Esto lleva a que discusiones muy actuales (interna del PJ, Moyano, sucesión de CFK en 2015, reforma constitucional) se crucen, se condicionen mutuamente y sea una causa/consecuencia de la otra, y/o viceversa. Inabordables, cada una de ellas, por separado de las demás.
En un post de su blog, el pasado 5 de enero, Lucas Carrasco hacía una interpretación muy interesante sobre el sentido de la institucionalidad y la división de poderes. Según entendió quien esto escribe, una posible conclusión del escrito es que los diseños institucionales responden a la necesidad de establecer en términos, digamos, racionales a la lucha política. Repartiendo el poder.
De alguna manera –esto ya es propio–, la institucionalidad se diseña en función de asegurar la estabilidad. Hay el componente de especificidad, propio, que deben atender los tienen a su cargo la ingeniería institucional de un Estado determinado. Lo que torna inconveniente, pues, importar esquemas ajenos, que –se insiste– se diseñaron a partir de la necesidad de solucionar dificultades distintas.
Carrasco también enfatizó, creo, lo anterior, así: “(…) el conflicto político –inherente a toda sociedad– es anterior a las instituciones. La separación de poderes, entonces, busca que sea al interior de las instituciones donde se dirima el conflicto político. Entonces, tenemos que si la separación de poderes tiene ese rol, no todas las separaciones de poderes pueden canalizar los conflictos políticos, dado que los mismos no son iguales en todas las sociedades. (…) No sacralizar la separación de poderes no implica abogar por su supresión, simplemente (…) se puede respetar el concepto de separación de poderes pero pensar en poderes que resuelvan la canalización de viejos y nuevos conflictos políticos preexistentes.”.
La vieja cuestión de la conveniencia que conlleva la generación de pensamiento nacional, que no será si no se parte de, justamente, pensar lo propio. Lo “bueno”, tanto como lo “malo”.
Yo entiendo que, hoy día, Cristina es garantía de estabilidad. Ojo: hoy día dije. Mañana, quién sabe. Para 2015 faltan, casi, cuatro años. Lo que, en nuestra política, es una era geológica.
Para mediados de 2008, pronosticaban, “los analistas”, que Julio Cobos sería, por estos días, el presidente argentino. Un año después, al mencionado se le sumaban, siempre según “los analistas”, Macri y Reutemann al trío de “presidenciales” más probables. Para agosto de 2010 (antes de la muerte de Néstor Kirchner), nosotros (y no sólo) aventurábamos que el kirchnerismo contaba con mayores chanches que cualquiera de sus competidores para 2011, contra la burla de la cuasi totalidad de la cátedra analítica. Cristina, decían luego, no podría sin la compañía de su marido: gobernar, primero; domar el PJ, menos; reelegir, ni soñarlo. Esto dicho al sólo efecto de ejemplificar cuánto valor tiene ser prudentes en política.
No obstante ello, lo que intentamos es explicarnos las razones de la confluencia de distintos tópicos en otro de obvia mayor importancia, como lo sería el de una reforma constitucional. Por fuera del simplismo del crispado berrinche pseudo republicano y la “preocupación por la salud institucional de la Patria” y toda esa berretada. Hay una lista, larga, de tipos/as que deberían quedar, por la carencia de autoridad moral (por llamarle de alguna manera) que toda incoherencia conlleva casi per se, fuera de debate: tipos que aplaudieron la defección de Cobos (y gran cantidad de legisladores, también) para con el mandato constitucional que lo ungió; o que no dudan en ensalzar las supuestas calidades democráticas/institucionales/republicanas, de países que, todavía en el siglo XXI, sostienen reinados.
El grosor democrático/institucional/republicano, debe rastrearse en la medida de cumplimiento de los actores institucionales para con las nociones de gobierno representativo y mandato: esto sería, operar el programa de gobierno que consagran las mayorías y no el que pretendan imponer distintas minorías, cualquiera ellas sean.
En este entendimiento, hoy día Argentina tiene poco que envidiar a cualquier otra democracia, ya no europea: también a nivel mundial. Otra discusión es la subjetiva (si se acuerda o no con la propuesta de Cristina): en concreto, nada puede reprocharse al actual oficialismo en cuanto a cumplimiento de sus promesas de campaña –o, por lo menos, a la voluntad de hacerlo–.
Todo tiene que ver con todo. Decíamos arriba que Cristina hoy ofrece garantía de estabilidad. Hay una cosa que dicen los “analistas” que sí voy a reconocer como cierta: el kirchnerismo aún no tiene definida, menos construida, siquiera esbozada, ninguna alternativa sucesoria. Y eso es un déficit político, no hay vuelta que darle. Los sujetos sociales en base a los cuales ha construido su representatividad y sentido el kirchnerismo (y en cuya función, como parte de la ciudadanía que son, debe, ya sugerimos, medirse la calidad institucional de nuestro país), a todo esto, lógicamente generan los ruidos que, al respecto de las discusiones mencionadas en el primer párrafo, se vienen sucediendo.
Sigue, el firmante, insistiendo, humildemente, en que los pleitos están, desde ambos costados (los kirchneristas, entre los que me cuento; y los antikirchneristas, a los que adverso), mal encarada desde el vamos.
Aún cuando es cierto que el kirchnerismo tiene problemas, y graves, en lo que hace a la sucesión, lo que hace, en esencia, a la interna del peronismo todo (del cual es kirchnerismo es línea interna: la mas potente, organizada y cohesionada de todas las que lo componen); no menos cierto es que en la oposición las cosas son bastante peores: ¿o acaso existe alguna formación opositora capaz de poner en cancha, hoy día, ya mismo, a alguien capaz de hacerse cargo de la cosa? El panorama político, en lo que hace a futuro dirigencial, es, por lo menos, dudoso.
Si a algo le debe la oposición su fracaso de los últimos tiempos es a su intento de construir su propuesta a partir de la obstinación prekirchnerista. Es decir, a la pretensión de que no necesita readecuar formatos y esquemas de canalización de demandas e interpelación de un electorado que, tras ocho años de kirchnerismo y de una etapa que supuso incorporación y no destrucción de derechos y una reconfiguración de los modos en que se gestiona el Estado, ya no es el mismo. Ídem para los modos en que definen su relacionamiento con otros actores de poder, representativos, que han surgido desde 2003 y para los lenguajes con que presentan todo ello a la sociedad. Ni hablar en cuanto a los factores de poder extrainstitucional, problema atendido por variadas cátedras del constitucionalismo: el del poder de los Estado frente al de los poderes fácticos.
En relación a todo esto, pueden leerse, también, los enojos de Moyano. Que, según entiendo yo, quiere apostar fuerte a ser parte, personalmente, del poder. Porque entiende que ha aportado mucho al kirchnerismo y a la lucha anti antiobrerismo en los ’90 (ambas cosas son ciertas), porque supone que los aires de renovación se pueden llevar puestos los moldes que lo forjaron y contuvieron y porque, sencillamente, se le antoja pelear por fuera de los estrictamente sindical. Desde ya que tiene legítimo derecho. Su entrada, además, si se diera, aportaría riqueza. Y mucha. Pero no está demostrando, para la empresa, ser ducho en lo más mínimo. Por manejo de tiempos, por comprensión de posicionamiento estratégico (lo más raro en él), entre otras cuestiones.
Scioli, De La Sota, Urtubey, sólo por citar algunos de los que presumiblemente también deben tener hambre de presidencia en 2015, están caminando de otra forma el terreno, atentos, ambos, ni más ni menos que legitimidad del kirchnerismo, que es abrumadora, comparativamente.
Para nosotros, a nadie le está vedado soñar en grande. Ciertos límites institucionales deben guardar, y gracias. Pero no nos privamos de decir cómo nos parece que ello se intenta. Omar Bojos, un sabio a mi criterio, cree que es todo una cortina de humo, justamente para resguardase del desgaste que naturalmente conlleva el ejercicio del poder. Sobre todo luego de tantos años, por cierto no “normales”. Puede ser. No tendría nada de malo, tampoco. Seguiríamos, entiendo, en la misma. Discutir el poder y cómo.
El kirchnerismo está en la obligación, sí, de dejar sentado todo lo que ha significado como renovación para la vida de la sociedad argentina, en diversos aspectos. Eso va más allá de la habilitación para Cristina de seguir en su cargo más allá de 2015. Que puede o no darse: no significa, en sí misma, de nuevo y hasta que cansemos, nada, cualitativamente hablando.
Por lo ya expuesto de que ninguna forma institucional es portadora de maldad o bondad en esencia. Las cosas son, siempre, más complejas.
un poco de preocupacion y desconcierto politicos,en estos tiempos.Cuando se guardan»in pectore»las verdaderas convicciones,o se procede pragmaticamente segun venga la mano o cuando se observa que falta organizacion en la formacion de cuadros partidarios para llevar adelante el modelo,no solo se da pie a la critica por imprevisibilidad,sino que pued llegarse incluso a desmoralizar a la gente,y asi,nos alejamos de una democracia nacandpop.
Tengo dos preguntas para los compa,que agradecere respondan:1-¿por que Moyano se aparta y enfrenta al gobierno?.2-¿no es controlable la explotacion minera?
En el caso de Moyano creo que se superponen dos temas, por una parte está el tema de la conducción de la CGT, que Hugo quiere seguir ejerciendo no le convendría que los gordos lo puedan atacar por izquierda.
A esto se suma la ambición política de trascender la esfera puramente gremial, que viene manifestando hace un tiempo. De José Espejo para acá no hay dirigente obrero que no haya oído ese canto de sirena. En algún momento Augusto Vandor planteaba que había que estar contra Perón para salvar a Perón.
«…la institucionalidad se diseña en función de asegurar la estabilidad». Tranquilamente lo podria haber dicho Videla, si es que no lo dijo alguna vez. Si pinta persecucion y tortura en nombre de la estabilidad, dale que va, para eso tenemos la ley antiterrorista. Para estos sujetos todo se justifica en nombre del mesianismo militante, del rey sol insustituible en toda republica bananera. Uno podria pensar que esta forma de entender lo que significan la Constitucion, la ley y las instituciones es peligrosisima, si no fuera por que estos nuevos constitucionalistas son Carrasco y otros lemmings enamorados del sonido de su propia ignorancia.
No, campeón, tortura y persecución no, corazoncito. Están vedadas por los compromisos asumidos en materia de DDHH. No te gastes en pinchar, ricura, que no voy a entrar, la crispación y la filosofía Teo Gutiérrez/Cabañas es para otro lado, galán. Besos, lindura.
chango, que no te gane la histeria asi entendes una cosa: es muy dificil leer seriamente estos delirios de filosofo politico de gente que no labura y a la que la vieja todavia les lava los calzoncillos. Pero aqui estoy, haciendo el esfuerzo, tratando de educarte un poco. Dicho esto, reitero que la idea de la mentada estabilidad como excusa detras de estos intentos de reeleccion indefinida es anti-democratica, por lo pronto el lexico es parecido al del Proceso. Por que no gastas tu inmenso tiempo libre en promover la renovacion y preparacion de cuadros, como Boudou por ejemplo? El gordo debe querer ser presidente.
Sí, sí, está bien, gordi. Andá, trabajadorazo. ¿Sabés lo que te falta, dulzura, para entrarme con alguna bala a mí? Si supieras leer y si me hubieras seguido antes, entenderías algo de lo que propongo y lo que quise decir acá. Pero entiendo tu ignorancia, ni para enojo das.
Pablito: te aclaro que a mi tambien me encantaria vivir de arriba y que la vieja me atendiera como un rey, te envidio, sabelo.
Trato de ayudarte a mejorar, a pensar, y no te sale algun argumento, algun justificativo mediocre. Hay que saltar del escalon de mongui-militante, chango, pero para eso hay que leer mas libros y menos a Carrasco, ese simpatico Baby Etchecopar nacanpop que nos regala la inagotable usina de humor kirchnerista. Eso de si te entran o no las balas… no lo se, pero no creo que a nadie aqui le interese tu vida privada.
Cuando tengas alguna idea que no sea de la onda «no tenemos plazos, si no fines» o «siganme que no los voy a defraudar», avisa, pero que sea en este 2012.
He aguantado en soledad «fuego amigo» cuando insinué que la sucesión comenzaba el 11/12/2011. Intra-peruca, obviamente, porque afuera está el vacío.
Cuando el titán de los trabajadores, Don Hugo I, se largaba a espetar en la cara de la Presidenta su delirio autorreferencial respecto de tener «un presidente trabajador», yo me cuestionaba seriamente acerca de la salud mental del individuo. A menos que pensara en tomar el Palacio de Invierno, tenía más chances yo de convertirme en chairman de la Reserva Federal que Hugito de ser ungido presidente por las urnas.
Aparentemente, parece que al menos ésto lo entendió. Su segunda mejor opción, un dechado de modestia, consiste en apurar los tiempos sucesorios a camionazo limpio, como está intentando hacer ahora, e impulsar a algún muñequito que no le presente batalla. ¿Scioli dijo? Nooo… ¿Massa escuché por ahí? ¿Bou… (cof, cof)? Náhhh…!
Bueno, ésto es lo que estamos viendo. Gente con deseos indisimuladas de probarse el traje. Y todo por los 80 trabajadores del correo, eh? No sea mal pensado. Por el trabajador, todo, vea. Apréstense a una ola de reverdecimiento del «post-Kirchnerismo» editorial como música de fondo, y Moshano súbitamente convertido en BJ con algún monito al hombro.
La única forma de sobrevivir a la jauría sucesoria, a mi modesto entender, consiste en dejar entornada (pero nunca cerrada) la puerta de la re-re. Así llegó vivito y coleando al final de su mandato uno que ya ni me acuerdo.
Imaginarse mascando una anchoa en el desierto por ocho años es lo unico que puede mantener a raya a los intra-lobizones.
Cuanto tiempo viviste en otras democracias que te permite decir ‘hoy día Argentina tiene poco que envidiar a cualquier otra democracia, ya no europea: también a nivel mundial..? Si lo que estas proponiendo es otro cambio de la Constitucion, a este paso la Constitucion Argentina parece Groucho Marx: Tengo principios, pero si no le gustan tengo otros. Conta cuantos cambios fundamentales ha habido en democracias europeas en el mismo lapso. No te digo mundiales, porque puede ser que Santa Sambuca, o sabe Dios con que pais vas a salir, haya tenido mas.
Bueno, la constitución de 25 países de la UE acaba de ser enmendada para garantizar «responsablidad fiscal», es decir, para garantizar el pago a los bancos. La semana pasada, no en el medioevo.
¿No tenés un ejemplo mejor para tirar?
No te gastes, Eduardo; el afán institucionalista de estos muchachos no está basado un un interés ciudadano, avalado por algún conocimiento del tema, sino en que les parece que es una gran cuña para quebrar el Poder Ka. No les hacen falta argumentos razonables, con repetir la triste ristra de lugares comunes de los editorialistas dominantes alcanza y sobra. Lo q
No hay principio alguno en estos menemistas nostalgicos vestidos como Clark Kent kirchneristas, sino miedo al llano. Pero es cierto que los paises europeos no son un buen ejemplo, los indices sociales son calamitosos, la educacion de cuarta y las redes de contencion social inexistentes. Especialmente los paises escandinavos. En cambio, fijate que bien que andan las cosas en los regimenes teocraticos como Iran o en los paises centroafricanos donde hay re-re-re indefinida. Robertito Mugabe es el sueño humedo de la mongui-militancia K.
…decía, lo que obtienen es un sórdido y complaciente sonsonete autoerótico, pero se creen agudos.
A veces perderse tanto en la interna que no te deje ver lo que pensarian los votantes no es muy buena idea