Viendo el empeño que pone la mayoría de los medios opositores para magnificar lo que Mariano Grondona denomina con exceso de voluntarismo “Diáspora kirchnerista”, a uno le da por sospechar que deben existir razones importantes y de no muy fácil visibilidad para instaurar tamaño desvarío, porque si bien es cierto que las masas no están al tanto del detalle político y que no tienen en su cabeza todos los nombres que están en danza dentro del candelero de la política, no se puede pensar que todo el mundo haya olvidado, por ejemplo, que el senador salteño Juan Carlos Romero –al que se lo promociona como la más reciente deserción de las filas kirchneristas- fue nada menos que el candidato a vicepresidente de Carlos Menem en 2003. De la misma manera es increíble que se le quiera hacer creer a la sociedad que Carlos Reutemann fue alguna vez un soldado del ex presidente. La figura del ex corredor está instalada en la mirada popular como un enigma, una suerte de santo grial inhallable e inasible de la política argentina, por eso los intentos de mostrarlo como un miembro más de la escudería santacruceña es cuanto menos una grosería conceptual, una falta de respeto al sentido común.
Quizá estos manejos reñidos ya no con la objetividad periodística sino con estándares de inteligencia media sean generados por la desesperación del Dispositivo Mediático Opositor que no encuentra el modo de revertir algunas corrientes de fondo que siguen jugando a favor del oficialismo, pese incluso a los errores que éste ocasionalmente cometa.
Gerardo: Parece que se fueron los que nunca estuvieron. El sábado Aliverti citó a (creo que Max Twain), que decía que el periodismo es el oficio de informarnos el fallecimiento de alguien que nunca supimos que estuviera vivo :)