Fortismo y Rial Politik

Wikileaks, los medios y La política en la era de la farandulización

Estamos inmersos en tiempos de rialidad. Lo rial ha venido a reemplazar definitivamente a lo real, que ya no tiene lugar en la agenda propiciada por los grande medios de comunicación.

El nuevo escándalo global es la manifestación final de esa eclosión, de esa irrupción payasesca, de esta consolidación de lo rial en el plano de los discursos que circulan en el interior de nuestra sociedad. Quedaron definitivamente atrás los tiempos de lo real; nuestra tierra es otra. La rialidad lo ha devorado todo, incluido, por supuesto,  el tratamiento de lo político.

El caso wikileaks es antes que nada un ejemplo que revela el mecanismo de imbecilidad que homogeiniza la construcción de los discursos cuando es realizada por los grandes medios de comunicación de la aldea global.

Finalmente (y para sorpresa de muchos) no fue lo virtual lo que vino a dar por tierra con el reino de lo real, sino que fue lo rial aquello destinado  a usurpar el espacio de la realidad en parte importante de nuestras vidas.

 Lo rial y lo virtual se diferencian de lo real, pero los conceptos son distintos entre sí: El concepto de rialidad se opone tanto al concepto de virtualidad como al de realidad, porque representa algo diferente de ambos, porque significa otra cosa.

Lo virtual es ante todo artificial y constituye no tanto una negación de lo real, como, más bien, una extensión de la realidad, su prolongación, una alternativa a la misma. No debe confundirse lo virtual con lo irreal y menos con lo falso. Lo virtual constituye una prolongación artificial y tecnológicamente sostenida de lo real. Es una ampliación del espacio  en el que los humanos pueden actuar e interactuar, y por donde pueden circular discursos.

La rialidades algo muy diferente. Nos es un nuevo espacio, no es un nuevo lugar en donde los hombres y los discursos pueden interactuar; es una manera de relatar los hechos, o mejor: de re-producirlos. La rialidad es producto de la posición hegemónica de un género discursivo determinado.

Si lo virtual constituye una ampliación de la realidad, su prolongación; la rialidad constituye una reducción de la misma. Lo rial no es más que una forma cristalizada de tratar la información de cualquier índole, es un lente que desenfoca lo real interpretándolo siempre con su misma óptica obnubilada, un tamiz que filtra toda divergencia y toda lucidez en el tratamiento de los hechos sociales.

El reduccionismo de lo riallo ha invadido todo. Acá en estas pampas sus efectos son apreciables. Hasta los programas deportivos adoptaron estos mecanismos discursivos de corte farandulizante. Quienes tengan la mala costumbre de detenerse unos minutos en esos programas deportivos descubrirán que presentan idéntico formato al de los programas de chimentos, cuyo mayor exponente es Jorge Rial.  A la vista están las similitudes: Conductor incisivo, panelistas, escándalos y debates. El eje dejó de ser el fútbol, los periodistas abandonaron el análisis del deporte;  mutaron hasta convertirse en una nueva gama de programas de chimentos en donde las vedettes visten con pantalones cortos y botines. Los trascendidos de vestuarios, la peleas entre compañeros  y dirigentes, las desavenencias con los directores técnicos, las lesiones, enfermedades, manías y affaires de los jugadores, ocupan la atención de un periodismo supuestamente deportivo que casi podría prescindir del conocimiento de las reglas del juego sin que ello impida la conducción del programa. El auge del botinerismo es el reflejo del fenómeno social en cuestión y constituye el punto en el que se encuentran los universos de la frivolidad massmediática consumidas por hombres y mujeres: al fin el periodista deportivo y Rial están haciendo la misma nota.   

El acontecer político padece los mismos síntomas. Y así como los conductores de programas deportivos pueden hablar de fútbol ignorando sus reglas, los “analistas” políticos pueden prescindir de todo conocimiento relativo al orden económico, legal o técnico.

Lo rialestá determinado por la estructura que sostiene a los medios dominantes. El formato que soporta y promueve los discursos de la frivolidad encarna la solución final a la que parece haber arribado el negocio periodístico en la actualidad: Un formato económico y flexible, con bajos costos de producción, nulo tiempo de realización, capacidad para adaptarse al día a día y, sobre todo, de nutrirse de los detritos del mismo sistema.

El medio sobre el medio. El escándalo sobre el escándalo. Estas son las bases de los discursos periodísticos modernos: los trascendidos, las declaraciones altisonantes, las denuncias, las peleas. No importa si se trata de fulbo, baile o política. Todo va al buche y se relata de la misma manera.

En cualquier caso estos discursos atienden a la minucia biográfica de los protagonistas, a sus declaraciones, sus escándalos. La rialidad no tiene lugar para la reflexión, no hay tiempo para pormenorizar en absoluto, ni para contrastar los discursos con los hechos. El reduccionismo que impone iguala a los referentes políticos con las celebrities televisivas. De Carrió a Ricardo Fort hay menos de un paso.

El fortismoes otro concepto esencial ya que se trata de otro fenómeno constitutivo de la rialidad. Es la capacidad de los grandes medios para producir en serie figuras de rápida y repentina celebridad, cuya fama carece de otras razones que no sean la fama misma, obtenida por su sola presencia en los grandes medios.  Ricardo Fort es el último y principal exponente de esta nueva casta de famosos sin talento, logros, ni trayectoria. Antaño, la fama televisiva suponía una popularidad previa ganada a base de trabajo y tiempo que justificaba el salto al mundo massmediático. Hoy, en tiempos de rialidad, solo alcanza con presentar los rasgos esenciales de lo que el show business requiere: determinación por hacer de su propia vida privada su valor “artístico”, exponer sus pequeños dramas personales para atraer la atención de un público ávido de revelaciones patéticas, gritos,  trifulcas y miserias. Si hoy se vive una multiplicación de casos de gente sin otro talento que su deseo vehemente de aparecer en pantalla y en tapas de revistas es porque los discursos han abolido todo interés en la actividad a las que las figuras públicas se dedican, anteponiendo las miserias de su vida privada hecha pública.

Carrió es a la política lo que Fort a Jorge Rial. Es un prístino ejemplo de cómo se construye la fama en tiempos de rial politik. El lugar que la pitonisa vernácula de crucifijo in pecto ocupa se explica por su perfil acorde a la lógica de los grandes medios, que se nutren de sus apoteosis apocalípticas, su denuncismo crónico, y sus estridencias verbales, que facilitan la generación de debates de poco vuelo, sócalos enfurecidos y titulares amarillistas. Al igual que Fort, la trayectoria de Carrió es nula. No se explicaría de ninguna manera cómo una persona con tan escasa representación popular, con su nula experiencia en gestión, con sus contradicciones perennes y su incapacidad de construcción política, puede permanecer tanto tiempo en el aire televisivo y ocupar tantas líneas en diarios y revistas, sin entender el fortismo subyacente que la ha catapultado y que la sigue sosteniendo en el imaginario massmediático.

La frivolidad reinante afecta al análisis político ya que lo niega, o mejor, lo oculta detrás de una serie infinita de nimiedades y denuncias jamás corroboradas, omitiendo el análisis de proyectos, plataformas, números, articulados, en fin, un análisis netamente político de los hechos verdaderamente relevantes.

Así, un psicologismo ridículo y sin rigor alguno ha venido a ocupar el lugar de la reflexión política, ya que como el centro de atención recae en las figuras públicas, la política no puede sino demorarse en suposiciones absurdas sobre las secretas motivaciones personales de la casta gobernante, negando automáticamente el fenómeno político al reemplazarlo por una pésima reinterpretación del psicoanálisis.

El escándalo wikileaks es un símbolo a escala planetaria de un fenómeno harto evidente en nuestra sociedad. El hecho de que los grandes diarios del mundo centren su atención sobre  frivolidades tan lamentables habla de cómo la estructura subyacente a los medios privados de comunicación consolida un género discursivo y, por consiguiente, cristaliza, instala, una forma de leer el acontecer político sumamente nociva, ya que sirve únicamente para igualar hacia abajo, para hacer invisible lo que verdaderamente importa, que no es otra cosa que la forma en que la política incide en la vida de hombres y mujeres. 

Mientras los medios hablan sobre supuestos problemas psiquiátricos de mandatarios de la misma manera en que Rial habla de Alfano y de Alé, en el mundo se toman decisiones que verdaderamente merecerían atención de nuestra parte.

9 comentarios en «Fortismo y Rial Politik»

  1. Buen concepto. Dicho sea de paso, la lápida del periodismo tiene que dejar cuenta, bajo el QEPD, que Jorge Rial y Viviana Canosa, al margen de sus temáticas, son más periodistas que algunos supuestos periodistas de profesión y carrera como Joaquín Morales Solá o Carlos Pagni: El primero da testimonios más contundentes y directos que los segundos, que labran supersticiones basadas en «funcionarios cercanos a» o «desde el entorno de» o «ahora dicen que».

    1. completamente de acuerdo.

      rial es mejor periodista que morales solá. rial hace lo que hace, sin disfraces. además no hay nada nocivo en su programa. es imbécil, claro, pero no es dañino. lo de solá, TNbaum & cía sí lo es, porque son los propagadores de la rial politik, que es -ni más ni menos- que el hecho político tratado de la misma manera que bailando por un sueño.

      eso sí es un peligro.

      saludos!

  2. También tenemos el facebookismo, que es el fortismo en su versión al alcance de todos. La potencia de las redes sociales, al igual que la potencia de los medios, se ve disminuida toda vez que se usan esos espacios para publicar, mostrar y opinar sobre todo aquello que no nos importa ni nos hace importantes.

    1. gracias por el link. es fantástico. siempre pensé que esas dos obras constituían un contraste interesantísimo.

      y, en lo personal, siempre me dio más miedo aldous. siento que el sistema opresivo de un mundo feliz es más efectivo y más duro de vencer.

      abrazo

  3. Me parece fantástico que wleaks se dé a conocer, aún cuando me parece de lo más pelotudo que hayan puesto las gallinas al cuidado del zorro. Si lo que va apareciendo son pelotudeces, no es porque los 250.000 cables contengan sólo pelotudeces, sino porque los «tutores informativos» a los que les confiaron la explosión controlada de los mismos están tratando de instalar la idea «Mire las boludeces que contienen los cables. No les dé bola a este puterío.» Así, cuando alguien libere un cable que diga que Obomba carneó un bebé y se lo comió crudo, la fuente ya estará deslegitimada y nadie le prestará atención.

    Yo creo que la prensa patronal que maneja con cuentagotas su liberación está haciendo lo que se conoce como «control de daños», que consiste en limitar el daño producido por un evento que no debía ocurrir, como el spill de BP Petroleum en el Golfo. Y están haciendo bien su trabajo de gendarmes del Poder: Desacreditar y deslegitimar a la fuente liberando inicialmente los cables más chotos.

    No pisemos el palito.

    1. estamos completamente de acuerdo. en todo.

      el artículo no pretende ser en lo más mínimo una crítica a wikileaks. incluso, en lo personal, lo festejo.

      yo digo, hay un hecho real: wikileaks da a conocer 250000 documentos. pero hay hechos riales: los diarios atienden a unos pocos documentos que hablan de los problemas sentimentales de sarkozy, los psicológicos de cristina, las fiestitas de berlusconi…

      este es el flagelo de la rialpolitik: el hecho político centrado en las minucias biográficas de los mandatarios, tratados como vedettes del acontecer político.
      la política se aborda como abordan todas sus notas revistas como hola, caras o paparazzi.

      grandes diarios del mundo. con recursos de sobra como para bajarse rápido los documentos, hacer un rastreo por sistema en busca de palabras clave, de conseguir numerosos «lectores» que separen paja del trigo. y lo que muestran, son idioteces, un escándalo que no es tal cosa, hablan luego de las disculpas telefónicas, analizan el orden de los llamados de la casa blanca…

      en el medio, entres otras mil cosas, corea del norte y del sur tiran la piola, es una lástima que no haya documentos al respecto.

      el problema es que el carácter hegemónico de este género discursivo logra rializar la realidad, despolitizándola.

      Un abrazo

  4. Los documentos no hablan de lo tensionados y acongojados que se sienten los que tienen que llevar adelante ajustes, ¿no?
    ¿No hay alguna filtración con arrepentimientos de popes del FMI por las políticas de hambre?
    ¿De agua potable no hablan? ¿Del petrolio (sic Rodríguez Saá)? ¿Algún chismecillos sobre lo preocupados que están los banqueros por la gente que perdió sus casas en yanquilandia o los fondos de pensiones irlandeses?
    ¿Nada?

  5. Excelente analisis acerca del rol de los medios y la forma en la que se construye el discurso.
    Acerca del tema wikileaks creo que lo que más debe llamarnos la atención no son los cables develados – que en sí no tienen nada de sorprendente- sino como cada uno de los grandes medios trató el tema.
    Que el centro de la noticia esté en los pormenores de los comentarios respecto de funcionarios en lugar de un análisis más profundo en relación a la estrategia norteamericana, su política exterior, la repercusión de los medios en la agenda internacional, etc. demuestra la fatla de seriedad y objetividad con el que se tratan todos los temas. Tal vez este sea uno de los casos más evidentes
    Buen concepto el de rial politik!

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