La hora de los tibios

Casi tres meses de conflicto no alcanzan para lograr un acuerdo potable. De ambos lados se muestra intransigencia y una penosa falta de solidaridad con el resto de la poblacion. Como si estuvieran definiendo por penales la final del Mundo, los tiradores se concentran intentando anotarle un gol al adversario, que se agazapa para atajar.

Escuchamos a guapos y compadritos, que nos recuerdan lo mas primitivo de nuestro comportamiento social. «Obstáculo para el crecimiento», «si quieren venir que vengan», se vocifera de un lado, en tanto las respuestas no dudan en calificaciones de «oligarcas y golpistas», cuando no se someten a un supuesto mandato sin limites.

El campo se equivoca, ya no importa el reclamo, importa que se fomenta el conflicto, no se puede ser parte del mismo y no sentirse responsable. Si no se negocia de la forma que se pretende, hay que aprender a bajarse y cambiar las formas. Los derechos terminan donde comienzan los derechos de los otros.

Se equivoca el gobierno, es el garante de la paz social y su principal mandato, no vale enviar a un país al caos político, si no se logra imponer decisiones, aunque estas estén basadas en la legitimidad del voto. El voto da muchas mas obligaciones que derechos, como bien se autodefine, se gobierna para todos. Claro esta, que la gran mayoría pierde con el conflicto. No consensuar y obtener una solución, es poner de rodillas a la ciudadania. No importa si el gobierno cede, importa que tenga la capacidad de gestionar la cosa publica con la menor fricción posible.

Falta mucha capacidad y sobra mucha friccion.

Nuestra sociedad esta dividida hace mucho, no hemos logrado  generar un acuerdo social potable para todos, que incluya y que distribuya de acuerdo a nuestros acuerdos básicos, forjados hace casi 200 años.

Es responsabilidad de todos, pero mucho mas de quienes tienen en comodato el poder que le delega temporalmente la sociedad. «No hay verdades únicas, cada cual aporta desde su verdad relativa», afirmo el ultimo Presidente no hace mucho, cuando se debatía sobre las uniones comerciales del continente. Tal vez, fue la frase mas acertada de todo su periodo como nuestro máximo representante. En aquellos tiempos, la moderación, el reconocimiento de la verdad parcial del otro, eran valores respetados. Hoy día, se busca polarizar, exclamando pendencieramente que el que no suma, resta.

No señores, no nombramos iluminados ni dictadores, elegimos mandatarios que tienen la obligación de llevarnos adelante. No es la hora de los guapos.

2 comentarios en «La hora de los tibios»

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