Cinco años no es nada

                                                  CINCO AÑOS NO ES NADA

 

       Lejos de coincidir con quienes postulan  el dominio  técnico y científico como única condición necesaria para ser eficiente en la actividad gubernamental y poder conducir el país hacia “exitosas” concreciones pragmáticas, estoy  convencida  de que todo es POLÍTICA. Quienes  buscan  persuadirnos de lo contrario no hacen más que desplegar una estrategia – política precisamente – cuyo fin es acceder al poder, de cualquier modo, para dar  curso a sus concepciones ideológicas y satisfacer los requerimientos característicos y exclusivos del sector al que pertenecen y/o representan.  Tal ha sido la conducta de la ‘derecha’ (del ‘neoliberalismo’ globalizador y colonizante) de los últimos tiempos.

    Delimitado, entonces, el campo discursivo a partir de esa premisa, los  contenidos de este texto no buscan expresar una verdad que pretende ser incuestionable por provenir de una ciencia (he ahí la argucia de los tecnócratas). Son focalizaciones (que emanan de una ideología) inscriptas en el contexto del discurso político cuya naturaleza es argumentar y  polemizar. Sin embargo, quiero poner en claro que no comulgo con ciertos ardides de la falsa democracia en la que se concede igual  legitimidad a los discursos que propugnan la injusticia, la infrahumana explotación de las mayorías y el genocidio, esgrimido para aniquilarlas cuando  intentan cambiar sus desesperantes condiciones de existencia. Con el crimen no se dialoga.

   En esa descripción, que tiene a la señora  Pando como exaltada portavoz  -aunque vulgar-, quedan incluidos personajes menos vulgares, quizá, pero más perniciosos. Por supuesto, entre ellos  abundan los terratenientes.

   La Diputada Donda,  en el debate por las ‘retenciones’ de la Cámara Baja,  destacó  la respuesta que la Sociedad Rural Argentina había dado, en 1944, al Estatuto del Peón (concebido por quien ocuparía tres veces la presidencia de nuestro país). Para la Sociedad Rural,  los peones no debían recibir salario, porque no tenían noción del dinero. Su ignorancia y estado de animalidad volvían absurda la paga. Bastaba con satisfacer sus necesidades de alimento. Semejante criterio había motivado, en el siglo anterior, la gestación de una de las obras fundantes no sólo de nuestra literatura, sino también de nuestra identidad: el Martín Fierro. Si bien se trata de un personaje  ficcional, Martín Fierro encarna el drama del trabajador del  campo argentino a quien no se considera  sujeto de derecho sino, meramente, un ‘cuerpo que se usa’. 

   ¿Cambió en algo esa mentalidad? El trabajo golondrina, el trabajo en negro,  la explotación infantil continúan  vigentes. Los que padecen esas condiciones laborales, de extrema  precariedad, no han salido a cortar las rutas ni a desabastecer a nuestro pueblo. Tampoco a los medios les interesó mostrarlos, difundir su voz, referir su problemática. Esta realidad, imposible de negar aunque se empeñen en soslayarla, torna endebles – y sospechosas- las monolíticas razones de la Mesa de Enlace.

   Tanto Buzzi como De Angeli- quienes por momentos daban la sensación de no tener  idea  de las categorías que estaban  empleando- insistieron, más de una vez, en la necesidad de un cambio de modelo. Buzzi pretendía homenajear a Evo, aplaudir a las Madres de Plaza de Mayo y también proclamaba una regresión a  la política de los ’90 (segunda Década Infame) que culminó con el estallido decembrista del 2001. De Angeli se rasgaba las vestiduras por el bienestar de los argentinos, por la felicidad de la patria, y proponía retornar a ese mismo modelo, el cual nos hambreó a mansalva y nos expulsó de nuestro  propio país.

    ¿Qué nos sucede? ¿Perdimos la memoria o tenemos una conciencia rapsódica que nos impide relacionar los efectos con sus causas?

     Nada queda en esta Federación Agraria de los contenidos del Grito de Alcorta. Es, más bien, una flagrante traición a esos contenidos. A esa lucha. La FAA ha devenido en cómplice de la Sociedad Rural y eso implica sustentar, o en todo caso favorecer, el despliegue de una ideología conservadora, neoliberal, que ha llegado hasta el extermino  tan sólo para preservar sus prerrogativas y sus intereses sectoriales.  ¿Quiénes los acompañan? Los procesistas, los empresarios mediáticos que son también empresarios sojeros o afines,  políticos que ya han protagonizado largas  etapas de corrupción,  la Iglesia, que durante la dictadura militar bendecía a los genocidas y que, como siempre,  apaña a los sectores  más encumbrados – y  egoístas-  de nuestra sociedad. Esa parte de la clase media que aspira a pertenecer a la clase alta pero que jamás lo logra y fluctúa entre la asunción de una ideología que no la incluye y sus propias necesidades económicas. Algunas izquierdas, intrínsecamente derrotadas. Todos ellos se juntaron en Rosario y en el Monumento de los Españoles.  Todos sintiéndose los dueños de la tierra, de los símbolos, del país. Despreciando a los pobres como si nadie fuese culpable de su pobreza, como si fueran un fenómeno sin origen y  sin causas. Eso es la DERECHA. Su proyecto, histórico,  es de  privilegios y exclusión. Enfrentarse a ella le ha costado miles y miles de muertos a la Argentina.  Pretender reducir el exceso de sus ganancias nunca ha sido una tarea que se haya dado sin confrontaciones, incluso,   sin violencia.

    Pero existe otro proyecto. El del campo popular. No sólo protagonizado por las clases mayoritarias sino también por un espectro de la clase media que ha desarrollado su conciencia, por ciertos intelectuales, por militantes que conocen los rigores de la lucha y están dispuestos a continuarla. Por el pueblo que trabaja, que estudia, que piensa. Y que aspira a la dignidad y a la justicia.   

    Estas son las fuerzas que, hoy por hoy, están enfrentadas en nuestra sociedad.  El  gobierno kirchnerista, sin exhibir una conducta  necesariamente revolucionaria, ha intentado reparar, de algún modo, la destrucción provocada por el modelo de los ’90. Su política de Derechos Humanos, el descenso de los índices de desocupación,  las mejoras salariales son evidencias que sólo niegan  o intentan descalificar los que apostaron a la economía del capitalismo salvaje o los afectados por un gorilismo crónico que no entiende ni expone razones: sólo odia.

   No se trata de cantar ciegas loas a este gobierno, sino de apoyarlo, aun críticamente, de sostenerlo, porque la ‘oposición’ – casi en su totalidad – lo que propone es una vuelta al pasado. Y el pasado es el desmantelamiento económico, material, ético y simbólico de la Argentina.

      ¿Qué nos separa de esa pesadilla? Apenas cinco años. Y cinco años no es nada…

14 comentarios en «Cinco años no es nada»

  1. Marta: Felicitaciones por el debut en AP. Trataré de no caer en ad-hominem. No lo garantizo

    Coincido en todo lo que expresás con respecto a los trabajadores rurales. El problema es que al Gobierno le importan casi tanto como al agro. Pese a ciertas medidas (da vergüenza llamarlas mejora) como esta: http://elmagma.blogspot.com/2008/06/as-kirchner-siempre-ser-la-izquierda.html. Acá se abre una oportunidad para el Gobierno. Puede realizar un blanqueo de los laburantes en negro y lanzar un gran campaña nacional. De hecho, me atrevo a proponerlo. No será cosa de seguir usando la vieja estratagema alfonsinista de cantar y cantar por izquierda pero no hacer nada con lo que hace la derecha. Mejor que decir es hacer decía el General líder del movimiento político que preside Kirchner. A ver si repasamos las banderas «compañeros».

    A ver. Creo que desde fines de los ochenta que el campo popular no tiene ni presenta una alternativa de país. Sin ánimo de lozanearte Marta, permitime citarte a Borón que creo bate la justa acá:

    • “En materia de política económica si la “nueva derecha” que algunos juran percibir culminara exitosamente su “ofensiva destituyente” no es mucho lo que le quedaría por hacer. En efecto: toda la riqueza del subsuelo ha sido privatizada y extranjerizada; en la tierra los procesos de concentración y extranjerización avanzaron extraordinariamente; la regulación económica es endeble, intermitente e ineficaz porque el Estado destruido por el menemismo no fue siquiera comenzado a reconstruir desde el inicio de la hegemonía kirchnerista. Por otra parte, si no existe un plan de desarrollo agropecuario (¡como tampoco hay un plan minero, de hidrocarburos o industrial!) es porque este gobierno y el anterior aceptaron, algunos abierta y otros veladamente, los preceptos del Consenso de Washington y dejan que sea el mercado, y no el Estado, quien oriente las actividades económicas. Es imprescindible revertir el funesto legado de los noventa; si el Gobierno rehúsa salir de la crisis por la izquierda y opta por el continuismo su suerte estará echada.”

    El kirchnerismo resucitó el posibilismo y nada más. El modelo que gestiona la corriente kirchnerista fue parido por Duhalde/Remes/Lavagna junto con el bloque burgués “nacional” allá por el 2002. Si bien no concuerdo para nada con los agoreros que hablan de “viento de cola” o que le ningunean los méritos a este Gobierno, lo cierto es que en este país rige un solo modelo. Sólo ante el avance de una derecha bien dura y por ahora sólo enclavada en la Capital Federal, se podría “volver a los 90”, afirmación que me permito contradecir por dos motivos. Uno, entiendo el uso discursivo del Nosotros vs el Mal. Alfonsín y Menem lo utilizaron exitosamente. Más que los Kirchner estuvieran en los Noventa como gestores de ese modelo y hasta protagonistas en temáticas como los hidrocarburos deja un poco deslegitimado a esa afirmación. Salvo que uno carezca de la poca memoria que –a mi juicio con razón- observás en la sociedad. Dos, en la Argentina en particular y en la historia en general, una situación no es idéntica a otra anterior. En el caso argentino, nunca se vuelve hacia niveles anteriores, siempre se pauperiza más y más la situación. Unos “segundos noventa” serían mucho peores que los primeros por caso. Pero esa posibilidad está bastante lejana por cierto. Basta observar los últimos movimientos del capitalismo internacional, los votos que cosecha López Murphy y la interna peronista para saber que esa posibilidad es casi una quimera más grande que ver como de izquierda a Kirchner.

    Vos defínis a los bandos en pugna y nombrás a sus componentes. Pero sigo sin coincidir in toto. Es cierto que al Gobierno lo votaron las clases trabajadoras y populares. Pero es igual de cierto que los sectores populares que conforman la amplia mayoría de nuestro pueblo no han movido un solo de sus dedos para salir a defender a esta Administración. Se ha movido el PJ, la CGT, los Movimientos Sociales afínes al kirchnerismo, parte de la CTA y de las capas medias progres, de izquierda o “nacional- populares”. Más la amplia mayoría de los sectores populares sigue absolutamente desmovilizado y este Gobierno no ha hecho nada por sacarlos de ese estado.

    Nada hay de criticable en tu postura Marta, que respeto y entiendo. Puede que entre todos se pueda dialogar de un modo más constructivo que sobre la cuestión política general, que está demasiado contaminada de frustración. Porque todos sabemos que Kirchner es mejor que Menem y no me queda duda de que “el campo” no me representa y de que entre Carrió y CFK elijo con broche en la napia a esta última, pero no se trata de apoyar por eso. Pero no se trata de perdonar las carencias del presente por las promesas del futuro. Hay un problema también, a la hora de avanzar hacia reformas transformadoras se hizo muy poco cuando el momento era el adecuado. Ahora parece que solo queda aceptar el mal menor y creer en la promesa de que se hará más en los tiempos por venir.

    Sinceramente, sigo sin entender que es eso de “apoyo crítico”. ¿Vendría a ser una especie de “te quiero como amigo” o es más parecido al “roban, pero hacen”? ¿O tal vez sea un “los de enfrente son peores”? Decís: “No se trata de cantar ciegas loas a este gobierno, sino de apoyarlo, aun críticamente, de sostenerlo, porque la ‘oposición’ – casi en su totalidad – lo que propone es una vuelta al pasado. Y el pasado es el desmantelamiento económico, material, ético y simbólico de la Argentina”.

    Ahora, ya que el apoyo es “crítico”. ¿Por qué no criticar entonces? ¿Qué criticas merece la concepción privada del poder? ¿Qué críticas recibirá la delirante conducta suicida del oficialismo y su absoluta ceguera en la Conducción desde los últimos días de Marzo? ¿Qué críticas merecerán los calificativos de “comandos civiles” y “grupos de tareas” para referirse a acciones barbáricas de los campestres? ¿Qué críticas recibirá la lógica guerrera a la Herminio (Conmigo o Sinmigo) (sic) y el ninguneo a todo aquel que no se alineara (y no hablo de Solá y demás tránsfugas)?

    Realmente es una lástima no coincidir contigo Marta. Ante un texto no sólo bien redactado sino que lleno de pasión y amor es difícil negarse
    Para cerrar te confieso algo. Juro que me encantaría ser kirchnerista y creerle a este Gobierno. Uno trata de no caer en lugares comunes pero no puede ser kirchnerista. Si se redujera un poco la distancia entre el discurso y los hechos te aseguro que convencerian a muchos más. Supongo que de todas maneras no depende de nosotros. A los progres K les podríamos pedir que se pongan las pilas y en vez de armar las mismas PYMES que le critican a Lozano se organicen mejor para que el devidismo no los arrase aún más todavía. Hay que ampliar la conducción y la toma de decisiones. Ya demostró no servir para enfrentar a las pálidas.

    Saludos cordiales

  2. «los contenidos de este texto no buscan expresar una verdad que pretende ser incuestionable por provenir de una ciencia»

    Es una bocanada de aire puro esa frase. Argucia tecnocrática de moda esa de decirse «científico».

  3. Mire, Julián, no le busque 5 patas al gato que ya sabe que tiene cuatro.
    Hasta el 2011 el kirchnerismo es la mejor forma de gobierno que supimos darnos, si es bueno, malo o regular importa mucho, pero no tanto si conocemos el pedigree de los que operan en su contra.
    ¿Usted cree que les preocupa «lo malo» del kirchnerismo? – despierte – lo que les preocupa es precisamente que no sea tan malo ni tan permeable a su influencia.
    Sea por oportunismo, convicciones o casualidad, que los kirchneristas quieran un poquito de Estado, un poquito de redistribución, un poquito de industria, un poquito de mejor sobrevida paraq los jubilados, un poquito de mejor educación y un poquito de más empleo; lo importante para nosotros deben ser esos poquito, frente al todo (todo p’atrás) que significan esos buenos muchachos del «campo», los del «trabajo» con el popular Luisito a la cabeza, los de «la política» con la cabecita del Eduardo y la momia resucitada de Anillaco y tanto, pero tanto prontuario impune.
    Saque la cuenta y vea de qué lado están los peores.
    Sin contar, o contándolos, porque solitos se sumaron, ahí los tiene a los puros e inmaculados místicos de Carrió, la izquierda rosa desteñida de Giustinianni, la otra, la Claudi(cante) de Lozano y la de los ratificadamente nabos indecisos de Raimundi y asociados, de la Ripoll no digo nada, esa señora grita tanto que ni sé de qué habla y, la verdad, no tengo interés en escucharla.
    Hay una palabra central en lo que escribió Marta y esa palabra es: Odio.
    A la izquierda del kirchnerismo hoy está la pared y a la derecha está el Odio y uno no puede darse el lujo de ser tan necio o tan estúpido como para fingir no saber qué hizo, qué hace y qué puede hacer ese Odio si vuelve a ganar(nos). Porque los kirchner se pueden ir al Calafate o a Suiza, acá nos quedamos nosotros. Solitos con el Odio, como en el 55, el 66, el 76 ¿se acuerda? claro, no habrá un cabo 1ro. de ministro de educación pero los intereses son los mismos, no?
    ¿Si el kirchnerismo me gusta? No, no me gusta, pero no quiero llegar a tener que extrañarlo. Quiero que se terminen en el 2011 y se vayan y que venga otro, elegido por mejores razones que el tan vulgar rechazo a «esa conchuda» y tanto «pensamiento» por el estilo, tan común por estos días. No me diga que pido mucho.
    Tampoco me gustaba el alfonsinismo, pero se me partiò el alma cuando los ví capitular en sus «felices pascuas», en las mismas narices de esos millones de argentinos movilizados en su respaldo.
    Hoy la cosa es un poco más sutil, como los K no parecen querer rendirse del todo; no quieren el «felices pascuas 2», quieren a la gente en casita, en pantuflas, con pochoclo y TN tapándoles la realidad con una cartera o, peor, con un poroto de soja. No me conteste, por favor, que hadad es oficialista, que somos grandecitos para tragarnos ese caramelo.
    Saludos.

  4. Creo que una de las tragedias de la Argentina es que posiciones como las de Atilio Borón no son lo suficientemente difundidas. Y no entre la izquierda, sino precisamente en la derecha. Si los grupos de poder económico, la iglesia, las potencias mundiales leyera a los Borón de hoy y a los de ayer, se hubieran evitado cosas tan feas como los golpes de estado, la persecución por 18 años al peronismo y a los peronistas, las torturas y asesinatos, la inestabilidad política, las tribulaciones económicas. No entendieron, por no leer a los Borón de este mundo, que el peronismo había llegado justo para eso, para que la derecha no tuviera problemas, para que no hubiera peligro de una verdadera revolución, para que el comunismo nunca fuera realidad en nuestra tierra.
    Tampoco ahora el bloque campero-comunicacional parece advertir que los Kirchner no representan desafío alguno para ellos.Es más, que impulsan políticas de derecha, que no se esfuerzan en ejecutar cosas tan fáciles como recomponer el estado, frenar la voracidad empresaria, rechazar la influencia imperial. Si leyeran a Borón, Morales Solá, Grondona, Van der Kooy, Nelson Castro, la mesa de enlace, los empresarios, comprenderían que para su política reaccionaria los Kirchner necesitan ciertos tapujos, disimulos, maquillajes, como el temas de derechos humanos (Patricia Walsh ya avisó de que se apropian de luchas ajenas, pues en estas cuestiones debe reivindicarse el principio de la propiedad privada)y que, al final,no cosecha logros.Apenas se ha podido condenadar a Menéndez.
    En fin, es de desear que de una vez por todas se dé su lugar al discurso esclarecido de los Borón y así evitaríamos confundirnos con las escaramuzas de la política, apenas un epifenómeno detrás del que se oculta la verdad, verdad que sólo los ilustrados perciben en un medio dominado por ciegos populismos,demagógicos y destinados a impedir la revolución concebida por los Borón y algún día ejecutada por el sabalaje (cuando se desprenda del lastre político que lo ata)

  5. Juan:

    ¿Cuáles Kirchner son un obstáculo para los Grandes Medios? ¿Los qué aprobaron la fusión de cablevisión y Multicanal? ¿Los que están con Hadad ahora? ¿Los amigos de Magnetto?

    Comparar a los Kirchner con el primer peronismo. Me gustaría que me expliques mejor esa parte. Porque no la veo.

    De paso aprovecho para decirte que sólo agitás fantasmas. Patricia Walsh, izquierda esclarecida. ¿Y eso? Si querés nombralo a Codovilla y a Braden. Podemos discutir toda la tarde, pero yo no veo que el Estado más allá de lo discursivo allá recuperado demasiadas posiciones. Si voy al Provincia y no me cambian más de 5 pesos a monedas. ¿De qué revolución me estoy perdiendo?

    Parece que Telám ahora es la nueva barricada contra la prensa oligarca-golpista-capitalista-comunicacional. Por eso, como hay que saber enfrentarlos, en Telam se manejan los mismos códigos que en Clarín. Censura, aprietes, negreo y sueldos bajos.

    Que grande que es la Patria

  6. No estoy comparando el primer peronismo con el kircnerismo; estoy diciendo que el gorilismo de entonces y el de ahora manejan la misma batería de boludeces que presentan como apreciaciones racionales y respiran el mismo odio.»Gente culta», como decía Sarmiento, que estipula lo que otros -los que tienen la responsabilidad de la acción- deben hacer y decir.
    ¿En qué revolución participó Borón?.¿Fue funcionario alfonsinista como un paso al socialismo?.
    ¿Cuánta gente se benefició por su accionar revolucionario?.

  7. La interpretación que hace Borón del peronismo histórico de `46/55 no es la de Milcíades Peña. De hecho, ya casi nadie piensa como él, salvo los grupúsculos de izquierda gorila.

    No voy a defender a Borón porque no soy quien para hacerlo. Solamente me parece que la propensión a la descalificación y el ninguneo a la que cedès, Juan, no sería de preocuparse si no estuviera demasiado extendida. Apuesto a que sos de la misma clase media que tanto repudiás.

    Lo de ser funcionario alfonsinista estuvo muy bueno. No sabía que Borón había laburado en el Estado ¿Qué cargo ocupó?

  8. Por supuestoi que soy de clase media, baja, descendiente de tanos que no vinieron como los gringos del campo a hacer grande la Argentina, vinieron, como todos, a sacrase el hambre.
    Borón tuvo un alto cargo en educación o en la universidad, con coche oficial y todo.El cargo exacto no me acuerdo, pero se puede averiguar,tal vez fue vicerrector de la UBA (si es que ese cargo existe).

  9. Los gringos del campo ya no son lo que eran Juan. Ellos también vinieron a sacarse el hambre. Recordá el Grito de Alcorta. Además, tampoco obvies a los criollos del campo que la pasaban y la siguen pasando mal.

    Esto está interesante y da para más pero no tengo tiempo. A la noche la seguimos. Sólo no te quería dejar pasar una. Atilio Borón fue vicerrector de Sociales en los años ochenta, lo que no quiere decir que haya sido alfonsinista. No fue vice del Rectorado (cargo que existe) por el simple motivo de que la izquierda de Borón fue desplazada por los ladris del frente PO-PCR-MST-PTS.

    Por otra parte, eso de acusar con el pasado es medio endeble en la Argentina, es bien sabido que nadie resiste un archivo.

  10. Julián: no hagamos un diálogo de sordos. Borón y muchos otros muy «a gauche» tuvieron enormes simpatías por el alfonsinismo. Nadie lo puede negar. Hasta un tipo serio como Aricó escribió un horrible libro La hipótesis de Justo.
    Por supuesto que no me olvido de los criollos, despreciados y explotados por la gringada. Ya se que vinieron a sacarse el hambre, pero luego dan una visión de si mismo donde ocultan ese hecho y en vez de agradecer a un país generoso que los recibió, creen que la Argentina fue posible por ellos.
    Vuelvo a Borón: nadie puede descalificar en base a cosas que existen en su cabeza procesos reales. La teoría de la revolución no puede invalidar la mejora en su vida y en su reconocimiento que recibió gran parte de la gemnte con el peronismo,tampoco se puede negar que con Kirchner un país del que muchos sentían verguenza recupero su autoestima; y estos no son adornos, epifenómenos de superficie, son realidades que construyen la vida de la gente

  11. Ram: Me inquieta que me diga «despierte». De la misma manera la derecha los corre a ustedes diciendo que están «enceguecidos con este Gobierno». ¿Podemos dejar el misticismo y la teología en casa?
    Es bastante obvio que no me siento idenfiticado con el movimiento campestre, ya que la lógica de mi supervivencia personal no tiene nada que ver con ellos. En esa vereda no me paro. Pero el problema es que la del kirchnerismo no me convence y usted me ilustra por qué. Primero empieza aconsejándome con un tonito paternalista de corregir al hijo pródigo (¿izquierdismo infantilizante tal vez piense usted?) para luego llamarme necio y estúpido. Sobre todo eso último es coherente con decirme que del otro lado hay odio.

    Juan:

    Tenés razón, hagamos de esto un diálogo que no sea de sordos.

    En primer lugar nadie está negando las virtudes del Gobierno Kirchner. Deberia ser una obviedad, pero ante el patético nivel de discusión política que anida en este país paso a aclarar: No considero a Menem igual a Kirchner, le reconozco sus méritos así como le señalo sus defectos, es cierto que el Gobierno Kirchner es mejor que lo que hay enfrente, lo que no quiere decir que por eso sea «lo mejor que tengamos». No me gusta el posibilismo porque empieza con que «no se puede pedir más que lo que hay» y termina justificando la ley de obediencia debida, mcho menos me gusta eso a lo que le dicen «el campo». No voté ni votaré a Lilita, y de Pino me gustan las películas nada más.

    Por otra parte, yo los considero a ustedes los kirchneristas progres o peronistas de izquierda como parte del campo popular. Me parece que la misma operación de confundir al enemigo y estar con la «puta oligarquía» (va una ligera chicana acá: ¿Cuál? ¿Cristóbal López, Eurnekian o Eskenazi?) la hacen ustedes al ver como la suma de todas las desgracias y males posibles el hecho de que se los corra por izquierda o de que Lozano haya votado en contra del proyecto oficial. Eso también es confundir al enemigo y didivr aguas innecesariamente en el campo popular. Si cada crítica va a ser contestada con un «a la izquierda la pared» estamos en graves problemas. Esto sin nombrar que contrario sensu de lo que piensa el posibilismo, un disenso por izquierda suma mucho a la cultura popular. Por caso, recordemos el caso del PCI, el Partido Comunista más grande de Occidente, con una gran corriente que lo corría por izquierda habían forjado la cultura de izquierda más duradera del mundo europeo. En el otro extremo tenemos al PSOE que le quita votos a IU y el PCE, pero en vez de fortalecer a la izquierda, fortalece al Partido Popular.

    Sobre el gorilismo creo que te equivocás. El gorilismo ilustrado maneja la batería de argumentos racionales que vos nombrás, pero el gorilismo real, el que habla Aguinis con su mujer, es puro irracionalismo. Muchísimo más irracional y visceral que el Tula tocando el bombo y cantando la Marchita. El gorilismo es una mezcla ingente de odio de clase, desprecio racial y cultural y ideología burguesa en su máxima potencia. No me corras con el gorilismo que no lo soy. Precisamente porque fui gorila es porque no voy a volver a serlo jamás. Es demasiada la repulsión que me causa el gorilismo. Tampoco te olvides de que desde los años `70 para acá los gorilas no sólo están afuera del peronismo, más vbien, la mayoría de ellos está dentro del mismo ¿Cómo explicar un Cavallo afiliado al PJ-Córdoba sino, o el abrazo con Rojas? Las cosas cambiaron bastante en todos los terrenos de la política en la Argentina. El gorilismo de hoy más que sentimiento antiperonista en estado puro es desprecio por la «negrada», los «chorros» y demases. Muchos peronistas puros y duros son bien gorilas y usan las mismas categorías de la derecha para describir a los piqueteros por ejemplo.

    No me vas a comparar a Borón con Aricó hombre. Pancho fue el Pablo Giussani de la intelectualidad. Te noto un pelín antiizquierdista ¿Será por Jauretche? También me gustaría que rebatieras lo que dije arriba en vez de agarrarte de una cita de Borón que me pareció muy buena. Así como cité a Borón podría haber citado a cualquiera. Lo que es bueno es que se cuestione lo que yo digo y no la trayectoria de Borón o si la teoría de la revolución (¿?) es adecuada para la Argentina.

    También me gustaría llamar la atención sobre la importancia de las palabras. Es peligroso que juguemos con ellas como hace y hará toda la vida la derecha. Lo que unos empiezan llamando “destituyentes”, algunos luego los llaman “desestabilizadores” o “golpistas”, y otros terminan comparándolos de manera mendaz e irresponsable con “comandos civiles” y “grupos de tareas”.

    Los que laburamos con las ideas, las imágenes o los papeles, tendríamos que tratar de contribuir a que este desaguisado empiece a ganar un poco de cordura, de responsabilidad y de muñeca. Contrariamente a lo que creen Lozano y cia. para que surja una alternativa progresista en Argentina no se debe propiciar la destrucción de la experiencia kirchnerista. Por el contrario, creo que la úncia forma de seguir adelante con este Gobierno es sumar por izquierda.

    Un Abrazo

    PD: Mi relación con el kirchnerismo se puede resumir en este tema de Thin Lizzy: http://www.youtube.com/watch?v=ZaGNAL_u-SU&feature=related

  12. ¿Que le puedo decir, Julián?
    A lo mejor que si necesita despertar y leer lo que está escrito como está escrito y sin esa rebuscada recurrencia a la «mística» y la «teología»; la verdad, no creo que este tan mal escrito como para que me encuentre rasgos de cura.
    Y lo del «paternalismo», personalmente me importa muy poco si es usted un infante izquierdista o un izquierdista infantil; eso es asunto suyo – en todo caso, lo que está puesto es que independientemente de los gustos particulares o de si nos gusta o nos convence, el gobierno K tiene a su favor nada menos que la voluntad expresada democráticamente de la mayoría del electorado argentino. Si este gobierno es menos de lo que uno quisiera, es porque hasta ahí nos da el balero a la hora de elegir.
    El respeto a la decisión de la mayoría no es de «enceguecidos», es el requisito más elemental para aspirar a un país más vivible.
    Claramente, hoy hay otros enceguecidos muy activos en que ese país no sea, están además claramente identificados y operando contra este gobierno y, por elevación, contra los intereses de la mayoría de los argentinos.
    Ahora, si a usted le parece que por aquello que no le convence de los kirchneristas, le justifica hacer de comparsa de cuanto atorrante se subió al reciente «conflicto del campo», de nuevo es asunto suyo pero conmigo no cuente para que lo felicite.
    Y si lee bien y con un mínimo de atención puede ver que no lo llamo «necio» o «estúpido» a usted en lo personal (si usted fuera necio o estúpido, eso no mejorará ningún argumento mío, es más, y peor, porque serían argumentos tirados a la nada, no cree?)
    Por lo general no soy afecto a las parábolas ni a cuestiones de creencias; no me corra con esas cositas de hijos pródigos y teología que no corresponden; es mucho mas simple, piense en el pésimo negocio que es olvidarse de los aspectos prácticos que amerita tener un gobierno democrático respecto a los de aquellos que no lo son.
    Y si usted leyó odio en lo que escribí, no hay mucho que decir, o lo hice muy mal o, efectivamente, lo leyó sin despertar del todo.
    Saludos.

  13. Julián:
    Responder a tu comentario sobre «Cinco años no es nada», tal como merece, demanda un tiempo algo excesivo, para mí, porque no dispongo de él.
    De modo que tan sólo me voy a referir a un aspecto que me parece elemental, básico, para cualquier confrontación en el orden de lo político.
    . Si tengo un enemigo de fuste y de fondo y me distraigo discutiendo con quienes también apuntan contra él, lo más probable es que ese enemigo aproveche nuestra distracción para derrotarnos. Si aspiramos a un alejamiento contundente del Neoliberalismo, atacar, en esta instancia, a CFK me parece una táctica equivocada.
    . Por otra parte, entiendo que sólo debe criticarse en voz alta y públicamente al adversario. La autocrítica, las internas y las disconformidades con los aliados, aunque sean aliados coyunturales, no deben trascender, porque suponen debilidad.
    Hasta pronto
    Marta

  14. Ram:
    Advierto, sobre todo en tu primera respuesta al comentario que hace Julián a «Cinco años no es nada», que tenemos coincidencias fundamentales. El tema del odio, por ejemplo, que captaste tan bien. La necesidad de resistir, de llegar al 2011, intentando, mientras tanto, construir otro rumbo que nos aparte definitivamente de los ’90.
    ¡Ojalá podamos!
    Marta

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