La decadencia de los reventados o cómo decir algo de los 90′

Como dijo Desiderio, perdimos los radicales pero ganamos los peronistas (…). Siempre al costado Vitaca, uno tiene que subirse al carro y chau. Si no te hacen lugar, hacételo de prepo, heróico, como Tarzán, en pelotas y a los gritos. Jorge Asís, Los Reventados (1974)

En un excelente post se planteó la siguiente pregunta: ¿cuándo terminaron los 90’?. De por sí ya es una pregunta que condiciona, en cierta medida, la respuesta, ya que da por sentado que terminaron y sólo falta ponerle una fecha. La pregunta debería ser, por ende, doble: ¿terminaron los años 90’? Y si la respuesta es afirmativa, ¿cuándo terminaron? Sin embargo, esto no me termina de cerrar. Creo que hay una pregunta previa que es necesario contestar (o al menos intentar tener una aproximación a una respuesta que nos permita avanzar) para poder responder éstas dos. A saber: ¿qué decimos cuando hablamos de los 90’, qué significan realmente para nosotros?

En pocas palabras, creo que los 90’ son el ascenso al poder de “los reventados”. La culminación de un ciclo que comienza a principios de la década de los 70’, alcanza su cumbre más alta a mediados de la década de los 90’ y de ahí comienza un descenso sinuoso y calmo hasta la picada final y apresurada en donde choca, abruptamente, contra una realidad hostil que dejó de vivar el ideario reventado, para comenzar a preguntarse y ahora qué hacemos. Esto es: el 19 y 20 de diciembre de 2001. El umbral entre este final y una nueva época que todavía debe ser pensada y que reclama a gritos los conceptos para ello, es el que va de diciembre de 2001 a mayo de 2003 (25 de mayo de 2003 para ser más precisos).

Pues bien, ¿qué son los reventados?, se preguntarán. Y ¿por qué este ciclo de casi 30 años? Los Reventados es una novela de Jorge Asís (el reventado por excelencia) publicada en el año 1974. En el especial año de 1974 que, según la memoria estadística de este país, es el año con menor desocupación, menor pobreza y cero indigencia de nuestra historia. Es decir un año de pleno empleo, de producción, de consumo. Después veremos qué significa esto en el ciclo reventado. Volviendo a la novela: ésta cuenta la historia de un grupo de personajes que intentan “salvarse” vendiendo póster de Perón en el día de su regreso –truncado- a Ezeiza. En el inicio de la novela se nos dice claramente qué son los reventados: “Reventados (sin un peso en las faltriqueras, sin siquiera poder salir a la calle, eternamente en la oficina fumando los cigarrillos que la noviecita de Willy les había obsequiado la noche anterior, mirándose, deletreando ocasionalmente algunas palabras tal vez salvadoras, algunas ideas que los rescataran del precipicio, esbozando alguna posibilidad de salvación, las posibilidades más delirantes, una revista sobre magia, algo sobre el prode, una campaña de publicidad), Willy y Cristóbal pasaban las horas”. O: “… uno siempre vive a la deriva, dispuesto, preparado para salvarse”.

Los reventados son los cazadores furtivos al acecho de la presa, del instante fugaz que corresponde a toda oportunidad. Siempre dispuesto a pegar el zarpaso para salvarse. Hay un sentido del olfato, una agudización de la vista. No hay un pensamiento racional que lo sustente ni un programa, tampoco una ideología, hay más bien un pensamiento corporal, instintivo. Una astucia.

Creo que para comprender este ciclo de ascensión del reventado, lo mejor es interrogar el derrotero del propio Asís. Veamos: Jorgito comienza su militancia política en el PC. Esta novela que hoy estamos tratando es publicada por la revista Crisis (una de las mejores revistas que tuvo el país, sino la mejor). Obtuvo además la Primera Mención del concurso de Casa de las Américas de 1974 (un premio que tuvo, entre otros, el gran David Viñas). A partir del año 76’ comienza a ser parte del Diario Clarín. Como un reventado sin ánimo de esconder ningún amague, nos dice que le dicen: “Tenés que ser el orificio por donde respira el diario, el Clarín”. Casi con claridad, y está contado en otro libro mío, Diario de la Argentina, me dicen: “Nosotros estamos con el proceso militar en lo político pero estamos en contra del equipo económico Martínez de Hoz”. En aquel tiempo estaban los desarrollistas, frigeristas, con el control ideológico de Clarín, todo lo que sea crítica a la cuestión económica era bastante bienvenido porque el desarrollismo aspiraba a quedarse con la parte económica del proceso. Todas estas cosas, que yo las entiendo después, pero en ese momento, para mí era un laburo que me salvaba. (la cursiva es mía). Ya en 1984, en plena fama gracias a Flores robadas… escribe su novela sobre Clarín (Diario de la Argentina) en la cual rompe directamente con el Diario y a partir de ahí empieza su época de ostracismo hasta que finalmente, como en un manotazo de ahogado digno de un reventado con todas las letras, se “reconvierte a la política”: “Pero con la política –nos dice–, en muy poco tiempo, otra vez otro gran salto mío, termino como Su Excelencia en París”.

De militante del PC, premiado en Casa de las Amércias, Cuba, a embajador en París y Secretario de Cultura con Menem. Este viaje más que interesante es una expresión, un reflejo concentrado, del ciclo de ascensión del reventado al poder en la Argentina. En Asís vemos cómo el cazador furtivo, siempre a la espera de la salvación, deja de estar «al costado» para pasar a estar «al frente». El menemismo, en esencia, es eso. La ideología no fue obra de Menen, eso está claro; de hecho, el menemismo no es una ideología, en el sentido en que sí lo es el neoliberalismo. El menemismo (y, cuando digo menemismo me refiero al ciclo completo del reventado) son las condiciones de posibilidad para que todo lo demás discurra.

A través de esta sucinta síntesis he intentado dar una respuesta a lo que creo yo que simbolizan los 90 como época. Una época signada por fuertes variables políticas y económicas pero también culturales. Que se inicia en un momento donde el país está muy bien económicamente, donde se comienza a concretar la vuelta de Perón y donde la cultura pop está en pleno auge. De ahí en más: Dictadura, la bicicleta, la vuelta a la democracia, la Coordinadora, los Capitanes de la Industria, Clarín siendo más que un Diario, la híper, Menem (el pico más alto del ciclo), Clarín ya siendo el gran multimedia, y la Alianza. Todo eso termina de explotar en diciembre de 2001.

¿Terminaron entonces los 90’? Yo creo que sí. Aunque no creo que el reventado haya conocido todavía su ocaso. Estimo que esa posibilidad todavía es remota, ya que mantiene sus raíces muy hundidas en la tierra. Tardará un tiempo estimable en diluirse como una helada braza. Sin embargo, creo que ya ésta figura no gobierna, por la simple razón que los canales de discusión y de acción antes obturados han comenzado a perder toda la mugre que no los dejaba fluir. Si el umbral que separa una época de otra lo ubico entre diciembre de 2001 y mayo de 2003, me parece que junio de 2008 es la fecha en que esta nueva época, todavía por ser transitada y pensada, comienza a tomar forma. A partir de la derrota el kirchnerimo, se me ocurre, encontró su propia identidad. Y en esa identidad, el reventado ya no tiene lugar: no porque se haya dejado de jugar por todo o nada (eso está más vivo que nunca) sino porque los objetivos de ese todo o nada, han cambiado radicalmente.

3 comentarios en «La decadencia de los reventados o cómo decir algo de los 90′»

  1. Amigos peronistas: dejen de hacer tannnta fuerza para despegarse de los 90s. Se van a herniar ! Hace 8 años que le pasan facturas a Menxm como si fuera un virus del espacio exterior que llegó de otro planeta, para el cual el kirchnerismo encontró la cura.
    Los que estuvieron ahí (Scioli, Pichetto, y siguen las firmas…) hicieron lo que hicieron en su momento, convencidos o por conveniencia. Ya está, ya pasó, nadie los va a escupir hoy por la calle por las privatizaciones de aquella época.
    Claro que estamos en otro momento político, MUY diferente a los 90´s. Pero también hay continuidades a varios niveles. Mejor buscar una reflexión que no huela a estrategia de despegue, pero quizás para eso falte un poco más de tiempo.

    1. Fede, ojalá fuera un problema que sólo tuviera que ver con el peronismo!!! Acá tanto Menem como el peronismo son unos actores de reparto en una obra que los supera. Justamente, si elegí una figura, la del reventado, no sólo era porque me permitía pensar un amplio ciclo (yo hablo de 35 años y Menem estuvo menos de 10) por fuera de cualquier sujeto clásico (partido, estado, pueblo, sindicato, etc.) sino porque me daba la posibilidad de decir: todos tenemos un poco de reventados. «La nostalgia del 1 a 1», como me dijo un amigo.
      Menem o, mejor dicho, el momento que le tocó a Menem ser presidente, es el momento en donde una forma de ser particular, la del reventado (sin ideología, oportunista, sin memoria, sin discurso a largo plazo porque lo único que importa es el aquí y ahora, etc.), deja de estar al costado para pasar a estar al frente.
      No creo que esa forma de ser haya desaparecido ni mucho menos, sólo digo que hoy hay otras fuerzas por debajo que han puesto en tensión justamente «al reventado».
      Quizá para vos sea todo lo mismo pero con distintos nombres. Yo prefiero pensar en la posibilidad de que hoy la mano viene por otro lado. Aunque sé que la lucha es muy larga.

    2. Je, sigue insistiendo en «despegarse», si asumiesen su rol, su grado de culpa, con la consiguiente disculpa, y que lo hora actuado es «politica de reparación»,quizá, más gente se los tomase enserio.

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