Juan Carlos Monedero «No podemos seguir buscando la emancipación en realidades del siglo XIX o del siglo XX, cuando la emancipación nos la estamos jugando en realidades tecnológicas del siglo XXI»

 

El desarrollo de tecnologías para el manejo de grandes volúmenes de datos (Big data) y la inteligencia artificial están revolucionando diversas áreas de estudio y las ciencias sociales son sin dudas una de ellas. Martin Hilbert, especialista en Comunicación, afirmaba que: «El Big Data permite poner a la gente en muchas más cajas que antes no veías, es un arma de fragmentación muy poderosa.»; «tenemos tantos datos y tanta capacidad de procesarlos, de identificar correlaciones, que podemos hacer a la sociedad muy predecible. Y cuando puedes predecir, puedes programar.» «Hoy nosotros sí sabemos dónde están las personas, pero también sabemos qué compran, qué comen, cuándo duermen, cuáles son sus amigos, sus ideas políticas, su vida social”. A lo largo de la historia han habido distintos ensayos por comprender y controlar la ‘naturaleza’ de la conducta humana ya sea para vender productos, controlar a la sociedad civil o también para influir en las elecciones pero ninguno de estos antecedentes se acerca a las fronteras inauguradas en la actualidad.

Hay quienes osan afirmar la muerte de todas las teorías del comportamiento humano, desde la lingüística hasta la sociología y psicología señalando que da  igual por qué la gente hace lo que hace; el tema es que lo hace y punto. Esta postura aun en su controversia y radicalidad no deja de ser una muestra más del impacto que esta nueva era tiene en las discusiones académicas. La Big Data es una realidad pero sus potencialidades aún están por ser exploradas..  El diluvio de datos proporcionado por internet y las redes sociales pone a las ciencias sociales en una situación inédita donde a diario la gente vuelca sus opiniones, sus gustos, sus sueños y sus miedos en base de datos que se almacenan alrededor del mundo.

“Durante el siglo XX, ese lugar político (la izquierda) luchó contra enemigos reales. Los enfrentó materialmente en fábricas, calles, parlamentos. Hoy, el poder se ha dronificado, opera de manera invisible y le ha encargado a un sofisticado amo del calabozo matemático, el algoritmo, demasiadas decisiones sobre nuestras vidas. Los medios de comunicación, una realidad paralela, hacen el resto. Hemos entregado toda la información cuando navegábamos por las redes intentando calmar nuestras angustias.” J.C Monedero, La izquierda que asaltó al algoritmo

 

J.C Monedero y Tomás Trapé

En una época en la que cada vez es más imprescindible distinguir lo importante entre tanta información irrelevante, Juan Carlos Monedero, nos ahorra esta difícil tarea y nos convida algunas de sus reflexiones para saber donde se encuentran las claves del pensamiento emancipatorio a la vez que nos adelanta su último libro “La izquierda que asaltó al algoritmo: Fraternidad y digna rabia en tiempos del big data”.

¿Que es la Ciencia Política ? ¿Cuanto tiene de ciencia y cuánto de arte?

No son preguntas fáciles. Creo que la Ciencia Política no puede ser una ciencia en tanto y en cuanto trata los comportamientos humanos, que por nuestra naturaleza, son impredecibles. A lo sumo es un saber tendencial pero no puede convertirse en ciencia porque a diferencia de los saltamontes nuestros comportamientos pueden variar por múltiples razones por tanto no puedes explicar la sociedad como explicarías un hormiguero. Por eso llamarla ciencia es un exceso.

Además hay un problema añadido y es que todos los días los medios de comunicación utilizan conceptos supuestamente científicos como: libertad, democracia, Estado, revolución, política, partido.. Eso los vacía en la medida que les da unos contenidos que al final los pervierten. Por dar un caso concreto, la palabra ‘populismo’ está tan en boca de políticos y periodistas como ataques o como algo peyorativo que los intentos que podemos desarrollar para convertirlo en una categoría académica yo creo que son prácticamente imposibles. Esto nos lleva a un problema que ocurre mucho en la academia anglosajona y es que ese intento de construir ‘taxonomías infinitas’ para dar cuenta de todo, al final nos condena a lo que llamó “la maldición de Funes el memorioso”. Es decir que si tu quieres recordarlo todo, al final no puedes explicar nada, para pensar hay que olvidar. Y me temo que para hacer ciencia social hay que olvidar porque si intentáramos dar cuenta de todo al final estaríamos narrando el crecimiento de una hoja como ocurre en el cuento y al final esa ciencia no valdría para nada.

Me ha pasado recientemente con el trabajo de Bob Jessop, que creo que es el trabajo más poderoso que se ha hecho sobre teoría del estado, pero que las categorías que él construye para mirar el Estado son tan proteicas y tan amplias que al final nos vemos condenados a lo que está haciendo ahora la presunta Ciencia Política.. Que es analizar cosas ‘infinitesimales’ y donde necesitas 60 citas bibliográficas para decir: “abrió la puerta y entró”. Entonces hacemos cierto lo que lamento Giovanni Sartori cuando dijo que no había nada más aburrido que leer la ‘American Political Sciencie Review’ y nada más inútil que visitar las cumbres bi-anuales de la “Asociación Americana de Ciencia Política“.

Decimos que es un arte porque al final a la hora de tomar decisiones, funciona una curiosa computadora que evalúa los datos y toma las decisiones.. y la cuestión es que esa curiosa computadora es el cerebro humano. Los políticos constantemente con información precaria toman decisiones y eso es lo que lo aproxima a una idea de arte. A una lectura tan compleja que no es matematizable, que en cada contextos los mismos datos cobran realidades diferentes y que al final se convierten en hechos en virtud de las intuiciones que tienen esas personas que llamamos políticos.. No nos engañemos si no ha sido la economía, pese a su aparato matemático, capaz de predecir la crisis de 2007.. Creo que sería muy arrogante por parte de cualquier saber pretender un conocimiento exacto.Por último si es verdad que la única Ciencia Política que se acercó a predecir el agotamiento de los partidos políticos, las dificultades de los Estados nacionales, los problemas para la integración de la globalización, la desustantancion de la democracia.. fue la Ciencia Política Crítica porque es la única que puede explicar situaciones de  crisis y sin embargo en nuestra academia la Ciencia Política Crítica está desvalorizada como si no fuese científica. Es esa tontería que no se sostiene de que quien participe de los movimientos sociales no puede hacer trabajos sobre los movimientos sociales, en cambio los profesores y académicos que militan en partidos políticos, votan o tienen profundas relaciones con ellos.. Si que pueden escribir sobre partidos políticos o sobre parlamentos sin que se vea cuestionada la condición ideológica de su trabajo.

Monedero – Trapé

¿ Qué oportunidades inaugura la Big Data en la Ciencia Política y que peligros ?

Acabo de sacar un libro que se llama “La izquierda que asaltó el algoritmo” donde he intentado plantear que tu no puedes seguir buscando la emancipación en realidades del siglo XIX o del siglo XX, cuando la emancipación nos la estamos jugando en realidades tecnológicas del siglo XXI. Creo que el algoritmo es una fórmula secreta como la de la Coca Cola pero que toma decisiones sobre nuestras vidas: Laborales, de actuación policial, sobre las universidades.. sobre muchas políticas públicas. ¿Cuales son los problemas? 1- Que el algoritmo es secreto por lo que rompe un principio fundamental de la democracia que es la transparencia. 2- Los algoritmos operan por aproximación. Es decir al no tener toda la información a veces metes datos en ese algoritmo que son aproximados, eso implica que puedes generar sesgos que castigan a colectivos. Es evidente en los algoritmos policiales, en nombre de una mayor seguridad, lo que hacen es estigmatizar a sectores negros, latinos o sectores de clases sociales bajas. 3- Los algoritmos trabajan con empresas que recopilan datos sin el consentimiento de la ciudadanía. Entonces nos encontramos que tanto la recogida de datos como su uso a través de algoritmos en Big Data, ya sea para elecciones, segmentado información o para vendernos cosas concretas en virtud de nuestras necesidades o debilidades, eso se convierte en una pieza más del modelo capitalista que se guía por el beneficio obtenido en el mercado.. y eso implica que el algoritmo deje de ser una herramienta de emancipación para convertirse en una herramienta de opresión de las más complicadas porque están operando con nuestros miedos, con nuestros deseos y nuestras esperanzas. Entonces la democracia está en profundo peligro si no asalta el algoritmo y lo hace transparente, democrático y lo pone al servicio de las necesidades sociales en lugar del control social o el beneficio privado.

 

Monedero – Trapé

La Ciencia Política no habiendo podido predecir (y hasta entender) algunos fenómenos políticos de los últimos años los ha catalogado como ‘cisnes negros’: Trump, Macron, Bolsonaro..  Habiendo tantos ‘cisnes negros’ en un periodo tan corto  ¿No será un problema del lente que estamos usando para enfocar la realidad?

Yo ando un poco escandalizado porque más que cisne negro me siento un patito feo. Lo digo porque los últimos libros que leo de Ciencia Política resulta que empiezan a mostrar su preocupación por la crisis de la democracia liberal solamente por la existencia de Donald Trump como si la existencia de Obama, de Bush o de Reagan y las barbaridades que se han hecho desde democracias liberales, no formasen parte de ninguna mirada crítica. Creo que ahora cuando la democracia liberal se convierte en democracia autoritaria por culpa de la crisis se observa algo que la teoría crítica viene denunciando constantemente, si uno mira toda la teoría de los años 30 sobre la crisis de Weimar, ahi esta.

Lo que pasa es que creo que la teoría democrática ha trabajado desgraciadamente muy sesgada por la guerra fría y ha respondido a los interés de Estados Unidos. Ahí está Juan José Linz, un hombre que ha trabajado para esa lógica, que fue responsable en diferenciar conceptualmente entre dictaduras de derechas y de izquierdas con su concepto de totalitarismo o autoritarismos y por tanto es una persona que estuviera en nómina o no estuviera en nómina, trabajo para lo servicios de inteligencia norteamericanos. Lo mismo ocurre con Fukuyama (Francis), Huntington (Samuel P), Diamond (Larry).. Digamos los supuestos expertos en democracia actuales son personas con miradas absolutamente sesgadas de la democracia, se salvan gente muy inteligente que navegó por aguas críticas como Robert Alan Dahl, O’Donnell.. Cuando de alguna manera pudieron liberarse de esa mirada. Por ejemplo O’Donnell que era una persona muy inteligente identificó que había una desafección con la democracia pero no a partir de la irrupción del neoliberalismo. La desafección de la democracia está en los años 20 ya absolutamente evidente. Por eso creo que toda la lectura patológica ha sido muy ideológica y por tanto se ha incapacitado para ver esas cosas e insisto que en tiempo de crisis la única Ciencia Política que vale es la Ciencia Política crítica.

 

Entrevista: Tomàs Trapè

Fotos: Alejandro Gonzàlez

Producción: Gonzalo Monzon

Colaboración: Javiera Tapia

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