(Teatro político por entregas. O viceversa)
RESUMEN DEL PRIMER ACTO
Cementerio. Noche. Ricardo se disponía a tener una cena romántica con su novia junto a la tumba de sus padres. Pero el chico del delivery de pizzas, Enguels, le anunció que las masas se aproximaban para iniciar allí un foco revolucionario e intenta razonar con él para que deje el cementerio. Ricardo se niega: esta parcela de cementerio que le dejó su padre es todo lo que tiene.
Enguels trae a su superior, Trosqui, para convencerlo. Ante la insistente negativa Trosqui lleva a Ricardo a comparecer ante Pedro Marx. Enguels aprovecha para seducir a Claudia.
Troski vuelve del cónclave convencido de que hay que matar a Ricardo para seguir adelante con el plan revolucionario. Enguels logra convencerlo de que sería más transparente someterlo a un tribunal popular.
SEGUNDO ACTO
Trosqui está sentado a la mesa. Tiene el arma apoyada cerca de él. Sentado enfrente, Ricardo. Del otro lado, a unos dos metros, Enguels con una pila de carpetas. Atrás, sentada en un pequeño monumento del cementerio, Claudia.
RICARDO: Tengo una objeción para hacerles.
TROSQUI: ¿Una objeción? Pero si todavía ni empezamos.
RICARDO: Justamente. Me gustaría saber quién va a ser el Juez.
ENGUELS: ¿No lo ve? El compañero Trosqui va a ser el Juez.
RICARDO: ¿Trosqui? Pero si él ya dijo que me quería matar. ¡No puede ser!
TROSQUI: ¿Y quién quiere que presida este juicio? ¿Usted mismo?
CLAUDIA: Bueno, yo podría…
TROSQUI ENGUELS y RICARDO: ¡No!
TROSQUI: No hay más personas aquí presentes, señor. ¿Qué quiere que hagamos?
RICARDO: ¿Y Enguels? ¿Por qué no Enguels?
ENGUELS: No puedo. Represento a la Fiscalía.
RICARDO: ¿La Fiscalía? Pero si usted es el que impedía que este tipo me matara?
TROSQUI: Justamente, por eso no puede ser el Juez: sería parcial.
RICARDO: ¡Tanto como usted!
TROSQUI: ¿Está discutiendo con el Juez?
ENGUELS: No le conviene, Ricardo. Y se lo digo yo contradiciendo mis intereses de Fiscal… Quédese tranquilo. Confíe en la Justicia del Pueblo.
RICARDO: ¿Y quién me va a defender?
TROSQUI: Ese es su problema.
ENGUELS: Lamentablemente, va a tener que defenderse solo.
RICARDO: Pero, ¿qué clase de juicio es este? No es un tribunal justo.
TROSQUI: Claro que no: es un tribunal popular. Usted y su justicia burguesa se pueden ir bien a la mierda.
ENGUELS: Su Señoría, ese no es el lenguaje apropiado para su investidura.
TROSQUI: Tiene razón el Fiscal. Voy a llamarme la atención.
ENGUELS: Tranquilo. No hay problema.
CLAUDIA: ¿Y yo que tengo que hacer?
ENGUELS: Usted es la testigo pedida por la Fiscalía.
RICARDO: ¿Ella va a declarar en mi contra? ¡Pero es mi novia!
TROSQUI: Eso no le va a servir de nada, señor. Este es un tribunal imparcial. Aquí no hay espacio para melodramas.
RICARDO: Disculpe.
ENGUELS: Propongo que mientras tanto la señorita Claudia tome nota.
TROSQUI: No sé…
ENGUELS: Alguien tiene que hacerlo, lo vi en una película.
TROSQUI: Está bien, está bien…
Trosqui mira a Claudia.
TROSQUI: ¿Puede hacerlo?
CLAUDIA: Si no hablan muy rápido, sí.
TROSQUI: Muy bien entonces.
CLAUDIA: Su señoría, hay un problemita.
TROSQUI: ¿Cuál?
CLAUDIA: No sé todas todas las letras…
TROSQUI: ¿Cómo que no?
ENGUELS: ¿Cuántas no sabe?
CLAUDIA: Mi mayor problema es con la «F».
Enguels y Trosqui se miran. Trosqui golpea la culata del revólver contra la mesa.
TROSQUI: A partir de este momento vamos a omitir la letra «F» de nuestro vocabulario a los efectos de permitir un desarrollo exitoso de este proceso…
ENGUELS: Perfecto… Perdón, digo: Correcto.
TROSQUI: ¿El acusado comprendió?
RICARDO: Sí, su señoría.
TROSQUI: Entonces voy a proceder con la pregunta de rigor: ¿Cómo se declara el reo? ¿Inocente o culpable?
RICARDO: ¿Con respecto a qué?
TROSQUI: Sin trucos, maldito perro.
RICARDO: No es un truco. Todavía no sé de qué se me acusa.
ENGUELS: Tiene razón, Trosqui.
TROSQUI: ¿Cómo dijo?
ENGUELS: Perdón. Su Señoría.
TROSQUI: Muy bien, prosiga.
ENGUELS: Digo que el acusado tiene razón. Deberíamos plantear la acusación.
TROSQUI: Dios mío, cuánta burocracia. ¿Y quién se supone que va a hacer eso? Yo no puedo hacerlo todo.
ENGUELS: Yo, su señoría. Esa es una tarea de la Fiscalía…
Trosqui golpea la culata del revólver contra la mesa.
TROSQUI: ¡La «F»!
ENGUELS: Perdón, perdón. Digo que es una tarea de la… Iscalía.
TROSQUI: Excelente. Que hable el Iscal entonces.
Claudia levanta la mano y la agita.
CLAUDIA: Perdón… ¿Podrían repetirme después de «Maldito Perro?»… Me perdí…
TROSQUI: Está bien, está bien…
Trosqui mira a Ricardo. Habla en voz alta.
TROSQUI: Ya escuchó…
RICARDO: Bueno. Ahí va: No es un truco. Todavía no sé de qué se me acusa.
ENGUELS: Tiene razón, Trosqui.
TROSQUI: ¿Cómo dijo?
ENGUELS: Perdón. Su Señoría.
TROSQUI: Muy bien, prosiga.
ENGUELS: Digo que el acusado tiene razón. Deberíamos plantear la acusación.
TROSQUI: Dios mío, cuánta burocracia. ¿Y quién se supone que va a hacer eso? Yo no puedo hacerlo todo.
ENGUELS: Yo, su señoría. Esa es una tarea de la fiscalía…
Trosqui golpea la culata del revólver contra la mesa.
TROSQUI: ¡La «F»!
ENGUELS: Perdón, perdón. Digo que es una tarea de la… Iscalía.
TROSQUI: Excelente. Que hable el Iscal entonces.
Trosqui mira a Claudia.
TROSQUI: ¿Está bien?
CLAUDIA: Ahora sí. Perecto.
TROSQUI: Que prosiga el Iscal, entonces…
ENGUELS: Entonces, si me permiten, voy a dar lectura a la acusación…
TROSQUI: Adelante…
* Dónde caerse muerto está publicado en la antología “Autores en construcción I”, (Libros del Rojas, Editorial Nueva Generación).