En 2013… en 2013… ya van a ver…

Si aún faltaba algo para confirmar que el curso actual del comportamiento de Moyano responde a motivaciones políticas y no gremiales, el propio Hugo aventó las últimas dudas al respecto en Ferro, en su discurso de ¿reasunción? en su ¿cargo? en la ¿CGT?
“Si no hay respuesta, en 2013 vamos a repensar nuestro voto y vamos a ver si sin el apoyo de los trabajadores en las urnas, ese 54% no se reduce”, dijo Moyano, en el que unánimemente fue considerado como el pasaje más importante de su alocución. No hay, pues, nada más por discutir: Moyano prueba, con ello, que está queriendo cobrar favores. Arrancó en ese plan el año pasado, reclamándole a Cristina vicepresidencia, vicegobernación de la provincia de Buenos Aires y un tercio de los lugares disponibles en todas las listas legislativas. CFK cedió casi nada, de ahí el berrinche.
Alguien podrá decir que es lógico que se acompañe en las urnas en tanto y en cuanto se obtengan respuestas favorables a los planteos reivindicativos. Y que, del mismo modo, se piense en modificar las preferencias electorales si ello deja de ocurrir. Así es, pero habrá que decir, a renglón seguido, que el programa del kirchnerismo en términos de políticas destinadas a la clase obrera formalizada y convencionada, ha variado, de octubre a la fecha, en nada.
Se batió el parche a todo dar con que el Gobierno pretendía acuerdos salariales no superiores al 18% en la pasada ronda de convenciones colectivas. Y resulta ser que el que más cerca quedó de dicho porcentaje resultó ser… Camioneros. Claro que arrancando desde un piso mucho más alto. Lo cierto es que Trabajo no opuso reparo alguno.
En el mismo entendimiento, los términos en que se manejan los ítems Ganancias y asignaciones familiares se mantienen en similar lógica que desde 2003; o sea, nunca fue de otra forma mientras Moyano acompañó, como parte fundamental de la estructura decisoria, el espacio que hoy conduce Cristina en soledad. Lo que sí varió es que él ya no forma parte de esa mesa chica. Independientemente de lo que se piense respecto de la decisión que tomó CFK de desprenderse de Moyano, lo único que realmente ha variado es la relación política entre ella y el MOO.
Moyano instrumentaliza un reclamo que evidentemente contiene justicia que prefirió subordinar a otras cuestiones, personales, durante largo rato. Y sigue utilizando su rol sectorial para su estrategia.
Está muy bien, acá no criticamos que alguien cambie de postura conforme el paso del tiempo. Pero conviene poner las cosas claras si se las quiere analizar mejor. Así y todo, aún no ha quemado todos los puentes. Mucho ruido y ya se sabe, no más. Incluso aclaró que no hará “locuras”. Síntoma, a nuestro criterio, de comprensión de la propia impotencia.
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Por cuerda separada tramita el expediente de la fragmentación sindical que se viene. Con tres CGT –dos, en verdad: la de Barrionuevo es testimonial– y dos CTA, cinco centrales.
Uno, que es defensor acérrimo de la actual ley de asociaciones sindicales, sí puede que observe con preocupación el cuadro, en tanto siempre ha entendido que nada puede ser mejor para la clase obrera organizada que la existencia de una única central. Aún cuando, se aceptar, sería necesario reconsiderar cuestiones tales como el relacionamiento de la misma con los trabajadores arrojados afuera de la formalidad. Aún así, la unión hace la fuerza mantiene vigencia.
Gracioso es, en cambio, observar a los que durante años pataleaban contra el oficialismo porque no otorgaba personería gremial a CTA, o sea, porque no favorecía la desunión sindical, ahora se indignan porque el mismo kirchnerismo sería el que está detrás de la fragmentación que se viene. En medio de ese diagnóstico hay que resolver el tema de que una de las fragmentaciones, la de CTA, se dio no por culpa del Gobierno, sino porque uno de los sectores en pugna, el que lo adversa, cometió un fraude en las elecciones de la central comprobado en sede tribunalicia.
No hay que olvidarse que el punto central de toda discusión, desde esas trincheras, ha de ser el de atacar (a Cristina). E in crescendo conforme se acerque el 7 de diciembre, en medio de un clima enrarecido en el mundo, en la región y en el país. Del cual el Gobierno zafa si gobierna, si conserva capacidad de mantener en paz todas las variables.
Para Cristina, igualmente, sí debería significar un llamado de atención que tantos que en verdad no tienen ni han tenido jamás en su agenda gobernar a partir de la subordinación de cualquier expediente al cuidado del bienestar de los sectores más desfavorecidos estén pudiendo hacer pie en la discusión política a través de la intervención en la puja que hay actualmente al interior del MOO. Es una señal, pésima.
Teléfono para Moyano, también: da risa que quiera hacer creer que cualquier otro/a que no sea CFK va a tener en cuenta a sus representados para algo; el kirchnerismo es, acá y ahora, el único actor político con programa que contemple siquiera en algo al asalariado.
Frente a eso, y por mucho que quiera, cabe dudar que alguna vez él se pueda convertir en elector de nada.

Acerca de Pablo D

Abogado laboralista. Apasionado por la historia y la economía, en especial, desde luego, la de la República Argentina.

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3 comentarios en «En 2013… en 2013… ya van a ver…»

  1. Recibir el «apoyo» de Moyano es, aquí y en la China, el famoso abrazo del oso. Así que no creo que pueda operar como «king maker». Y costaría creer que él mismo se viera como candidato político. Con lo cual uno debería empezar a dudar seriamente sobre su salud mental.

    Lanzarse a la arena política exclusivamente con «poder de daño» como único atributo en su curriculum es medio delirante, a menos que crea que puede tomar de rehén a un país entero. Y que lo votaríamos por miedo, por más manija que le diera la corpo.

    No sé. Seriamente creo que se fue al pasto, y espero que no vuelva.

  2. En 2013 basicamente renuevan legisladores elegidos en 2009, año en que el gobierno tuvo un desempeño electoral un tanto flojo. Por ello aun si el oficialismo hace una elección floja, difícilmente empeore su representación en el congreso.

    Es decir que tal vez no consigamos los soñados 2/3, o el quorum propio, pero no va a haber riesgo para la gobernabilidad.

    No sé a quien piensa ofrecerle sus votos Moyano, pero creo que el que se va a llevar una sorpresa cuando abran las urnas es el.

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