Festejar nuestro día es festejar el final de los pequeños relatos (o por lo menos uno de ellos): sobre la centralidad de los trabajadores en la protesta social argentina

Acto de la CGT, en festejo del 1ro. De Mayo. Discurso de Moyano. Un acto lleno de gente, de trabajadores, de obreros. Muchas banderas, mucha organización, mucho sindicato. Semejante manifestación invita a intentar (re)pensar un poco algunos de los discursos que se vinieron poniendo de moda (al menos) en la academia, en las ciencias sociales (digamos, a partir de fines de los años ’80 aproximadamente).

Aquel que decía que se acababa la clase obrera, que perdía peso en la estructura social argentina y que, por lo tanto, las organizaciones de los trabajadores, perdían peso en la protesta social, perdían capacidad de negociación y sobre todo: perdían capacidad de convocatoria, de inserción social y de conducir (o al menos de tener un rol relevante en) la protesta social. En su reemplazo aparecían los “nuevos movimientos sociales”, donde los trabajadores y sus organizaciones no tenían relevancia. Se escribieron toneladas de páginas al respecto: títulos como “¿Qué queda del movimiento obrero?” o “La protesta después del movimiento obrero” son ejemplos al respecto, de ese período de la estructura social y la protesta social “post- clase trabajadora”. A nosotros todo lo “post” (salvo los “posts” de los blogósfera, entiéndase) nos trajo dudas…

En nuestra opinión, este es un discurso que se compraron las ciencias sociales argentinas (y latinoamericanas, por lo menos). Y es un discurso que es cualquier cosa menos inocentes, un discurso que era producido por los organismos de crédito, por cierta intelectualidad del gran capital y que tenía por objetivo debilitar y aislar a los trabajadores y producir el ocultamiento de sus luchas.

Una disgresión: esto resulta una operación lógica muy común en la construcción de las proposiciones en las ciencias sociales (argentinas, pero suponemos que el razonamiento es extrapolable a otras zonas): suponer que hay un cambio en el estado de un sistema de variables a partir de determinado momento, pero no se tiene referencia al estado anterior de dicho sistema… Se podría formalizar (quizás) esta proposición que planteamos…

Bueno, un acercamiento empírico a la realidad de la Argentina de los años ’90 (pleno apogeo de la supuesta “desaparición” de la clase trabajadora), desmiente al menos la segunda proposición del discurso dominante.

Los grafiquitos que subimos más arriba fueron producidos por dos equipos de investigación. El del Programa de Investigación sobre el Movimiento de la Sociedad Argentina (PIMSA), que dirigen Nicolás Iñigo Carrera y María Celia Cotarelo; y el equipo de “Protesta social” del Insituto Gino Germani, dirigido por Félix Schuster.

Los dos cuantifican la cantidad de protestas producidas en el territorio nacional a partir de datos hemerográficos (básicamente, los principales diarios de circulación nacional). A su vez, los dos partes de marcos teóricos bien distintos. El de PIMSA de una posición de la “teoría de la lucha de clases”, materialismo histórico o como quieran llamarle. El de GEPSAC, de la(s) “teoría(s) de la acción colectiva”, de la “movilización de recursos”, y demás. Con esto queremos mostrar que se ha abordado la realidad desde distintos marcos teóricos, y si es cierto lo que nos enseñaron en Metodología de la investigación I, II y III, esa diferencia debe haber repercutido en la confección de estrategias metodológicas y técnicas distintas. Es decir, se ha abordado la medición de la realidad de dos maneras distintas. Si los resultados coinciden, podemos suponer que la realidad debe aproximarse a esos resultados. Los resultados se confirmarían mutuamente. 

Fuentes: Iñigo Carrera, N. y Cotarelo, M. C. (2005): “Algunos rasgos de la rebelión en la Argentina 1993-2001”, DT N°49 en PIMSA. Documentos y comunicaciones 2004, Buenos Aires. (Datos de PIMSA) – AA. VV. (2006): “Transformaciones de la protesta social en Argentina 1989-2003. [en línea]. Buenos Aires: Instituto de Investigaciones Gino Germani, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Buenos Aires. (Datos de GESPAC).  

El resultado más importante que se desprende es el siguiente: las organizaciones sindicales (de cualquier nivel, se entiende, no solo las centrales) son las principales convocantes de las protestas durante el período 1992- 2002: según la fuente que se tome el porcentaje de protestas convocadas por las mismas oscila entre 36,8% y 38,4%. No deja de ser sorprendente la coincidencia de los resultados, ¿no? Digo, sobre todo pensando en las diferencias que expusimos más arriba. Diferencias que quedan expresadas por ejemplo, en la unidad de registro tal y como se observa en el N de las distribuciones: 7.643 protestas (PIMSA) y 3929 protestas (GESPAC).

Existen dos diferencias en el período considerado. De cualquier forma, es poco probable que esto altere la estructura de la distribución. Intentaremos extender el período de la distribución del PIMSA al año 2002 a partir de la corrección mediante otra variable. La hipótesis, podría ser que se invierta la distribución, es decir que (justamente por ser el año 2002 uno de los momentos de auge de los movimientos de desocupados), sean estas las que adopten un rol preponderante. Esto es cierto, pero solamente para el año 2002, donde los asalariados desocupados protagonizan 807 protestas, mientras que los asalariados ocupados, 702. Pero no para el período general.

(Para ver como hicimos y no abundar en detalles técnicos que harían un poco denso el asunto… los remitimos a nuestro blog… acá)

Este dato, simple si uno se lo pone a considerar, es central, a nuestro juicio, al momento de evaluar los cambios en la protesta social argentina en los últimos años. Es una batalla “cultural”, “ideológica”, “téorica” o como la quieran llamar que no debería volver a perderse. El ocultamiento de las luchas de los trabajadores y sus organizaciones debería ser evitado. Algo de esto es lo que se discutió acá y la posición, el discurso “oficial” es auspicioso en este sentido. Como leí en un cartel de Camioneros:  

 “Todo lo que se mueve, se mueve gracias a nosotros”. 

¡¡Feliz día, compañeros laburantes!!

5 comentarios en «Festejar nuestro día es festejar el final de los pequeños relatos (o por lo menos uno de ellos): sobre la centralidad de los trabajadores en la protesta social argentina»

  1. FESTEJO.
    Es importante no dejar pasar esta forma de caracterizar el acto del 1o. de Mayo, ya que efectivamente en la ARGENTINA puede hoy conmemorarse con alivio y entusiasmo una jornada donde pueden recrearse los logros que han obtenido los trabajadores en los ùltimos años y la necesidad de resguardar, mejorar y profundizar los alcances de esas conquistas.

    Con quince millones de desocupados, ìndices de riesgo en España y en Europa del Este, las sociedades de los países centrales no tienen en una fecha asì nada que festejar. Como en la dècada del 90, nuestro paìs.

    La corporaciòn mediàtica cubrirà con un manto de silencio la comparaciòn entre estos dos fenòmenos, con la intenciòn de que no se contemple que las polìticas descalificadas como populistas, vienen permitiendo sortear la crisis mundial sin grandes sobresaltos y por eso la CGT pudo convocar adhesiones de multitades que en otras circunstancias no hubieran producido los ecos que se lograron ayer.

  2. En la misma línea del comentario anterior, acabo de ver que los actos en Europa oscilan entre protestas con rasgos marcadamente violentos en algunas ciudades de Alemania o de protesta duras en el resto de Francia y España.

    Es de una evidencia rotunda que las polìticas de nuestro gobierno – y aclaro que suena lindo decir que este es nuestro gobierno – tanto como las de EVO,LULA,CORREA,CHAVES, VAZQUEZ y las afines que se puedan escapar a la enumeraciòn, en lo que se refiere a la atenciòn de las necesidades de los trabajadores, no van a generar un DIA DEL TRABAJO del signo de las que hoy se presencian en EUROPA.

  3. «… los que acumulan con su trabajo las riquezas, crean los valores, hacen andar las ruedas de la historia y hoy despiertan del largo sueño embrutecedor a que los sometieron».

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *