El ex presidente de Brasil, Fernando Henrique Cardoso, durante la entrevista con Clarín. (Gustavo Ortiz)
Fernando Henrique Cardoso ríe con soltura en el hotel de la avenida Alvear donde llegó hace pocas horas para una visita privada, y que aprovechó para encontrarse con Mauricio Macri. “Se le adelantó a Temer”, le dicen los periodistas por el viaje previsto del jefe de Estado brasileño el 5 de octubre. “No, no, nada que ver”, reacciona entre risas. “Es una casualidad, vine a ver amigos”. A sus 85 años y dos veces presidente, este sociólogo a quien la dictadura de su país obligó al exilio, aún es la figura central del PSDB, el partido rival del PT y que colaboró con el impeachment de Dilma Rousseff. Ahora, esa agrupación es uno de los soportes del gobierno de Temer sobre quien, en esta extensa entrevista exclusiva con Clarín, habla con una amigable cautela marcando los enormes desafios que deberá enfrentar.
-¿Había realmente razones para derribar a Rousseff?
-La Constitución tiene un titulo muy amplio sobre el impeachment, se enumeran ahí las posibilidades. Una de ellas es no respetar al Congreso en el gasto. Y Dilma incurrió en eso.
¿Pero eso no lo hicieron todos, usted también?
No, no. Para empezar la ley de Responsabilidad fiscal fue de mi gobierno, es decir hubiera tenido uno solo en el cual podría haber incurrido en eso. Lo que pasó con Lula da Silva y conmigo fue otra cosa, un retraso de semanas en el ajuste de cuentas por un monto de miles. En el caso de Dilma fue de un año al otro y por miles de millones. Fueron préstamos del banco de Brasil y de la Caja de Ahorro, de plata que no es del gobierno, al propio gobierno y sin autorización del Congreso.
¿Pero eso no fue todo?
El gobierno se paraliza antes del impeachment que viene a consecuencia de la incapacidad del gobierno para gobernar. En el sistema parlamentario es muy sencillo resolverlo, si pierde un voto la mayoría deja de ser mayoría y cae. En el presidencialismo es mucho más difícil. Pasó que el gobierno perdió la mayoría en el Congreso y la mayoría en el país, perdió la confianza, y la capacidad de gobernar. El impeachment fue la consecuencia de esa parálisis.
¿Ex ministros de Temer han sugerido que, con el juicio, se buscó detener el escándalo de corrupción?
Eso es un equivoco. No fue el PT el que comenzó la investigación. El ministerio público, los fiscales de la República desde la Constitución del ‘88, son independientes del gobierno. Y el judicial también. Por eso nadie podrá parar el avance del proceso.
¿Nadie podría frenarlo, seguro?
Nadie. Alguno pueden tener la ilusión, pero miren lo que pasó ahora con esa ley. (Nota: alude al intentó en el Congreso, denunciado y bloqueado, para convertir en autoamnistía una ley anticorrupción)
¿Cómo ve al gobierno de Temer?
Quién es Temer, es el vice de Dilma, lo votaron quienes votaron por Dilma. Yo no lo vote, vote al otro lado. Los que no lo votaron son quienes tienen que mantenerlo ahora. Sucede que el encuadramiento constitucional indica que es el vice quien debe asumir. No es un gobierno que tenga un punto de partida popular fuerte, pero si un punto de partida legislativo fuerte porque deriva de la voluntad del Congreso. Entonces tendrá que llenar cierto vacío de popularidad, más que eso, de liderazgo. Dilma perdió el liderazgo y Temer todavía no se impuso como líder nacional. Tendrá que hacerlo, el tiempo es corto y los desafíos, enormes.
¿Cuáles en su opinión?
El desafio fundamental es la economía porque hay doce millones de desempleados. Temer deberá explicar al país que la situación por la cual pasamos es consecuencia de errores de política económica de los gobiernos de Lula y de Dilma. Ponerle claramente al país que si tenemos hoy doce millones de desempleados, y una deuda publica del 70% del PBI, es consecuencia de los errores pasados.
Explíqueme algo, el PMDB de Temer estuvo con Dilma …
Y conmigo, y con Lula, y con Sarney …
Es entonces corresponsable de la crisis ¿No es así?
El PMDB es el gran partido de gobierno, de muchos gobiernos. Pero hoy tiene 58 diputados sobre 513. Ese es el drama de Brasil. El PSDB tiene 54 ó 52 diputados. Los tres con el PT dan 190, y los tres no se suman. Y hay 30 partidos. Una fragmentación enorme.
Pero, ¿por qué alguien que estuvo en todo eso, como Temer o su partido, va a hacer hoy algo diferente?
La verdad es que Temer se apartó de la orientación de Dilma a partir de cierto momento. El PT, ciertamente, había logrado una especie de hegemonía sobre ese conjunto de partidos. Desde la constituye del 88 el sistema político brasileño contempla dos partidos con cierta capacidad de liderazgo, el PT y el PSDB, y otro que estabiliza que es el PMDB. Cuando esos partidos logran apoyo de la opinión pública y la situación va bien como con el boom de los commodities que beneficio a Lula, entonces la cosa funciona. Y cuando no, se pierde el rumbo. Fue lo que pasó. El PMDB se dio cuenta que el PT estaba sin rumbo y se fue. El interrogante para Temer es qué rumbo tendremos.
¿Cree que tiene fuerza para imponer reformas que son antipáticas?
Hay una fijación, no sólo en Brasil, con la idea de que el desequilibrio fiscal es progresista, de izquierda, mientras que el control fiscal es de derecha. Es un error, Ni de izquierda ni de derecha, Es un error que debe ser corregido. En la lucha política algunos dirán que se diluirán gastos de educación y salud. No necesariamente, pero lo dirán para conquistar a la opinión publica. Fíjese el tema previsional. Los jubilados del sector privado son 25 ó 26 millones y el presupuesto es de 140 mil millones de reales. En el sector público son un millón y hay 90 mil millones de reales. Es decir: 90 mil para un millón, y 140 mil para 26 millones. Es una gran desigualdad. Si el gobierno ataca esa desigualdad, la gente puede aceptar mejor el cambio.
¿La pregunta era si ve en Temer el liderazgo suficiente para eso?
Ese es el punto. Debe hablar con el país. El asunto para él es la historia no es la popularidad. Es hacer lo que se requiere y tener coraje para enfrentar una situación dificil y persistir. Mira, yo fui ministro de Finanzas siendo sociólogo, y era un desconocido, pero lo logré. Todo depende de las circunstancias, que también transforman a las personas.
Fernando Henrique Cardoso ríe con soltura en el hotel de la avenida Alvear donde llegó hace pocas horas para una visita privada, y que aprovechó para encontrarse con Mauricio Macri. “Se le adelantó a Temer”, le dicen los periodistas por el viaje previsto del jefe de Estado brasileño el 5 de octubre. “No, no, nada que ver”, reacciona entre risas. “Es una casualidad, vine a ver amigos”. A sus 85 años y dos veces presidente, este sociólogo a quien la dictadura de su país obligó al exilio, aún es la figura central del PSDB, el partido rival del PT y que colaboró con el impeachment de Dilma Rousseff. Ahora, esa agrupación es uno de los soportes del gobierno de Temer sobre quien, en esta extensa entrevista exclusiva con Clarín, habla con una amigable cautela marcando los enormes desafios que deberá enfrentar.
-¿Había realmente razones para derribar a Rousseff?
-La Constitución tiene un titulo muy amplio sobre el impeachment, se enumeran ahí las posibilidades. Una de ellas es no respetar al Congreso en el gasto. Y Dilma incurrió en eso.
¿Pero eso no lo hicieron todos, usted también?
No, no. Para empezar la ley de Responsabilidad fiscal fue de mi gobierno, es decir hubiera tenido uno solo en el cual podría haber incurrido en eso. Lo que pasó con Lula da Silva y conmigo fue otra cosa, un retraso de semanas en el ajuste de cuentas por un monto de miles. En el caso de Dilma fue de un año al otro y por miles de millones. Fueron préstamos del banco de Brasil y de la Caja de Ahorro, de plata que no es del gobierno, al propio gobierno y sin autorización del Congreso.
¿Pero eso no fue todo?
El gobierno se paraliza antes del impeachment que viene a consecuencia de la incapacidad del gobierno para gobernar. En el sistema parlamentario es muy sencillo resolverlo, si pierde un voto la mayoría deja de ser mayoría y cae. En el presidencialismo es mucho más difícil. Pasó que el gobierno perdió la mayoría en el Congreso y la mayoría en el país, perdió la confianza, y la capacidad de gobernar. El impeachment fue la consecuencia de esa parálisis.
¿Ex ministros de Temer han sugerido que, con el juicio, se buscó detener el escándalo de corrupción?
Eso es un equivoco. No fue el PT el que comenzó la investigación. El ministerio público, los fiscales de la República desde la Constitución del ‘88, son independientes del gobierno. Y el judicial también. Por eso nadie podrá parar el avance del proceso.
¿Nadie podría frenarlo, seguro?
Nadie. Alguno pueden tener la ilusión, pero miren lo que pasó ahora con esa ley. (Nota: alude al intentó en el Congreso, denunciado y bloqueado, para convertir en autoamnistía una ley anticorrupción)
¿Cómo ve al gobierno de Temer?
Quién es Temer, es el vice de Dilma, lo votaron quienes votaron por Dilma. Yo no lo vote, vote al otro lado. Los que no lo votaron son quienes tienen que mantenerlo ahora. Sucede que el encuadramiento constitucional indica que es el vice quien debe asumir. No es un gobierno que tenga un punto de partida popular fuerte, pero si un punto de partida legislativo fuerte porque deriva de la voluntad del Congreso. Entonces tendrá que llenar cierto vacío de popularidad, más que eso, de liderazgo. Dilma perdió el liderazgo y Temer todavía no se impuso como líder nacional. Tendrá que hacerlo, el tiempo es corto y los desafíos, enormes.
¿Cuáles en su opinión?
El desafio fundamental es la economía porque hay doce millones de desempleados. Temer deberá explicar al país que la situación por la cual pasamos es consecuencia de errores de política económica de los gobiernos de Lula y de Dilma. Ponerle claramente al país que si tenemos hoy doce millones de desempleados, y una deuda publica del 70% del PBI, es consecuencia de los errores pasados.
Explíqueme algo, el PMDB de Temer estuvo con Dilma …
Y conmigo, y con Lula, y con Sarney …
Es entonces corresponsable de la crisis ¿No es así?
El PMDB es el gran partido de gobierno, de muchos gobiernos. Pero hoy tiene 58 diputados sobre 513. Ese es el drama de Brasil. El PSDB tiene 54 ó 52 diputados. Los tres con el PT dan 190, y los tres no se suman. Y hay 30 partidos. Una fragmentación enorme.
Pero, ¿por qué alguien que estuvo en todo eso, como Temer o su partido, va a hacer hoy algo diferente?
La verdad es que Temer se apartó de la orientación de Dilma a partir de cierto momento. El PT, ciertamente, había logrado una especie de hegemonía sobre ese conjunto de partidos. Desde la constituye del 88 el sistema político brasileño contempla dos partidos con cierta capacidad de liderazgo, el PT y el PSDB, y otro que estabiliza que es el PMDB. Cuando esos partidos logran apoyo de la opinión pública y la situación va bien como con el boom de los commodities que beneficio a Lula, entonces la cosa funciona. Y cuando no, se pierde el rumbo. Fue lo que pasó. El PMDB se dio cuenta que el PT estaba sin rumbo y se fue. El interrogante para Temer es qué rumbo tendremos.
¿Cree que tiene fuerza para imponer reformas que son antipáticas?
Hay una fijación, no sólo en Brasil, con la idea de que el desequilibrio fiscal es progresista, de izquierda, mientras que el control fiscal es de derecha. Es un error, Ni de izquierda ni de derecha, Es un error que debe ser corregido. En la lucha política algunos dirán que se diluirán gastos de educación y salud. No necesariamente, pero lo dirán para conquistar a la opinión publica. Fíjese el tema previsional. Los jubilados del sector privado son 25 ó 26 millones y el presupuesto es de 140 mil millones de reales. En el sector público son un millón y hay 90 mil millones de reales. Es decir: 90 mil para un millón, y 140 mil para 26 millones. Es una gran desigualdad. Si el gobierno ataca esa desigualdad, la gente puede aceptar mejor el cambio.
¿La pregunta era si ve en Temer el liderazgo suficiente para eso?
Ese es el punto. Debe hablar con el país. El asunto para él es la historia no es la popularidad. Es hacer lo que se requiere y tener coraje para enfrentar una situación dificil y persistir. Mira, yo fui ministro de Finanzas siendo sociólogo, y era un desconocido, pero lo logré. Todo depende de las circunstancias, que también transforman a las personas.