Kirchnerismo: el Peronismo que quiere el pueblo

Nací a la militancia política en el Peronismo de Base. Era 1968 ó 1969. El Peronismo de Base, con el inolvidable compañero Envar El Kadri a la cabeza, reivindicaba el Peronismo creado por el pueblo, el que hizo el 17 de Octubre, con Evita peleando a la par. Sin burócratas ni dudosos representantes que hablaran ni decidieran por el pueblo. El que pedía a Perón profundizar el proyecto, y defenderlo ese pueblo mismo sin intermediarios. El que había pedido a los gritos que Evita fuera su candidata. Las masas peronistas sin guías ni celadores fueron y son la verdadera esencia del Peronismo. Lo demás, los dirigentes, salvo honrosas excepciones, fueron y son el costado oscuro y sucio de esa realidad. Los ejemplos hacen una lista extensa. Basta repasar los nombres que armaron aparatos y ocuparon cargos desde siempre. Una ristra de oportunistas, corruptos, criminales y traidores. Al lado, algunos pocos honestos que lucharon y murieron por llevar adelante las banderas que aquéllos solo usaron y usan hipócritamente, como patético disfraz. Esa realidad, como le sucedió a miles y miles de argentinos, me alejó de la estructura cautiva y desfigurada del Peronismo. Pero, aunque deambulé por rumbos alternativos buscando encontrar aquella gesta perdida, siempre mantuve mi reconocimiento, solidaridad y amor por la masa del pueblo peronista y su anhelo sincero, intacto, de liberación, aunque tantas veces frustrado. Esa masa y ese anhelo siguen siendo la esencia genuina del Peronismo, único y verdadero motor que tuvo la Argentina en toda su historia, más allá, mucho más allá, que cualquiera de sus dirigentes, todos. Lo demás, salvo honrosas excepciones, es todo mentira, traición, mero disfraz. Entre los pocos honestos intérpretes de ese genuino Peronismo estuvo, como una excepción en la historia de frustraciones, Néstor Kirchner. Néstor vino y se fue sin avisar. En medio, fue el político y gobernante más grande que tuvo Argentina en los últimos cincuenta años, cuya impronta continúa y profundiza Cristina Fernández de Kirchner. Demostró, con hechos, que es posible ser político y presidente a favor del pueblo, y no fatalmente traidor y servil a los intereses de los oligarcas y de los monopolios. Ese es el único y verdadero Peronismo. Y por eso, otra vez el pueblo fue el que reinventó el Peronismo en las figuras de Néstor Kirchner y de Cristina Fernández. Cientos de miles de personas, durante tres días seguidos, lloraron y despidieron, dándole las gracias, a quien consideran su genuino intérprete, y vivaron a Cristina ofreciéndole su apoyo para continuar la lucha. Igual que el 17 de Octubre de 1945, se expresó el subsuelo del país. Espontáneamente. Sin intérpretes. Sin directores ni libretos. Escribiendo a mano papeles y cartas que pegaron con cinta adhesiva en el enrejado de la Casa Rosada, llevándole miles de flores y de presentes sencillos, como sencillo y claro es el pueblo, que fueron dejando sobre el catafalco de quien ungieron como su líder. Como cuando, sin pedirle permiso a nadie, creó el Peronismo en 1945. Porque es el pueblo el que, sin aparatos y sin punteros, dice cual es el Peronismo que quiere. Y el Peronismo que hoy quiere se llama Kirchnerismo.

Ciro Annicchiarico

Abogado de Derechos Humanos

9 comentarios en «Kirchnerismo: el Peronismo que quiere el pueblo»

  1. Ciro: Los que llegamos tarde para ser peronistas nos decimos Kirchneristas. Está claro que como antes el peronismo contenía al kirchnerismo, hoy se han invertido: El kirchnerismo contiene peronismo, pero lo excede por izquierda. Inclusive de buena parte de los que descubrieron que «la política» no es necesariamente equivalente a caca. Hay una nueva militancia, que se vio claramente expresada en la Plaza el mismo 27/10/2010. Hay que abrir canales de participación para toda esta gente, que carentes de organicidad, es difícil que sumen.

  2. No me termina de cerrar el planteo: “las masas peronistas como sujeto inmaculado, aquellas que fueran abandonadas y ultrajadas por meros personeros de la ideología y el movimiento, cuyo único merito es usurpar los sellos y la burocracia partidaria en beneficio propio”.
    El peronismo es un montón de cosas y también obviamente toda su clase dirigente desde 1943 a la fecha sin beneficio de inventario, que es lo que indubitablemente te “alejó de la estructura cautiva y desfigurada del Peronismo”.
    No entré a la política por Néstor Kirchner, lo hacía de antes y espero seguir haciéndolo, pero es justo reconocer que fue un gran merito (entre muchos otros) darle el lugar central que esta había perdido.
    Si la singularidad de nuestro pueblo exime de líderes, pregunto, para que llorar a uno de las mas importantes que dio la historia política de nuestro país.
    Aparte entiendo la vitalidad y actualidad de dar la batalla cultural. La relevancia de dar una pelea por el acceso a la información, confrontando además con las espadas de los grandes multimedios que representan intereses de las corporaciones patronales.
    De ahí que se me haga difícil de digerir eso de ” Sin intérpretes. Sin directores ni libretos.”
    Lo dicho no quita ni un lumén a la espontaneidad de la convocatoria y ni la sinceridad de la emotiva despedida, solamente que TODO EN SU JUSTA MEDIDA Y ARMONIOSAMENTE

    1. Pablo F.: creo no haber afirmado en ningún momento que las masas peronistas resulten un sujeto inmaculado, categoría que entiendo ajena al tema en cuestión. El sentido de mi artículo es que el pueblo, o las masas populares, son las que crean la historia. Crearon el Peronismo en 1945 cuando se sintieron expresadas en Perón, independientemente de los dirigentes, y hoy crearon y crean el Kirchnerismo, porque se sienten expresadas en Néstor Kirchner y en Cristina, independientemente de los dirigentes. Está a la vista que en ambos casos la movilización del subsuelo de la Patria, como dijera Scalabrini Ortiz, fue espontánea, nacida a partir del fuego de la identificación, no conducida por ningún dirigente. Salvedad hecha de Evita en el 17 de Octubre del 45, que más que conducir lo que hizo fue ponerse a la par de los que se levantaron. Yo hago una distinción entre Peronismo y dirigencia del PJ. Aquél es lo que hizo el pueblo, como hoy hace al Kirchnerismo; lo segundo es la dirigencia, dentro de la cual hubo y hay algunos buenos y memorables políticos. Algunos. Que cuando el pueblo los detecta, hace lo que hizo el 17 de Octubre de 1945 y el 27 al 29 de Octubre de 2010. Y desde ya: al Peronismo lo reconozco como motor de la historia argentina, pero sí con beneficio de inventario, por eso hago la distinción. Para mí (y para muchísimos cientos de miles) no es lo mismo el sentimiento peronista que anida en el pueblo, lo que expresa con ello, que la dirigencia del PJ. Por supuesto, es mi enfoque, y cada uno puede tener libremente el suyo. Por último, los ritmos de las medidas y de las armonías, también las determina el pueblo: días antes del 14 de julio de 1789, preocupados asesores le susurraron a Luis XVI que el pueblo movilizado pensaba derrocar a la monarquía y establecer una república. Se dice que Luis XVI lo miró severo y le dijo: eso es imposible que suceda, sería jurídicamente nulo, de nulidad absoluta.

      1. Ciro: Ahora te entiendo, pero no comparto ciertos puntos de vista. También de esto se trata el debate.
        Lo Luisito es de una lógica jurídica impecable, pero bueno la revolución se lo llevó puesto, literalmente.
        Abrazo y a seguir militando cada uno desde su lugar.

  3. Desde ya Pablo F., a seguir militando. Si es que las hay, nuestras diferencias me parece son totalmente secundiarias frente al camino que nos une. Un abrazo.

  4. Los buenos artículos generan buenas polémicas.
    Creo que junto al enano fascista que nos señalaba Falaci, los argentinos (y algunos foráneos asimilados) tenemos un enano anarco que, como ángel de la guarda, nos dicta el ‘no a la ley’. el ‘no a las jerarqías’, el ‘no a la organización’.
    Eso nos salva de caer en el fascismo abierto.
    Y nos pone en aprietos, también.
    En esta hora de ‘estarán fuertes y juntos, o no estarán nada’, me parece que el paso de crecimiento que tendremos que alcanzar es la cultura de los consensos: tratar de aprender a reconocer que algunos de los otros pueden no estar conmigo, sin que necesariamente estén contra mí, y con ellos tratar de avanzar en aquellas posiciones que consensuamos, mientras seguimos discutiendo el resto del universo.
    El resultado de identificación y reconocimiento creciente que se construye por ese camino no es perfecto ni maravilloso (qué cagada, dicen los dos enanos a coro), pero funciona.
    Creo que no es casual que la cultura del consenso en la diversidad que sotuvo el Frente Amplio del Uruguay fue obra casi solitaria de un general de artillería eternamente recordado y puteado por sus compañeros.
    Los artilleros son los que tiran de lejos para tratar de aturdir y confundir al enemigo, antes de que las condiciones permitan a la infantería avanzar ‘casa por casa y mata por mata’.
    Acá, como el ingenio popular nos obliga a atar con alambre las carencias de especialistas, tuvimos un artillero que era abogado.
    No lo hizo mal.
    Ahora resta ver si la infantería es capaz de seguir la tarea.
    HLVS
    Jorge Brioso

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