(Publicado en simultaneo en La Novia Olvidada)
El mayor problema que viene a encontrarse cara a cara con el Gobierno de Cristina Kirchner, en este momento, es el de salir de las trincheras de la definición y pasar a las trincheras de la acción. Nestor Kirchner junto con Duhalde, fueron en alguna medida, parte del momento de la definición en Argentina. Por cuanto fue en ese momento que se sentaron las bases para dar respuesta a la crisis social desencadenada luego de más de una década de políticas regresivas, antidistributivas y antiproductivas. Realmente no fue mucho más lo que se hizo, aunque no fue poco. El momento de la definición implico dar un rumbo marco a lo que sucedería hacia a algunos años para adelante. Implico a su vez, renombrar las cosas del pasado y del presente, de forma tal que fuera palpable la diferenciación con el pasado. Era necesario, en un clima de agitación popular, de aguda crisis social y de extrema negación de las estructuras de representación, ofrecer un nuevo escenario que se distinguiera claramente del anterior. Ese fue el momento de la definición, por llamarlo de algún modo, no porque no implicara acción, sino porque el basamento de la acción residía en la diferenciación.
Hoy debemos poder pasar de ese momento, hay que hilar más fino, ya no basta con diferenciarnos de lo que pasó hace 10 años atrás. Este momento es tal vez más complicado que el primero. En el primer momento la agitación social demandaba un cambio de modelo. Hoy en día, con las aguas económicas más serenas, es necesario adentrarnos en las atómicas partes del modelo. Es necesario mantener ciertos preceptos que han sido levantados durante la definición en el gobierno anterior, pero esto no es suficiente para desarrollar un gobierno nuevo. Este ha sido el error con el campo. Creer que estábamos en un momento de definición, que al Gobierno de CFK le faltaba definir posturas frente a actores económicos como los que estallaron en este conflicto. Eso hizo falta antes, ahora hace falta implementar políticas de corto y mediano plazo que den cuerpo a las definiciones con las que la sociedad argentina se ha sentido representada y por las que ha dado su voto. Este es el momento de la acción, por llamarlo de algún modo, para diferenciarlo del momento de definición o marco anterior. En un momento como este no es suficiente con tener gestos discursivos o un peso barato. Hace falta ir un poco más allá en la definición de qué tipo de trama productiva queremos. Es necesario implementar políticas que revitalicen el poder democrático del gobierno. Las acusaciones de sobrecarga de poder y autoritarismo no se pueden contrarrestar con gestos políticos y discursos. Políticas que den vida a profundizaciones democráticas diluirían las críticas de sobrecarga de poder que se le hacen al actual gobierno.
Desde que comenzó el mandato de CFK no se ha visto nada de todo esto. Los tres grandes issues que ha llevado el ejecutivo, el conflicto del campo, la inflación y el tren bala, no presentan una ampliación, un avance, con respecto al gobierno anterior. Los argumentos que dieran lugar a las retenciones hubieran sido un escenario ideal para plantear un buen conjunto de medidas y políticas públicas que hicieran ver al conjunto de la ciudadanía cómo se esta trabajando por la distribución del ingreso. En cambio, el Gobierno asumió que bastaba con retenerle a un sector económicamente favorecido, como si fuera una obviedad que el destino de ese dinero fuera el derrame económico. A su vez, el Gobierno también fallo a la hora de pensar cómo hacerlo. La jugada en solitario del ejecutivo terminó por donde debiera haber comenzado, el Congreso. Si la inciativa hubiera comenzado con su elevación al Congreso, esto hubiera implicado una debate institucional y un reforzamiento democrático. Como no fue así, el ejecutivo quedó solo, soportando una tensión y sobrellevando el problema de una forma que no puede parecer menos que soberbia. Otro issue sin tratar de forma adecuada ha sido la inflación. Nuevamente, en vez de profundizar en estamentos más democráticos, se ha optado por ocultar los altos niveles de inflación, como si no fuera esto algo obvio simplemente al ojo del amo/a de casa. Cuando se busca ocultar lo obvio, tenemos un problema. En este sentido el problema no pasa simplemente por las retenciones, hay que mirar y controlar la cadena de comercialización, la política comercial de los supermercados y la cadena productiva, para tocar en todos los lugares que haga falta para controlar la inflación. En definitiva este es un tema que toca a los sectores populares mucho más de cerca que a ningún otro. El último issue, en este particular recorte, que ha afrontado el Gobierno, ha sido el tema del tren bala. Una vez más, decretazo, sin consenso social, planteado como un tema de fondo en medio de un conflicto muy grave y con el ministerio de economía rompiéndose. Esta la forma en que se planteaban las políticas públicas en la década anterior, por forma y contenido. Si este Gobierno, tiene pretensiones de hacer algo más que dejarse llevar por la inercia tiene dos caminos, ponerse a implementar políticas que asistan a consolidar un modelo que se definió previamente, o pasar a un nuevo momento de definición, pateando el tablero y presentando nuevas reglas. Creo que lo segundo sería completamente regresivo, porque implicaría rediscutir una vez más en vez de ponerse a producir. El camino pareciera ser ponerse a implementar políticas, solo esperemos no caer en la inercia.
Saludos,
Hector Casa