Conflicto policial: demasiada tela para cortar

Cualquier análisis que hagamos de la situación que se desencadena en Córdoba, y luego se extenderá al resto del país, será demasiado limitado, no sólo por la complejidad del tema, sino por las ramificaciones y consecuencias posteriores al “cese” del conflicto. También implica una radiografía de la sociedad que tenemos, de cómo somos y cómo actuamos. Y lo que se ve en ella no es para tranquilizarse.

Ya se escribió y habló bastante sobre la impericia de De la Sota, sobre su política de “seguridad” en estos últimos años (aumentar desmesuradamente la fuerza policíaca creando más problemas que lo que resolvía, incluso creando más inseguridad a un sector de la población, vulnerable justamente a esa policía y no justamente por ser delincuentes). También sobre cómo manejó (o mejor dicho no manejó) la situación mientras se incubaba el conflicto y luego cuando estalla. Por supuesto que él, como sectores de la oposición, incluyendo los medios hegemónicos y parte de la población influenciadas por estos, acusaron al gobierno nacional por haber llegado a esa situación. Claro, la reivindicación de ser un país federal es buena para los beneficios y libertades: las responsabilidades y obligaciones no cuentan. Y el tema de los delitos comunes, la seguridad del ciudadano/a y los salarios de los empleados y funcionarios provinciales, entre otros temas, son responsabilidad de cada provincia (poder ejecutivo, legislativo y judicial).

conflictopolicia12-2013Para colmo, la irresponsabilidad e incapacidad con que De la Sota buscó zafar, cediendo absolutamente al chantaje de grupos policiales, abrió las puertas para que el conflicto se extendiera en las demás provincias. Entregado a la extorsión, pateó la pelota para adelante y para fuera, pues aceptó demandas que exceden la capacidad financiera de la provincia (si no excedieran, por qué entonces no arregló antes de que la población se transformara en rehén y sufriera los efectos que se producen en una zona liberada). Y el derrotado en realidad no es De la Sota, ni el triunfante es el que consigue un aumento de salario (que seguramente merecía). Son otras las cuestiones en juego, especialmente porque estamos hablando de un sector profesional que tiene una característica: está armado y su capacidad de desestabilización ha sido potenciada.

El conflicto trajo muchas enseñanzas no sólo para Córdoba, sino para todo el país y seguramente también para otros países.

Para las fuerzas policiales un protagonismo pocas veces visto y la constatación de un poder muy grande. No por nada las reivindicaciones se extendieron a otras provincias. Además la consolidación de “nuevas” formas de presión con mayor grado de organización. A los acuartelamientos y la actividad de los cuasi-sindicatos policiales se le sumó un protagonismo importante de las esposas, familiares y del personal retirado. Y la constatación de lo relativamente fácil que es pasar de la presión al chantaje y la extorsión, a través de la promoción de zonas liberadas. Y cómo se potencia el conflicto con la actividad de pequeñas bandas de delincuentes bien organizadas y coordinadas, sea directamente promovida por algunos de los sectores policiales, sea producto de la propia decisión de delincuentes que ven en la crisis una oportunidad inmejorable.

También fue un aprendizaje para los otros gobiernos provinciales. No por nada Bonfatti, antes que se desmadre la situación en Santa Fe, pide a la Nación por la presencia de la gendarmería. Dicho sea al pasar, el gobierno socialista de Santa Fe convocó a la dirigencia política a un acto “en defensa de las instituciones”. Pues es claro que aquí una corporación -la policial-, lo busque o no, probablemente hoy no, es desestabilizante. Al respecto es muy buena la señalización de Sergio Delfino sobre la necesidad de apoyar,

Hay que ir a la convocatoria de Bonfatti y si hacen acto en la plaza, llenarla por más que no creamos en el diagnóstico socialista.

 Hay que ir recordando lo que ellos hicieron en pleno conflicto de la 125 cuando querían voltear a Cristina: Binner recibió a la Mesa de Enlace y les prestó el balcón de la Casa de Gobierno para un discurso. Hay que ir, entre otras cosas, para mostrarle que no somos bosta como ellos.” (http://sergiodelfino.blogspot.com.ar/)

Es un aprendizaje de la Nación, que si bien no puede intervenir en las provincias si no es convocada (o si no hace una intervención con todas la de la ley), sí ve que tiene que monitorear lo que pasa en cada lugar y estar alerta, para estar lista e incluso para sugerir a las jurisdicciones vías de acción y coordinación.conflictopolica-12-2013mujerespolic

También fue un aprendizaje para sectores de la delincuencia, sea los que fueron convocados o son socios o empleados de sectores de la policía -y la justicia- corrupta, sea los que ven la oportunidad de aprovechar el río revuelto. Y también para sectores que sin ser delincuentes organizados, viven en el borde de la ilegalidad y no tienen problemas en pasar de un lado a otro de la frontera cuando la situación es propicia.

Pero esto no es todo.

Hay un sector que seguramente aprendió mucho de este conflicto y otro que lamentablemente no debe haber aprendido casi nada.

El sector que debe haber aprendido mucho de este conflicto es aquel que siempre propició golpes de Estado de facto, y que con la profundización de la política de derechos humanos de Néstor Kirchner y del principio del fin de la impunidad, vieron cerrado (al menos por un tiempo) la posibilidad tradicional de recurrir a los militares. Por ello se volcó con la 125 a propiciar un Golpe de Jure, que por suerte no pudieron concretar. Pero aquí, con la policía, se abre un nuevo abanico de posibilidades que se le suma a las desestabilizaciones que pueden hacer yendo contra la moneda argentina, estimulando la especulación, la incertidumbre y la inflación entre otras. Habrá que hilar más fino en todo lo que han hecho contra el proceso chavista en Venezuela en los últimos años (especialmente los últimos 15 meses), así como tener en cuenta lo ocurrido en Ecuador con la Policía, que si bien ninguna de las cosas son trasladables mecánicamente, si encierran enseñanzas y advertencias.

Pero la pregunta del millón no se refiere tanto a todos esos aprendizajes, sino a ¿aprendimos algo nosotros, la gente común?. Y si juzgamos por los resultados, no sólo no aprendimos algo bueno, sino que hay cosas que se aprendieron que sería muy bueno desaprenderlas.

Veamos una pequeña lista de algunas cuestiones a analizar, sacando de ella por ser obvias temas como cómo se encuadran las reivindicaciones de asalariados -empleados- que están armados, cómo se debe proceder frente a una reivindicación -justa o no- que es acompañada directa o indirectamente de extorsión, chantaje y graves inconvenientes para la población -donde se ponen en riesgo sus vidas y bienes-, que exceden lejos al de una huelga común, incluso a un paro general:

1) Si bien en Córdoba, con más de 1000 comercios robados (la palabra saqueo es más débil para describir lo que pasó), fue evidente la presencia de bandas delictivas organizadas, también participaron de los mismos gente común, incluso algunos que se consideran “clase media” y no justamente porque estaban “carenciada” y necesitaban comer. “La oportunidad hace al ladrón” dice un refrán con gran carga de pesimismo sobre la fortaleza de nuestros valores, resaltando la hipocresía de conductas. Asimismo el encierro y temor de gran parte de la población pone de manifiesto un nivel de anomia generalizada, que aflora tras un acuartelamiento de un sector, ni siquiera mayoritario, de la policía. Es muy grave lo que pasó y seguirá pasando aunque el conflicto cese, no tanto respecto a la policía, sino a nuestras conductas y reacciones como sociedad..

2) La auto conformación de “fuerzas represoras”, jueces y verdugos, entre sectores también autoconsiderados “de la clase media”, que agredían violentamente a cualquier sospechoso, especialmente si iba en moto y vestido como laburante, tampoco es casual y muestra el nivel de racismo y de violencia existente entre nosotros que no se resuelve con más policía o mano dura. No por nada la mayoría de los homicidios y casos de violencia grave registrados en Argentina no están vinculados al narcotráfico, como inadvertidamente algunos quieren hacer creer, sino a relaciones familiares, sexismo, conflictos de vecinos, etc.

3) Los salarios de los policías, si bien más altos que en otras épocas, debían ser mejorados, no sólo respecto al salario mínimo de aquel que recién ingresa, sino que la escala salarial no esté tan achatada. ¿Pero cuál debe ser ese mínimo -con todos los adicionales que existen? Obviamente que lo cedido por De la Sota termina siendo un piso del cual menos nadie querrá aceptar. Pero acordado ese incremento salarial ¿Cómo afectará a las demandas de los uniformados de las Fuerzas Armadas, de la Policía Federal, de Prefectura y de Gendarmería? ¿Y cómo afectará a los demás empleados públicos, a los docentes por caso, que son de los sectores con mayor cantidad de personal?

4) ¿Y cómo afectarán los incrementos salariales las finanzas provinciales, municipales y nacional? Pues obviamente los ingresos son finitos y previos a estos aumentos y aún así las provincias estaban endeudadas (Córdoba lejos con la mayor tasa de policía por habitante del país y con un sistema jubilatorio en crisis, por ejemplo). Y la Nación ve disminuir las reservas por las corridas contra el peso, la usura financiera y las presiones alcistas de corporaciones y debe atender los embates que le hacen desde sectores especulativos o corporativos. Y por supuesto: aumentos significativos en el sector público será un ingrediente importante para la recomposición salarial en el sector privado. No es que cada sector no tenga derecho a mejorar sus ingresos: lo tiene y mucho, pero hay que considerar todas las variables.

5) Lo anterior nos lleva a un dilema casi de hierro: Seguir en la eterna calesita o algún día comenzar tal vez no tanto a romperla, pues sería mucho pedir, pero al menos a cambiar sus términos.

Seguir con lo de siempre implica que producida una mejora real del salario se pondrán en movimiento los mecanismos para licuarla: las empresas formadoras de precio incrementará sus precios; municipios, provincias y nación incrementarán la presión impositiva y el precio por servicios, abandonarán inversiones, especialmente en obras públicas y cuestiones sociales, realizarán recortes o se endeudarán muchísimo más.

Pero no es el único camino: también está establecer otra relación entre capital y salario, bajar los márgenes de ganancia -que en Argentina son superiores a muchos países, especialmente de todos los países que la propia clase dominante pone de modelo frente a los modelos “populistas”.

Es sabido que la brecha que existe entre el rendimiento de la hora de trabajo y lo percibido por el trabajador por dicha hora es el tripe, el cuatriple o aún más, según el sector que analicemos. Si tomamos el PBI y descontamos del mismo la masa destinada al salario y lo que recibe el Estado (que supuestamente devuelve de diversas formas), queda un gran porcentaje del PBI que va al capital y a la renta. Aumentar el salario sin tocar la verdadera redistribución del ingreso es pan para hoy (que es necesario) y hambre para mañana (evitarlo requiere de otras políticas que suelen estar en las antípodas de lo que piensa gran parte de la dirigencia política y de gran parte de la propia población).

Y si hilamos más fino aún, en la propia masa destinada al salario encontramos sueldos que superan los 150,000 pesos mensuales frente a asalariados que ganan menos de 3000.

Los mismos sectores liberales y “progresistas” que se oponen a los gobiernos que predican una mayor justicia social, ponen como modelos a seguir países como Suecia. Pero ocurre que en Suecia, la diferencia salarial entre los deciles inferiores y las superiores no supera el 50% y fue durante muchos años menor al 40% aquí superamos con creces el 500%.

O si lo miramos de otra manera: los tres deciles de salario más bajos representan el 40,6% de la población y reciben del total de ingresos el 14,7%. En cambio los tres deciles más altos representan el 21,1% de la población y reciben el 49,7. Y la diferencia es mucho mayor aún si comparamos el decil más bajo, que representa el 15,1% de la población y recibe el 3,1% del ingreso, mientras que el decil más alto representa el 5,9% de la población y recibe el 22% del ingreso. (Datos del 2012, no son exactos y pueden encontrarse otros, pero en todos los casos hay coincidencia en que la brecha -que se redujo algo en los últimos años- es muy grande entre el primer decil y el último -más o menos el más alto gana más de 12 veces que el más bajo)

Naturalmente que los mecanismos para licuar los aumentos salariales, o hacer frente a los gastos que implican son parte de un camino trillado, conocido y malo para los trabajadores.

El otro camino, apuntar a rediscutir la tasa de ganancia o incluso la relación que debe existir entre el salario más alto y el más bajo, conlleva un mayor e impredecible conflicto político, ideológico, económico y social. Pero jamás una tortilla se hizo sin romper los huevos.

 

Acerca de Fernando J Pisani

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24 comentarios en «Conflicto policial: demasiada tela para cortar»

    1. Hola Silenoz. Realmente fue patético e indignante. Por poco De La Sota levantó la mano de los policías acuartelados, como cuando se levanta la mano a un ganador de boxeo; parecía que eran los héroes de la jornada. Y no sólo eso, nos avisó un De la Sota eufórico que ahora la policía iba a volver a perseguir a los delincuentes, en medio de un aplauso general…
      Estuve tentado de poner en el articulo una foto de De la Sota con un «Gracias De la Sota», que obviamente no sólo firmarían acaloradamente los extorsionadores, sino irónicamente los gobernadores de las otras provincias, pues les regaló un peludo. En todo caso también sirve para ver en funcionamiento -una vez más- a dónde conducen las políticas de la llamada renovación peronista.

  1. QUÉ DICEN LA OIT Y NUESTRAS LEYES SOBRE LA SINDICALIZACIÓN
    POLICIAL ?

    Las fuerzas de seguridad, sin derecho a la
    sindicalización (*)

    Tratados internacionales, a los que nuestra Constitución adscribe, y
    normas de la OIT restringen la actividad sindical de Fuerzas Armadas y
    Policía.
    En las últimas semanas se ha instalado el debate acerca del derecho
    de sindicalización del personal que integra las fuerzas policiales.
    La Organización Internacional del Trabajho, en el convenio N° 87 de
    libertad sindical, se ha ocupado de esta cuestión y los tratados
    internacionales vinculados a los derechos humanos fundamentales han
    regulado la materia.
    El convenio 87 ha regulado en el artículo 9° su situación en los
    siguientes términos: «La legislación nacional deberá determinar hasta
    qué punto se aplicarán a las Fuerzas Armadas y a la Policía las
    garantías previstas por el presente convenio». Nuestro país ha
    ratificado este instrumento internacional por la ley 14.932.
    Este convenio permite que la normativa vigente en cada Estado
    miembro admita o no la constitución de sindicatos, tanto para las
    Fuerzas Armadas como para la Policía.
    Por este mismo camino ha transitado la doctrina del Comité de
    Libertad Sindical, que es un organismo creado para controlar la
    vigencia del convenio 87 en los casos que se presentaron. Así, el
    comité ha expresado: «El artículo 9°, párrafo primero, permite
    excluir totalmente a esta categoría de trabajadores del amparo del
    convenio o bien limitarles algunos derechos de sindicalización. Este
    Comité de Libertad Sindical ha dicho claramente que esta posibilidad
    ha sido dejada a la apreciación de los Estados miembros de la OIT».
    La libertad sindical como un derecho humano esencial ha sido
    receptada en otros instrumentos internacionales. Así se ha abordado
    este tema en el artículo 8° del Pacto Internacional de Derechos
    Económicos, Sociales y Culturales, garantizando la libertad de
    constituir sindicatos, aceptando como única restricción aquella que
    necesita la sociedad democrática en interés de la seguridad nacional o
    el orden público.
    En la misma línea de pensamiento, el artículo 22 del Pacto
    Internacional de Derechos Civiles y Políticos ratifica la plena vigencia
    del derecho a asociarse libremente, preservando la restricción legal al
    ejercicio de tal derecho cuando se trate de miembros de las Fuerzas
    Armadas y de la Policía.
    Más explícito aún, con relación a la reserva formulada, es el artículo
    16 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos —Pacto de
    San José de Costa Rica— cuando expresa en su punto tercero: «Lo
    dispuesto en este artículo no impide la imposición de restricciones
    legales y aun la privación del ejercicio del derecho de asociación a los
    miembros de las Fuerzas Armadas y de la Policía».
    Al respecto, es interesante recordar que estos tratados internacionales
    integran el plexo normativo de nuestro país con el carácter de
    instrumentos con jerarquía constitucional, de conformidad con lo
    establecido en el artículo 75, inciso 22, en la segunda parte de la
    misma.
    Por otra parte, los convenios de la OIT, en virtud de lo dispuesto en el
    mismo artículo e inciso de la Constitución, en su apartado primero,
    tienen carácter supralegal. En consecuencia, tanto desde el aspecto
    sustantivo legal como del constitucional, el tratamiento de la
    sindicalización de las Fuerzas de Seguridad y de la Policía se
    encuentra contenido en nuestra legislación interna con el
    alcance previsto en los instrumentos internacionales .
    Todos los instrumentos mencionados restringen la sindicalización
    de los integrantes de dichas fuerzas en el marco del Estado de
    Derecho.
    Reconocida la plena vigencia de la libertad sindical, exclusivamente
    limitada por los supuestos analizados, es indispensable debatir si por
    la naturaleza de la actividad que desarrollan los integrantes de las
    Fuerzas Armadas y la Policía pueden organizarse gremialmente, tal
    como lo prescribe la Ley de Asociaciones Sindicales.
    No se encuentra cuestionado que existe un principio de
    jerarquización en estos colectivos que contradice el principio de
    democratización sindical , que constituye un presupuesto esencial a
    los fines del reconocimiento de la tutela de las asociaciones sindicales
    como sujetos colectivos del Derecho del Trabajo.
    Una asociación sindical es un grupo colectivo de individuos unidos
    por la afinidad y la solidaridad que se establece entre ellos por
    pertenecer a una misma profesión o actividad y que posean un
    funcionamiento autónomo de los empleadores y del propio Estado.
    La autonomía respecto de empleadores y del Estado, especialmente
    regulada en el artículo 6° de la ley 23.551, constituye un requisito
    esencial. Ningún poder puede someter o interferir en su acción a una
    asociación sindical, de manera que impida el cumplimiento de su
    objetivo principal.
    Las Fuerzas Armadas y las policiales no son independientes del
    Estado, sino que lo representan y lo integran, ya que son depositarias
    exclusivas del monopolio de la fuerza pública y garantes de la
    seguridad interna.
    Por otra parte, al ratificar el Gobierno argentino el convenio 154 de la
    OIT sobre Fomento de la Negociación Colectiva, en el artículo 2° de la
    ley 23.544 estableció que el mismo no sería aplicable a las Fuerzas
    Armadas y de Seguridad.
    La concurrencia armónica de las leyes 23.551, 14.250 y 23.544 nos
    permite ratificar que nuestro ordenamiento jurídico ha ejercido el
    derecho de limitar el ejercicio de la libertad sindical a los integrantes
    de las Fuerzas Armadas, de seguridad y policiales. En reiteradas
    oportunidades, el Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social se
    expidió sobre el tema, recordando que la tarea de la seguridad que la
    ley impone a las Fuerzas Armadas y policiales, a partir de una
    organización jerárquica vertical, es esencial para el mantenimiento del
    orden interno de la fuerza y la operatividad en el cumplimiento de los
    objetivos a su cargo, los que se dificultarían considerablemente a
    partir de la constitución de un sindicato para estas categorías.
    La posición de la autoridad de aplicación fue ratificada por la Cámara
    Nacional de Apelaciones del Trabajo en las causas: Asociación
    Profesional de Policías de la Provincia de Buenos Aires, c/Ministerio
    de Trabajo s/Ley de Asociaciones Sindicales y Asociación Unión
    Personal Policial de Río Negro c/Ministerio de Trabajo s/Ley de
    Asociaciones Sindicales, entre otras.
    No tengo duda de que la sociedad civil y las Fuerzas Armadas y
    policiales estamos transitando por el camino adecuado para
    consolidar sólidas bases de comunicación y respeto mutuo, marco de
    referencia que permitirá el reconocimiento de los derechos
    individuales de los integrantes de las citadas fuerzas a partir de la
    implementación de mecanismos administrativos donde dichos
    derechos sean garantizados.

    * http://www.edant.clarin.com/diario/2003/01/30/o-01701.htm

  2. La palabra sedición cubre cualquier cosa. Hace 5 años era protestar en las rutas. Hoy es que la policía se niegue a reprimir.

    1. Lo de hace 5 años no es sedición, es ser golpista típico de los rentistas vernáculos (que explotan, enferman y matan)

      1. Sile: vos que tanto criticas a los otros, contame si hiciste algo en tu vida, ademas de cobrar un subsidio por por blogguero y militante intenso.

      2. Hola Daniel
        Hay muchas formas de intentar reprimir la palabra, de censurar, de descalificar las opiniones del otro. Creo que nosotros tenemos que debatir ideas, no personas y en todo caso respecto a la persona, las diversas posturas que ha tomado en el tiempo.

        También suelen descalificarse las ideas de las personas por un supuesto saber que dan los títulos o la «cuna» de la persona, y en ese sentido va lo mismo: hay que discutir, rebatir, analizar o apoyar las ideas que se expresan, no las personas. Por ejemplo sobre Redrado, es de mala leche caerle por cómo vende su vida personal, sexual, etc, sino que lo que corresponde por sus propuestas políticas y económicas, por sus alianzas, por lo que en definitiva defiende que tiene o puede tener impacto en la sociedad.

        Sí tiene caso discutir conductas personales cuando la misma afectan a terceros de una manera ilegal: si un cura se encama con otro cura no es problema nuestro, en todo caso es problema de la curia, pero sí si lo hace con un menor.
        Volviendo a tu crítica a Silenoz, yo no sé qué cosas hiciste vos en la vida como para entrar en ese terreno donde vos sí, él no.

        Pero sinceramente ni a mi ni a nadie nos interesa (o nos debería interesar) cuánto de frutífera fue tu vida o cuando de satisfecho están con ella y qué hiciste en ella referida a los otros. Y sólo vendría a cuenta si fueras un genocida o cómplice de, o sos un reconocido y juzgado y condenado corrupto que nos viene a hacer recomendaciones contra la corrupción.

        No lo conozco a Silenoz y seguramente no necesita que nadie lo defienda y para mi es valioso que exprese sus ideas todo lo que pueda. Tampoco te conozco a vos y también me parece valioso que vos expreses defiendas tus ideas. Y se confronte, argumente y rebata. Pero sin mezclar a las personas, las familias, la vida privada pues en realidad con ello no se busca rebatir una idea sino descalificar, perseguir, agredir o intimidar no sólo a la persona que se pone en la picota, sino a muchos otros que podrían llegar a escribir pero vista la respuesta que pueden recibir, prefieren no hacerlo. O si se animan deben recurrir al anonimato.
        En general, cuando alguien expresa una idea y se lo rebate con chicanas, descalificaciones personales, etc, lo que suele ocurrir es que no se tienen suficientes ideas para rebatirlas. Sea porque se intenta cambiar el eje y en vez de discutir las ideas se discute la persona que expresa la idea, sea porque se quiere dar fin a una discusión o mellar una idea con la vieja práctica que muy bien desarrolló en Estados Unidos Joseph MacCarthy (comunmente reconocida como macartismo)

        Por último, en estos comentarios veo sólo dos entradas de Silenoz
        Una que dice Aumento y amnistía, promesa para desactivar motín policial ADIÓS A LA REFORMA» y la otra «Lo de hace 5 años no es sedición, es ser golpista típico de los rentistas vernáculos (que explotan, enferman y matan)»
        Y me cuesta entender tu reacción. Saludos. Fernando

      3. Fernando, Silenoz contesta diciendo que Mariano T. es un rentista vernáculo, golpista, explotador y asesino, sin otra prueba que que el lo dice, te parece una forma de debate aceptable. Si Daniel le dice a Silenoz que cobra subsidio por bloguear y militar, dudando si tiene otro empleo, te parece lamentable, y merece una corrección larga. No veo la diferencia, pero evidentemente vos sí.

      4. CarlosN, Silenoz da una respuesta general, no se dirige a Mariano T. acusándolo erspecíficamente a él de rentista vernáculo, golpista, explotador y asesino.

        Saludos.
        Esther

      5. Fernando, adhiero en un todo a tus ideas sobre qué significa debatir ideas y no descalificar personas sin argumentos que vengan al caso.

        Saludos.
        Esther

      6. Hola CarlosN
        Vos decís que
        «Silenoz contesta diciendo que Mariano T. es un rentista vernáculo, golpista, explotador y asesino, sin otra prueba que que el lo dice, te parece una forma de debate aceptable»
        y que critico a Daniel por decir que Silenoz cobra, etc mientras que callo sobre algo peor.
        Si Silenoz hubiera dicho todas esas cosas de Mariano T adhiero con vos que es muchísimo peor que lo que Daniel dijo de Silenoz y la crítica debería ser más dura.
        Pero ocurren dos cosas: yo no leo que S. hubiera dicho eso de Mariano T, sino que hace una aclaración entre sedición y golpismo e identifica -para mi sólo a una parte, faltan otros- a estos como rentistas vernáculos: «Lo de hace 5 años no es sedición, es ser golpista típico de los rentistas vernáculos (que explotan, enferman y matan)

        La segunda cosa es que que cuando yo me refiero a ciertas «metodologías» en la discusión, me refiero en general y eso se aplica a cualquiera, incluso a mi mismo,si yo en vez de rebatir argumentos me dedico a descalificar a la persona que emite la opinión que no me gusta o me parece incorrecta.

        Y ojo, no descarto que si revisáramos todos los comentarios que existen en Artepolítica encontraríamos ese tipo de descalificiones en las que solemos caer todos, con mayor o menor frecuencia, ya que vivimos en una sociedad con demasiado grado de violencia y no nos enseñan a comunicarnos y debatir con personas cuyas ideas están en nuestras antípodas, o tal vez ni siquiera antípodas, matices. Creo que es todo un aprendizaje también lo que hacemos aquí, incluyendo tus críticas (pues si fuera así tenés toda la razón, en todo caso hemos «leído» distinto lo de D y S (y MT). El asunto es que de todo esto saquemos las debidas conclusiones y actuemos en consecuencia.
        Saludos.

  3. Hola, Fernando.

    Tu artículo me parece excelente.

    Nos queda como saldo que se reveló, con toda potencia, un poder policial capaz de poner de rodillas al poder político. Eso fue lo que sucedió: nada de paritarias donde se negocia entre sindicato y empleador. No fue así.

    Asusta. La policía, a diferencia de las fuerzas armadas, tiene poder territorial. Un poder cercano al vecino, al ciudadano de a pie. Durante aquella semana santa del gobierno de Alfonsín la gente podía ir a la Plaza de Mayo. Y fue. Si se trata de la policía no podrás ir a la Plaza de Mayo porque estarás encerrado en tu casa, pensando que te van a asaltar.

    Asusta.

    También austa que, como sociedad, perdemos rápidamente la pátina de civilización en cuanto se desborda el miedo. No me tocó vivir el acuertalamiento policial de la ciudad donde vivo. Fui una de los privilegiados. Todavía me pregunto: si las cosas hubieran sido diferentes, ¿de qué hubiera sido capaz? ¿De matar a una persona sólo por la sospecha de que fuera un saqueador? Me digo que no. Pero ¿quién sabe cómo podría actuar cuando el mundo conocido se te viene abajo, y estás en el medio de la pesadilla de una ciudad aterrorizada?

    No cre que De La Sota sea incompetente. Creo que sabía bien qué estaba haciendo, en todo momento. No es un chiquilín sin experiencia. Quizás, más adelante, nos enteremos de cuáles fueron los entretelones reales.

    El país federal es una entelequia. Como decís, está todo muy lindo con el federalismo, pero si hay problemas la culpa la tiene el gobierno nacional y, además, tendrá que pagarla. Pagarla políticamente y también en dinero: las provincias no pueden soportar el aumento que le dieron a sus policías. Requerirán de la Nación para ello.

    Me preocupa que todo esto se banalice y se insista en el chicanaje partidista o de «soy antiK». Eso no resuelve un problema de la gravedad de este. Hay que ser capaz de pensar más allá de la trivialidad. Y creo que a todos nos toca una parte de la responsabilidad de hacerlo. Hay cuestiones que a todos nos toca pensar. Me temo que, entre otras cosas, estamos viendo que el entretejido social ha sido, en gran medida, reemplazado por otro: el que entrelaza el delito (narcotráfico, trata de personas, entre otros), la policía, la justicia y la política.

    Los sectores más vulnerables de la sociedad son los candidatos perfectos para cargar con todas las culpas. Es fácil, si tengo trabajo, casa y automóvil, mirar para otro lado cuando se fragmenta a la sociedad en una justicia injusta: a mí no me toca, a otros sí (porque son pobres, son negros, son jóvenes).

    También es fácil que uno «que es persona educada» ande en las redes sociales o en los blogs generando más violencia, y más violencia, y más violencia. Pongo entre comillas: una persona realmente educada no haría eso, porque si está realmente educada sabría las consecuencias de lo que dice (o escribe). Pero allí estamos, los «educados», llamando a armarse, a matar gente.

    En fin. Hoy Verbistky publica una nota densa en datos y análisis, que vale la pena leer:
    http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-235726-2013-12-15.html

    En una de las subnotas habla de qué posibilidades puede tener el gobierno nacional para hallar soluciones que superen la fragmentación provincial sin afectar la federalización provincial de las policías.

    Saludos.
    Esther

    PD: creo que también vale la pena echarle un vistazo a este otro artículo:
    http://tallerlaotra.blogspot.com.ar/2013/12/las-policias-de-la-region-estan.html

    1. Hola Esther
      Disfruto de leer tus comentarios en otros artículos, creo que ayudan a pensar, a hacernos preguntas que no nos hemos hecho, y a profundizar los análisis.
      Y esto de que asusta, y lo distinto que es la policía por su vinculación con el barrio, me hizo acordar a cuando era joven y estaba en la facultad, como muchos, luchando contra el gobierno militar y por un mundo mejor. Y a pesar de la represión (estoy hablando en épocas de Onganía), y de que teníamos que vernosla con la policía, también el ejército, etc, dentro de todo yo estaba tranquilo, pues tomando medidas de seguridad, se podían capear los temporales. Pero luego, cuando sube Perón y se comienza a dar ese proceso represivo que empezó mucho antes del golpe del 76 y se agudiza a fines del 74/75, la cosa fue distinta, pues entre los estudiantes, había tendencias políticas que eran partícipes de esa política y oficiaban -o podían oficiar- de parte de la inteligencia de la represión. Y lo mismo pasaba en las fábricas con algunos grupos militantes sindicalistas que no pongo siglas para no herir susceptiblidades y no generalizar, pero quienes vivimos aquellos años fue muy claro (incluso algunos sectores de izquierda jugaron ese papel, no sólo sectores del peronismo).
      Para la policia y ffaa era casi imposible identificar quién era quién, pero «adentro» nos conocíamos todos. Obviamente que como muchos, tuve que abandonar la universidad (y no por andar en algún grupo armado). En fin. Saludos. Fernando

      1. Hola, Fernando, ¡gracias por tus palabras!

        He escuchado otras historias como la tuya, y todas son coincidentes; si se compara con lo que se nos vino encima desde mediados de los setenta, la época de Onganía y sucesores se vivió con una cierta inocencia, un cierto toque idílico; la policía reprimía pero había un conjunto de reglas que se respetaban. Luego… Luego, como decís, vino la violencia desatada sin cuartel a fines del 74/inicios del 75. La represión ya era muy dura antes del golpe de estado. Luego del golpe, la policía actuó en consonancia con las fuerzas militares.

        Recuerdo anécdotas familiares que llegan hasta los años treinta; ya en aquel momento existía una «maldita policía» en, por lo menos, la provincia de Buenos Aires. También recuerdo historias familiares de ¿quizás los cincuenta, sesenta? que hablaban de las diferencias económicas entre distintas policías; algo así como que en cuanto salías de la provincia de BA y entrabas a Córdoba o a Santa Fe, te paraban, enseguida, en la ruta, policías mal vestidos y con alpargatas, que coimeaban para comer. No sé si eran ciertas o no estas historias, sólo que las escuché como esas historias que pasan de generación en generación.

        Lo que me parece cierto es que en general la policía es una deuda pendiente de estos treinta años de democracia, aunque los problemas asociados con ella vienen desde mucho antes.

        Saludos.
        Esther

      1. Rib, tenés razón, por supuesto. Tampoco ahora el peronismo, como genérico, está dando los mejores ejemplos. Eso tampoco le quita responsabilidad a otros partidos, por lo menos a todos los que han tenido o tienen responsabilidades a niveles provincial o nacional.

        Te agradezco los links, sobre todo el pdf sobre «el poder de policía», que estoy leyendo.

        Otros links muestran justamente las fallas políticas: cada uno intenta deslindar esa responsabilidad de la que hablaba antes echándole la culpa al otro.

        Saludos.
        Esther

  4. interesante tu aporte,ESTHER,como siempre.Esto incluye tus citas.Si duda,a la educacion hay que pensarla de otra manera.La persona educada»de verdad»no se deja llevar por los medios tecnologicos que la bombardean porque tiene la fortaleza y el criterio suficientes como para filtrar la informacion.En mi ciudad hay tranquilidad pero en el tiempo nefasto de la dictadura del 75 la primer denuncia por solicitada de un abogado local sobre como funciona la maldita policia bonaerense.Lo apresaron y liberaron para fusilarlo delante de su esposa,que lo habia ido a buscar…

    1. Estoy de acuerdo, Isabel. La educación no pasa por aceptar cualquier información y/o conclusiones, sino por adquirir criterios, y eso cada vez es más importante con ese bien real bombardeo del que hablás.

      La historia que contás… esas son las cosas que duelen y entristecen; las que muestran la realidad sin tapujos. Desmontar tanto poder impune… sí que es difícil, pero si no se desmonta somos rehenes, aunque creamos ser libres.

      Saludos.
      Esther

  5. Sin ser experto en cuestiones legales me parece que es mas adecuado el término de amotinamiento que el de sedición para calificar las recientes actitudes de algunas policías provinciales.

    En cuanto a los bloqueos de ruta protagonizados por «el campo» hace un lustro, junto con su apoyatura política y mediática no puedo menos que coincidir con Silenoz en la calificación de golpista.

    Naturalmente cada cual tiene todo el derecho del mundo de verlo con otras ópticas.

  6. aunque la policia no fuera «golpista»sino simplemente hambrienta detras de ella resulta claro que algun grupo social busca que el gobierno se vaya.

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