A un año: palabras del Papa Francisco

 

Por estos días se cumple un año de la asunción del Papa argentino.
Les comparto unas palabras de Francisco que curiosamente no tuvieron amplia repercusión. Son de su primer gran documento, La Encíclica Papal. Y debajo una breve reflexión sobre las mismas.
Si bien soy ateo, apoyo estas palabras…

«La alegría del Evangelio«, su primer gran documento (las negritas son mías):

» No a la economía de la exclusión.
“Así como el mandamiento de ‘no matar’ pone un límite claro para asegurar el valor de la vida humana, hoy tenemos que decir ‘no a una economía de la exclusión y la inequidad’. Esa economía mata. No puede ser que no sea noticia que muere de frío un anciano en situación de calle y que sí lo sea una caída de dos puntos en la Bolsa. Eso es exclusión. No se puede tolerar más que se tire comida cuando hay gente que pasa hambre. Eso es inequidad. Hoy todo entra dentro del juego de la competitividad y de la ley del más fuerte, donde el poderoso se come al más débil. Como consecuencia de esta situación, grandes masas de la población se ven excluidas y marginadas: sin trabajo, sin horizontes, sin salida. Se considera al ser humano en sí mismo como un bien de consumo, que se puede usar y luego tirar. (…) Hoy en muchas partes se reclama mayor seguridad. Pero hasta que no se reviertan la exclusión y la inequidad dentro de una sociedad y entre los distintos pueblos será imposible erradicar la violencia. Se acusa de la violencia a los pobres y a los pueblos pobres, pero, sin igualdad de oportunidades, las diversas formas de agresión y de guerra encontrarán un caldo de cultivo que tarde o temprano provocará su explosión. (…) Esto no sucede solamente porque la inequidad provoca la reacción violenta de los excluidos del sistema, sino porque el sistema social y económico es injusto en su raíz”.

(…)  “Mientras las ganancias de unos pocos crecen exponencialmente, las de la mayoría se quedan cada vez más lejos del bienestar de esa minoría feliz. Este desequilibrio proviene de ideologías que defienden la autonomía absoluta de los mercados y la especulación financiera. De ahí que nieguen el derecho de control de los Estados (…). Se instaura una nueva tiranía invisible, a veces virtual, que impone, de forma unilateral e implacable, sus leyes y sus reglas (…)

Fin de la cita. Este fragmento lo pueden encontrar acá, en la página del Vaticano.

Ahora cuando dice «el sistema social y económico», dado que a nivel mundial el que impera es el Capitalismo, es evidente que hay que buscar un sistema social y económico más justo. Las palabras del Papa son una fuerte crítica al sistema capitalista.
Hay que intentar algo nuevo. Eso es lo que se intenta en algunos países de latinoamérica. Y por intentar algo distinto se les pega tanto. Por lo menos intentan. Hay intereses poderosos que a toda costa quieren frenar alternativas al capitalismo, pues viven de él y a costa nuestra.
Noten también que el Papa ya no culpa de la pobreza y los males al demonio, ni a los políticos, ni a empresarios, ni a la gente mala, ni a la corrupción. Lo dice clarito: «el sistema social y económico es injusto en su raíz».
Importante: es desde la raíz, o sea, no alcanza con reformarlo, con maquillarlo de «capitalismo buena onda». Ya se intentó, se intenta, y miren el mundo…
Apoyar este sistema social y económico, nos convierte en cómplices de la pobreza. Apoyemos alternativas que aún no han sido instaladas a nivel mundial. Es evidente que si los gobiernos y los políticos cambian y a pesar de todo el mundo no avanza, lo que falla no son ellos sino el sistema.

El mundo intenta cambiar, ser más justo. Podemos acompañar los cambios positivos. O podemos resistirlos. Sea la que fuere, es nuestra eleccion y debemos hacernos cargo de ella. Que las palabras a favor de un mundo mejor las transformemos en hechos todos los días. Hagamos todos los días una pequeña acción solidaria.

Recordemos que los problemas sociales no se resuelven con acciones individuales, sino con acciones colectivas, sólo organizados podemos cambiar algo. De lo contrario nuestras aisladas acciones solidarias, caen en el vacío. Como hasta ahora.

No hay que tener miedo a participar, de organizarnos para reclamar, aunque nos equivoquemos. Más miedo debemos tener de no hacer nada, de seguir mirando de costado la pobreza y así ser cómplices de este sistema injusto que tarde o temprano termina por cobrarnos con violencia nuestra inacción.

No somos culpables de este sistema, pero lo alimentamos un poco cada vez que rechazamos participar u organizarnos para cambiar algo. Seguimos buscando siempre la felicidad individual, no nos hemos dado cuenta que sólo puede ser alcanzada a través de la felicidad colectiva.

Ojalá les dejen una reflexión interna estas palabras y las puedan compartir y difundir si les gustaron.

pd: es mi primer posteo, serán bienvenidas las críticas constructivas.

Saludos,

Pedro.

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