Soy muy puta
y no trabajo para vos
mantenida, gracias a la propaganda
no voy a ser tu ramera
no limpio lo que ensucias
rock...
soy astuta
y no investigo para vos
desátame, no quiero colaborar
no voy a ser prisionera
de tu organismo feudal
rock...
soy muy puta
y no trabajo para vos
mantenida, en un estilo ya sin vida
yo pertenezco a cualquiera
no al que me pueda comprar
La gente bien cuando quiere poner un titulo o citar desde el rock algo relacionado con la dictadura agarra a Calamaro. Es un detalle de color. Los escritores no escuchan música. Es una realidad. Las jovenes poetas se mojan y desmayan por crooners combativos que tocan para Macri. Saludan a Chan Marshall ahora que esta sobria y hace soul. Fueron a ver a Norah Jones. Ok. Ahora que es ATP y esta bueno decir ay que divina. Me fume a la mina borracha, con el pelo sucio, impresentable en el Margarita Xirgu. Pague menos por ver algo real. No reivindico la destrucción a mi me gusta la gente sana. Que coman bien, que se alimenten, que tengan un lindo corte de pelo, que se porten bien / portate bien, anda a las reuniones de anónimos, estate presentable, firma con Dior, conegui la banca, entra al establishment, que te vea la gente indicada, saluda, sonreí, agradece, decí que te reformaste, que todo eso quedo atrás, dale a la prensa de comer, dale a la prensa la oportunidad de hablar sobre vos como si te conocieran, con esos copetes locos, «después de un largo infierno», hace eso, que te escuche toda la familia. Hay que ser limpios. Mis saludos desde acá a Nick Cave que no se come una.
Los comments de tp te manda a un formulario que te pide que charlemos como gente normal. Yo no soy normal qué hago, me callo la boca, no comento, no digo por ejemplo que tu libro me parece una perdida crucial para la ecología del futuro, por ejemplo. Yo no soy normal, que hago no comento, no escribo, te mando un mail informandote que no soy normal pero que quiero comentar. Qué es ser normal. Supongamos que me agarra el rapto del robo a la juventud y escribo una frase que diga algo así como si ser normal es ser como vos, entiendase: todos ustedes, no quiero ser normal. Supongamos que juego como los ilustrados a ser fan de Flema. Supongamos que tipeo mi nota de suicidio y dice: demasiado normal. Supongamos que me mato porque soy normal, porque soy como vos. Supongamos que me mato, no hoy, tampoco mañana, ni siquiera el año que viene. Supongamos que me mato porque no me quiero morir como se muere la gente que tuvo una vida normal, en pañales. Supongamos que me mato porque vivi la vida normal. Supongamos que me mato porque me desarrolle normal. Supongamos que me mato porque tengo una familia normal. Supongamos que me mato en el orden de lo normal. Supongamos que me mato en el nombre de lo normal. En la dignidad de la muerte supongo que encuentro la normalidad de matarme antes de que alguien decida tratarme como si fuera un bebe demasiado grande y pesado. Supongamos que me mato porque soy normal, porque soy como vos, porque crecí como vos. Supongamos que me mato antes y dejo una nota que dice que no me sentía normal, que no me sentía conectada con el mundo de los normales. Supongamos que alrededor de una frase al azar, seguramente sin importancia, carente de significado, una frase porque si, fuera del doble sentido, sin ningún tipo de vinculación con instalar una categoría y marcar una fina linea entre ellos y nosotros. Supongamos que una frase así arranca un párrafo mejor que el 50 por ciento de tus archivos históricos. Y dejo el otro 50 afuera porque no lo leí, no porque crea que es bueno.
Algún zombie hambriento intento levantar a Copi de la tumba y me tipeo via directo agrupación Evita Siempre que por favor no escriba en artepolitica. El compañero propone un reemplazo y todo esto me parece válido, solo que me gustaria que escribieran un poco mas pegado a la beldad de «La Internacional Argentina». No sucede. Ok. Como a mi me parece que cualquier reclamo es válido y cualquier páramo merece una adhesión les dejo el mail en donde pueden unirse al reclamo de este compañero que cree y afirma que mi mente posee pensamientos desviados: evitasiempre57?@gmail.com. Porque yo estoy a favor de la libertad, en contra de la censura y apruebo cualquier tipo de unión que mantenga la mayor cantidad de pelotudos juntos.
Silencio. No hay banda. Estos días estuve charlando acerca de esa palabra que mueve las aguas. Identidad. Y ahora que escribo y publico tarde me doy cuenta que todo es una moda. Si mi mente fuera enferma y desviada, mis pensamientos mas cínicos apuntarían a que los ánimos caldeados no prenden en lo real hasta que te dan en la mandíbula. Un cross directo al corazón y le robo a Rodolfo. Pero, volvamos al tema ese que es de todos, no es de nadie o es del chancho que le han pegado hasta dejarlo postrado pero el pobre animal sigue ahí, cencerro en cuello, sin dueño y lo que es peor, sin amor y nombre propio. La identidad es algo personal pero cuando un médico llena mi ficha y me pregunta antecedentes de repente es algo público. No sé doctor. No tengo ni idea de si en mi familia hubo demencia senil o cáncer de útero. . No se. Y así un día un médico, otro día el psiquiatra, un año, dos años, tres años, cuatro años, cinco años con mi analista y así un día un novio, después otro, más tarde el último, tus amigos que siempre se sorprenden, el manto de silencio. Y en el medio el falso cuidado, la incomodidad y la quita de derechos. Las aclaraciones de que no porque desconoces vas a recibir trato preferencial. Cierta impunidad en el aire. Si la identidad fuera algo tan privado que resuelvo como con 3 mil pesos de análisis en todos estos años ¿por qué conozco gente que con su árbol genealógico en orden insiste con «no se quien soy«? Bueno yo tampoco. Quizás nadie sabe quien es. Quizás tengamos que cantar todos juntos, quien soy yo, que hora es, donde estaré. Quizás esa te la concedo, que ahí somos todos iguales. Solo que tengo un problema de difícil solución en una época difícil de mi vida. No me reconozco en los rasgos de los otros. Los que cenan conmigo en navidad, digo. Los que te apagan la chispita en el cumpleaños. Tu familia.
Más allá del 2.0 y mas cerca del realismo visceral quiero vivir yo. En el medio de todo esa camino a mi me gustaría que la política vuelva a ser algo personal. Que lo que este en juego sea mi apuesta personal. Volver a sentir un poco del riesgo, algo similar al rush nevado de principios de amor sobre finales de los 90, cuando todo se caía y vos y yo nos conocíamos y cantábamos canciones mientras nos trepábamos a los ombues de city bell y mirábamos a lo lejos, contra los enrejados de lo que es hasta ahora un reducto militar, los autos pasar, a veces sin patentes, otras con los vidrios polarizados. Vos, yo, la política. Y todo era la misma cosa y una cosa no quitaba la otra y una cosa no drenaba la otra. Vos, yo, la política, antes de que nos cortaran la lengua y nos dejaran así, ya ves, como los que odiamos, escribiendo un blog, antes de que nos dejaran así, ya sabes como los que despreciamos, escribiendo un blog, antes de que nos dejaran así ya sabes como los que nos dan pena, escribiendo un blog, antes de que nos dejaran así como los que señalamos no saben coger, no saben amar. Así nos dejaron un poco a nosotros sin el estimulo bastardo del menemiso. No. No fue cultura no, la que nos salvo la vida. Aunque doy fe de chicos leyendo sobre la bestia rubia en los rincones blancos del Alvear. Lo nuestro. Fue ese viaje alucinante de edificios dorados y pisos de arena, en donde por primera vez vos y yo no tuvimos que escarbar los adoquines, como lo hacemos ahora, condenados por la falsa protesta progresista. Ahora vos y yo, ni siquiera surcamos los adoquines mi vida, ahora lo que nos queda es el asfalto. Y mientras todos alucinan con los cambios realizados y alzan la voz amparando sus razones en el primer gobierno que no es de derecha, vos y yo. Cariño mío. Sabemos que necesitamos de los estímulos necesarios, los golpes, la arenga y la provocación para recuperar esa bella palabra: No. No quiero. Y salir de esta cárcel virtual que día a día escupe de sus propias entrañas un nueva criatura que viene a recordarnos que la única arena de la playa de las luces de los 90 es la que guardamos en el frasco que quedo en tu casa, lejos de la mia, para ya no tener que volver a ver tanta belleza intimidatoria, imposible de recuperar, salvaje. Cercenada por el buen vivir. Ultrajada. Tapada, mi amor, con el asfalto de nuestros impuestos.
Este hábito de escribir que tengo. Si fuera buena en el hacer podría llamarlo ceremonia. Pero. Es el hábito de juntar las latas para reciclar de los ajenos. Este hábito de escribir que tengo, a veces encendido otros no tanto. Si fuera buena en el acto de escribir podría hacer carrera. Pero. Lo que tengo para dar. Es nada más un diario intimo que se me ocurrió hacer público porque no le pediría a nadie jamás pagar por el metal aplastado, abigarrado, a 2 pesos el kilo que son estas palabras, el cúmulo de las oraciones, los párrafos divididos a modo de plagio, la prosa calcada de los mejores, el copypaste más fácil de la década. At least me robe las invitaciones de la fiesta. No se me ocurre nada más triste que aspirar merca sobre Pagina/12 boys.
Pero momento. Tengo delirios de grandeza. Y. No escribo en antologías. Junto latas. Me corto los dedos. Cuando me curo escribo esto. Y.
Desde acá mis saludos a victorial mil que no pretendieron nada y lo tuvieron en modestia casi todo.
El texto es bueno, aunque agrega, de modo algo barroco y con una puntuación eventual, muchas cosas en no demasiadas líneas.
El muchacho de la agrupación evita siempre, asumiendo que exista y no sea el recurso literario que parece, se habría equivocado fiero si cree que acá no hay un discurso político. Un discurso que interpela a las orgánicas realmente existentes. Dicho esto, dos cosas:
a) La identidad a la que te referís siempre resulta un tema difícil de abordar, pero no porque sea o deba ser un tema de diván. La identidad como la venimos entendiendo es la intersección de lo público y lo privado en una sociedad que sigue padeciendo fracturas debido a un genocidio. ¿Cómo asumimos nuestras historias privadas, nuestras experiencias, si el campo general de la memoria se encuentra en litigio permanente, carece de centro, etc.? La identidad es el producto de una historia, de un devenir personal en contexto, y eso se resuelve en el encuentro, necesariamente difícil, tanto con lo que hicieron otros de nosotros, como con lo que hicimos nosotros de nuestra carne. Las decisiones de ellos, convertidas en mandatos, y a partir de ese lugar, lo que hicimos. El resultado es siempre esquivo y semeja bastante a un work in progress, pero es.
b) La política siempre es personal, aunque racionalicemos las cosas para que no lo aparente. ¿para qué salgo a la calle, para qué voy al barrio, para qué trabajo en una organización social? La respuesta a esos interrogantes me interpela a mí: no se resuelve en una ecuación teórica por la que puedo entender el mundo, pero no hacerlo, ni mucho menos albergar la vocación de transformarlo. Después de quince años en esto (todavía los cuento…), tengo amigos y tengo conocidos, relaciones personales que se han autonomizado de las diferencias ideológicas, políticas y de quintita. Claro, lleva tiempo. Sobre todo, lleva un tiempo de maduración personal comprenderlo.
Después, bueno, el progreso siempre tiene olor a podrido, y a veces ni siquiera es tangible. Pero el inconformismo como vocación ya está inventado, y yo también me acuerdo de esos años épicos de resistencia en los que éramos treinta y no sospechábamos que hubiese nadie más dispuesto que nosotros a hacer lo que creíamos necesario. Es una sensación que se puede revivir fácilmente, pero prefiero alternarla con el alivio de ver algunas cosas hechas, para los niños que vienen y vendrán, y que seguramente han de juzgarnos con la crudeza del caso. Como corresponde.
Saludos,
EM
Lo de evita es cierto. No uso recursos literarios, no escribo literatura. Asi que es cierto, moderado o narrado, pero cierto. Hasta el Ombu.
Saludos.
Bueno, es un impresentable el chabón.
Si lo es, pero es gracioso. El mail es genial, es muy hilarante. A mi me hizo acordar a el cuento de Perlongher «Evita vive» que esta en papeles insumisos. De hecho va tan lejos que propone un reemplazo que conocio en twitt baires (?).
Ahora voy a ser sincera, no lo iba a escribir ni tampoco lo quiero hacer por una posición politicamente incorrecta. Pero yo nunca hice por los niños que vendrán. Podría ser brutal y decir, porque no los conozco. Siempre hice desde el lugar de los que estabamos en esos momentos en esos lugares, incluidos los niños si se quiere. Pero esa frase por los niños que vendran. Mi dolor o mi bronca o mi planteo no pasa por los niños que vendran. Si me pusiera categorica les diria: no vengan. Si me pusiera aun mas categorica diria: no repitan el habito aprendido de la reproduccion hasta que terminemos con esto. Pero entran variables de diferente razones para tener un hijo que vendrian a ser los niños que vendran. Incluidos los mios que no vienen. Pero en mi momento mas joven jamas pense en los niños. Y para ser sincera creo que ahora tampoco. La politica en la argentina es mas inmediata, no se lo que va a venir la semana que viene. Quizas pienso en los niños que hoy, pero ciertamente hay generaciones arrasadas includias la mia. Lo que intento explorar, que me da un poco de miedo, es que los 90 para mi terminaron siendo politicamente, artisticamente y amorosamente mucho mas vitales que los 00. Y no quiero subirme a la ola de la crusifixion de los 90, en parte por los niños que se fueron si se quiere. Pero mas que nada por los que no llegaron a los 00 y ahora les niegan la historia y la construccion de esa decada que no solo fue politica o de resistencia o cutral co. Hay otras historias que en vivo y en directo las contaba quizas Laura Ramos. A mi me interesa poner eso porque sino parece que no hay pasado y kirchner nos invento a todos y creo que no es asi, para nada. Porque culturalmente a mi me parecen superiores los 90, por lejos. Y todo eso se lo aniquila con el velo del «menemismo» lo cual me parece errado y tambien bastante egoista. Los 90 tuvieron una resistencia subterranea que hoy ni siquiera se le presenta a un politico tan impresentable como Macri. Y si bien hubo mucha entrega egosita, creo que tambien hubo mucha entrega del otro lado. Eso queria decir y que tenes razon quizas pongo muchas cosas en pocas lineas, pero el formato este del blog a veces limita, se sabe no se puede escribir mucho, hay como algo de eso que tira para atras. Pero no me preocupa como tampoco las comas. Tengo otras urgencias, igual te agradezco.
Corto y breve, porque estoy saliendo para una actividad.
La frase sobre los infantes es una frase casual: tampoco oriento mi militancia al problema del legado. No creo que nadie lo haga: mal que mal, en general las razones para militar tienen mucho más que ver con el egoísmo que con el altruismo, con la desesperación que con la esperanza.
Diría más: nuestra esperanza reside, todavía, en tomar revancha de todo lo que nos hicieron.
Creo que se me escapa el sesgo docente, junto a la mirada inevitablemente condescendiente para con los jóvenes que se han sumado en estos años, y que efectivamente creen que el grado cero es el momento de su acción. Ese lastre de inocencia que pierden con el tiempo, y a veces no para bien.
Coincido en que la resistencia de los noventa fue una forja, una cantera de militantes que identifica, sobre todo entre 1995 y 2001, a la mayoría de los referentes más importantes que podés encontrar. Pero , insisto, tampoco caigamos en el elogio de la retaguardia. Porque políticamente, culturalmente, socialmente e ideológicamente, éramos eso: la retaguardia de una historia terminada, en la que actuábamos de reparto y por casualidad hereditaria -claro que yo no lo veía así entonces-. La erosión de los barrios era proporcional a la erosión personal, íntima, que producía ver y experimentar ese sufrimiento ajeno, sin recursos para contenerlo, sin propuestas ni perspectivas, sin conciencia de lo que éramos, pero con plena conciencia de nuestras impotencias. Un sufrimiento que sigue existiendo, y en muchos casos, en proporciones similares, ahora con menos excusas.
Una falacia habitual reside en creer que los discursos públicos son inmediatamente aplicables al pensamiento de los militantes. En los barrios, al menos, eso no es correcto. Está el discurso de barricada de los dirigentes con medios a mano, y estamos los que ponemos el cuerpo y tratamos de moldear lo ajeno. Para nosotros, Kirchner es, con suerte, un fenómeno reciente, que se puede celebrar, pero no es el grado cero. Nos encontramos en Kirchner muchos de los que, desde distintos lugares, combatimos una determinada concepción del Estado, de la cultura, de la sociedad, desde puntos de partida muy diversos. Lo que nos unía era ese espanto, y en la lógica opción por un discurso poco contradictorio, generamos un grado cero que se pareciera más a nuestras coincidencias que a nuestras disidencias. Ese grado cero es completamente arbitrario, como hoy podemos señalar, pero por suerte o por designio tuvo lugar. En parte, somos sus creadores: en parte, muchos jóvenes son hoy sus criaturas. Del legado hablaré cuando esté muerto.
Saludos.
Es que para mi no es un elogio. Para mi es levantar esquirlas que admito en muchos casos son personales y esto al filo banal de lo romantico. Pero en los 90 se formaron las primeras travestis mas organizadas y abocadas a no terminar en la calle o una peluqueria. Y la mayoria, hiv y abusos mediante, no llega al 00. Y lo mismo con la militancia gay, que ahora es una palabra que muchos rechazan. Es una gran paradoja que los 00 superan por lejos el mercado de la carne y del consumo que en los 90. Lo que no parecia creible o posible lo es. Gay friendly es blanco, rubio y joven. Y ese es solo un ejemplo del machetazo a la diversidad del 00 que todavia no entiendo mucho por eso escribo y busco respuestas. Si lo publico es porque quizas hay otros, como vos, que las tengan.
El legado es otra cosa. Es algo que creo no puedo ver ni hablar, no el mio. No me paro desde ahi, yo no deje nada. Busco lo que dejaron los otros y que hoy esta tapado, sobretodo en todo el camino joven que quizas no necesariamente respondia a una militancia organizada y si respondia a la inspiracion de batato o moura que politicamente fueron incorrectos, incomodos y culturalmente contra culturales. Eso hoy en el 00 esta aniquilado. La tranquilidad trajo el limbo y nadie arriesga, ni siquiera desde lo cultural. O casi nadie, tampoco puedo faltar el respto asi.
A mi, como a vos, me han hecho mucho. De eso no cabe duda. Pero tambien me dieron mucho esos años, parte de lo que me dieron es el combustible que me lleva a querer tener listo el tanque de gasolina hoy. Historicamente esa rabia fue forjada mas en los 90, como tambien la ilusion y las ganas de hacer cosas. No tanto en mi caso con el kirchnerismo, para mi es otra cosa, otra manera, que comparto a la hora de votar pero quizas no a la hora de formacion de cuadros o ciertos dialogos.
Porque creo que los que saltan con el tarifazo al ipod ahora no son hijos paridos de los 90, no en su totalidad. Son en parte comodos del kirchnerimos, los que volvieron a poseer, a tener, a decidir y a viajar quizas no a miami pero si a rio. Los que se subieron al poni de la clase media. Tambien intento, como puedo y con errores, dejar el refugio de la culpa de los 90. Y no demonizar a nestor para nada, quizas si entender que el cambio de una sociedad o su posibilidad de comprender otras realidades es mucho mas profundo y largo de lo que imaginamos. Demasiado.
Entonce miro un poco para atras, no por nostaliga. Sino porque tambien me quiero mirar a mi y a los mios y en que nos convertimos. Y que esa responsabilidad no es solo 90.
De hecho creo que la musica y la literatura en los 90 se para a la izquierda. Y en los 00 a la derecha. De eso no me cabe duda alguna y me parece que es algo que no se quiere enfrentar, ni se quiere charlar, ni se quiere debatir. Pero creo que es insostenible, tambien como opcion, como politica, como produccion, como legado
saludos
un placer intercambiar esto
impecable, esa sensación de aventura, que sea ilusoria o no, o que haya sido ilusoria o no, esas preguntas son de ahora, no de «ese» momento: impecable