La Ideología “de que las cosas funcionen” en el branding político

La UCD fue un partido -dicho en pasado esto, porque la expresión residual que hoy lidera Pereyra de Olazábal solo encarna a mi juicio un vestigio arqueológico- que surgió a medida de Álvaro Alsogaray, quien capitalizó y bien, la experiencia fallida de los setentas con la campaña más cara de la historia argentina, la de la Nueva Fuerza, que postulaba la fórmula Chamizo-Ondarts, para la presidencia de la nación y que lideraba publicitariamente Juan Cosín.

La UCD hizo una campaña digna en el 83, creció hacia el 85 con las figuras de María Julia y Adelina, se contrajo en las elecciones del 87, y finalmente sacó 2 millones de votos en el 89, constituyéndose en el soporte ideológico de Carlos Menem, quien además de convocar al Ing. Alsogaray como consejero y cara visible, integró a la cúpula entera de la UCD a su gobierno, Así María Julia privatizó, Adelina presidió Bancos, y Albamonte y Kamerath fueron pasando de una secretaría a la otra.
El fenómeno de la fusión UCD-Peronismo menemista resulta un interesante objeto de análisis en términos de branding político, mientras el menemismo hizo suya la prédica liberal, la doctrina en materia de relaciones exteriores, y algunas concepciones liberales en materia política, los inmigrantes liberales al espacio pejotista, no solo cantaron la marchita sino que adquirieron un visión corporativista, de alianza de clases, no a favor de un proyecto nacional en los términos de la ortodoxia peronista, pero si a favor de “un país integrado al mundo” “un país donde las cosas funcionen” o simplemente “un país que ya es parte del primer mundo” .
Esta unión se constituyó en el certificado de defunción de la UCD, más allá de algún sello de goma que ande dando vueltas en algún cajón desvencijado, y determinó también un cisma en el peronismo.
¿Cuando murió la UCD? Cuando relego su ideología a favor del pragmatismo, y no solo desapareció su espacio, sino que ningún partido, ni aquellos que se los podría considerar, herederos en términos de marketing político de la UCD, promueven en forma abierta las ideas del viejo partido de Alsogaray.
En ese punto quisiera detenerme y plantear que la UCD, antes de rematar su equipaje ideológico, tuvo una agenda ideológica clara, no planteaba el fin de las ideologías, era liberal, en un contexto de guerra fría es cierto, pero le permitía a su militancia construir cuadros, acercar intelectuales, discutir, ideas con ideología, e instalar una agenda estratégica en el debate político.

El relato de Alsogaray era dogmático pero interesante mas allá de estar en contra o a favor, hablaba de libertad política y económica, de la pasión, impulso y creatividad de los privados, de la ineficiencia del estado, de la preservación del individuo frente al avance de ese estado, de la complementariedad en materia de comercio internacional, de apertura, de derrame. Insisto uno puedo oponerse a las ideas, pero estaban planteadas, estaban ahí y enamoraron a mucha gente.

Los herederos naturales de la UCD, el PRO y De Narváez, construyen un discurso a mi juicio, fatalmente cortoplacista en términos de branding, que puede convencer pero nunca apasionar, emocionar o enamorar.

La Diputada Nacional por el PRO, Soledad Martínez dice en una entrevista concedida al diario La Nación: «Creo que la política no pasa ya por las batallas ideológicas y pasa más por el hacer», y añade: «No creo que haya soluciones de izquierda y de derecha, hay soluciones de sentido común”
Hace pocas semanas en Facebook, leía en la página de una asesora muy cercana a De Narváez algo así como: «No tengo ideología política, me basta con que las cosas funcionen” semejante definición abierta, no permite dilucidar si se refería a las instituciones, a la justicia social, o a los cajeros automáticos de los bancos.

Pero en todo caso, la matriz discursiva a partir de “hacer las cosas bien, que funcionen” sin ideología, no ha tenido éxito más allá de construcciones de corto plazo, en los diferentes escenarios donde se ha planteado como “discurso de poder” en términos de Foucault. Ya que como discurso de poder solo se enfoca en resolver y aliviar algunos recortes del presente, pero no enamora, no emociona, no moviliza, no asegura cambios drásticos y por lo tanto no puede constituir nunca un “discurso de poder”.
Cuando uno construye marca en el mercado político, debe ser abierto, es de manual, en las propuestas, cuanto menos precisión y sintonía fina, mejor, por eso siempre se plantean los “que” y jamás los “como ”. Esto es hacer campaña con el preámbulo de la constitución como lo hizo Alfonsín, “constituir la unión nacional, promover a la defensa común, asegurar el bienestar general” etc.
Nadie puede estar en contra de estas propuestas, por eso son inclusivas y suman. Pero lo que no se puede hacer a mi juicio, es esa apertura trasladarla a la organicidad constitutiva ideológica del espacio, no se puede decir no tengo ideología, solo quiero que los semáforos funcionen, porque de esa manera, será imposible debatir ideas más allá de la coyuntura, y en ese contexto todo plan estratégico resulta inabordable y cuando solo el escalafón táctico opera, indefectiblemente los semáforos en algún momento dejan de funcionar.

Que las cosas funcionen es un medio no un fin, la ideología es el rumbo de un barco, el destino final, si no hay ideología, el barco puede andar derechito y sin sobresaltos, pero ¿adonde va?.
Sin ideología no hay estrategia y sin estrategia es imposible asumir la iniciativa, y cuando un espacio no puede asumir la iniciativa ni desde las políticas ni desde el relato, pasa a la fase de la política del bombero, es decir correr a apagar incendios, a echar funcionarios, a desmentir, a explicar, a aclarar lo que oscurece y luego a desaparecer como la UCD.

www.weinsteiner.net

12 comentarios en «La Ideología “de que las cosas funcionen” en el branding político»

  1. Muy buen post.

    Una crítica similar, me parece, plantea Artemio López en su blog (http://rambletamble.blogspot.com/2010/04/dos-miradas-o-el-dilema-de-barba.html) sobre la estrategia de Durán Barba que ayudó a que Macri ganara con una muy buena campañ, las elecciones a Jefe de Gobierno y las dificultades que tiene para traducirla en gestión política.

    Tengo solo una duda con respecto a la diferencia entre UCD y PRO. Si bien estoy de acuerdo con que la predica PRO es basicamente antipolítica (¨hacer las cosas bien, administrar como administra un ama de casa¨) mientras que la UCD no lo era, en el fondo me parece que las diferencias son más superficiales y responden al contexto actual, más antipolítico que el de fines de los ´80.

    Los dos partidos presentan una fachada liberal (mucho menos el PRO, sin duda, aunque por ejemplo en el caso de la no apelación del casamiento gay, Macri justificó la medida como una defensa de los derechos individuales ¨liberales¨ y no como una defensa de las minorías, más ¨social) pero tienen la misma matriz conservadora en lo económico, o en todo caso más anti-Estatal que liberal, y reaccionaria en lo social (me cuesta imaginar a Alsogaray o a Michetti apoyando el matrimonio gay, el fin de la religión oficial o la despenalización del consumo de drogas, medidas liberales químicamente puras).

    Pero es solo una duda.

    1. La UCD o por lo menos Alsogaray eran mas liberales en lo político, creo que Alsogaray no se hubiera opuesto a una separación de iglesia y estado mas profunda, el no era muy clerical,en el matrimonio gay se hubiera opuesto pero mas por jun tema de edad, coincido en el análisis en términos de la matriz conservadora en lo económico que une a los dos espacios.
      La diferencia esta en la autoridad que tenía alsogaray en terminos de imagen y en un escdanrio post guerra fria- consenso dde washington. Menem lo llamó a Alsogaray, porque pesaba y le servía, no pasaría lo mismo con el PRO, y la diferencia la veo por el lado de la ideología, la UCD, mal o bien, por mas que yo no coincida con sus ideas, estaba lleno de ideología, de contenido, no era todo formas.

      1. Estamos de acuerdo. Parece evidente que nadie llamaría a Macri o a Horacito Rodriguez Larreta, su Corach de cabotaje, para llenar de contenido ideológico un partido de gobierno.

  2. El post esta bien, pero si entendi bien y es cierto el postulado, entonces el peronismo carece de ideologia, ergo, la frase de DeNarvaez o la de la diputada del PRO se inscriben en ese pensamiento peronista de que solo importa el «hacer» (el «roban pero…» dejemoslo de lado por un momento). Hay algo mas peronista que un intendente del conurbano? Y cual es la premisa politica de un intendente peronista del conurbano, Granados por ejemplo, que pasa de privatista menemista a progresista kirchnerista en menos de 24h? la respuesta podria ser tranquilamente esta: “No tengo ideología política, me basta con que las cosas funcionen”.

    1. Yo creo que l ideología peronista y y la propuesta no-propuesta de De Narváez no tienen nada que ver. El Peronismo es también los intendentes del conurbano, pero ellos no definen el peronismo, son solo una parte. El peronismo no puede tener una ideología como lo tiene un partido porque no lo es, la propuesta del peronismo siempre fue movimientista, es decir que agrupa a personas que piensan diferente pero que los une el reconocimiento y la revalorización de esas diferencias sujetas a lo que es mejor para el país. No creo un pias necesite siempre el mismo abordaje, porque la variable coyuntural se modifica, lo que no se modifica es el entendimiento inclusivo, saber y sentir que el sindicato pelea por lo mismo que el empresario, aunque en el escalafón táctico no se vea asi, pero si en el estratégico. Saber que el millonario de San Isidro y el morocho que se te acerca en el semaforo son vos, no son el otro. El peronismo no pretende que todos sean iguales, pero que se achiquen las diferencias y que todos tiren para el mismo lado.
      El otro día Macri defendió su iniciativa de erradicara los trapitos, diciendo que intimidan a nuestra gente, y que no vamos a dudar en defender a nuestra gente. ¿Quien carajo es nuestra gente? ¿El trapito que es? no es nuestra gente? esa es la diferencia entender o no entender al país.

      1. Weinsteiner: si los intendentes del conurbano no definen el peronismo mejor que otra cosa, entonces no se que podria. Yo diria que es al reves, el peronismo no tiene ideologia sino pragmas, voluntad de poder y verticalismo. Si queres le llamas movimiento. Por eso para ser peronista solo se necesita decir que se es peronista. Por eso Macri es tan peronista como Cristina o cualquier otro, mal que les pese a los que creen que manejan el peronometro.

      2. No, macri puede decir que es peronista, pero hay que ver si se lo creen. Creo que no hay que confundir la utilización del peronismo con la ideas.

      3. Weisteiner: «No, macri puede decir que es peronista, pero hay que ver si se lo creen.» Bueno, Menem dice que es peronista, y al parecer lo creyeron durante 10,5 años. Lo dice De Narváez, y el PJ lo acepta.

        Por éso acompaño el proyecto actual pero desde afuera. ¿Que otra cosa podría hacer un kirchnerista antimenemista? Son contradicciones irresolubles del peronismo desde su origen, o desde Ezeiza, por lo menos.

      4. Me parece que no es lo mismo, Menem venía de 30 añs de militancia, haber sido gobernador del 73 al 76, habesr estado preso, y hasta que asumió hablaba de revolucion productiva, salariazo y justicia social. En el 95 no se si lo voto el peronismo o el mirtalegranismo.
        De narvaez fue el recipiente del odio anti k peronista o no peronista. Cualquiera que invirtiera la fortuna que invirtíó el, tuviera el apoyo de duhalde los anti k y que se mostrata capaza de polarizar y ganarle a k hubiera obtenido ese 34%.
        La contrdicciones de las que hablás son ciertas, pero so las contradicciones de un espacio

      5. W: lo de Menem lo podes explicar con militancia, pero que hay de Scioli, hijo dilecto del turco, hoy adoptado por Nestor y aceptado sin chistar por todos los kirchneristas? Cual es la ideologia de Scioli? La ideologia no puede ser de derecha y al mismo tiempo de izquierda, y tambien de centro. Eso no es contradiccion, es ausencia de ideologia. Contradiccion es un flor de eufemismo de pragmatismo politico, el unico signo ideologico que auna al peronismo.

      6. Scioli es un caso mas compiejo. Scioli no es Moria Casán, ni siquiera Palito, Scioli no es el mismo que acompañaba a Menem a lo de Neustadt, me parece que ha evolucionado, lo cual no lo convierte en un cuadro. Yo creo que su impensada e increible aunque verosímil, continuidad dentro del espacio le dieron como da toda experiencia una dimension que antes no tenía, concretamente, el tipo esta internalizando cosas que antes no sabía ni que existían.

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