Estoy cansado del clientelismo

Estoy cansado del clientelismo.

Del clientelismo como tema de discusión, digo. Como motivo de horror gestual. Como causa de histeria televisiva, de pucheros de indignación como el de la compañera Olivan anoche, en 6, 7, 8.

Y también del halo de «seriedad» que adquiere todo aquel que lo menciona (para denostarlo).

Clientelismo, que podemos definir como la inclinación de ciertos sujetos a votar por aquella fuerza política o candidato que le ofrezca a cambio algún beneficio personal.

Por supuesto que el «clientelismo» del que hablamos está teñido de un fuerte prejuicio etnocentrista y clasista.

 

«Padece» clientelismo el desocupado de Laferrere que vota al que le paga un «plan», tal vez porque necesita un plan, más que promesas de «liberación de pobres».

Hipocresía incuantificable la de estos alcahuetes que denuncian al cliente y presumen de hacerle un bien. Como si fueran los únicos que votan por conveniencia. Dejar fuera del concepto «clientelismo» a los vecinos de Flores que votan al que les arregla las veredas, les embellece las plazas o les asfalta las calles, o peor, al que manda muchachones fornidos para que le «liberen» de pobres la cuadra; o a los ahorristas de clase media que votan a quien suponen les cobrará menos impuestos; o los patrones rurales que condicionan su apoyo electoral al compromiso de una fuerza política (cualquiera) de llevar adelante una propuesta de plan agropecuario pensado a la medida de sus conveniencias; o al mediano empresario que vota por el tipo de cambio que lo libere de la competencia extranjera; o al joven que vota al que le otorgue tecnología de punta tan accesible como en Miami (increíblemente, a veces éstos dos últimos votan al mismo, alguno de los dos, lógicamente, sale defraudado); decía, dejar fuera del concepto «clientelismo» a todos ellos, que con conductas como las señaladas tan claramente lo profesan, sólo es posible haciendo ejercicio de un prejuicio clasista.

El clientelismo, muchachos, cruza transversalmente cualquier estratificación social, anida en mayor o menor medida en todos los barrios del mismo modo. Clientelistas somos todos.

Esos también.

5 comentarios en «Estoy cansado del clientelismo»

  1. En primer lugar, las practicas clientelistas, estan relacionadas mas con la subsistencia de las personas, que por buscar mejorar las plazas o las calles. La avenida Rivadavia sin baches no genera dominacion, un tipo repartiendo morfi a gente no que puede comprar, si genera dominacion.

    Creo que cuando se critica al clientelismo, se lo hace en funcion de que es una practica politica, que no busca mejorar el bienestar, sino mantener dominada y dependiente a la gente.
    Cuando se critica al clientelismo, no se critica que venga un tipo y reparta choris, se critica que no se busque solucionar la situacion de las personas, sino lo contrario, manterlas asi, para luego via clientelismo, obtener redito politico.
    Fijate que es un lugar comun de los defensores del clientelismo, hacer mencion del bajo presupuesto que existe en el famoso conurbano bonaerense. Ahora, yo pregunto, es casualidad que la region geografica mas densamente poblada del pais, en su gran mayoria peronista, tenga un presupuesto per capita tan bajo? de 26 años de democracia que tuvimos, 19 fueron bajo gobiernos peronistas y ninguno se digno a darle mas presupuesto a la region del pais que mas votos le da. Te parece casualidad esto?

    Si esto que digo es realmente lo que pasa o no, realmente no lo se. Pero me parece un poco ingenuo creer que la pobreza no es funcional al mantenimiento del poder y mucho mas ingenuo creer que los politicos no se aprovechen de esto.
    Pero cuando se habla de clientelismo, se habla de esto.

    1. En una reciente publicación de Carbap pude leer una larga diatriba en que la prestigiosa institución se quejaba del porcentaje de la guita de las retenciones que iba a parar a los gobiernos «adictos» del conurbano. Demostraba que la mayor parte de la guita recaudada por las retenciones iba a parar al conurbano, especialmente a los distritos de intendentes peronistas. Hablaba de La Matanza, San Martín, Quilmes, Lanús, Tres de Febrero, etc. Y tienen razón. Sólo que la razón de la plata vaya en esa dirección se debe a la cantidad de población de los distritos, no a que los intendentes sean peronistas o maoístas.

      Creo que quedan fuera de la cuestión San Isidro y Vicente López, municipios cuya población se presume de mayor poder adquisitivo. O los dejaron fuera de la cuestión los chicos de Carbap. Se los olvidaron, ¿vio?

      De modo que pude confirmar, con datos aportados por Carbap, que el presupuesto en esos distritos es sensiblemente más alto que antes, gracias a las dichosas retenciones. Y hubiera sido más alto si salía la 125.

      Marcelo

  2. Mariano:
    Coincido en gran parte con tu enfoque. El clientelismo en un sentido amplio lo entiendo de la misma forma.
    Me parece que ninguno de nosotros puede criticar a alguien que vive en un barrio pobre o una villa por votar a los que hacen «clientelismo» consiguiéndoles planes, colchones, zapatillas, útiles para la escuela, etc.
    Otra cosa distinta es «en el campo hay que juntar a todos los empleados en las estancias, subirlos a la camioneta y decirles claramente a quién hay que votar si no quieren fundirs» o lo que mostraron hace un tiempo en TV sobre el Chaco, en donde «alojan» a los votantes desde el día anterior en un corral (no era mucho más que un corral con techo de paja), reteniéndoles el DNI para luego «acompañarlos» a votar. Esto no sólo lo hizo el peronismo sino también los sres. gobernadores radicales (Rozas en el Chaco) y los demócratas gauchos.

    Saludos.

    1. En formosa los de telenoche mostraron dos elecciones con esa modalidad, claro que la blogosfera ve los muertos de placares ajenos.

  3. Qué es el clientelismo? La respuesta automática a una concepción de la vida misma atravesada por el neoliberalismo. ¿Qué me toca a mí, de todo esto? El clientelismo hay que verlo en el contexto de una sociedad qe busca la maximización de los beneficios. Si voto por tal, me garantizo jubilaciones, si voto por cual, me garantizo ganar guita a costa de congelarle el salario a los trabajadores. Ahora, estamos hablando de bienes reales, palpables, mensurables. Ok. Pero, qué pasa con los bienes simbólicos. Nadie puede dudar que entre un Fiat Duna y un Mercedes Benz hay una diferencia del 300% al 400%. Ambos vehículos son útiles para ir a trabajar, ambos andan a nafta, etc. Bien, qué es lo que justifica comprarse uno u otro, si ambos pueden ser utilizados para lo mismo eficientemente. (Dejamos afuera los «chiches» que trae el mercedes). La diferencia de valor es un bien simbólico, el pertenecer a determinada categoría. El acceder a determinados lujos. El acceso al derroche mismo es un bien que se declama, que se muestra. En las plazas de la 125, la de Recoleta y la de Congreso se expresaron ambos modelos de intercambio de favores. Quienes asistían a la de los COngresos eran estigmatizados porque se les ofrecía un sanguche y una coca pa bancar la parada. Sin embargo, nadie habló del status que confería a la bien pensante clase media porteña, adherir a la plaza de recoleta.
    No, nene, no es lo mismo estar del lado de acá, que del lado del zoológico. El status es otro. Quizás era mucho más claro en la de Rosario, donde el tipo que fue, fue pa pelear por unos cuantos morlacos que se le quedaba el Estado. Sin embargo, la de recoleta no. Fue mucho más difuso. Esa levedad que sólo la publicidad (e.d. los medios) y los style hunters saben observar y manipular. Es la levedad de Kikers (se acuerdan? «VOs pasas, vos no, sólo siendo kikers lo logras») Pertenecer (a la plaza de recoleta) tiene sus privilegios, se es republicano, se está del lado de la patria, y como los muchachos de Axe, se está del lado de los ganadores. Premio simbólico por excelencia. Ser un ganador, un winner en esta sociedad hipercompetitiva en donde la apariencia «es» la realidad. Ese es el otro valor en juego, el bien de intercambio por el cual la clase alta y media mersa, se clientelizó al calor de los de TN,C5N,América y demás punteros de los medios

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