Quiero plantear el siguiente debate. No puedo dar mi opinión porque lo cierto es que no lo tengo del todo resuelto. Tengo puntas para pensar, pero no lo puedo resolver. En todo caso, el debate me parece pertinente a 35 años del golpe de Pinochet contra el gobierno democrático de Salvador Allende. Me parece pertinente, también, por la situación de inestabilidad en que se encuentra el gobierno de Evo Morales en Bolivia, a un mes del referéndum que lo confirmó en su cargo, con grupos sediciosos disputando el poder en la calle.
El planteo es el siguiente: ¿están las democracias latinoamericanas lo suficientemente maduras para soportar procesos de cambio de ésta magnitud?, ¿evidencian los dos casos señalados (Allende y Evo) los límites de la transformación posible en el marco de la democracia? Y si esto es así, ¿cuál es la alternativa?, ¿el renunciamiento a la necesidad de un proceso de transformación por la presión de los sectores que confrontan al Estado?, ¿cuántos pasos más hay que dar para legitimar dichos procesos?, ¿hasta qué punto -pregunto- el Estado es el verdadero monopolio de la fuerza legítima en determinados países como Bolivia?, y si no es el Estado, ¿dónde está el poder real y cómo enfrentarlo?
Bueno, un poco amplias las preguntas. Espero algunas respuestas o nuevas puntas para pensar todo esto.
Muy interesante el tema para debatir, Tomás. En primer lugar creo que siendo ambos, intentos democráticos, en todos los casos vale la pena intentarlo. Hace 35 años, la realidad imipidió proseguir el de Allende, hoy veremos qué pasa con el de Evo. Hay para mi cosas irremplazables en el discurso épico, del cual, la expulsión del embajador yanquee es parte. La dignidad de un pueblo no es un concepto vacío. Buena parte de la sociedad actual nos quiere hacer creer que «esas cosas no tienen ninguna importancia» y que hay que ir a los «hechos», y aparentemente, entre los hechos, nos van a explicar la extraordinaria diferencia entre un televisor 20 pulgadas común y un plasma de 54 pulgadas. Es cierto que hay otros hechos que son realmente más importantes y que a veces parecen conseguirse (aunque esto no es para nada obvio) más fácilmente con discursos más conciliadores. Pero para mi es muy importante que el discurso épico no desaparezca, que rescate valores que solo están presentes poniendo las cosas en esos términos. Aunque luego se trasnformen en otra cosa o la realidad les imponga ciertos límites, eso para mi no los invalida en absoluto.
a ver, salgamos un poco del pensamiento «el imperio y la oligarquia quieren matar a los buenos»
yo no creo que sea necesario refundar el pais reformar la constitucion(que dice la actual? «hay que maltratar a los indios y a los pobres»? o los toma a todos los individuos como iguales con sus garantias?) o eternizarse en el poder para incluir y mejorar la vida de los excluidos en Bolivia que son muchos…
por eso es que Evo nos cae simpatico a todos( dentro del porgresismo) representa a un sector que fue ignorado, discriminado y maltratado a lo largo de la historia…..pero no es bueno que adopte la figura del mesias que viene a refundar el pais, a llamarlo «republica indigena de Bolivia» o algo asi, uds leyeron la propuesta de reforma de Evo?a mi no me molesta que se permita a los indigenas vivir de acuerdo a sus creencias, ejercer su propia medicina y sus ritos ancestrales, pero si me molestaria que el pais adopte una forma de organizacion indigena, simplemente porque yo como ustedes, escribo en un chat, tengo computadora, veo television «occidental» y y no suelo curar mis enfermedades con ritos indigenas.
las constituciones nunca ponen un derecho colectivo por sobre uno individual, eso es como el «antes que la libertad de expresion esta la seguridad nacional» de La Nacion durante la dictadura.
la democracia NO es solo tener el apoyo de la mayoria.
Van algunas respuestas:
1) pareciera que más que maduras estan podridas.
2) Y si.
3) La alternativa parece ser que a los que tienen las cosas hay que dejarselas de pedir de buen modo.
4) El renunciamento invalidaría todas las alternativas de cambio, así que el renunciamiento no mide.
5) Cuantos pasos no se, pero no me atrevo a decir sobre quienes hay que dar los pasos.
6) El tema es que estrategia de poder te des, y en función de qué Estado. El poder real se demuestra en la cancha, y el proceso de contrastación es afrontando.
PD: Está claro que en estas respuestas falta la palabra clave que no se puede nombrar.
Ayudita: no es reforma.
M. M: Ah, claro… la solución es lanzarse de cabeza a la revolución.
«La Democracia es el Fascismo de bebé».
Albert: Y… de cabeza no, pero prendé la tele y fijate si los de la medialuna fértil son nenes de pecho. No podés esperar 200 años un presidente así y que estos giles te digan: no señor mio, el gas es mio, mio y mio.
No sé ustedes como le responderían a esto:
http://www.aporrea.org/actualidad/n120419.html.
De veras vale la pena.
Evo y Allende están hermanados en dos cuestiones: una de ellas es su impotencia ante la derecha.
No soy experto en el tema, pero con lo que sé, pienso el caso de Allende y llego a esta conclusión: el error de Allende fue no armar al pueblo y hacer un intento revolucionario de transformar a Chile en verdaderamente socialista. Esto puede sonar muy Bombita Rodríguez pero, ¿cuál era la alternativa? ¿Esperar que los militares y la burguesía chilena se dejaran sacar sus privilegios lentamente y uno a uno? Jamás iba a pasar, y terminó todo como terminó. La relación de fuerzas en Chile estaba dada (Allende tenía un gran apoyo) y el contexto mundial lo permitía.
No sé si Evo puede hacer algo así hoy, en realidad creo que nunca lo consideraría, su formación es distinta a la de Allende y la de las fuerzas que lo apoyan también. Pero además creo que no está dada la relación de fuerzas para lograr algo así. Sin embargo veo a la sedienta de sangre elite boliviana haciendo mierda su gobierno y pienso ¡al carajo! Ellos demuestran que no creen ni siquiera en sus propias reglas de juego: la democracia está bien mientras gane alguien que no toque nuestros intereses, si no lo volteamos. Así no se puede jugar, lo siento. Entonces pienso que hay que patear el tablero.