Nicolás Tereschuk (Escriba) comenta hoy unas ideas de Machinea.
El objetivo (de las ideas de Machinea) es expresar de forma convincente que la reducción de la inflación no necesariamente conduciría a una recesión.
Hay una infaltable mención a la recuperación de la credibilidad estadística. Cuya influencia en la obtención de tasas de inflación más bajas no está de ninguna manera probada, ni siquiera avalada por el sentido común. Esto no implica que uno sostenga que la manipulación estadística es buena para el tema de la inflación.
Pero tampoco es necesario comprar el paquete de que la recuperación de la credibilidad del IPC (que es algo así como devolverlo al territorio de opacidad mediática en el que se encontraba antes de que los tenedores de bonos que indexaban por CER lo visibilizaran) va a operar el milagro de bajar unos puntos los aumentos de precios.
Ni siquiera a fuerza de repetir insistentemente la palabra «expectativas» resultan convincentes quienes así lo sostienen. Hoy el IPC no disciplina ninguna expectativa, pero las mismas se rigen por números más o menos estables que oscilan entre el 20 y el 25%. Hacer converger al IPC con esos números, ¿modificaría alguna expectativa? Verso.
El punto sustancial de las ideas de Machinea es el que Nicolás describe así:
Un acuerdo de cuánto van a ganar los empresarios y cuál va a ser el salario de los trabajadores. Y al mismo tiempo que eso, menor crecimiento de la oferta monetaria y del gasto público.
Nótese que no hablamos de reducciones, ni recortes, sino menores ritmos de crecimiento en cada caso.
Ahora bien, nos dice Machinea que todo esto hay que hacerlo en forma coordinada porque si no, va mal la cosa.
Por más que se quiera eludir la palabra ajuste, por impopular, no hay otra forma de describir este plan coordinado.
Estoy casi seguro, además, de que no hay otra palabra que pueda describir más apropiadamente un plan anti-inflacionario (cualquiera) que la palabra ajuste.
Aún los que, como en el caso de las ideas de Machinea, sean a priori los menos drásticos y fueran llevados a cabo con eficiencia (lo cual es extremadamente complejo, al nivel de complejización que va de la planilla de cálculo a la realidad cotidiana de las personas de carne y hueso y sus interrelaciones).
Mejor, entonces, que desestimar la posibilidad de una recesión para intentar quitarle dramatismo al escenario es aceptar que, con un ajuste del crecimiento de 9% a 5% o 4% no estaríamos ante una recesión en términos técnicos, pero causará un efecto similar en la sensibilidad de quienes deban re-acostumbrarse a que sus bolsillos sean menos generosos, lo cual en los casos de los ingresos menos abultados implicaría severas restricciones de consumo.
Por todo lo cual no deja de asombrar que los analistas preocupados por los efectos nocivos de la inflación en el poder adquisitivo de los más pobres no lo estén también por los efectos peores que un plan anti-inflacionario podría tener sobre esos mismos poderes adquisitivos.
Sagazmente Nicolás descubre que el modelo que Machinea elige para comparar su propuesta con una realidad histórica es el del segundo plan quinquenal de la década peronista, de Alfredo Gómez Morales, de recuerdo no tan dulce para los asalariados como el del plan quinquenal que lo precedió. Seguramente, no por casualidad es así.
Los yanquis usan una expresión para definir situaciones como la que estaría necesitando la Argentina para moderar su expansión y ponerse a la altura de los «países serios»: «a good recession», le dicen.
La palabra «recession» no admite dudas. Acompañarla por el adjetivo «good» es una definición ideológica.
Aún cuando sea inevitable, no será nunca buena.
Mariano es verdad que el frenazo se puede sentir, de hecho pasar de crecer de 8% a 4% es un frenazo importante. Nosotros sentimos en el 2009 lo que fue el freno a la economía a pesar de no ser una depresión.
Ahora hay que hacer algo con la restricción externa siempre latente. Si seguimos por este camino y no vamos corriendo esta restricción externa, o sea la elasticidad ingreso de las importaciones tiene que bajar para que sea efectiva esa sustitución. Si no vamos a entrar en el típico ajuste recesivo inflacionario que tanto conocemos.
La cuestión de hacer un plan, acuerdo nacional, como el que plantearon Gelbard y Perón a priori es lo que parece mejor. (De hecho el gobierno dio el puntapié inicial con los planes agrícola e industrial).
Además se necesitan divisas para honrar la deuda, y necesitamos que se deje de ahorrar en dólares, para eso hay que bajar la expectativa de devaluación. Y creo que solo con un acuerdo importante se puede lograr eso.
Yo prefiero eso a que en un tiempo la cuestión sea inmanejable. Y le abramos la puerta a los mismos de siempre.
¿Qué puedo decir?
El peronismo es la enfermedad infantil del polpulismo.
¿No se dan cuenta? la dinámica de la economía argentina es insostenible, una auténtica burbuja monetaria.
El ajuste será una realidad, ni bien devalúe un poco más su moneda Brasil, caiga un poco más el precio de la soja y se endurezca el clima finaciero internacional.
Parece que no aprendieron nada, no importa… ya van a tener otra oportunidad de entender lo equivocados que estaban.
¿A quién le van a hechar la culpa? tomen nota, por favor, maduren.
qué olor a gorilada que se vino de golpe…
Estas afirmaciones suyas tienen dos problemas.
1. Es la misma profecía que venimos leyendo y escuchando en los medios desde 2003 (incluso, desde 2002, de los que debían ‘hacer el duelo’ por la convertibilidad finada). ¿Por qué 8 años después debería ser más atinada que en todos los años anteriores en que no se cumplió sino todo lo contrario?
2. CUALQUIER sistema económico en el que tomen valores desfavorables 3 variables importantes (como usted enumera) va a pasar por SERIOS problemas. Eso no lo convierte en ‘malo’. Si no, recordemos los problemas de la convertibilidad cuando fue el tequila, la crisis rusa, etc. Que siempre se tomaban como pretexto de que la cosa fuera de mal en peor. Ni hablar de la crisis de USA en 2008 y la europea actual.
En resumen, y una vez más, leo aquí una EXPRESIÓN DE DESEOS de que todo se vaya al demonio y mucha gente sufra mucho para que unos pocos digan satisfechos ‘yo les dije’.
Raul, por un lado reconozco que el camino tomado (peg al dolar mientras el dolar baja en el mundo, inflacion del 20% e inyeccion monetaria por medio de clases populares) es territorio casi desconocido y sabemos que otros caminos terminaron mal.
Lo importante es que nadie sabe si este camino va a terminar bien ya que no tiene sustento teorico alguno, por lo tanto, ya que les importa tanto la gente, cuando se empiezan a ver curvas cerradas, autos chocados en la banquina y frenazos de otros, seria bueno que bajen la velocidad. Por las dudas.
Veremos que pasa en 2012, si le tienen tanta fe al modelo no deberian salir al mercado voluntario de deuda o a los «organismos internacionales» no?, si no cambian algo el des-desendeudamiento sera un camino de ida y tampoco les va a alcanzar hasta el 2014.
Gonzalo: no parece faltar capacidad de control de variables para hacer correcciones (no dije ajuste). Es mi sensación.
Los sustentos teóricos los miro con mucho escepticismo (pese a que admiro la ciencia económica).
La burbuja (explotada) de los derivados tenía su sustento teórico en dos o tres premios Nóbel…
El sustento teórico de la recuperación argentina está creándose ahora mismo, ‘ex-post’.
garca,
y qué modelo con sustento teórico proponés vos?
La confianza de los K en el modelo me recuerda a este pasaje:
Woody: No puedes volar, eres un juguete, ju-gue-te
Buzz: Claro que puedo volar,
[despliega las alas y salta, rebota en una pelota de goma y luego es sostenido por un ventilador de techo por unos segundos y luego cae, increiblemente parado, creyendo haber volado]
Woody: bah, eso no es volar. Eso es … caer con estilo
Ojo que en 2002/3 estábamos en el ‘rebote del gato muerto’, un ‘veranito’ que iba a durar un suspiro… ¿Y?
Read my lips, parece decir Machinea. Por un lado le reconozco el tono no tremendista y la viveza de citar un plan «peronista» de reducción de la inflación, cuestionando un plan «liberal» como el de Alsogaray. Claro que también critica otro plan peronista, como el de Gelbard. Lo que habría que cuidar es que de tan machineístas no nos vayamos al tacho políticamente, claro.
Lo otro que hay que empezar a discutir es cómo funciona todo esto que es tan lindo, sobre todo políticamente, con un crecimiento del 5 por ciento. La clave para mí está en qué pueden poner los empresarios en la mesa de negociación.
Saludos
Escriba, por favor no le echen la culpa a «los empresarios» de los futuros problemas de la macro. Ya se parecen a Menem con «la pesada herencia»
Pero todo depende de a quien afecte el frenazo, si es que afecta a alguien.
Por de pronto, crecer al 4% no es recesión, las ventas y la producción de hecho sigue aumentando.