear lo que sucede con el precio de la hacienda. El conocido ciclo ganadero intensifica una suba (o baja) en los precios de la hacienda. Cuando el precio de los animales mejora algo y esa mejora se percibe como duradera, el productor responde restringiendo la oferta (reteniendo animales) y lo contrario cuando el precio empeora», enfatizó.
En un análisis coyuntural, el especialista en agroindustria afirmó que «el ciclo ganadero puede complicar un plan de estabilización en caso que se dispare un período de retención de animales», lo que en realidad ya ocurre.
«Si bien actualmente se observa ese fenómeno, éste no se está profundizando y además, ya lleva un año, por lo que es de esperar que la oferta de animales para faena se recupere, volcando más carne al mercado interno», evaluó.
Consignó que «respecto a la demanda externa, la hacienda está actualmente a buen precio en dólares, de hecho cara en relación a países vecinos». «Si el tipo de cambio se mantiene pari passu la inflación, no debería esperarse un gran tirón de los exportadores sino más bien un crecimiento moderado de los envíos al mundo», manifestó.
Garzón señaló que «así, una eventual recuperación de demanda interna podría ser cubierta con un incremento progresivo de la oferta».
Sostuvo que «el precio interno de la carne, medido a precios constantes, no está bajo en perspectiva histórica. Se trata de un valor intermedio, inferior a los valores récord 2010/2011, bastante similar al promedio 2012/2015 y muy por encima de lo que se pagaba por el producto entre los años 2004/2009».
«Para tener una perspectiva, una familia clase media de 4 integrantes, padres más dos hijos adolescentes, que consumen cada uno una media de 55 kilos de carne bovina al año (cerca del promedio nacional), tienen una cuenta mensual de aproximadamente $1.500 en este producto, promediando precios actuales de distintos cortes», dijo en el informe.
De acuerdo con estimaciones de IERAL, el 50% aproximadamente de lo que pagan los consumidores por la carne bovina representa el valor de la hacienda, la retribución a los productores ganaderos». Garzon, en tanto, precisó que «un aumento en el precio de la hacienda conlleva (a los pocos meses) generalmente a un aumento casi sobre los consumidores (demanda poco sensible a cambios de precios)».
«Por esto último es importante monitorear lo que sucede con el precio de la hacienda. El conocido ciclo ganadero intensifica una suba (o baja) en los precios de la hacienda. Cuando el precio de los animales mejora algo y esa mejora se percibe como duradera, el productor responde restringiendo la oferta (reteniendo animales) y lo contrario cuando el precio empeora», enfatizó.