Lucas,
Te quería contar que ayer estaba en la oficina, trabajando, concentrado en mis cosas, con el murmullo de fondo, cuando de repente emerge de ese magma amorfo de palabras un «EL TEMA DE LA LECHERÍA es muy grave, están muy mal, crítico EL TEMA DE LA LECHERÍA», en boca de la secretaria de la oficina, una mujer de unos 75 años de vida, y 150 de carrera en el estado. Me cagué un poco de risa, y pensé, «Carrasco, que groso que sos», la ideología está ahí.
Saludos,
Coek.
Es que Carrasco no tiene buena leche con los pobres tamberos.
Y nadie hace nada, eso es lo peor.
Te cuento una: fue en año nuevo, al otro día de las festividades, a la tardecita, cuando fui a tomar un café, en Santa fe, frente a la legislatura.
A la segunda cerveza, prestaba atención a una mesa de atrás, donde había dos chicas (un prototipo de estudiantes de humanísticas) que conversaban y se reían y estaban muy buenas; con un flaco.
En determiando momento, una de las chicas dice (no escuché porqué) «es como el tema de la lechería» y la otra se reía. Y le tratatabn de explicar al pibe, porqué se reían y porqué decían eso. Nombraban mi blog, y yo estaba sorprendido.
Una de las chicas, le comentó a la otra: «te digo, que a mí me contaron que ese chabón es muy drogón, eh».
Y ahí, bue, terminé mi cerveza y me fui. Llevándome mis sueños de ser un galán.
ja ja, muy drogón!
Esa no se la cree nadie, Lucas, vea. El lugar seguramente era una panchería del tercer conurbano profundo, las minas eran dos yiros que hablaban de la necesidad de aumentar la tarifa del «bucal», y las bondades de la «leche de soja», y el pibe seguramente un dealer de paco de la zona.
Le digo porque yo suelo frecuentar esos ámbitos para un trabajo de campo que pienso publicar un dia de estos.
Qué irresponsabilidad, Susana, confundir a un drogón con un borracho y un drogadisto. Así no se puede vivir. Y lo peor es que nadie hace nada…