El clásico sudamericano

Elemaco, en economista serial crónico, viene publicando una serie de posts en los que busca demostrar que el “modelo kirchnerista” es insustentable.

En el último, basa su razonamiento en que la inflación alta genera pobreza, y que si esto no estalló todavía en una crisis y los indicadores sociales se mantienen estables desde 2006, se debe a la utilización de “balas de plata” (AUH, jubilaciones) que sólo fue posible disparar merced a la existencia de un contexto cercano al óptimo (términos de intercambio favorables) y “últimos recursos” que tienden a agotar stocks que ya no podrán utilizarse en el futuro (ANSeS, arcas fiscales con ingresos extraordinarios).

Cada vez que se menciona la idea de que la inflación en Argentina sea una consecuencia no deseada de un proceso que combina crecimiento de la economía, términos de intercambio favorables (precios relativos altos para los alimentos a nivel mundial) y puja distributiva, se pone el contraejemplo de Brasil. Este post de Elemaco, de hace un mes, es un caso.

Es cierto, los progresos en Brasil de los indicadores sociales y la distribución del ingreso son notables, y Lula tiene muy merecida la alta estima. Pero… también hay que hacer algunas salvedades, para ver completo el panorama.

Primero, los indicadores sociales de Brasil, tan mejorados por este proceso inédito en cuanto a redistribución del ingreso, no son mejores que los de países atormentados por la máquina de generar pobres que es la inflación alta, por ejemplo Argentina.
Para no abundar demasiado, el Índice de desarrollo humano de la ONU sigue dándole mejor al “fabricante de pobres” que al “progresista mais grande du mundo”.
La mayor valuación de la moneda brasilera puede tener algún efecto sobre la medición de pobreza e indigencia, ya que tiende a sobreestimar el poder de compra de los ingresos, también. Pero más allá de eso, es correcto afirmar que los mayores avances en cuanto a disminución de la pobreza, Brasil los ha dado de la mano de subsidios directos (“Hambre cero”, “Bolsa de comida”). Entonces, no es justo señalar como salvedad que Argentina se valió de recursos fiscales extraordinarios para llevar a cabo políticas de amortiguación de los efectos de la inflación, ya que también los ingresos fiscales brasileros, utilizados para estos planes, provienen como efecto de un ciclo ascendente, de crecimiento de la economía.

En cuanto al orden macro, y el equilibrio externo, si los favorables términos del intercambio (o sea, que estén relativamente altos los precios de lo que exportamos) son el sostén que nos salva de la restricción externa que nos haría entrar en una espiral de devaluación-inflación, al tiempo que son el viento de cola que nos hace crecer ¿qué decir de la avalancha de dólares que recibe Brasil por su cuenta financiera, lo que le mantiene en orden la balanza de pagos y le permite al banco central seguir aumentando sus reservas a pesar de tener una cuenta corriente deficitaria? ¿No son las bajas tasas de interés en dólares una suerte de “viento de cola” para la economía brasilera, que le sostiene el orden de la macro? ¿No tendría que devaluar Brasil si el flujo se le cortara?
¿Y cuáles serían los efectos “sociales” de tal situación? Porque (la verdad) a los pobres las tasas reales positivas y el “investment grade” les importan tres carajos.

Es llamativo realmente que, cuando se compara a Brasil con Argentina a nadie se le ocurra pensar en que la diferencia fundamental es el grado de diversificación productiva.
Brasil no tiene un “campo”, un “cobre”, del cuál dependa con tanta fuerza el ingreso de divisas. El aparato productivo brasilero está diversificado, y sobre la base de la tenencia de instrumentos creados a los fines de fortalecer tal status, tiene en funcionamiento una compleja maquinaria de apoyo a sus actividades productivas diversas. Repito: diversas.
Entonces, y apoyándonos en esta diferencia de base, sin la puesta en marcha de políticas que sostuvieran artificialmente un tipo de cambio real alto tal vez tendríamos una inflación “brasilera”, pero ¿sería de 8% el desempleo en Argentina, o mayor? ¿Cuánto mayor?

La macro argentina habría que compararla con la brasilera de hace 30 años, para tener un panorama más completo.

13 comentarios en «El clásico sudamericano»

  1. Mariano: si dos paises crecen a tasas altas, los dos ejecutan planes para la pobreza, los dos mantienen un equilibrio macro, pero uno no tiene casi inflacion y una estructura productiva mas diversificada

    ¿cual modelo es mas sustentable?

    seguro que la situacion social argentina es mejor, porque la exlusion en brasil siempre fue mayor porque tiene una clase media menos extendida, en proporcion.

    ojo, segun tengo entendido, Brasil no «devalua», en Brasil muchos aspectos de la economia macro sigue siendo manejada por liberales. Es decir dejan que el dolar flote.

    saludos.

    1. Sí, dejan que el dolar flote, lo cual está muy bien para ellos.
      En 2009 se les devaluó el Real un 25% y nadie salió corriendo desesperado a sacar la plata de los bancos para comprar dólares (me refiero a los pequeños ahorristas, a los que tienen ingresos fijos en reales), ni tuvieron fuertes cimbronazos de ningún tipo. Después se volvieron a apreciar, y listo (Rattazzi ya no les envidia el dólar a los industriales brasileros).

      Pero claro que es más sustentable el modelo brasilero. Principalmente, porque vivieron como 30 años con una macro mucho menos ordenada que la que tienen actualmente, pero paralelamente desarrollando su industria. Están en un escalón más alto que el nuestro.
      Ojalá nosotros tuviéramos la mitad del desarrollo industrial que tiene Brasil.
      Así es todo más fácil.
      Como no lo tenemos, tenemos que desarrollar estrategias que nos permitan aspirar a tenerlo. Algunas de las cuales te pueden llegar a desordenar la macro.

      Brasil está mejor que Argentina, por supuesto. Y lo que hace Brasil es espectacular… para Brasil.
      Abrazo.

      1. no se si «esta» mejor, pero su modelo es mas sustentable no hay dudas.

        en argentina no hay ejercitos narcos como en algunas favelas. Hay una porcion de poblacion brasilera que no hay manera de hacerla ingresar a la sociedad. No se en que desembocara eso.

      2. Yo estoy de acuerdo con eso Pepe. No sé si habré sonado irónico antes, pero no era así.

        El «modelo» argentino tiene que ser por lógica transitorio. En un estadio superior de desarrollo, ahí sí tender a un modelo más sustentable como el brasilero.
        Pero, hoy por hoy, el modelo brasilero transplantado a la Argentina tendría unos costos elevadísimos, que no sé si estaríamos dispuestos a pagar (al menos los damnificados, digo, como pasa con todo, porque algunso se beneficiarían y otros no).
        Pero en las condiciones de Brasil, el modelo es buenísimo.

        Igual, ojo con una cosa. Cuando hablamos de sustentabilidad lo hacemos haciendo abstracción y creyendo en que se mantengan estables tres o cuatro variables del contexto internacional.
        Pero en la volatilidad del sistema económico mundial actual, sustentable, lo que se dice sustentable, no hay nada.
        Un abrazo.

  2. Mariano, vengo siguiendo (y aprendiendo de) los post y los comment de Elemaco y me animo a preguntarte a vos que la tenés lunga a ver si lo estoy entendiendo.

    Elemaco señala que, con una macro más ordenada y baja inflación Brasil consiguió una mejora notable de los indicadores sociales concentrándose en la distribución secundaria. Argentina, como se sabe, tiene inflación entre otras cosas por culpa de Moyano, es decir por distribución primaria (Elemaco le pone números a esto último y lo marca como una de las barreras al deterioro social, combinada, se entiende, con distribución secundaria – AUH, etc.). El límite a una estrategia «brasilera» aquí, además de las distintas estructuras productivas que decís más arriba y el acceso a los mercados de capitales, sería (digo yo) la misma estructura social y política criolla.

    Es decir: acá no podés pisar la distribución primaria y obtener al mismo tiempo mejoras distributivas porque el «núcleo duro» (detesto esa expresión, pero para resumir) es más acotado. Tenés menos población (%) ugandizada (no es que no haya, eh) que los brasileros. Por consiguiente, el efecto medible de la distribución secundaria debería ser, necesariamente menor, más cercano a su límite «natural» (sea lo que sea eso, digamos ya le pusiste un comedor, ya le repartiste remedios, ya le tiraste unos pesos, para seguir avanzando necesitás un laburo decente con un buen salario).

    Además de que, claro está, pisar la primaria y querer como aliado a los Hugos es un suicidio político en la Argentina.

    De este razonamiento sigo que Elemaco tiene razón, pero la única que queda es seguir gambeteando…

    saludos

    1. Guido: no te contesté antes porque quería hacerlo con tiempo, para dar una respuesta acorde a tu comentario. Pero no me hago cargo de las expectativas tuyas (exageradísimas). Elemaco sabe en serio de estos temas, yo soy un charlatán.

      No obstante, lo primero que se me ocurre es establecer una relación a la que Elemaco no le presta mucha atención entre la macro y la competitividad. Digamos para simplificar, cuántas unidades de producto alcanzan para pagar los salarios.
      En esa relación se puede ver en qué grado es necesario mantener un tipo de cambio alto (artificialmente) para tener competitividad (y empleo alto).
      Esa es la causa central de los desequilibrios macro. Que sumada a las altas expectativas de los trabajadores argentinos que vos señalás, y en realidad un elemento retroalimentándose con el otro, dan como resultado inflación (para Elemaco, sin desequilibrios macro no habría inflación, no es sólo puja distributiva).

      O sea, yo entiendo que Elemaco de algún modo coincide con Lucas Llach. El problema de la inflación alta es por maniobrar con el tipo de cambio.
      Pero hay una cosa que hay que tomar en cuenta en la comparación. Con tipo de cambio más bajo, y sin la diversificación de la economía brasilera, sería tan fácil financiar la «distribución secundaria»? Una cosa es 8 o 9 puntos de desempleo, y otra entre 12 y 14.
      Y esto ya es un corolario que saco de lo que pensé yo sobre los posts de Elemaco.
      Habría que buscar una relación de proporcionalidad entre «aporte» potencial de la economía formal (a partir del nivel de empleo) y universo a asistir por políticas de distribución secundaria (y montos necesarios), para ver si es sustentable o no.
      Aunque claro, la distribución secundaria genera un efecto multiplicador que te puede ir resolviendo el tema sobre la marcha.
      No sé si entendió algo.
      Un abrazo.

    2. Guido:
      en Cartoneros, el lector Carlos, que, de paso, tiene un blog muy bueno sobre telecomunicaciones y afines ( http://alotelecom.blogspot.com/ ), me dejó un comentario que es lapidario con la política de redistribución secundaria de Brasil:

      «Mi duda se refiere a que una clase media tiene ciertos comportamientos, a nivel consumo culturales y de los otros, dirigidos a marcar un estatus, que en Brasil no se verifican. Brasil tiene tasas de adopción tecnológica horribles por donde se mire: TV paga, telefonía móvil, cantidad de PC, televisores, etc. Es decir, puede ser que por cuestiones monetarias la capacidad adquisitiva de ciertos sectores haya mejorado pero no hay indicios de que hayan mejorado su capacidad de consumo. Podría alegarse que el supuesto cambio en la capacidad adquisitiva fue tan repentino que no se ve el impacto a nivel ciertos consumos culturales. Pero lo dudo.
      No se ve que la infraestructura básica se haya extendido a niveles acordes al supuesto boom redistributivo. Sin ir más lejos, la extensión de la red eléctrica, agua potable, etc sigue inalterada. Ni hablar de los niveles de precio de los servicios públicos.
      En fin, tengo mis dudas que la mentada redistribución en Brasil sea tal.»

      Un abrazo.

      1. Mariano, muchas gracias por tus respuestas.

        No si se estoy de acuerdo con el comentario de Carlos. Si comparar allá con acá no va por varias razones, acá con allá tampoco (es decir, bien por Lula, un cuadrazo, que se quede en Brasil que hace falta).

        Si entiendo bien tu corolario, y volviendo al post de Luciano sobre Brasil, se trataría (para Ele) de una opción sobre los tiempos más que de una opción sobre los objetivos. Esta relación de proporcionalidad se habría roto en la Argentina y no en Brasil tornando aquella insustentable en el tiempo.

        Bueno, eso es lo que venía pensando leyendo ESC. Sumado a lo que sostengo es la insustentabilidad política de trasladar la opción sobre los tiempos brazucas en argentina, parece que estamos en un embrollo.

        Del que, recordando algún post tuyo, pareciera irse saliendo con carpa, «ortodoxeando» como quien no quiere la cosa pero sosteniendo dos intocables: partitarias y asignaciones. Era más o menos en eso en lo que pensaba cuando en el último post de Elemaco escribí «sigo prefiriendo andar a los tiros con balas de plata y bancarme la inflación con un buen tirador a cargo».

        Dicho de otro modo, si las (o algunas de las más importantes) causas del mar de fondo macro son nada menos que el núcleo de lo que es bancable del kirchnerismo, lo que hay que hacer es bancar un buen timonel, no volver al puerto.

        Abrazo
        Guido (ex-chubutense)

      2. Abuso ya de tu amabilidad pero es que no me releo y no se si se entiendo. Resumo lo que quiero decir.

        Parece haber un acuerdo entre los economistas sobre las causas de la inflación (tipo de cambio, demanda agregada y alguna cuestión más que no me acuerdo). Y todos (bah, la mayoría) atribuyen insustentabilidad a esta situación. Sobre esta base es que Elemaco viene desde hace tiempo cuestionando que los pingüinos no haya apretado el freno. Como, ha diferencia de otros comentaristas de ESC (como podría ser Héctor M.), Elemaco ve con simpatía las mejoras distributivas, postea sobre Brasil mostrando una macro «ordenada» (es decir con el freno puesto) y mejoras distributivas. Lo que no ve es que, el tipo de mejoras distributivas que pueden conseguirse en Brasil (que viene de más abajo) no van el tener el mismo efecto en Argentina (por capacidad industrial menor, pero también por un núcleo duro más acotado, donde mejoras más pequeñas son menos perceptibles). Y, sobre todo, porque son inviables políticamente en un país donde los políticos se despiertan a la noche sudados después de soñar que son De la Rua (por suerte).

        abzo

  3. Guido:
    a mí me parece que el comentario de carlos sirve para relativizar un poco la valoración de los avances en materia distributiva que hizo brasil. Está fenómeno, millones de personas que antes no podían comer ahora comen. Pero medir pobreza según ingreso tiene este problemita. Se le escapan algunas cosas que son estructurales. Es decir, espectacular lo de Lula, pero no es la panacea ni mucho menos (y acá, le daríamos con un caño por eso).
    Fijate que hasta se lo podría relacionar con la idea tuya de que es más difícil provocar mejoras en Argentina (piso más alto), que en Brasil.

    Después el resto del comentario estoy de acuerdo.
    Y sigo haciendo hincapié en la necesidad de diversificar la matriz productiva. Eso también te vuelve sustentable (menos supeditado a la volatilidad de los precios relativos) cuando lo lográs. Mientras tanto, tiene costos (como todo).
    Un abrazo.

    1. Luciano:
      te agradezco la generosidad de tomarte el tiempo de leer y comentar(y eventualmente contestar) un post mío.
      Más allá de la diferencia de opiniones, tengo un gran respeto por el vasto conocimiento que tenés de una ciencia sobre la cual yo opino de manera limitada y en calidad de aficionado.
      Un saludo.

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