Ya todos habrán leído la nota que un periodista escribió en La Nacion sobre -una vez más- los blogueros K subsidiados.
Argumenta conocernos, este señor, al decir que lo que hacemos en los blogs es vomitar consignas rentadas. Para cualquiera que frecuente la blogósfera es obvio que nada hay más alejado de la realidad. Si este ámbito fuera la madriguera de ratones que este periodista dice que es, carecería de sentido su existencia y, por las mismas reglas del Mercado, ningún blog tendría lectores y comentaristas.
Convengamos: para vertir escritos nauseabundos ya existen otros foros, muy distintos a éste.
Pero vamos al título de este posteo: «En la década del ’30 ya existían los blogueros K».
Plena época de Justo y su vice Roca (h). Argentina era considerada por sus gobernantes «desde el punto de vista económico, una parte integrante del Imperio Británico». Dicho de otra manera: Patria no, Colonia si. Por estas y otras cuestiones germinó un movimiento de resistencia, con movilizaciones sociales y políticas. Es la época de Alfredo Palacios. Como sabemos, muchas de sus banderas fueron luego cooptadas por Juan Perón. Es que kirchnerista son todos, como dice El Repúblico Javier.
Oh, casualidad, por esos tiempos redactó Don Pinedo un «manifiesto de las derechas», que alertaba «contra el resurgimiento de las «masas ciegas» y de la turbia democracia, desplazada en 1930, y justificó el «fraude patriótico»«. Estoy citando a Luis Alberto Romero. Sigo:
«…el gobierno de la Concordancia fue identificado como el enemigo universal, y el reclamo de un frente popular y democrático sirvió para cerrar filas entre sus opositores…»
Aclaración para el periodista de La Nacion: en la situación actual es la Corporación Mediático-financiera quien ocupa el lugar de «enemigo universal», y los «opositores» somos estos vulgares y rastreros blogueros K. ¡Perdón! Cierto: se dice bloggeros, según marca usted en su nota. Excelente, por cierto. Sigamos:
«…en las derechas, la Guerra Civil integró a conservadores autoritarios, nacionalistas, filofascistas y católicos integristas (…) En el campo contrario, terminó de soldar el bloque de solidaridades que iba desde el radicalismo hasta el comunismo, pasando por socialistas, demoprogresistas, los estudiantes de la Federación Universitaria, los dirigentes sindicales agrupados en la CGT y un vasto sector de opinión independiente y progresista (…) Una parte importante de ese arco se asentaba en el mundo intelectual, cuya politización se acentuó…»
Y ahora si, estimado periodista de La Nacion, vamos a retratar los bloggeros K de los años ’30:
«…La instalación de algunas editoriales (…) multiplicó la actividad del mundo intelectual y artístico y dio trabajo a escritores, traductores y críticos. Esta actividad se prolongaba naturalmente fuera de los ámbitos intelectuales, en infinidad de publicaciones populares y conferencias, por obra de un amplio grupo de militantes de la cultura, que frecuentemente también lo eran de la política, sobre todo a medida que el clima de polarización se iba extendiendo. Había en todo este movimiento una tendencia fuerte al análisis de los problemas de la sociedad, la crítica y la propuesta de soluciones alternativas para cuestiones específicas: la educación, la salud, la cuestión agraria, la condición de la mujer…»
Parece calcado de los tiempos que nos tocan vivir, ¿no es así? Pensar que se trata de los años ’30. Ya muchos hombres y mujeres, comprometidos con su realidad social y política, sentían la necesidad de hacer escuchar sus voces, sus ideas, sus propuestas, sus argumentos, sus críticas.
«…Lo que predomina es el espíritu reformista y la convocatoria a todos quienes coinciden en la aspiración al progreso, la libertad, la democracia y una sociedad más justa«.
Los blogueros K -como usted nos llama-, tenga por seguro que hubiéramos formado parte de ese colectivo progresista y reformista, que luchaba contra el status quo que, desde siempre y ahora más que nunca, señor periodista, su diario representa.
Las citas pertenecen al libro «Breve historia contemporánea de la Argentina» del mencionado autor Luis Alberto Romero, quien -hay que decirlo- muy lejos está de poder ser catalogado como nacional, popular, progresista o peronista.
Lo saludo atentamente.
Ricardo
http://loshuevosylasideas.blogspot.com/2010/08/en-la-decada-del-30-ya-existian-los.html
Uno se rasca donde le pica, si ese tal Roberts escribió una nota atacando con todo y sin matices a los bloggeros K es porque está perdiendo la pelea. Pese a trabajar para uno de los pulpos que «marcan la agenda», si levantó el guante es porque está perdiendo al menos con las generaciones que buscan novedades y opiniones en los blogs en vez hacerlo en el diario, ya sea el de papel o el de la web.
En cierta forma es lo que ocurrió cuando La Nación le encomnedó al historiador Cresto una respuesta a la campaña de Osvaldo Bayer contra el momumento a Roca. Uno puede reírse de la insistencia de Bayer con la versión de los indiecitos buenos y ecologistas, pero es evidente que su opinión política (que por la endeblez no puede ser historiográfica) a favor de los originarios le pegó un cross al hígado al discurso de La Nación.
Esta, en mi modesta opinión, es la analogía más acertada. La equiparación de Ricardo con los años treinta es bastante rebuscada debido a: (1) los bloggeros K son oficialistas (o sea están con Justo) y (2) debería explicar por su movimiento (el peronismo) albergó a muchos que en la Guerra Civil Española estuvieron con Franco (empezando por el propio Perón).
emilio: me parece que se entiende bastante bien en el texto que -si querés ponerlo en términos forjistas- el Régimen en los ’30 era Justo y ahora lo representan todos los que quieren mantener el status quo a rajatabla y, desde una posición de poder, atacan y desparraman mentiras sobre los muchachos blogueros, que pelean por -para seguir con el forjismo- la Causa.
Está bueno, de todas maneras, el paralelo que hacés en tu segundo párrafo.
Saludos.
«(1) los bloggeros K son oficialistas (o sea están con Justo)»
Nononono… En la simplificación te comiste una curva. En la época de Justo, Gobierno y Poder eran sinónimos, no antónimos como ahora.
Del resto no me hago cargo porque no soy peronista.