La Hora de Karl Polanyi (Crítica al Liberalismo Económico)

No sé si esto va a interesar, está todo muy «táctico» por acá y en el fondo está bien que así sea porque probablemente en Octubre se decida entre la continuación o «el principio del fin», del modelo de desarrollo del país, para al menos los proximos años por venir.

Sin embargo, justamente en momentos de lucha es cuando más hay que tener claros los fundamentos teóricos en los cualés se basa la acción de todos los días. Y la palabra «lucha» tiene para mí que ver en estos momentos nada menos que con defender la validez de un modelo donde se le reconozca al estado no sólo la legitimidad, sino la obligación de articular a los actores económicos, imponiéndoles restricciones cuando esto es una condición necesaria para el desarrollo del conjunto. En el caso de los gobiernos K, como lo dije aquí varias veces, están siendo atacados en su intento de regular el mercado hacia la producción de mayor valor agregado y empleo, lo que necesariamente implica un choque con el establishment agro-ganadero que ha mantenido al país en el atraso de una economía fundamentalmente primaria desde nuestra independencia.

Ahora bien, la forma de ataque a la que está siendo sometido la actual administración tiene en el fondo como basamento la idea de que los mercados se «autorregulan», algo que a pesar de estar seriamente cuestionado en este momento por la crisis mundial, pareciera no hacer mella a los opositores locales. Por otro lado, en el contexto internacional, si bien la idea de los mercados autorregulados está efectivamente cuestionada en este momento, da la sensación de que es un «cuestionamiento por conveniencia». Ya que, ni bien volvamos a la senda del crecimiento dentro de algunos años (lo que simplemente sería la reanudación de otro «ciclo» a los que nos tiene acostumbrados el sistema capitalista) la suma de una suerte de amnesia política de los votantes y del lobby de los formadores de opinión pagados por el establishment, devenirá entonces en la reinstauración triunfal, una vez más, de la ideología predominante desde el siglo XIX: el Liberalismo Económico a ultranza.

Pero quién será el Karl Polanyi del título a todo esto?

Pues uno de los pensadores más importantes del siglo XX, sociólogo y economista, que en su famoso libro «La Gran Transformación: Los Orígenes Políticos y Económicos de nuestro Tiempo», mostró que los «mercados autorregulados» no sólo eran una imposibilidad económica sino también una aberración sociológica. Y que entonces, no sólo no era criticable sino al contrario, absolutamente indispensable que el estado, en defensa de la estabilidad social, tuviera el rol de moderador del desarrollo económico.

Comparto abajo con uds. algunas citas de esa obra del pensador húngaro que creo que resumen en forma bastante clara su tesis. Pero lo central en su argumentación se basa en el concepto de «mercancías ficticias». Polanyi sostiene que el Trabajo, La Tierra, y El Dinero, que en el sistema Capitalista Liberal son «tres mercancías más» (junto con los bienes y los servicios) en realidad no son ni pueden ser puras mercancías como dicha ideología pretende, por estar sujetos a reglas biológicas, sociológicas y naturales, lo que necesariamente conduce al desastre a las sociedades que no lo saben reconocer.

En tal sentido, las ideas de Polanyi pueden servir como un reaseguro ideológico para aquellos que defendemos un estado que, por ejemplo como ha venido ocurriendo con el actual gobierno argentino (en particular esto es así en el conflicto con «el campo», justamente una de las «mercancías ficticias» de Polanyi), reivindica bien alto su derecho y su deber de regular el poder de los actores económicos más poderosos, por supuesto siempre con el respaldo democrático del voto y de la participación popular.

De «La Gran Transformación: Los Orígenes Políticos y Económicos de nuestro Tiempo»,

Karl Polanyi.

«Ninguna sociedad podría vivir durante un periodo cualquiera sin poseer una economía de cierta clase; pero antes de nuestra época, no ha existido jamás ninguna economía que estuviese controlada por los mercados, ni siquiera en principio. A pesar del coro de encantamientos académicos tan persistente en el siglo XIX, la ganancia y el beneficio obtenidos en el intercambio no desempeñaron jamás una parte tan importante en la economía humana. Aunque la institución del mercado era bastante común desde finales de la Edad de Piedra, su papel era sólo incidental en la vida económica…».

«Un pensador de la talla de Adam Smith sugirió que la división del trabajo en la sociedad dependía de la existencia de los mercados o de la ‘propensión del hombre a intercambiar una cosa porla otra’. Esta frase generaría más tarde el concepto de ‘Homo Economicus’. A posteriori podemos decir que ninguna mala apreciación del pasado resultó jamás tan profética del futuro. Porque hasta la época de Smith, esa propensión no había aparecido en una escala considerable en la vida de ninguna comunidad conocida, y en el mejor de los casos había sido un aspecto subordinado de la vida económica…»

«…antes de nuestra época los mercados no fueron jamás otra cosa que accesorios de la vida económica. Por regla general, el sistema económico quedaba absorvido en el sistema social, y cualquiera que fuese el principio de comportamiento que predominara en la economía, la presencia del patrón de mercados resultaba compatible con el sistema social. El principio del trueque o el intercambio que se encuentra detrás de este patrón no revelaba ninguna tendencia hacia la expansión a expensas del resto. Allí donde los mercados estaban más desarrollados, como ocurrió bajo el sistema mercantilista, prosperaban bajo el control de una administración centralizada que promovía la autarquía de las unidades familiares campesinas y de la vida nacional. En efecto, la regulación y los mercados crecieron juntos. No se conocía el mercado autorregulado…».

«Una economía de mercado es un sistema económico controlado, regulado y dirigido sólo por los precios del mercado; el orden en la producción y distribución de bienes se encomienda a este mecanismo autoregulado. Una economía de esta clase deriva de la expectativa de que los seres humanos se comporten de tal manera que alcancen las máximas ganancias monetarias. Tal economía supone la existencia de mercados donde la oferta de bienes (incluidos los servicios) disponibles a un precio dado será igual a la demanda a ese precio…».

«La autorregulación implica que toda la producción se destine a la venta en el mercado, y que todos los ingresos deriven de tales ventas. En consecuencia, hay mercados para todos los elementos de la industria, no sólo para los bienes (siempre incluidos los servicios), sino también para la mano de obra, la tierra y el dinero, cuyos precios se llaman respectivamente precios de las mercancías, salarios, renta e intereses. Los términos mismos indican que los precios forman ingresos…».

«Se deriva otro grupo de supuestos en lo referente al Estado y sus políticas. No debe permitirse que nada inhiba la formación de mercados, ni que se formen ingresos si no es a través de las ventas. Tampoco debe haber interferencia alguna con el ajuste de los precios al cambio de las condiciones del mercado, ya se trate de los precios de los bienes, la mano de obra, la tierra o el dinero. Por tanto, no sólo debe haber mercados para todos los elementos de la industria, sino que ninguna medida o política deberá influir sobre la acción de los mercados…».

(Pero) «un mercado autorregulado requiere nada menos que la separación institucional de la sociedad en una esfera económica y una esfera política. En efecto, tal dicotomía es sólo la presentación, desde el punto de vista de la sociedad en su conjunto, de la existencia de un mercado autorregulado. Podría argüirse que la separación de las dos esferas se da en todo tipo de sociedad en todo momento. Pero tal inferencia se basaría en una falacia. Es cierto que no puede existir ninguna sociedad sin algún sistema de cierta clase que asegure el orden en la producción y distribución de los bienes. Pero ello no implica la existencia de instituciones económicas separadas: normalmente, el orden económico es sólo una función del orden social en el que se contiene. Como hemos visto, ni bajo las condiciones tribales, ni feudales, ni mercantilistas, había un sistema económico separado en la sociedad. La sociedad del siglo XIX, en el que la actividad económica estaba aislada y se imputaba a una motivación claramente económica, constituyó en efecto una excepción particular».

«Tal patrón podría funcionar  sólo si la sociedad se subordinara de algún modo a sus requerimientos. Una economía de mercado sólo puede existir en una sociedad de mercado….(Y) una economía de mercado debe comprender todos los elementos de la industria, incluidos la mano de obra, la tierra y el dinero (…). Pero la mano de obra y la tierra no son otra cosa que los seres humanos mismos, de los que se compone toda la sociedad, y el ambiente natural en el que existe tal sociedad. Cuando se incluyen tales elementos en el mecanismo de mercado, se subordina la sustancia misma de la sociedad a las leyes del mercado»

«El trabajo es sólo otro nombre para una actividad que va unida a la vida misma, la que a su vez no se produce para la venta sino por razones enteramente diferentes; ni puede separarse esa actividad del resto de la vida, almacenarse o movilizarse. La Tierra es otro nombre de la Naturaleza, que no ha sido producida por el hombre; por último, el dinero es sólo un símbolo del poder de compra que por regla general no se produce sino que surge a través del mecanismo de la banca o de las finanzas estatales. Ninguno de estos elementos se produce para la venta. La descripción de la mano de obra, la tierra y el dinero como mercancías [como lo requiere el sistema capitalista liberal a ultranza, que excluye por ello siempre la legitimidad de acción del estado] es enteramente falsa».

Acerca de No Entender

El primer paso para Entender es No Entender. No pretendo hacerme el Sócrates con esto, pero creer que se entiende la realidad de antemano lleva a no preguntarse y el que no se pregunta nunca llega a entender dónde está parado. Y talvez ese sea uno de los defectos del país en que nací, donde dicen que hay igual cantidad de ministros de economía (y técnicos de futbol) que población total. Por eso elijo por ahora No Entender, pero no en forma individual y estática. No Enteder, como un pasaje al entendimiento colectivo, que puede llegar a transformar la realidad entre todos los que tienen un proyecto en común.

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2 comentarios en «La Hora de Karl Polanyi (Crítica al Liberalismo Económico)»

  1. No había leído nada de Polanyi, pero hace poco empecé a leer al neocelandés Robert Wade y vi que en la última edición de su libro «Governing the market» él propone a los académicos establecer los fundamentos de una «economía del desarrollo», basada en las teorías dinámicas del capitalismo debidas a «Schumpeter, Polanyi, Marx, (/a>Hyman) Minsky and the like» (ver aquí). Ojalá que haya gente dispuesta a recoger el guante.

    Muchos saludos.

  2. no habia leido sobre polanyi solamente a adam smith y marx y me ayudo
    mucho con mi tarea sobre el liberalismo economico.
    gracias. me avisan si hay alguna respuesta a mi comentario.

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