Justo, injusto; merecido, inmerecido

Háblase de justicia en el fútbol cuando uno de los dos equipos en disputa acumula mayores merecimientos que el rival. Llega con mayor peligro al arco del rival, trata mejor el balón, etc. Como en casi ningún otro deporte, quien acumula mayores merecimientos, en el fútbol, no siempre es el que gana. Eso es, seguramente, lo que lo hace tan bello y popular.

Supongamos que pudiera trasladarse lo antedicho a la política. Es opinión de este comentarista que no hay candidato que, al día de la fecha, haya acumulado mayores méritos para ser consagrado ganador en las presidenciales de octubre que la actual presidenta, CFK.

Existen varios planos a partir de los cuales encarar una disputa política, y cada cual se situará sobre el que considere que mayores ventajas puede encontrar el despliegue de su relato.

Así las cosas, el actual Gobierno suele plantear las discusiones en términos de derechas e izquierdas, acusando, y con mucha razón, a sus contrincantes de ser lo primero, aunque sin asumirse, plenamente, enrolado lo segundo.

José Natanson, en su ineludible obra La nueva izquierda, opina en contra de los que tildan al kirchnerismo de ‘falso progresismo’, ubicándolo como uno de sus objetos de estudio en el libro –junto al Brasil de Lula, la Venezuela chavista, el Uruguay frenteamplista, el Chile concertacionista, el Ecuador de Correa y la Bolivia de Evo. Lo interesante es lo que dice en la página 269: cita un libro de Norberto Bobbio, de 1995, en el que, cuenta Natanson, el politólogo italiano, ”Harto de la supuesta muerte de las ideologías, el proclamado fin de la historia y la ilusión de sociedades ambidiestras, (…) demostró, en pocas páginas, por qué se puede seguir hablando de izquierda y derecha”. Basicamente, dice, la cuestión pasa por el posicionamiento que se adopte frente a la desigualdad y la pobreza, cuestiones centrales para los accionares de las izquierdas, que existen en tanto se proponen eliminarlas, en tanto las derechas las asumen como naturales a la condición humana y hasta deseables porque, sostiene, pueden operar como motor para el progreso.

Pues bien, situados en este plano, el elegido mayormente por el kirchnerismo a la hora de pararse en las batallas que libra, resulta ser que Cristina puede decir, con orgullo, y al margen de los más que justos reparos que se ponen a las estadísticas oficiales, que entregará (o más bien recibirá nuevamente, si todo sale como creemos y, obvio, deseamos), en octubre, un país con menor cantidad de desigualdad y pobreza de lo que tenía a la fecha en que lo recibió de manos de Néstor Kirchner (quien, a su vez, se lo entregó a ella, mejorado respecto de lo que había recibido de parte de Duhalde, ver http://www.inforegion.com.ar/vernota.php?titulo=Seg%FAn-CEPAL,-Argentina-fue-el-pa%EDs-donde-m%E1s-baj%F3-la-pobreza&tipo=N&idPub=60372&id=140444&dis=1&sec=1).

Así las cosas, se exhibe, con orgullo, cumplidor de promesas ante sus seguidores más embanderados, los que le exigen éxito en esos ítems. No hay, por ende, quien pueda competirle en este aspecto.

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Pero si se pasa a otros ejes de debate, por ejemplo el republicanismo-antirrepublicanismo en el cual frecuentemente se posan UCR y CC para combatir al Gobierno, resulta que, a poco de indagar, uno observa que Cristina Fernández concluirá en octubre su mandato como la mandataria que, desde el recupero de la democracia en 1983 y hasta la fecha, ha echado mano a menor cantidad de decretos de necesidad y urgencia (los polémicos, pero constitucionales –algo que no eran en tiempos de Alfonsín y el primer Menem, que igualmente hicieron, de ellos, uso y abuso-, DNU) y vetos de leyes (también esto es amparado por la CN, vale recordarlo porque a menudo se hace referencia a ellos como si se tratara de elementos dictatoriales, y no como lo que en realidad son, herramientas de gobierno previstas en la Carta Magna, ver http://lenielena.blogspot.com/2010/04/dnu-decretos-de-necesidad-y-urgencia.html).

(No haremos mención al respecto de la poca crítica que recibía el uso de tales potestades presidenciales cuando de aplicar los planes de ajuste del Consenso de Washington se trató y la mucha que mereció a partir de 2003 cuando, en el contexto de una verdadera emergencia socioeconómica y de caos político e institucional, se los empezó a utilizar a favor de mejorar las condiciones de vida de la ciudadanía. Allá cada uno con su conciencia por esto)

Por otro lado, es la primera y única en la historia del país que ejerce -desde el último 24 de agosto de 2010- sin contar con las mal llamadas facultades delegadas, democratizó el Consejo de la Magistratura –terminando con el predominio que allí tenían las corporaciones de jueces y abogados, lo que alejaba, más de lo que ya está, al menos democrático de los poderes del Estado, del escrutinio popular-, redujo su discrecionalidad con la nueva autoridad de aplicación de servicios audiovisuales (abriéndola a opositores, ámbitos académicos y organizaciones sociales y sindicales) y la ley de movilidad jubilatoria (que obliga dos aumentos anuales a los pasivos), planteó gran cantidad de discusiones valiosas en ámbito legislativo e hizo varias cosas a las que no estaba obligada por mandato constitucional ni legal: coparticipación de retenciones a la soja, tratamiento legislativo de la 125 que disponía el aumento en tal gravamen y disolución de la ONCCA.

Enfrente hay la líder del ARI, el partido que mayor cantidad de intervenciones –todas dispuestas por su líder, Carrió- provinciales ha sufrido; vestigios del alfonsinismo, que usó DNU previo a la recepción constitucional de los mismos; y la Alianza, que, aparte de, como ya mencionamos, terminar de destruir al Estado con el abuso de DNU, no se preocupó, igual que su antecesor desde 1994, y sus sucesores hasta 2006, de sancionar la ley reglamentaria del tratamiento legislativo de los mismos, manda de la última reforma hecha al texto fundamental de la República (http://lucascarrasco.blogspot.com/2010/01/necesidad-urgencia-fondo-y-forma.html, http://lenielena.blogspot.com/2010/04/dnu-decretos-de-necesidad-y-urgencia.html, http://www.nuevamayoria.com/index.php?option=com_content&task=view&id=1304&Itemid=30)

Maurizio Macri (otro que se sube frecuentemente a la cantinela del ‘autoritarismo K’, justo él, que es el gobernante argentino cumpliendo mandato que más vetos ha dictado, no sólo en términos absolutos, sino también en relativos, la ratio sobre cantidad de leyes aprobadas por la legislatura porteña; aún cuando a menudo no tiene idea de por qué lo hace cuando se le pregunta), por su parte, suele pararse sobre el eje eficiencia-ineficiencia, más allá de que a la luz de los resultados que exhibe a más de tres años de gestión, en la que no para de sorprenderse por déficits que le aparecen en cantidades industriales (y de los que no suele hacerse cargo), le convendría cambiar de discurso.

El macrismo no ha podido más que unas playas artificiales, una policía que da risa (por lo escasa), y ha incumplido muchas de sus promesas de campaña, como ser el tema subterráneos o inundaciones. El kirchnerismo, en cambio, despliega eficientemente la Asignación Universal por Hijo y la confección de los nuevos DNI, y esto en un resumen a vuelo de pájaro. Claro que habrá manchas, pero no aparece a la vista quien pueda hacerle frente acá tampoco.

Y ni que hablar de lo exitoso de su política internacional, los famosos superávit gemelos, la estrategia de desendeudamiento, y otras yerbas, banderas históricas que el kirchnerismo le ha ‘robado’ a la derecha, resignificándolas en función de articularlas en una propuesta política propia y original. Días atrás, el amigo y compañero Ricardo, autor del blog Los Huevos y las Ideas, esbozaba (http://loshuevosylasideas.blogspot.com/2011/02/la-derrota-simbolica-del-arco-opositor.html) una idea parecida al respecto, la capacidad que ha tenido el kirchnerismo de copar distintos imaginarios ideológicos.

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En este repaso, bastante caótico, desprolijo y seguramente incompleto, nos permitimos jugar con que la disputa pueda plantearse en términos futbolísticos, y entonces concluir que, si bien, por un lado, para nosotros no existe en el arco dirigencial actual quien ‘haya llegado más al arco’ que la Presidenta, conviene no olvidar que, en cuanto a aquello de que no siempre gana el que lo merece, sí la política se parece al fútbol.

A esta dimensión, en la cual, al día de la fecha, Cristina parece no tener mayores inconvenientes, uno gustaría de oponerle la situación particular que vive la dirigente a partir de la muerte del que fuera el mayor aliado político de su vida. Dejando, suponiendo que tal cosa fuese posible, lo sentimental de lado, por lo que significó, aparte, perder al amor de su vida, lo cierto que Cristina conformó con Néstor una dupla política muy aceitada, en la cual la división del trabajo estaba aceitadísima. Ella, era lo complejo; él, ‘el barro’, por decirlo de un modo chabacano pero terrenal.

Hoy Cristina está ante el desafío de ser, además de la Jefa del Estado y el gobierno, conductora y decisora máxima de lo que será la táctica y estrategia electoral del amplísimo pero heterogéneo espacio que lidera y que encuentra, en el sostenimiento de su figura conductora, el más importante y tal vez único punto de coincidencia, la razón de una extraña y exitosa amalgama.

No tiene por qué sonrojarse por tener que encarar, a esta altura de su carrera política, esta tarea por primera vez. Hasta aquí no lo había necesitado, para eso estaba Néstor y no es ningún pecado. Pero, atención: así como es una situación que debe atravesar con la cautela propia de que la primera vez que lo hace es nada menos que ante una elección presidencial, convendría (a los opositores, consejo gratis) no despreciar su inteligencia política y, claro, lo que aprendió en tantos años al lado de alguien que la junaba lunga en tales menesteres.

En la capacidad que tenga Cristina de conjugar y articular el impresionante balance positivo que arroja su mandato con su ‘primera vez’ en el fango de ‘la rosca’, estará la respuesta a la pregunta de cuál será su suerte en los comicios venideros. Queda dicho.

Acerca de Pablo D

Abogado laboralista. Apasionado por la historia y la economía, en especial, desde luego, la de la República Argentina.

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7 comentarios en «Justo, injusto; merecido, inmerecido»

    1. Dejando de lado que la policía federal es anterior a CFK y no creación de ella como sí la Metro lo es de Maurizio, mencioname algún logro de la gestión Macri que tenga similar contundencia a la de, por ejemplo, la AUH.

      1. Cuando Macri sea presidente comparamos ambas gestiones.
        Lo de las policías se puede comparar. Y después de 8 años de gobierno, no hay excusa si tenemos la misma polícia gorda, corrupta y asesina.

      2. si, comparemos peras con tornillos.
        Macri no cumplió con los subtes, igual que Cristina con el Roca, o con cualquier línea de trenes que busques.
        Buscame cualquier goberna que pueda tener una política comparable a la AnUH

    2. ¿No se puede hacer un balance porque él es Jefe de Gobierno y sólo se puede evaluar a presidentes o porque es indefendible su gestión como Jefe de Gobierno?

    3. Yo pregunté si tiene Macri algo de positivo comparable a la AUH, no si CFK tiene algo de incumplido, que lo tiene, equiparable a él. ¿Hay o no algún rasgo defendible de la gestión Macri?

  1. Muy interesante, Pablo. (Y gracias por la cita)

    Desde la popular podemos cantar tranquilos porque Cristina merece el partido si hablamos desde el eje izquierda-derecha, republicanismo-tiranía y eficiencia-ineficacia. No tienen por dónde entrarle.
    Pero coincido con el argumento central: en política, como en el fútbol, no hay resultado asegurado. El partido, como dicen siempre, dura 95 minutos.

    Un abrazo.

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