La Nueva Constitución: La Justicia Mediática/2


En esta segunda entrada referida a la sustitución fáctica de los poderes constitucionales por sus equivalentes mediáticos pensaba referirme al Legislativo, pero por los comentarios recibidos en la entrada anterior veo que resulta bastante incompleta.

El cielo y el infierno de los que hablaba González (Caras y Noticias respectivamente, si lo circunscribiéramos exclusivamente a Perfil), quedan débilmente reflejados en la entrada anterior. Es en ese orden de ideas, entonces, que reforzaremos los conceptos equivalentes de «Legitimación» (cielo) y «Estigmatización» (infierno).

En materia de legitimación, vemos como diariamente se tiran sobre la mesa ideas y personajes que a nadie en su sano juicio se le ocurriría plantear. Así, de repente, nos encontramos con que a partir de los vertidos cloacales de dos bataclanas descangayadas se nos introduce en la «agenda mediática» una discusión sobre la pena de muerte, como si habláramos del precio de la lechuga.

No abundaremos sobre la idea más de lo que ya lo hicimos oportunamente. Pegado a éso, y ya habiendo tomado nota que se puede discutir sobre la pena de muerte como si nada… ¿Porqué no? podemos hablar si se puede o no construir un muro que separe a los buenos y los malos en La Horqueta. ¿Porqué no se puede discutir el Muro de Herr Posse?

En orden a la legitimación del absurdo y la habilitación de aberraciones como objeto susceptible de ser discutido, no nos extrañemos si mañana los medios del stablishment nos plantean como materia opinable si es buena o mala la antropofagia, la pedofilia o el incesto. Si vende ¿Por qué no? Vale todo.

Pero por supuesto, además de legitimar ideas aberrantes como las mencionadas, los medios del stablishment legitimaron y fogonearon la sedición, dandole pantalla a sus principales actores por cadena nacional, y la traición de Cleto devino para ellos en virtud republicana. Al punto de tornar a estos delincuentes en el hilván que unifica a la actual oposición.

Sobre este punto podríamos llenar páginas y páginas, pero creo que a esta altura ya no se requiere de más detalles que los que vimos con nuestros propios ojos en el último año.

He aquí entonces, al nuevo juez magnánimo, al juez mediático que indulta y legitima aberraciones. Éste vendría ser el Juez Garantista del stablishment.

Dejemos por un rato el cielo para descender al averno mediático

En este séptimo circulo reciben su merecido no sólo personas y personajes. Clases sociales también lo reciben, así como barrios enteros a través de la estigmatización mediática. Sus efectos concretos son devastadores:

Decía Umbrella aquí: “Si yo no llevara a mi hija a un cumpleaños de una compañerita de salita de 3 que vive en “los monoblocks” y me enterase más tarde que fue la única nena asistente. Juro que esto es verdad, uno de los sucesos más horribles a los que asistí en mi vida: una fiesta organizada para 20 niñitos y una sola participante. Es decir: la estigmatización clasista.”

De la mañana a la noche estamos recibiendo las imágenes y referencias de una determinada clase social vinculada siempre a los conceptos de malo, feo, peligroso, sucio. De modo permanente, soez e ininterrumpido. Y éstos son algunos de los efectos que producen en alguien que no esté prevenido.

Cuando este grupo social estigmatizado e ignorado desde siempre produce algún individuo al que no se lo puede ignorar, el procedimiento mediático se bifurca: Si no se lo puede ignorar porque es un campeón de alguna de las disciplinas “no peligrosas” (fútbol, box y otros deportes) pasa a la categoría de semidios. Pero si para su desgracia se destaca en ámbitos en los que el poder está en disputa (política, sindicalismo, organizaciones sociales), el “tratamiento mediático” de la estigmatización se torna desembozado.

Es el caso de Luis D’Elía, Chávez y Evo. Pura casualidad de que los tres son morochos, ¿No? Pero ya los venden como un kit de malos para el consumo masivo de “la gente”.

Ahora, si el que les está pisando los juanetes no cumplen con tales requisitos, ¿Cómo hacen para mandar al averno a alguien que no es un negro feo, malo y sucio? Le pegan un negro feo, malo y sucio previamente fabricado por ellos mismos para que le transmita todas esas bajas cualidades. Veamos.

Yo les pido que vean este video dos o tres veces, despacito, y que presten atención a las imágenes seleccionadas, lo que va diciendo el videograf al pie de las imágenes, la voz, el tonito cómplice y los “guiños” del pavote que habla en off. Y las asociaciones que van produciendo para «defenderse» de la Ley de Medios.

Cuando vi ésto me provocó arcadas. Están a dos milímetros del Ku Klux Klan. Una capucha blanca, una antorcha y una cruz podrían acompañar sin desentonar para nada con el mensaje cloacal que surge de ahí.

Y ésto se produce de modo ininterrumpido, desgastando, corrompiendo el recto entender de las cosas, resignificando los términos con los que habitualmente nos manejamos, construyendo y ordenando nuestra realidad, legitimando o deslegitimando hechos, ideas y valores.

Éstos son nuestros nuevos jueces-fiscales-abogados acusadores-verdugos mediáticos que imparten condena social. Volviendo al principio: estos tipos, mas la “Corte Suprema” de los medios del stablishment que los designa: ¿Dónde está previsto en nuestro ordenamiento legal que cumplan tales funciones? ¿Con qué derecho lo hacen? ¿Quién les atribuyó semejante poder por sobre todos los demás? ¿O están usurpando las funciones que la Constitución reserva para otros estamentos?

No tengo respuesta para todo ésto ni para otras tantas preguntas. Pero convalidar este estado de cosas sin siquiera ponerlo en blanco sobre negro es fastidiante. Nos encontramos en la encrucijada de una clase dominante que tiene el manejo de la mayor herramienta de control social luego del dinero, y que produce buenos y malos en orden a su propia escala de valores para luego utilizarlos en mantener o acrecentar sus propios privilegios en desmedro de los demás. Y que nunca ha dudado un segundo en pisotear la voluntad popular. Antes con tanques, ahora por desgaste permanente. Nada ha cambiado y es necesario que estemos alerta.

Publicado en Apuntes desde la Centroizquierda

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *