La historia no se repite, pero los problemas sí

Promediando la década de los convulsionados cincuenta, la economía argentina ofrecía un cuadro de situación en algunos aspectos bastante similar al que el país atraviesa en estos últimos años: Una profunda escasez de divisas que ahogaba la balanza de pagos y limitaba la capacidad de importar bienes, un creciente rojo en la balanza energética, cierto estancamiento de los precios de los commodities agrarios internacionales, un proceso inflacionario que llevaba ya una década y el deseo casi unánime de atraer inversión extranjera (aunque con fines y formas no tan unánimes).

La historia no se repite nunca de manera lineal y tampoco puede transformarse en magistra vitae como pretendía Cicerón hace dos mil años. Sin embargo, las opciones analizadas y las salidas elegidas ante escenarios similares sí pueden enriquecer los debates del presente y, de paso, sincerar algunas posturas que hoy no se muestran tan claras como ayer.

El debate de fines de los cincuenta estuvo en buena medida propiciado por el plan de gobierno que se propuso implementar Arturo Frondizi a partir de mayo de 1958, aunque en rigor el primer paso ya lo había dado Raúl Prebisch al frente de la CEPAL mediante un trabajo titulado “El desarrollo económico de la Argentina” que había presentado pocos meses antes.

En voz del desarrollismo, su principal difusor fue Rogelio Frigerio; en tanto que la postura del peronismo de esos años podría emplazarse en Arturo Jauretche y toda su serie de artículos publicados en el diario Democracia; y en cuanto al ala liberal podríamos reservársela a Federico Pinedo que en ese período dio un buen número de conferencias y editó algunas libros con ese material.

rogelio-frigerio

En líneas generales, las cuatro ópticas coinciden en que para finales de la década del cincuenta, la limitación de divisas complicaba profundamente el panorama industrial, por la dificultad para concretar importaciones indispensables en el proceso productivo. El creciente déficit de la balanza energética había empeorado el panorama, en conjunción con una crisis agraria reciente que se combinó con una merma en los precios internacionales de los productos primarios que el país exportaba.

“O se avanza en la sustitución de importaciones y se consiguen los dólares para aquellos bienes insustituibles, o el crecimiento del país se va a ver comprometido”, sentenció Prebisch en aquel informe que realizó durante todo un año de investigación.

El economista de la CEPAL recomendaba para aumentar el ritmo económico corregir “las dos graves fallas” que lo habían interrumpido: a) La insuficiencia de capital y b) la escasez de productos intermedios que ocasionaba el estrangulamiento exterior de la economía. ¿Cómo se podía aumentar la disponibilidad de estos bienes? A partir del esfuerzo de tres campos: La industrialización, el petróleo y la tecnificación agraria.

Entre 1954 y 1957, la balanza comercial llevaba acumulado un déficit de 1.000 millones de dólares. El propio Frigerio reconoció que en el primer año del gobierno de Frondizi “lo más urgente era evitar la cesación de pagos”. Frente a este escenario, al igual que en el segundo mandato del gobierno de Cristina Fernández, las importaciones estaban limitadas y su administración era quirúrgica.

El desarrollismo de 1958 (que no tendrá mucho que ver con el desarrollismo de los siguientes años) había distinguido seis sectores como determinantes para el fortalecimiento económico: energía, siderurgia, petroquímica, minería, maquinarias y vehículos. Tampoco en este punto hay tanta disonancia con el presente.

La CEPAL recomendaba concentrar rápidamente los recursos invertibles en estos sectores para elevar con más celeridad el producto global: “El país ya no es seriamente vulnerable desde el punto de vista de la demanda: lo es en cuanto al abastecimiento de bienes esenciales, sin los cuales no puede seguir creciendo, o, lo que es peor, se ve constreñido a restringir su actividad económica. Esta nueva forma de vulnerabilidad no puede corregirse ya con simples medidas anticíclicas, sino con transformaciones estructurales introducidas previsoramente en su economía”.

 

Un empujón a los precios

Los acuerdos de precios y controles estatales eran habituales a mediados del siglo XX, impulsados originariamente por Juan Perón. De acuerdo a los datos del INDEC, en 1954 la Argentina cerró el año con una variación en el Índice de Precios al Consumidor (IPC) de apenas el 3,8%. Desde entonces, el índice no bajará de los dos dígitos, e incluso tocará los tres, dentro de este período en análisis.

IPC – GBA

Año

Variación porcentual

1954

3,8

1955

12,3

1956

13,4

1957

24,7

1958

31,6

1959

113,7

1960

26,6

1961

13,7

1962

26,1

1963

26,0

Fte. INDEC

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

A Jauretche le gustaba decir que la inflación anterior al 55 “se la había impulsado deliberadamente”, pero que nunca se había “escapado al control de los mecanismos de gobierno”. Pinedo en cambio se valía de un paper del FMI que censuraba cualquier tipo de inflación y la vinculaba con “la disminución de la capacidad de exportar de algunos países productores de artículos primarios”.

Tal como se destaca en el cuadro, el pico de la inflación se registró en 1959, con un alza del 113%. Frigerio había renunciado a su cargo de Secretario de Relaciones Económico-Sociales el 9 de noviembre de 1958, y pocas semanas más tarde, el 29 de diciembre, Frondizi informó que el peso moneda nacional pasaría a partir del 1 de enero de 1959 a cotizarse «totalmente libre y fluctuante dependiendo del juego de la oferta y demanda», lo que implicó de hecho una devaluación severa.

 

Clarin dic58

 

 

El Gobierno eliminó además todo tipo de subsidios y de precios máximos, aumentó los impuestos, vació los fondos destinados a empresas estatales y lanzó un recargo a las importaciones que llegó hasta el 300%. Como contraparte, Frondizi logró la automática concesión de un crédito del FMI.

Al igual que buena parte del arco opositor del siglo XXI, el frondizismo se convenció de que el aumento de precios tenía dos causas técnicas: Los déficits de las empresas del Estado, que se habían ido pronunciando a comienzos de los cincuenta, y el “exceso” de burocracia. La solución: Privatizar lo que arrojara balances en rojo y eliminar la emisión monetaria.

 

Plata fresca

La cláusula mágica que el Gobierno de Frondizi introdujo para torcer rotundamente la política del peronismo en relación con la inversión extranjera y conseguir que un tumultuoso número de capitales arribara al país fue la libre disponibilidad para que los inversores foráneos transfieran utilidades. Más de cinco décadas después, el acuerdo YPF-Chevron recurrió a una cláusula mágica casi idéntica.

Para mediados de los cincuenta, la inversión extranjera directa había venido bajando sostenidamente desde comienzos de siglo, más que por los avatares locales, por las crisis europeas y sus dos grandes guerras.

 

Argentina: Inversión pública y privada, nacional y extranjera en porciento del Producto Bruto. Fte CEPAL

Período (promedios anuales)

Total

Pública

Privada

Nacional

Extranjera

1900-04

25,9

3,1

22,8

14,1

11,8

1905-09

48,2

6,5

41,7

30,2

18,0

1910-14

42,2

5,7

36,5

21,4

20,8

1915-19

13,0

1,4

11,6

9,6

3,4

1920-24

26,4

1,9

24,5

22,8

3,6

1925-29

33,3

3,7

29,8

28,5

4,8

1930-34

22,2

3,7

18,5

19,0

3,2

1935-39

23,7

6,0

17,7

21,2

2,5

1940-44

18,2

4,6

13,6

16,7

1,5

1945-49

24,4

8,7

15,7

24,3

0,1

1950-54

22,5

7,9

14,6

21,8

0,7

1955

22,4

5,9

16,5

22,1

0,3

Federico Pinedo escribía entonces: “Toda industria que aquí se establezca (…) tiene que ser considerada, en cuanto a sus derechos y en cuanto al miramiento que merece, en condiciones de igualdad con la industria argentina ya establecida”. Y reafirmaba una clásica postura del liberalismo: “lo que importa es que se produzca y no quien lo produce”.

 

El déficit energético y la apuesta petrolera

Promediando los cincuenta, la creciente necesidad de divisas para importar combustibles otorgó un protagonismo singular al debate sobre la explotación de los recursos petroleros, que ya había comenzado a darse con el intento de Perón de negociar contratos con empresas internacionales, pero que terminó de consolidarse durante el frondizismo, por los acuerdos logrados y por el estrangulamiento del sector externo.

ypf

A cuatro meses de asumir, Frondizi viajaba ya con regularidad a Estados Unidos, hasta lograr firmar los primeros acuerdos con compañías norteamericanas y alemanas para explotar el petróleo argentino en convenio con YPF.

En este caso, incluso hasta los países coinciden en términos históricos, dado que el primer acuerdo que firmó la gestión Galuccio fue con la petrolera estadounidense Chevron y ahora se suma la alemana Wintershall.

Entre 1954 y 1957, la Argentina había destinado 1.020 millones de dólares a la importación de combustibles, al punto tal que casi un 25% de las compras al exterior eran de crudo. De acuerdo a los cálculos del desarrollismo, para 1962, reactivado el sector con las inversiones externas, la Argentina debía producir 24 millones de metros cúbicos, de los cuales iba a estar en condiciones de exportar unos tres millones. En verdad, para 1962 la producción fue de 15,6 millones, es decir que la proyección no llegó a concretarse plenamente, pero lo cierto es que la importación de crudo a apenas el 3% de las importaciones totales.

 

¿Industria mata campo?

Salvo en el caso de Federico Pinedo; Prebisch, Frigerio y Jauretche coincidían en la necesidad de agregar valor a la producción agraria, industrializar el sector primario y lograr mejores rindes. Pinedo no decía expresamente que la Argentina debía ser un país productor de materias primas con exclusividad, pero sí alentaba a maximizar la exportación de productos agrícolas ganaderos sin necesidad de agregar valor en origen, sino incluso como solución posible al incremento de precios internos.

“Mientras había tierra disponible en la región pampeana no tenía importancia decisiva que hubiera tierras deficientemente cultivadas. Pero ahora que el problema fundamental es el incremento del rendimiento, esa deficiencia significaría un desperdicio de potencia productiva que debilita la fuerza expansiva de la economía”, advertía la CEPAL.

Aunque con los años la frontera agrícola efectivamente se fue ampliando, empujada por los avances tecnológicos en siembra y cultivos; lo cierto es que la Argentina hoy no tiene tanto más margen para seguir corriéndola. En verdad, la solución que en los cincuenta se proponía fue la que se aplicó entonces y la que seguramente se aplique ahora aún más: “tecnificación agraria”.

Aunque se escape un poco a este período en análisis, es bueno recordar que tampoco en la lucha contra el monocultivo somos originales. Alfredo Palacios ya en 1942 advertía en su trabajo “Pueblos abandonados” respecto del avance de la agricultura cerealera más allá de los límites de la Pampa Húmeda.

 

¿Cuántos inviernos pasarán?

Estos debates puntuales delimitados (escasez de divisas, crisis energética, inflación, inversión extranjera, agro) coinciden en muchos aspectos con los debates de 2014, pero no pueden de ninguna manera transportarse en un túnel del tiempo, como si las situaciones fuesen comparables.

La Argentina de hoy no es ni de cerca la Argentina de ayer.

En aquella, la fuerza política más convocante estaba proscripta, los generales hacían cola para golpear en la Rosada y sí existía una grieta sangrienta en la sociedad (no como este invento posmoderno de grieta por twitter que explotó Jorge Lanata).

De todas formas, es interesante analizar las posturas entonces planteadas (esta nota, aunque extensa, es un ínfimo resumen de toda la producción teórica de aquellos años) y evaluar los resultados que arrojaron posteriormente.

Sin dudas, el ajuste y la devaluación de enero de 1959 no fue para nada favorable para el sector trabajador. Aquel fue el invierno que, según Alsogaray, había “que pasar”. La economía ingresó en un estancamiento sostenido (lo que se llama el ciclo de stop & go) y recién a partir de 1962 volverá a revertirse este proceso.

Para el frondizismo, esta decisión económica implicó un vaciamiento del sustento social que podía cosechar un año atrás y, por lo tanto, un debilitamiento frente al capital privado, tanto interno como foráneo. Si de la crisis se sale por derecha, además del sector trabajador, el costo también lo paga la fuerza gobernante.

Invierno del 59

19 comentarios en «La historia no se repite, pero los problemas sí»

  1. Buen post. Vale aclarar que Frondizi recibe la papa ya caliente. El gobierno actual, por otra parte, se encargó de calentar la papa (o se le calentó sin darse cuenta, en fin) al cantito de «Que la sigan chupando». Muy bueno el análisis, de todas maneras.

  2. Muy buen resumen y lo que hay que rescatar son dos cosas que trascenderían el tiempo:

    1- La causa de todas y cada unas de las crisis que se han sucedido incluido la administración alfonsinista, se debe a la restricción externa.

    Los liberalotes como siempre culpan a los déficit pero estos se generan a consecuencia de dichos estrangulamientos agravados por la imposibilidad de conseguir dólares y/o bajos términos de intercambio.

    Esto mismo -que transcribo-:
    ” Al igual que buena parte del arco opositor del siglo XXI, el frondizismo se convenció de que el aumento de precios tenía dos causas técnicas: Los déficits de las empresas del Estado, (….), y el “exceso” de burocracia. La solución: Privatizar lo que arrojara balances en rojo y eliminar la emisión monetaria.”
    Fue el diagnóstico del caballo o, al día de hoy, de cualquiera de los gurues que pululan por cadena nacional, incluidos los del vecinalista exitoso (aprovechando la andanza por AP del “panfletario” municipalista destacado)

    2-El mal manejo de la IED, si bien la ideología de época (y la de muchos supersticiosos al día de hoy) pensaba que la única forma de industrializar el país (industrialización que Prebisch, en algún momento, lo consideraba casi imposible) era fomentar el arribo de la misma, por eso las libertades para el giro no sólo de utilidades sino, inclusive, el capital invertido, lo cual se demostró totalmente contra producente.

    1. La «doctrina Prebisch» del deterioro de los términos del intercambio, se derrumbó en la última década, en que los commodities primarios crecieron en precios mucho más que los productos tecnológicos.

      Por eso creció tanto el PBI en Latinoamérica.

      O sea, una verdadera «década ganada».

      Y para nuestro país, es una lástima la pobreza persistente y la pérdida de capital social (infraestructura).

      Aunque nuestras villas de emergencia crecieron en cantidad, tamaño, altura, sofisticación urbanística y antenas de Direct TV.

      Y nuestros trenes, si bien no son lo más moderno, al menos son gratuitos.

      Como el fútbol.

      1. ¡Pellízquenme!

        ¡Eduardo Real está de vuelta con nosotros!

        Llegaste en el momento justo.

        Yo no sé si los habitantes de la Villa 31 son pobres.

        Lo sean o no, tienen Direct TV.

        Pero puede ser una visión o espejismo burgués…

        Lo del asadito con parqué nunca lo comprobé. Igualmente, ahora los pisos ya no se hacen de parqué. Los pisos para las viviendas sociales, digo.

    2. Silenoz, con todo respeto te digo que te quedaste en el tiempo con el análisis que hacés. La prédica a favor de la privatización de bienes del Estado que «estaban provocando el déficit insostenible» es de fines de los 80’s principio de los 90’s, teniendo a Bernardo Neustandt como máximo vocero. La sociedad argentina ya vivió esa experiencia durante el menemismo y no resultó. Todas esas prédicas quedaron atrás de 2001. Hoy en día nadie está pidiendo salir a privatizar nada. Lo que en cambio se pide es casi lo opuesto: inversión estatal en infraestructura. O sea, la foto es otra. Una de las cosas positivas que tiene la época que estamos viviendo es que gestión estatal y eficiencia dejaron de ser términos antagónicos. Pero por supuesto esto no implica volver a caer en los antiguos maniqueísmos que gritaban a los cuatro vientos que todo lo estatal era bueno per sé o al contrario, que todo debía ser manejado por empresas privadas. Fijate no más que estamos en una crisis de las empresas de energía eléctrica gestionadas hace 20 años por capitales privados con el aval de todos los órganos de control del Estado Nacional. Hoy en día lo que está implosionando ese ese particular modo de administrar la inversión pública. ¿Vos te pensás que alguien pondría el grito en el cielo si mañana el gobierno estatiza Edenor y Edesur? No; lo que sí, esa nueva empresa estatal tendría todos los ojos encima a ver qué hace y cómo lo hace.

      Saludos.

      1. ¿? Diego te enganchaste re mal….

        Lo que yo quise resaltar es que el diagnóstico «ortodoxo» (y acomodaticio para los «sectores de poder») de todos nuestros problemas se remiten al supuesto estado elefantiásico y su consecuente deficit, diagnóstico ERRADO por que los quilombos vienen a consecuencia de las restricciones externas.

        Este diagnostico ERRADO, justifica/ba achicar al estado, privantizando en la época del alfonso o reduciéndolo como en la época que describe el posteo o ahora.

        Que no tiene nada que ver con lo que «laggente» piensa y todo lo demás. ¿Qui dishe estimado?

      2. Ok, pero lo del «estado elefantiásico» era, como te estaba diciendo, un canto de otra época. Hoy no hay «sectores de poder» que pidan achicar el estado sino administrarlo mejor. Fijate no más Macri, orgulloso con su metrobus. Valga eso como ejemplo de que lo que hoy garpa es ese formato de político que pueda chapear que él administra bien lo público, al contrario de lo que ocurría en los 90’s en donde lo público era una cuestión que debía ser dejado en manos de los privados porque el dogma indicaba que era la forma de acabar con los problemas históricos.
        Los países más ortodoxos del continente han entrado en esta nueva onda que te digo. Chile está lleno de autopistas, de transporte rápido y eficiente y de signos de modernidad. Ya nadie duda si hay que invertir o no en infraestructura. Aquel sueño oligárquico de que esto sea sólo un puerto por donde despachar el ganado vacuno para Inglaterra, ya quedó tataranietamente enterrado. La discusión del presente es otra, se me ocurre más bien dirigida a quiénes deben pagar por dichos servicios que se han hecho imprescindibles en el siglo XXI.

      3. Mirá Diego el eufemismo estado elefantiásico no se reduce a la cantidad de empresas o sectores en poder del estado es más ni siquiera les interesa arriesgo si el estado administra bien o mal, lo que el establishment pide cuando se remite a «achicar el estado» es, fundamentalmente y sintéticamente, no me cobres impuestos y no te metas con medidas regulatorias sobre lo que debo hacer.

        El «sueño oligárquico» a mi entender sigue, reciclado, aggiornado en algunas cuestiones pero que en el fondo, al igual que el venturoso modelo generación ’80, tiene como finalidad seguir explotando nuestras ventajas comparativas. Y esto no se remite a sólo a la «patria». Y las Inglaterra siguen existiendo, con otro nombre seguro.

        Y si, que querés que te diga…. cualquier lugar antes que este país de mierda ¿no? Me imagino…. grandes autopistas para que anden algunos….. impecable y pulcros los tigres americanos «commoditeros»

      4. «Y si, que querés que te diga…. cualquier lugar antes que este país de mierda ¿no? Me imagino…. grandes autopistas para que anden algunos….. impecable y pulcros los tigres americanos “commoditeros”»
        Y ya se nos puso sensible..
        Baje el escudo que Diego solo expuso un ejemplo, sobre la tendencia en general de «ciertos o particulares» roles del estado que lagente demanda por estos lares, sean ellos gobiernos afinamente ideologicos o en las antipodas.
        No se me enoje, levante el espiritu, y comparta alguna de esas cacofonias con las que nos tiene acostumbrado.
        Tontin..

  3. Muy buen post. Solo me cabe acotar algo mas, en el pasado, ante cada crisis de stop & go sobrevenia un golpe. Hoy los tiempos son diferentes, ya no es el acecho de los militares el que condiciona las politicas ni el que puede derrumbar todo lo construido, sino el acecho de la derecha y sus medios de comunicación. Creo entonces que lo que está en juego hoy es mantener la hemegonía y generar el consenso necesario como para «pasar el inverno».

  4. conceptualmente el gobierno(y la ideologia)de A.Frondizi es lo mas parecido al kirchnerismo que economicamente nos paso historicamente.Un desarrollismo industrialista,una defensa de lo nacional que desgraciadamente no pudo resistir los embates de la reaccion conservadora.Las F.A.en ese entonces jaquearon al presi,mareadas por su»izquierdismo»,y el proyecto se desdibujo.La funcion de EEUU tambien era otra entonces,con la»Alianza para el progreso».Don Arturo dejo de defender nuestro petroleo y bajo los brazos.Pobre Argentina.

    1. Ojo, de todas formas hay que reconocer el esfuerzo, si bien tuvo sus fallas (como el manejo de la IED y permitir abiertamente la intromisión de los yanquis por cuestiones geo políticas entre otros) sin embargo para mediados del ’70 el tejido industrial era importante y el Estado de Bienestar consecuente era satisfactorio. Por lo menos Frigerio al menos, junto a los cepalinos, estaban convencidos que la única forma de industrializar era con la entrada de empresas extranjeras, después se verificó que la libre entrada y en igualdad de condiciones con los nacionales fue contraproducente. Cuestión que el mismo Frigerio llegó a reconocer.

    2. Comparar a un estadista de la talla de Frondizi con un gobernador feudal de una provincia lejana parece un exceso del lenguaje…

  5. esl problema,Silenoz,es siempre como defenderse frente a los capitales internacionales.Vimos que el intento del 70 fue utopico y que la propuesta»gramnciana»es muy dificil de llevar adelante.¿Cual es la suya?

    1. Y ¡¡yo que se!!!

      ja ja..

      Y mirá complicado desarmar los oligopolios actuales y de vieja data pero se me ocurre que hay que ir conduciéndolos para disminuirle su tendencia rentista, creando condiciones para que ganen guita laburando y haciéndolos perder guita si especulan, fácil de decir.

      Ahora en cuanto a la entrada nueva de IED básicamente:
      Que dicha IED sea en ladrilos y máquinas
      Que entren asociadas a empresas nacionales y, si no existe, asociado con el estado para desparramar know how y con un horizonte exportador en el mediano plazo situando la sección de mayor valor agregado en el país
      Que pueden girar sus utilidades después de un tiempo (tipo Chevron con los 5 años)
      Y por supuesto, NO deben entrar en igualdad de condiciones en cuanto a crédito, protección, etc. que un par nacional.

      También fácil de decir of cors

      1. Ahhh y otra sería penar fuertemente o prohibir las ventas de empresas nacionales «estratégicas» al menos, al capital extranjero

  6. pero,volviendo al titulo,se me ocurre que es muy dificil separa la historia de los problemas,Si la historia no se repite es porque los problemas tampoco se repiten,porque todos los factores concurrentes han variado.

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