El Jueves 8 de Julio, presentaré en sociedad «De amores Perdidos y Revoluciones frustradas«. Las palabras justificatorias de semejante despropósito estarán a cargo de un amigo: Carlos Del Frade, que arriesga gran parte de su consideración y prestigio al hacerlo. El prólogo, que adjunto para que no haya reclamos posteriores, deja entrever que mis amigos me aprecian. No queda tan en claro si me leen…(¡Gracias Vaca !)
Prólogo, por Julio Vacaflor.
«De amores perdidos y revoluciones frustradas, entiendo, es lo idéntico. La última es una dama esquiva y la primera: también. Pero Udi no abandona e insiste con ambas: la primera le es esquiva y la segunda, también. Cuando él desarrollaba su artesanal oficio que no requería escribir literatura, quien suscribe lo alentaba a que lo hiciera porque entendía que le sobraba pluma y talento para ello. Luego, al leer lo que escribía, le sugerí con envidia que volviera a su antiguo desempeño laboral, pero me temo que ya era demasiado tarde. Es más, no solo continuó narrando sino que además, me tiene a aquí, prologando su primer libro. Lo leyeron otros que también lo alentaron y no se arrepienten. Por el contrario están orgullosos de él, del contenido, del placer que provoca leer su romántico humor y sus mordaces capítulos que de alguna manera, nos evoca a todos en párrafos y citas sobresalientes. Por lo tanto, no tengo más que someterme a la voluntad de los que saben y aman la palabra, la inteligencia, las historias personales que contextualizan un tiempo y además, lo admiran a él. Cada historia es un momento recreado con la fantasía del que sabe que está diciendo la verdad, manifiesto que honra a aquellos que pueden volar con la imaginación sin alterar el orden de lo genuino y verosímil. Es probable que este libro no gane el Nobel, o el Cervantes. Es que escribir sobre una Revolución en ojotas no es tan serio como para promover el deslumbramiento y simpatía de críticos y estudiosos que con alto rigor académico habrán de consagrar a Udi como un gran escritor o no. Quienes lo seguimos desde siempre podríamos asegurar que: o nó. Aún así, El rusito no abandona este orgullo personal de presentar su primer libro como un canto de amor y fe por escribir y ofrecerlo a las almas de propios y extraños, y también es un signo de coraje. ¿Coraje por escribir? dirán ustedes. Claro que sí, pero también por confiar en si mismo cuando otro oficio lo ocupaba y apostó de puño y letra a buscarse en la palabra y descifrarse en tiempos en donde nacían nuevas historias aún no contadas puesto que el momento social era único, naciente y convulsionante. Cruza la frontera del lector hasta aventurarse y arriesgar a ser leído entre tantos autores. Solo la vida y su consecuente peregrinar en el alma de sus amantes conmoverá su humanidad y las teclas de sus musas para sellar nuevamente, en alguna hoja, una letra con otra, y una idea con otra, y una frase con otra y una amistad con otra, como ésta que siento por él y me permite mentir sin remordimientos: éste es el mejor libro que he leído en mi vida. Su segundo libro será el mejor de todos; por eso, algo me dice que ya no tendré la honra de prologarlo. Enhorabuena que llegue ese momento querido amigo. Buena suerte Udi Julio Vacaflor 1º de mayo de 2010″