Avatares de la Deuda

En mi primera entrada para la Comunidad Artepolítica escribí sobre la Deuda Pública. La verdad es que el tema tuvo algunas repercusiones, que aprovecho para agradecer. Y sobre el final se estableció una linda polémica de la que participaron los amigos Charendon y Andrés el viejo. Lo que iba a ser un comentario de respuesta se hizo tan largo que elegí postearlo.

La discusión andaba por el lado de la manipulación del IPC, con la intención de no engrosar la deuda pública a través de la actualización de los bonos que ajustan por CER. Charendon nos dijo que prometer la indexación de un bono, y luego truchar el índice era cosa de “atorrantes”. Mi respuesta no es directamente a Charendon, sino a una serie de discursos que rescatan los mismos tintes.

  Yo considero que para llamar «atorrante» a un gobierno de un país periférico y sobre endeudado, que recurre a las herramientas que tiene a mano para hacer pagable la deuda contraída por el Estado en gestiones anteriores, debemos situarnos antes en contexto.

Y el contexto es el de la especulación, el riesgo y el arbitraje, del que se compone el negocio financiero. Este negocio adopta un rol específico en el desarrollo del sistema capitalista. Acumula capitales “dispersos” (ahorros, aportes previsionales, etc.) y los hace circular bajo la forma de la “financiación” (a la que a veces también se llama “inversión”). Así, se convierte en un engranaje fundamental del proceso de “concentración”, sometiendo a los actores más débiles por el lado de las “necesidades”, y proveyendo a los actores más fuertes por el lado de los “proyectos de inversión”. El riesgo que comporta, es que bifurca la contabilidad de la riqueza: Nominal, por un lado (medios de pago, títulos, bonos, promissory notes, SWAPS, etc.), y Física, por otro. Los desencuentros entre la primera y la segunda se transforman en crisis (crisis que explotan cuando la riqueza nominal  requiere un respaldo físico, que, sorpresivamente, no está)

En ese marco, se tiene como verdad implícitamente instalada, que un «Estado no quiebra». Entonces, la financiación que se brinda a los Estados es más segura, menos riesgosa, que otras operaciones financieras. Por ende, también, menos rentable.

En esas condiciones se establecen operatorias no del todo santas, ni neutrales, a través de las cuales «hablan los mercados». Operaciones que tienen que ver con la calificación de las deudas muy fluctuantes, que hacen que se produzcan bajas y alzas importantes de los bonos, generando para los tenedores autónomos oportunidades de comprar y vender (digo autónomos, porque el mediano ahorrista que puso la plata en un fondo de inversión depende de lo que decida el broker, y en algunas ocasiones son engañados).

Situaciones que, a veces, se relacionan con políticas económicas del Estado en cuestión. Por ejemplo, si un Gobierno instaura un tipo de cambio nominal bajo (como el 1 a 1), con altas tasas de interés reales, favoreciendo un flujo financiero que redunda en fuga de capitales en el mediano plazo (y de esta manera retroalimenta la deuda), seguramente las calificadoras de riesgo recomendarán invertir en títulos de ese país en el corto plazo, generando una burbuja, que favorecerá a los que vendan a tiempo, antes de que se pinche (ni hablemos de las maniobras de ocultamiento de información a algunos inversionistas). Esto (y se podría agregar más cosas) es parte del juego. Si uno de los jugadores es un “atorrante”, todos lo son. En este ámbito, la «moral» se vuelve difusa, y es difícil determinar qué está bien y qué está mal. Salvo que convengamos que siempre debe ganar la «banca», y todo jugador que despliega estrategias en contrario, no digamos para ganar, sino lisa y llanamente para sobrevivir en el juego, es un “atorrante”.

 Con todo esto, también debemos hacer una reflexión: quien durante la convertibilidad decidía prestarle plata a la Argentina, lo hacía conociendo las condiciones políticas, económicas y financieras en que el préstamo se hacía. Sabía (o debería saber, si no era engañado) que la devolución del préstamo significaría un drenaje de recursos desde un país periférico, que redundaría en ajustes que impactarían mayormente sobre la población más pobre de ese país. Es decir, una transferencia neta de recursos desde lo más periférico de la periferia, hacia el Centro. Por supuesto, cuando hubo que administrar pérdidas, en el Centro se encargaron bien de cargarlas sobre los menos “centrales” de los actores.  Echando manos de recursos tan poco transparentes como puede ser hoy la manipulación del IPC: truchar informes sobre el estado de las finanzas argentinas, por ejemplo. Estas consecuencias, también responden a la lógica de funcionamiento del Sistema. Las cadenas de pago, siempre se cortan en el eslabón más débil. Y los que están agarrados a él, se caen. Si con la truchada del IPC argentino pierden los pequeños y medianos ahorristas de Italia, con las truchadas de Standards & Poors o JPMorgan pierden los pobres de Latinoamérica. 

 Otro tema que también hizo levantar polvareda es el de la situación de las AFJP, y la obligación que tienen de mantener en su cartera Títulos Públicos inmovilizados.

Recordemos que las AFJP son entidades financieras. Reciben los aportes de los trabajadores que optaron por ellas, y los colocan en activos. A esta participación en el circuito financiero, les corresponden las generales de la ley en lo que respecta al multiplicador bancario. Para hacerlo breve, los fondos que las AFJP invierten, multiplican el dinero existente. Al igual que los bancos, realizan lo que se llama emisión secundaria de dinero (que es un efecto lógico y propio de las operaciones financieras). Para que esta multiplicación de medios de pago no afecte el desempeño de la economía, los Estados cuentan con mecanismos de política monetaria que permiten regular la emisión secundaria. La “obligación” de mantener inmovilizados en cartera una cierta cantidad de títulos de deuda pública, que afecta a las AFJP, es un instrumento de política monetaria que apunta en ese sentido. Y la compra compulsiva de estos Bonos por las entidades financieras hace que, al tiempo que se regula el funcionamiento de la política monetaria, se satisfagan las necesidades de financiamiento del Estado a tasas razonables, sin afectar recursos financieros que puedan destinarse a proyectos productivos.

De ninguna manera estas operatorias constituyen una estafa, ni una amenaza, ni nada de eso. Son comparables, por ejemplo, al encaje bancario.

 Las finanzas son necesarias para el desarrollo de una economía capitalista. Pero más necesario aún es cuidarse de no generar desequilibrios entre “lo financiero” y la riqueza física. Por lo tanto, con todo este palabrerío, no intento hacer una condena del Sistema financiero (de las muy románticas que a veces se leen, emotivamente efectivas, pero que dejan en jaque la justificación de cualquier acción de la “vida real”, como pagar con tarjeta de crédito, por caso).

Simplemente, doy un pasito adelante, para dejar en off-side a algunos planteos (de uno y otro lado del mostrador, ojo) que se escandalizan por las acciones de algunos, y miran distraídos las acciones de los otros.

 

Espero comentarios, para saber si el Juez de Línea levanta la banderita, o deja seguir.

13 comentarios en «Avatares de la Deuda»

  1. Realmente tus dos entradas aquí han sido de gran factura, FELICITACIONES!

    Respecto a lo que planteas, rapidito te diría que creo puedo coincidir con que «retoKar» el IPC es un recurso que tenés a mano (mas o menos legítimo/ legal), pero me parece que un funcionario, cuando recurre a estos «recursos» debería evaluar el costo que le implican al país (olivera: los costos de la manipulación del IPC ).

    Creo que, como ud. dice, cuando haya que conciliar la existencia física, con la financiera, de los resultados que deja esta manipulación del IPC vamos a estar en problemas…

    Con respecto a las AFJP, no estoy muy de acuerdo, la función debería ser obtener el mejor valor para mi jubilación… y la experiencia de 2001, muestra que hay que tener cuidado.

    saludos!

  2. Retocar el IPC es malo.
    Si, se paga menos deuda, pero nada es gratis en la vida. En primer lugar, no sabemos como esta la argentina. No sabemos que inflación tiene, no sabemos si la pobreza aumenta, baja o esta estable, no sabemos a ciencia cierta tampoco cuanto se crece y mas aun, se descree de cualquier estadística que de el INDEC.
    Hoy en la Argentina no sabemos cual es la pobreza real, no les parece patético a ustedes?

    Quien invierte en situaciones asi? Y por cuanto tiempo el gobierno puede seguir sosteniendo esta politica?
    Ademas, quien le prestaría dinero a la Argentina en semejante contexto? Y la Argentina lo necesita. O el proyecto K es ser Venezuela dependientes???
    Y nos olvidamos que no solo los bonistas italianos y los bancos se perjudican con esto. Sino las AFJP tambien, por ende, las jubilaciones argentinas.

  3. Mariano,
    me parece q t confunde tu vision ideologica. El mundo financiero justamente genera lo contrario de lo q vos describis, sin ningun argumento. Las finanzas son el medio para arbitrar distintos riesgos, unificando productividades y uniendo unidades superavitarias con aquellas deficitarias. La tasa de interes, es una simple relacion de tiempo y riesgo, no aceptar q este diferencial existe, como insinuas, es negar el paso del tiempo y negar los diferentes tipos de riesgos de cada negocio, incluyendo el financiamiento a Estados soberanos.
    No fue casualidad decir «soberanos», coincido en q el default esta dentro de las posibilidades q tiene un inversor como retorno, pero esto no lo califica de «malo», ni libera el compromiso q como Estado-Nacion tomamos.
    No pagar deberia ser una opcion ultima y desesperada, no una logica casi aplaudida x los analistas.
    Si la Argentina se endeudo a tasas elevadas para financiar un deficit cronico y absurdo, la Argentina paga las consecuencias, vos, Andres y yo deberemos entonces analizar a quien le damos el poder publico. No existe complot, es un infantilismo, el mejor negocio q puede tener un inversor es recuperar su dinero, no q le quiten parte de el.
    Respecto a las AFJP, aqui el tema pasa x el mismo lugar, si al final se financia sin opcion de cambio al Estado, veo ridiculo un sistema privado, el cual solo me saca una comision x hacer lo mismo q antes. De existir opciones mas libres ( se q el portfolio tiene ciertas libertades, pero no todas) tendria sentido un privado. De vuelta, aqui la clave esta en el administrador publico, la forma y eficacia de usar esos recursos son su responsabilidad, y x continuidad la de cada ciudadano.
    Como final, en linea con mi opinion, me gustaria q el foco se pusiera en el Estado. Lo q parece a priori muy diferente de la decada pasada, luce muy similar si la miramos con detenimiento. El gasto publico crece geometricamente y conlleva mantener altos niveles de deuda, cuando se podrian usar los recursos para disminuirla, evitando como derivada segunda, el actual nivel de inflacion, q atenta contra el corazon de la redistribucion del ingreso.
    Ni JPMorgan, q creo un indice (un indice de TODOS los emergentes…) ni la calificadora de riesgo S&P tienen otro interes q el de calificar el grado de riesgo. Si le pifiaron, sus propios clientes pagaron con las perdidas de los titulos las malas decisiones de inversion, si le pifiaron, fue justamente x no entender a q tipo de administradores publicos financiaban. En una corrida como la del 2001, todos pierden, algunos mas q otros, ya q x definicion hubo una quiebra. Los beneficiarios de dicho desastre se cuentan con los dedos y seguramente son en su mayoria compatriotas, muchos de los cuales seguramente fueron votados recientemente, mientras vos los calificas de PROLIJOS.
    Saludos cordiales

  4. Creo que el tipo de soluciones como «truchar el ipc»
    condenan a un pais «periférico y sobre endeudado» a seguir siendo «periférico y sobre endeudado».
    Los motivos los expresaron muy bien los comentaristas anteriores

  5. Chacall: le agradezco mucho el elogio.
    No sé si entiendo bien sus consideraciones sobre AFJPs.
    Creo que los límites al accionar de las mismas por parte del Estado se justifican en un elemento: el riesgo. En la «inversión financiera», es inversamente proporcional a la rentabilidad. Jugar todos los depósitos a la inversión más rentable, es correr el riesgo de perder todo. Aplicando teoría de los juegos, no está mal que el Estado resguarde reservas de los Fondos, aún a costa de la rentabilidad máxima de las inversiones.
    Sus aportes son muy valiosos. Muchas gracias.

    Esteban: no intento defender la manipulación del IPC. De hecho, me parece que desplegás argumentos en contra de dicha manipulación muy atendibles. El que no me parece tan atendible (y por ello intento refutar) es el de que constituye una estafa para los tenedores de bonos.
    Agrego un argumento más, en contra de la manipulación del IPC: haber convencido a la opinión pública de que el IPC debe describir la «sensación térmica de bolsillo». Por ese motivo, por la pérdida de valor técnico del IPC, hoy ninguna expresión del mismo sería creíble. Si mañana el IPC dijera que la inflación de mayo fue del 6%, nadie lo creería tampoco. Súmele todo lo que eso implica en cuanto a expectativas. Como vos decís, nada es gratis, y estos son los costos más graves del retoque. Haber perdido la «confianza de los mercados» es algo que no lo considero importante para el mediano plazo.
    Recordemos, por favor, que este proceso arranca en una crisis terminal, y que lo hecho lejos está del ideal. Pero, a mí entender, no tan lejos de la mejor opción posible.
    Gracias. Saludos

  6. «Con la truchada del IPC argentino pierden los pequeños y medianos ahorristas de Italia» También pierden los hijos de desaparecidos, los ex-presos políticos, los jubilados entre otros tenedores que recibieron indemnizaciones. Validar una deshonestidad para paliar el efecto de otra previa del mismo tenor es un argumento bastante retorcido. No se trata aquí de pedir ingenuamente la «seguridad jurídica» y la «previsibilidad» que tanto demanda la derecha económica. Pero el día que la clase media vió hacerse tangible la violación a la «intangibilidad de los depósitos», el gen del pensamiento cortoplacista argentino se activó una vez más. La defraudación recurrente desde las instituciones es la que fogonea esa anomia solapada, ese fascismo taxistoide; la salida individual; el desasosiego.
    Que CFK hable de redistribución de la riqueza cuando declara ganancias por $5 millones en pocos años,o que hable de la gente que se muere de hambre en el Chaco mientras delira con el tren bala es no estar comprometida con la realidad.
    Finalmente, una valoración como la que hacés de este tópico naturalmente puede aprobar de la misma manera el negociado con Alstom, puesto que -como aseguran- se trataría en realidad de un gesto hacia el Club de París para poder tomar créditos internacionales nuevamente.
    Et alors?

  7. Kaloma:
    Rapidito (sin mucho tiempo): no me parece bien que diga que «lo ideológico» «confunde». El manual de Samuelson también tiene bases ideológicas, y sus definiciones muchas veces también. No creo que no coincidir con ellas sea estar confundido, en tanto no creo que esas definiciones sean la «Verdad».
    Si usted ve cómo se saldan las crisis financieras, si usted ve cómo terminan contabilizándose los resultados de la libertad en los flujos de capitales, verá que siempre ganan y pierden más o menos los mismos. Sin conspiraciones. Así funciona el capitalismo. Abandonado a la libertad de los mercados, tiende a la concentración. Por ello, es necesario regular, cuidándose de no pulverizar su esencia: la acumulación de capital.
    No quise insinuar que no existe la «simple relación de tiempo y riesgo» que se traduce en Interés. Simplemente, que lo Nominal y lo Físico deben mantener un «equilibrio» custodiado. Las crisis, para uno y otro lado, son: falta de liquidez o burbuja financiera. Y siempre, las víctimas juegan en el mismo equipo.
    Le agradezco sus comentarios, que me hacen dudar, más de lo habitual, de mis ideas. Un saludo.

    Camargen: no lo veo tan apocalíptico el tema. El subdesarrollo argentino depende de otros factores. El retoque del IPC no define, ni para un lado ni para el otro.
    Gracias. Saludos

  8. Aemilianvs:
    Disculpeme, pero no existe tal validación de una deshonestidad para paliar los efectos de otra anterior, a la que alude, al menos en esta entrada.
    El planteo del post era refutar la idea de que «truchar el IPC» constituye una «estafa» para con los tenedores de bonos, no justificar el retoque del IPC, que es condenable por otros motivos a los que aluden algunos comentarios.
    La idea sería que en el «juego financiero» nadie puede acusar a nadie de inmoral.

    Me parece bien lo que decís acerca de algunos comportamientos colectivos amparados en la anomia solapada por la defraudación recurrente desde las instituciones.
    Pero no conozco el «negociado» con Alstom en profundidad. Lo que sí creo es que el Tren bala y el hambre en el Chaco andan por carriles paralelos, no se cruzan. Si me preguntás que me parece más urgente, la respuesta es obvia. Pero no hay relación de prioridad entre estas dos cuestiones, en la práctica.
    Gracias por el aporte. Un saludo.

  9. Igualmente lo saludo Mariano, es muy interesante generar estos debates y siempre suma intercambiar diferentes puntos de vista.
    Saludos

  10. Mariano:
    Coincido 100×100 con su posición, sucede que no es muy común que estas cosas se discutan públicamente con tal franqueza.

  11. Para mi el aspecto ético es irrenunciable en la administración de un Estado. Pero dejémoslo de lado y pensemos solamente en la ecuación costo beneficio de la operación «fraguado». El beneficio es fácilmente evaluable pues se trata de cuentas simples. Pero el costo es prácticamente imposible asignarle cifras. Mi evaluación personal, coincide con la de varios comentarios: La considero enormemente superior a los beneficios. Con el criterio que se puede faltar a la verdad en materia financiera, entonces ya no hay nada en que creer dentro del Estado. Cuando una «caja de ahorro» estafa a quienes confiaron, se trata de un caso de la justicia. En este caso debería ser igual.
    Una pregunta: ¿alguien sabe cuanto dinero debe el país? ¿Si se paga a razón de mil millones de U$ mensuales en promedio, cuantos años se tardaría en saldar todo? Un saludo afectuoso, Horacio

  12. Político: usted coincide con mi posición más que yo mismo. Le confieso que Chacall, Kaloma, Aemilianvs y Horacio me hacen dudar bastante.
    Un abrazo.

    Horacio: si la pregunta del final es en serio, y no una ironía, lo remito a mi anterior entrada en Artepolítica. No porque sea esclarecedora, sino porque en uno de los comentarios aparece el link al cuadro de Finanzas Públicas del MECON, en donde se explicita los vencimientos de intereses y capital para los próximos años de cada tipo de deuda contraída. Igualmente, las deudas públicas no terminan nunca de pagarse. Ese es el sentido del funcionamiento del sistema financiero. Las deudas son perpetuas (se refinancia parte de las que existen, se ajustan las que indexan y se contraen nuevas). La riqueza nominal es promesa de pago, a través de la obtención de riqueza física futura. No lo desestimo, simplemente lo describo (tal como lo veo). Decidir ser un país capitalista y oponerse a esta lógica de funcionamiento sería tan ridículo como oponerse a la lluvia o a que anochezca. Gracias por el comentario.
    Un saludo.

    Libertario: Su respuesta a Horacio podría servir como punto de partida de una gran polémica. Más de una vez, en Artepolítica, y en otros blogs, se transitó, con mayor o menor profundidad por esa polémica. Gracias. Un saludo.

    Saludos a todos.

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