El «milagro» o el peligro

Lo que en términos futbolísticos parecía imposible hace apenas 3 meses, hoy está casi consumado.
Un milagro evitaría que River descendiera.

Me pregunto si a alguien se le ocurrió tomar precauciones sobre las consecuencias que tal cosa podría traer.
Ayer, promediando el 2º tiempo, entraron a la cancha varios hinchas de River. No cagaron a trompadas a algunos jugadores porque no quisieron. Es la realidad. Recordemos: algunos jugadores de River son chicos de 19 o 20 años.

Creo que no exagero si digo que podríamos esperar en estos días una «visita» (de las habituales) a la concentración.
Imaginar la cancha de River el domingo, a los (digamos) 30 minutos del 2º tiempo con un resultado adverso para el local (un empate), es casi de inmediata asociación con el quilombo. Con el partido que no termina. Con un final de violencia. Destrozos. Corridas. Tal vez más.
Pasó en Chicago-Tigre. Un club que de 90 años de historia se pasó 80 en la primera B, cuando le tocó descender su «hinchada» provocó un desastre. Con muertes.

Esta situación es peor. En cuanto a lo amenazante.
No aprendimos a darnos cuenta que seguir exacerbando la pavada esa de la «pasión del hincha» puede ser peligroso. Muy peligroso. ¿O alguien se extrañaría de que a algún loquito («hincha pasional») se le ocurra amenazar de muerte a alguno de los jugadores de River, si se consuma el descenso? A mí, particularmente, no me sorprendería eso ni alguna otra cosa más drástica.

Me asombra ver incluso, como gente de pensamiento progresista o de izquierda, en este tema se vuelve duramente «esencialista». Los sudamericanos vivimos el fútbol con mucha pasión, se dice. Como si eso formara parte de la esencia nuestra. Lo traemos en la sangre antes de nacer, parece, y no forma parte de una construcción histórica de sentido común.

Y entonces en nada incide que cuando termina el partido le pongamos micrófonos a los hinchas para que manifiesten su protagonismo. Nada tiene que ver que a alguien se le ocurra decir que para un hincha de River jugar la Promoción es tan anti-natural como la muerte de un hijo (no es para agarrársela solamente con el que lo dijo, porque la verdad es que la frase no desentona con el contexto).
A nadie, parece, se le ocurre pensar que en ciertas cabezas, si «le matan a un hijo», le justifican el «ojo por ojo, diente por diente». Y pueden pasar de la metáfora al hecho.

Desconozco si alguien lo habrá pensado así, pero acontecimientos como un descenso de un club como River, dentro de esta situación de locura naturalizada que implica que los resultados futbolísticos sean tan importantes en la conformación del entramado social, nos pone al borde de una situación crítica.

Uno de esos hechos que determinan que pueda pasar lo imprevisible. No habría que subestimarlo. Porque aunque parezca exagerado puede ser puesta en juego la paz social. Al menos por unas horas.

12 comentarios en «El «milagro» o el peligro»

  1. …hermano no se necesita de un milagro, se necesita que el universo entero se reformule para salir de esta. Y mas vale que este partido es una invitacion directa a un desastre si no se toman las medidas antes de que ocurran. Y te digo mas, no se si habra quien tenga la lucidez necesaria como para captar todas las posibles variantes de los hechos que ocurran. Ya no es una pelicula de terror, es una de cine catastrofe dirigida por Roland Emmerich. Aunque nadie haga ningun comentario de ninguna naturaleza, aunque lo jueguen sin publico en el monumental de Ganimedes va a ser como el Big Bang pero todo mal. Va a terminar llevandose puesto todo y mas vale que se atornillen bien a los asientos porque en el viaje a la «B» nos van a acompañar unos cuantos…

  2. Está bueno replantearse el tema de la pasión del hincha que parece que todo lo justifica. Los hinchas parecen la vaca sagrada del fútbol para muchos periodistas. No todo está permitido por la pasión del hincha. No está bien gritarle cualquier cosa a un jugador porque está dentro del folclore del fútbol. Los hinchas que entraron anoche a la cancha pudieron haber hecho que River descienda ya directamente ayer mismo. Sólo un chispazo faltó para eso.

    También está bueno que se replantee el tema de los promedios: si no existiesen los promedios, River no sólo no estaría en peligro de descenso, sino que estaría entrando a la Copa Sudamericana. Es verdad, me dirán, que gracias a las promedios River no descendió dos campeonatos atrás. Pero en ese momento hubiera sido justo que descendiera. Y el quilombo lo hubieran cargado los responsables de esa campaña. River, de la mano de Cappa y JJ hizo la mejor campaña en los últimos 3 años (y lo manda a la promoción una mala racha en el cierre de este último campeonato).

    Ojalá que no descienda River. No tengo nada contra Belgrano de Córdoba, pero un torneo sin River no sería lo mismo. Ya bastante mediocre está el campeonato local. Pero si lo hace espero que sirva para rever ciertas cosas del fútbol argentino.

  3. De acuerdo. Desde hace tiempo la prensa oral, escrita y televisiva le viene dando un protagonismo exagerado al hincha. La hinchada, para peor, está hegemonizada por la barra brava. Como ejemplo estaba ese programa de TyC de hace años, El Aguante, era una demagogia abyecta que incitaba a la violencia.

    los noticieros (supuestamente serios) hacen un culto a la cargada. Me estoy enterando de cargadas de boquenses a riverplatenses por los noticieros, hasta por el Yahoo cuando entro a abrir el correo. La cargada ayuda a la intolerancia por ejemplo ante el festejo ajeno: si dan la vuelta en tu cancha sos un boludo al que van cargar de por vida, mejor hacé bardo para que no den la vuelta.

    ¿Qué se puede esperar de esos pibes que entraron anoche al campo?. Con esto no quito su responsabilidad en un hecho grave, lo pongo en su contexto. Entraron para pedirle huevos a los jugadores, otra estupidez inventada por el periodisomo futbolero: hay que poner huevos. Los pibes nunca le piden fútbol, que traten de mantener la pelota y de tocar progresando en ofensiva: le piden huevos a tipos que corren y meten sin ton ni son.

    1. Eso también, siendo hincha de Boca yo no entiendo por qué la gente pide huevo a los jugadores (huevo como sinónimos de correr o trabar con la cabeza), y no le piden que se la toquen a un compañero o con usen la cabeza para jugar (no para trabar). Pero ése es otro debate. O quizás es parte de lo mismo.

  4. Pienso exactamente igual. Una cosa es la enfermedad mental de algunos hinchas, muchos de ellos se ganan la vida delinquiendo, y otra mucho peor es ver periodistas y gente más normal justificándolos.
    Me acuerdo hace 20 años, la última vez que fui a un hipódromo, era un clásico, y dos tipos se agarraron a piñas discutiendo que caballo iba a ganar, y faltaban 10 minutos para la carrera. Qué es eso? Imposible describirlo, pero hay gente muy enferma. Y a los enfermos se los aisla, no se los alienta.

  5. Estoy de acuerdo con el tono del post; se percibe una sensación de potencial violencia el domingo, de muertos, heridos y drama. El clima sin duda está enrarecido. Lo mínimo que parece esperarse son destrozos.

    En cuanto a la responsabilidad por esta violencia, hay algunos con mayor y otros con menor. Los medios y periodistas que fogonean el aspecto folk de la masa actuando sin pensar (cuando canta una canción a todo pulmón) y después condenan o se hacen los boludos cuando cosen a tiros a un tipo con otra camiseta. Podrán decirme que son dos cosas distintas, pero la realidad es que ambas son muestra de refuerzo y defensa de un (exageradísimo) sentido de pertenencia hacia la abstracción que construyeron de la camiseta de fútbol (aunque a veces hay más billetes que abstracción de por medio).

    También creo en la responsabilidad directa de los clubes. No es difícil identificar y agarrar a los violentos, para nada. Acá hay una anomia, una vista gorda que es impresionante. Y todo, claro, bajo el aval del último dictador sudamericano en funciones: il capo di tutti capi que permanece mientras todo pasa.

    No sé. River tiene un pie y medio en la BN, así que lo único que queda es esperar por una desazón pacífica.

      1. una mezcla inexplicable entre el ya tristemente celebre «operativo desanimo» que iba de la mano del negocio de Clarin si River juega en la B, la forma sensacionalista de transmitir los incidentes, Magnetto, la opo, la corpo,etc,etc

  6. En cierto sentido, me hace acordar al personaje de Capusotto que en los recitales le gritaba a los músicos: «¡¡Flaco, tocá muchacha, muchacha flaco!!». La tribuna mas importante que el escenario, las ganas de participar como sea.

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