(Teatro político por entregas. O viceversa)
Cementerio. Noche. Ricardo invitó a Claudia a tener una cena romántica junto a la tumba de sus padres. Para decepción de ella, no habrá pato. Apenas pizza.
Llega el muchacho del delivery en su bicicleta. Se detiene junto a ellos.
RICARDO: Por fin, querido.
Ricardo mira a Claudia.
RICARDO: Llegó la comida, mi amor.
CLAUDIA: Este chico es lo más distinto a un pato que vi en mi vida.
Pausa. Ricardo y el muchacho se miran. Ricardo se toca el pecho.
RICARDO: ¿Trajiste la pizza?
MUCHACHO: Sí.
Pausa. Ricardo observa al muchacho.
RICARDO: ¿Y? Dámela…
MUCHACHO: No.
RICARDO: Cómo que no… Dámela. ¿No la trajiste?
MUCHACHO: Sí.
RICARDO: Dámela, entonces. ¿Me estás gastando?
MUCHACHO: Es que no puedo. Ya no puedo dársela.
RICARDO: ¿Qué? ¿Se enfrió? Dámela igual, nene. Me cago de hambre.
MUCHACHO: No, no es eso. Es que para dársela yo tendría que seguir siendo el empleado de la pizzería. Y ya no lo soy más. El régimen capitalista de producción acaba de ser abolido.
RICARDO: ¿Qué te pasa, flaco? ¿Estás bien vos?
MUCHACHO: Yo estoy bien. Muy bien. ¿Cómo no voy a estarlo el día que el capitalismo ha muerto?
CLAUDIA: Ricardo…
Ricardo en voz alta.
RICARDO: Ya sé…
Ricardo habla con la voz aguda..
RICARDO: «¿Qué es el Capitalismo?»
CLAUDIA: No… ¿Qué es «muerto»?
RICARDO: ¡Otra vez con eso! Estar muerto es como… Como haberse ido a un lugar que está lejos. Muy lejos. Como hicieron mis padres.
CLAUDIA: Pero cuando decís lejos… Decís, ¿cuánto? ¿Mucho? ¿Muy lejos?
RICARDO: Lejísimos.
CLAUDIA: Pobres… Viajar. Tan lejos. A esa edad en la que uno debería dejar de hacer todo. Seguir y seguir… ¿Hasta cuándo vamos a tener que hacer todas estas cosas a las que llaman vivir? Cualquier día de estos cierro los ojos y desaparece todo… ¡Todo!
Ricardo habla mirando hacia arriba. Se frota la cara con nerviosismo. Levanta la voz.
RICARDO: ¿Qué hice yo de malo, eh? ¿Cuál fue mi error? ¿Me estás castigando? ¿A mí? ¿A mí?
Claudia y el muchacho miran hacia arriba buscando al interlocutor de Ricardo.
RICARDO: Yo lo di todo por este bendito país. Trabajo desde que tengo 6 años. Yo puse mi videoclub, mi pool, mi cancha de paddle, mi lave-rap, mi parri-pollo, mi locutorio… Lo intenté todo. ¿Qué más tengo que hacer? ¿Qué más?
Claudia mira al muchacho.
CLAUDIA: ¿Hay alguien subido al árbol?
MUCHACHO: Me parece que quiere hablar con Dios…
CLAUDIA: ¿Dios está subido al árbol? ¿Qué clase de criatura es?
MUCHACHO: Dios es… El opio de los pueblos.
Ricardo se quita el saco y lo arroja con fuerza sobre la mesa. Se rompen algunas copas. El muchacho y Claudia se quedan mirándolo.
RICARDO: Cállense, hijos de puta. ¡Cállense!
Ricardo se toma el pecho, se inclina hacia delante y flexiona las rodillas.
MUCHACHO: Señor, señor… ¿Le pasa algo?
CLAUDIA: No. Siempre hace eso…
RICARDO: El pecho… La pastilla… El saco…
CLAUDIA: No le entiendo. Cuando construye esas oraciones sin verbo me saca de las casillas.
El muchacho toma el saco de Ricardo y saca unos cuantos frascos pequeños.
MUCHACHO: ¿Cuáles son, señor? ¿Las rojas o las azules?
RICARDO: Las rojas…
MUCHACHO: ¿Las redondas o las alargadas?
RICARDO: Las redondas, las redondas…
MUCHACHO: ¿Las grandes o las chiquitas?
RICARDO: ¡Cualquiera, dame cualquiera, hijo de puta!
El muchacho le alcanza a Ricardo uno de los frascos. Ricardo lo abre. Tira varias pastillas sobre la palma de su mano y se sirve vino en una de las copas.
MUCHACHO: No, con alcohol no… ¿Está loco?
RICARDO: No hay agua…
MUCHACHO: Espere.
El muchacho toma el florero de una de las tumbas y le saca las flores. Toma la copa, arroja el vino y le sirve el agua del florero.
MUCHACHO: Tome…
RICARDO: Está sucia…
MUCHACHO: Mejor que se vaya olvidando de esos lujos. Tomar agua limpia y todas esas costumbres burguesas deben terminarse… Es más, yo les diría que se fueran de acá lo antes posible.
CLAUDIA: ¿Por qué? Este lugar es muy tranquilo.
MUCHACHO: No queda mucho tiempo. Váyanse. Yo sé lo que les digo.
RICARDO: ¿Se puede saber qué carajo pasa?
MUCHACHO: Las masas están cerca. Llegó la hora.
CLAUDIA: ¿La hora de qué?
MUCHACHO: De la revolución, señorita. Las condiciones están dadas. El desarrollo de las fuerzas productivas alcanzó ese punto en que cuestiona de un modo radical el modo de producción vigente…
RICARDO: Este pendejo está loco.
CLAUDIA: No entiendo. ¿Qué es «loco»?
(continuará)
* Dónde caerse muerto está publicado en la antología “Autores en construcción I”, (Libros del Rojas, Editorial Nueva Generación).
cuánto falta para la próxima entrega?
Me colgué. Entre hoy y mañana la subo. Gracias por andar leyendo.
joya. metele que me estaba divirtiendo mucho.
abrazo!