El movimiento Afro Cultural recibió la orden de desalojar el lugar que ocupa desde 2000, se trata del único espacio en Buenos Aires donde los afrodescendientes desarrollan actividades gratuitas con una nutrida concurrencia. El movimiento es un centro que investiga y divulga la cultura afro en la Argentina Además lo habitan 15 familias que quedarían en situación de calle.
El Centro está en un galpón abandonado de una fábrica de motores y ascensores en el barrio Barracas, cuyos dueños intentan vaciar desde 2005 para aprovechar el boom inmobiliario de la zona.
Diego Bonga, director del “Movimiento Afrocultural” confirmó que están desde el 2000 pero que es la continuación de un trabajo que comenzó en el ’87 para la cultura afro en la Argentina. “Este es un espacio único donde preservamos valores de la cultura afro, de la historia de nuestros ancestros, y que no se encuentra en los centros comunes”. Dijo que esta decisión “genera un sentimiento de racismo que no se ve pero se siente, porque en la historia solo aparecemos el 25 de mayo vendiendo empanaditas y prendiendo velas. Eso es algo destructivo a nuestra formación, en la lucha por el espacio en esta sociedad donde fuimos obligados a nacer”.
Frente a la decisión de la justicia de parar -mediante una medida cautelar- con el desalojo hasta tanto se traslade el centro, Bonga aseguró que “sabemos que hay una posibilidad en Pompeya pero nos informaron que tiene grandes problemas ambientales. Lo cierto es que hay inmuebles y debido a la difusión que le dimos hay un interés político para resolver este problema”.
Bonga aseguró que el ministro de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires, Hernán Lombardo, se acercó al lugar y reconoció la lentitud del gobierno comunal para resolver el caso.
Lo curioso es que el Centro Afro Cultural figura en los recorridos turísticos promocionados por la gestión Macri y que la belleza de naturaleza exótica de su cultura puede desde esa contradicción xenófoba frenar un desalojo y conmover a los funcionarios de turno para encontrar un espacio alternativo.
Che todo muy bonito, pero como ponés «EL DUEÑO …». O sea el lugar tiene dueño legítimo -el cual no es un maldito negrero esclavista que debe pagar con su casa la explotación de la raza africana en América, o sí?
Acá no hay «discriminación», sino Justicia. Faltaba que ahora si te usurpa un negro no lo podés desalojar porque es «racismo», mirá vos. Si algo hay que reclamar es al gobierno, porque más que «sentimiento de racismo» yo huelo la típica avivada.
Ahora cualquier casa tomada la hacen «centro cultural» y se la tienen que bancar como «victimarios» de los pobres okupas que están realizando allí sus «actividades sociales» (cuando en el fondo, realizan un crimen, una usurpación y se quedan con algo que no es de ellos, muy graciosamente).
Si quieren dar actividades afroamericanas que vayan al Rojas, y les habiliten un espacio para ellos especialmente.
«“genera un sentimiento de racismo que no se ve pero se siente, porque en la historia solo aparecemos el 25 de mayo vendiendo empanaditas y prendiendo velas. Eso es algo destructivo a nuestra formación, en la lucha por el espacio en esta sociedad donde fuimos obligados a nacer”.
«Lo curioso es que el Centro Afro Cultural figura en los recorridos turísticos promocionados por la gestión Macri y que la belleza de naturaleza exótica de su cultura puede desde esa contradicción xenófoba frenar un desalojo y conmover a los funcionarios de turno para encontrar un espacio alternativo.»
¿Dónde se acusa al dueño de racismo? De lo que se habla de racismo histórico que los hizo invisibles y que quieren romper. No te preocupes, Panchou, en el Rojas seguro encontrarás algún curso para aprender a leer correctamente.
¿No resulta por lo menos curioso que algunos comentaristas y críticos «por izquierda» de las iniquidades del gobierno «kk» aparezcan en otros lugares defendiendo la sacrosanta propiedad privada?
Digo…