Por muy críticas que sean la situación y las circunstancias en que os encontréis, no desesperéis. En las ocasiones que cabe temer todo, es preciso no temer nada; cuando se está rodeado de todos los peligros, no hay que dejarse intimidar por ninguno; cuando se está sin ningún recurso, hay que contar con todos los recursos; cuando se ha sido sorprendido, hay que sorprender al enemigo.
Sun Tse, El arte de la guerra
El lunes no salí de mi casa y las cosas que tenia que hacer no las hice. Perdí 300 pesos que necesito porque se rompió la napa del pasillo y el edificio de al lado ya nos mando una carta documento. No llego a fin de mes. No escribí, me envenené de medios, de twitter, de blogs, de llamadas telefónicas, de bronca, de rabia, de dolor. Solo atiendo con calma la voz en mi madre a la que siempre le pregunto ¿vos viviste algo peor que esto mami? Ay Helena…..si la habré pasado peor que esto.
Quiero ser fuerte, me repito: soy una fuente de energía interminable. El lunes casi sin dormir porque queria ver a Nestor. Un hombre que puso sobre mi tantas contradicciones que hasta el día de hoy en estas horas tremendas, me atormentan. Todos esos desacuerdos ahora no valen nada. Todos los errores ahora no valen nada. Todo lo que no se hizo ahora no vale nada. Hasta el día de hoy no encontré entre gente de mi edad un análisis mínimo que responda a mi pregunta sobre ¿quién queres que gobierne? Nunca hay respuesta, porque nunca hubo armado alternativo. Es la queja sorda de la cual a los 20 años por cumplir podía ser cómplice y ahora ya no. Decenas son las cosas que no me gustan, es larguísima la lista de nombres que no quiero ver cercando este gobierno, chupandose la energía de este país. Esperanza tenía de que podía ser posible un lugar mejor para vivir en el medio de un mundo tan infernal. Mi victoria política es la calle a partir del 20 de diciembre que no es lo mismo que el 19 de diciembre. Fueron todos esos viernes de gente. Fueron todos esos viernes de calle y resistencia, fueron todos esos viernes de compañeras y compañeros. Fue el aprendizaje político de que para cambiar hay que poner el cuerpo y muchas veces cubrir el cuerpo del otro. Yo nunca me voy a olvidar de un chico estudiante de fotografía de la escuela de avellaneda que no me dejo atrás durante la represión en Brukman. Cacería debo decir. Que paradoja que en momentos tan violentos me sienta tan acompañada y ahora en un bar de mi barrio me sienta tan sola.
¿Si quiero otro 20 de diciembre? No sé. No me gusta que me peguen, que me violenten, que me gaseen, que me hagan sentir terror. Pero al mismo tiempo sacando el Puente Puyrredón, que es otro capítulo en la historia del que aún no se escribió lo que se tiene que escribir, nunca sentí terror en esos días de calle. Más bien sentia todo el tiempo una adrenalina inconmensurable y me gustaría si no es abuso contar algo personal. Antes de que todo estallara ya había entrado en tratamiento por ataque de ansiedad. El primer día que todo estalló, el 19, lo miré por televisión. El 20 salí a la calle, yo no podía tomarme ni un subte sola. Y de repente todo cambió. Nada volvió a ser lo mismo. Nunca volví a sentir terror en mi vida, porque de repente por fin había algo que superaba, con creces, mi política de terrorismo personal. Por fin había, por cientos, la posibilida de: los otros. Por fin había otros que conmigo tenían miedo. Por fin la colectivización de dicho miedo llegaba a un punto tal en el cual simplemente estallaba y decantaba en una busqueda que desde siempre estuvo destinada a no ser revolucionaria pero que consiguió cambiar para siempre la vida de muchas personas.
Pero hoy lo único que encontré en el pico máximo de miedo fue una larga fila en busca de alcohol en gel.
Entonces así estamos y ya lloré todo lo que tenía que llorar. Despues discutí con toda la caterva de imbéciles que me dijeron «votaste a un banquero socialista». Despues en un acto al borde del suicidio tuve discusiones con votantes de Pino Solanas que me confesaban sin ningún tipo de asco que en provincia ponían el voto con De Narvaez. Ayer arranque de la pared de mi casa un cartel de COBOS 2011. Esviceré virtualmente a cuanto militar de la Unión Cívica de Reaccionaros me crucé. Rompí el protocolo de que la amistad no se mezcla con política haciendo purga de msn, g talk y también de la vida real. Se corto el diálogo hasta que nosotros lo recuperemos y volvamos a inciarlo. Con amor, con política y con convicciones. Y mientras escribo me doy cuenta que eso son tan solo deseos. Son palabras que necesitan ser llenadas y rebalsadas de contenido. Y leo otras cosas y no acuerdo pero tampoco voy a referirme a eso, solo me pregunto ¿es el tiempo de que los cuadros intelectuales tomen el borrego por las astas o por fin llego el tiempo de dejar de escribir lo que se desea para comenzar en el día que esta por venir, que es mañana y no se detiene, a escribir las crónicas de nuestras construcciones reales?
Roberto Bolaño escribió esa salvajada mortal de registro histórico que es «Los Detectives Salvajes». Los verdaderos principes reventados de los ´70 caminando sin pausa hacia el acantilado. Para desdramatizar el asunto no estaría mal señalar que ese acantilado rebalsa de muertos y que no es nuestro deber acompañarlos. Por lo tanto no es nuestro deber entregarnos o dar todo por perdído, no tenemos el derecho nosotros a la visión apocalíptica. No. Porque tenos un 32% de votantes a los cuales no tenemos derecho a dejar. Porque no tenemos derecho a dejarnos a nosotros mismos. Y tampoco tenemos derecho si es que la lucidez es nuestra, dejar a los que nos soltaron la mano, ya sea por izquierda o por derecha, solo porque decidieron entrar al oscurantismo de la clandestinidad de la gripe. No. No tenemos ese derecho y tampoco tenemos el derecho a la utopía o a la crítica a destajo. Eso lo vamos a tener que dejar para después aunque cueste, aunque me cueste. Nuestro único derecho es vivir nuestra vida tal cual queremos vivirla. Y eso implica: sin pedir permiso. Porque una vida que obedece o que claudica es una vida entregada. Y mientras nosotros podamos escribir día a día contaminados por nuestra neurosis, frutración o rabia; no tenemos derecho a entregar un bien tan preciado como el de resistir solo para constuir en los más de 700 días y todas sus horas por venir, que reclaman, esperan y exigen ser llenados de propuestas, contenido, vitalidad y pasión por algo que la derecha no tiene: vida.
Yo digo: este es mi corazón. Toma mi corazón.
Now playing: Voltura -Il cuore tedesco
via FoxyTunes
Qué bueno leer un texto así en este momento, me emocionó, gracias Helena por decirlo tan bien!
Gracias a vos por la generosidad