La nota de tapa de hoy de Clarín introduce una novedad, con un tópico que hasta ahora los detractores del modelo económico pro-inflacionario no habían abordado.
La nota se basa en un trabajo de Ernesto Kritz, y sugiere cosas tales como la que de alguna manera explica Marina Dal Poggeto en esta sentencia: “Es lógico que el impacto en la clase media se de con más fuerza porque, los servicios se vienen apreciando al nivel de las paritarias. Es decir, más que los bienes”.
Es, decididamente, una frase que sorprende. Primero porque va en sentido contrario de lo esgrimido durante todos estos años. Que la inflación la sufren más los más pobres, que la inflación es, incluso, una «máqueina de hacer pobres».
La frase, digamos, responde a la dirección general de la nota, que es básicamente que la clase media sufre una inflación mayor para su canasta de consumo que los sectores de menores ingresos. Complementado esto, con que sus ingresos no aumentan en igual medida, por haber, en general, muchos empleados fuera de convenio en este estrato social.
Voy a chicanear diciendo que este reconocimiento no hace más que confirmar lo que venimos sosteniendo desde hace bastante: un proceso que conjuga crecimiento con inflación relativamente alta, puede tener aristas progresivamente redistributivas.
En definitiva, lo cierto es que deberíamos abstenernos de sacar conclusiones demasiado taxativas. Las cosas son bastante más complejas que las ideas que de ellas nos hacemos.
Por ejemplo, cómo se explicaría que los bolsillos «golpeados» por la inflación de servicios, en las clases medias y medias altas, no le pongan un freno al aumento del consumo, justamente, de varios de los bienes y servicios que se señalan en la nota (automóviles, viajes)?
Otro punto a tener en cuenta para modalizar lo concluido en el artículo: hay que ver cuánto modifica el gasto de las familias de clase media el acceso a la bancarización, y las promociones que las entidades bancarias, de crédito y negocios ofrecen, orientadas prioritariamente a fomentar el consumo de estos sectores.
Por otra parte, el estudio de Kritz citado por Clarín sugiere una solución para las desaveniencias en torno al IPC. Por primera vez alguien enojado con la intervención del INDEC reconoce tan directamente que hay un IPC «pobres» que puede incrementarse bastante menos que el que mide el comportamiento de los precios de la canasta de consumo de los sectores medios y altos. Hay ahi un primer acercamiento para alcanzar un punto de acuerdo. Digamos que esta diferencia en los precios (y en los aumentos de precios) entre la canasta de consumo de los pobres y la de las clases medias y medias altas, no responde a la «oposición» alimentos – servicios, sino a conductas de consumo como la sustitución de bienes, la elección de lugares donde comprar, y la opción por bienes de marcas menores.
Como corolario y para subrayar nuevamente lo sostenido sobre la inconveniencia de emitir juicios tajantes: si la inflación genera pobreza, golpea con más fuerza a los más pobres, y encima destruye el bolsillo de los sectores medios y medios altos, ¿cómo se explicaria que la economía crezca motorizada por el aumento del consumo? Puede que estos elementos se presenten algunos y otros no. Puede que todos de algún modo se presenten pero modalizados o compensados por otros (contrarios). Lo que no puede ser es que suceda todo eso al mismo tiempo y exclusivamente.
altos niveles de consumo generan inflación, si no se amplía la oferta de bienes disponibles. Las empresas no invierten en ampliar la oferta porque les conviene recoger mas ganancias por suba de precios. Del mismo modo, esta instalado en nuestra querida burguesía nacional la idea de que una inversion en la Argentina es un riesgo a mediano plazo que muchos no quieren correr. Hay una memoria histórica que en buena medida justifica ese comportamiento. De todos modos, hay otra faceta del consumo de bienes por parte de la clase media y que tiene que ver con la inflación: con expectativas de 25-30% un bien comprado en 30 cuotas sin interes es un negoción. Incluso financiando con tarjeta a una tasa similar a la de la inflación también cierra. Si a eso le sumas dolar planchado, plazos fijos negativos vs. inflación, la única que queda es comprar el plasma. No hay otra. Esos bienes (fundamentalmente tecnología) no se aprecian como otros bienes: la alta competencia y las novedades permanentes tienden a reducir los precios de los bienes que van quedando obsoletos y eso se transforma en ofertas.
¿La inflación de los pobres? Bueno veamos como variaron los precios de alimentos y transporte fundamentalmente y ahí tenemos la respuesta.
César: «altos niveles de consumo generan inflación», pero luego decís que «altos niveles de inflación generan consumo». Alguien puede leer en ésto «el huevo o la gallina», donde muchos leemos «recreación del ciclo virtuoso».
sí, es cierto. el huevo o la gallina o la reproduccion del ciclo.
Ta bueno el post.
Mi papá tuvo durante más de 30 años muchas empresas (todas al mismo tiempo y en el 2001 kaput), él me contó que el aumento de sueldo siempre era en los precios más o menos un 9 o 10% del precio del producto, que nunca se explicó por que los comerciantes subían un 20 o hasta un 30%. A él le pareció que era una avivada del comerciante.
No se por qué todavía me molesto pero
«… un proceso que conjuga crecimiento con inflación relativamente alta, puede tener aristas progresivamente redistributivas».
¿Me podes citar algún economista «serio» de cualquier tendencia que diga lo que sostenes?
Y la nota no me parece tan «revolucionaria» como decis que es. Nadie, que tenga dos dedos de frente, duda que los más pobres son aquellos que más sufren la inflación. Ahora, «pobre» es un término relativo. Yo soy clase media pero sufro mucho la inflación porque no puedo – como el 95% de la clase media – valerme de las herramientas que te permiten escaparte de la inflación o, por lo menos, disminuir sus efectos. El super aumenta, la obra social aumenta, el gimnasio aumenta y – como nos pasa a todos – mis ingresos (sueldo) viene por detras.
Francisco: Keynes en Tratado sobre la reforma monetaria, una de las cosas que sostiene es que un proceso inflacionario controlado genera excedentes a los dueños de capital productivo y a los asalariados, en detrimento de los rentistas, que se benefician en una situación de inflación 0 y tasas de interés positivas.
Obviamente, si podés conjugar eso con políticas que eviten la concentración de capitales, vas a tener distribución que evoluciona progresivamente, con inflación relativamente alta (dos dígitos) y crecimiento.
Hay ejemplos en la historia de procesos de esas caracterísitcas. El primer peronismo en Argentina, por ejemplo.
Y el tema de que los salarios vienen siempre por detrás de los precios requiere de una explicación: ¿cómo se sostiene el consumo si el salario cada vez tiene menor poder de compra? ¿no debería bajar en algún momento, en lugar de seguir creciendo y seguir creciendo? La economía argentina crece este año a 8 o 9% apuntalada por el consumo de los sectores medios. ¿Cómo es posible?
Saludos
Lees inglés?
http://www.pbs.org/wgbh/commandingheights/shared/minitext/ess_inflation.html
De otro lado «mild» no es lo mismo que relativamente alta y, de ninguna manera, alguien puede haber sostenido lo que sostenes tomando como referencia una inflación de màs del 20%.
Francisco: tené en cuenta que ese escrito data de 1919. 10 años antes de la gran depresión.
Para ese momento (pos-gran depresión), Keynes discutió con quienes pretendían mantener la paridad cambiaria fija, acusándolos de que esa era la causa de todos los males. El Tracts on monetary reform que te cité antes es bastante explícito.
Igualmente no es del todo aplicable a la situación actual de la Argentina, y no me quiero meter en cuestiones teóricas que por ahí me exceden. Pero coincido en que la situación actual de Argentina es particular. Ahora, no encuentro ningún argumento para pensar que es imposible que un proceso inflacionario de dos dígitos sea progresivo en materia de distribución. O mejor dicho, que tenga aristas progresivas (que no es lo mismo).
De hecho, los resultados de nuestro período de inflación cero, sin emisión monetaria y con cambio fijo, resultaron brutalmente regresivos. El tema es bastante más complejo que la demonización de la inflación.
Te repito: no hay ningún argumento decisivo que permita pensar que es imposible desarrollar mecanismos indexatorios de los ingresos, que en un contexto de inflación den como resultado una distribución más equitativa.
Que vos no creas que eso esté pasadno ahora en Argentina, es válido. Ya te digo, yo tampoco lo puedo afirmar taxativamente. Sí me parece que hay algunas aristas progresivas que son innegables.
Un ejemplo, es el de los asalariados bajo convenio, cuyo consumo aumenta en pos de que aumenta el poder de compra del salario. Es un hecho. Otro es la asignación por hijo. Si vos cobrabas 0, y después cobraste 180, ganaste 180. Si la inflación te comió 40, entonces vas ganando 140. Si la asignación sube a 220, recuperaste una parte de los 40 que habías perdido.
Si estos mecanismos indexatorios se mantienen en el tiempo, el resultado de esta ecuación particular es progresivo.
No digo que sea necesariamente así, pero tampoco que sea imposible.
Saludos
Mariano,
Te agradezco tu buena fe al discutir.
Lamentablemente en la práctica – aunque no se en teoría – el escrito de Keynes de 1919 es tan válido ahora como ayer. Reconozco que la inflación moderada «mild» es signo de dinamismo económico pero estás hablando de una inflación del 4% al 5%, una inflación del 20% es alta y destruye valor.
Los ejemplos que das, con respeto, no son buenos:
1. Salarios de Convenio: Primero, afectan a una pequeña parte de la población de un país en el que un buen porcentaje labura en negro, es trabajador independiente o no está bajo convenio. De cualquier modo, no le escapan a la inflación. Con suerte mantienen su poder adquisitivo.
2. AUH. No tiene nada que ver con la inflación. Se podrían otorgar sin tanto impacto en la inflación.
El problema es que, más temprano que tarde, los mecanismos indexatorios dejan de funcionar porque nadie es boludo y todos quieren escapar a la perdida de valor. Acabo de cerrar una operación en dólares, que está prohibida… a nadie pareció importarle.