Devolución del IVA (2): una vez que consolamos al almacenero

Si hacemos abstracción y suponemos que todas las demás variables se mantienen estables, podemos decir que:
-Los aumentos salariales por encima del incremento de la productividad son elementos con tendencia pro-inflacionaria.
-El aumento «artificial», apalancado, de la demanda tiene también rasgos pro-inflacionarios.
-El incremento del gasto público por encima del comportamiento absorbente de la recaudación fiscal, finalmente, también es pro-inflacionario.
Digamos, son hechos expansivos para la economía, que estimulan el componente inflacionario.

¿Cómo es posible entonces que todos aquellos que coinciden con estas afirmaciones no mencionen la misma consecuencia cuando se habla del proyecto de Solá para devolver IVA?
Ninguna de las sentencias anteriores es incompatible con el proyecto. De hecho, la devolución del IVA, implementada, operaría como componente más o menos significativo para que tales sentencias se cristalicen. Aumento del poder de compra del salario (o sea, aumento salarial indirecto sin aumento de la productividad), incremento subrepticio de la demanda mediante apalancamiento directo (poner plata en el bolsillo de las personas), descompensación entre gasto público y absorción vía recaudación fiscal.

Se podría objetar, sin embargo: no es seguro que la guita que reciban las familias en concepto de devolución de IVA vaya a consumo. Y si no va a consumo, sino a ahorro o algún sucedaneo como la compra de dólares, no es pro-inflacionario.

Es cierto, pero…

Si la medida se toma para «compensar» la pérdida de poder adquisitivo que la inflación provoca, sobre todo en los más pobres, lo más lógico sería pretender que vaya a consumo. Si lo hace, es pro-inflacionaria; si no lo hace, es ineficiente y por lo tanto descartable.
Entonces, es una medida económica «kirchnerista» si le damos ese nombre a medidas que abundaron en este lapso de casi 7 años, que tienen por objeto «calentar» la economía estimulando el consumo. Y pro-cíclica, como las muchas que otrora se criticaron. O sea, en un momento en que la economía se expande, en lugar de sacar guita de la calle, se la inyecta.

Por eso, la pregunta que me hago es: ¿Qué capricho, o si se quiere, qué razón política de peso hace, entonces, que unos sobreactúen su postura opositora, y otros respondan en la misma tónica, indignados?

4 comentarios en «Devolución del IVA (2): una vez que consolamos al almacenero»

  1. Hace algún tiempo yo había planteado la posibilidad de devolver (todo o parte) del IVA de los alimentos básicos a través del mismo mecanismo por el que ahora se devuelve el 5% para las compras con tarjeta de débito.

    Sin embargo, aparentemente «diferenciar el IVA» es técnicamente imposible, al menos como están las cosas ahora. Según me explicaron (no sé si entendí bien), por la propia estructura del IVA, en que cada eslabón de la cadena ignora el uso que le dará el próximo eslabón.

    Para ser más claro, el que vende el maíz no sabría ni tendría control de que su comprador con ese maís fabricaría polenta (alimento) o se lo daría a comer a los chanchos (forraje). O que el fabricante de harina de trigo no puede discriminar si con esta harina el comprador fabricaría pan o engrudo, por usar un ejemplo traído de los pelos.

    Habría que consultar con algún tributarista que esté en la operatoria cotidianamente.

    1. Eduardo: Si la devolución del IVA es para el consumidor que compra el producto terminado, me parece que no importaría mucho lo que ocurre en los eslabones previos de la cadena.

      Una manera en que se podría implementar es que el precio de los productos en el ticket discriminara el IVA (como en la factura A). Incluso se podría armar una lista de productos cuyo precio debería exponerse de esa forma: n + 21%; o n + 10,5%.
      Con esos tickets el consumidor podría hacer el seguimiento de lo que se le debería devolver, con la misma operatoria que hoy se devuelve cuando se compra con tarjeta de débito.

      El tema, igual, es que esta medida no se la debe vender como algo distinto de lo que es. Va en el mismo sentido que las actualizaciones salariales emergidas de paritarias, por ejemplo. Se inscriben en un modelo en que se intenta hacer de la inflación algo tolerable, pero no eliminarla.

      Gracias por comentar.
      Un abrazo.

  2. Hace poco en una charla le plantearon esta misma propuesta a un diputado del FPV, Dante Gullo. La explicación que dió fué que no era una medida imposible de implementar, pero que el inconveniente que el veía era el siguiente:

    Se rebaja el IVA para una canasta de productos básicos. Pongamos como ejemplo X alimento que acutalmente cuesta $10. Con la medida pasa a $8 automáticamente. Pero en 15 días, el producto pasa a $8,40 por la «inflación». A los 2 meses, $8,90, y a los 6 meses, $9,80. Resultado: se privó al estado de un ingreso importante, regalándose ese margen al formador de precios, sin ningún resultado positivo para el consumidor.

    No sé que tanto sentido tiene, lo comparto para debatir.

    Saludos,

    1. Gustavo: sí, estoy de acuerdo.
      Pero una cosa es la eliminación, que inmediatamente redundaría en aumento de precios.
      Y otra la devolución. Ahí el traspaso a precios estaría mediatizado. Aunque, claro, si aumenta el precio, aumenta el monto devuelto (que es porcentual). Lo cual, en definitiva, es transferencia desde el estado hacia las cadenas de producción y comercialización.
      El tema está en que el consumidor pagaría el precio completo en caja, y después le sería reintegrado el iva, o una parte (como ocurre hoy si pagás con débito). Ese hecho, actuaría en principio como una barrera de contención para el aumento inmediato de precios. Un salto de los precios de 21% de golpe, retraería el consumo, porque el reintegro es diferido. Aunque en un plazo más largo terminaría pasando.

      Lo que es innegable, es que no es una medida anti-inflacionaria.
      Es como la actualización de salarios. Haría que la inflación fuera más vivible. Es paliativo de la inflación. En este sentido, no sé si está mal.

      Gracias. Abrazo.

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