Por Marcelo García y Luis López *
Ocurrió con el FBI y la justicia federal de Miami cuando el caso Antonini Wilson. Sin más, cada palabra que surgía de un juicio novelesco y de entorno caribeño era para muchos un dato de la más cierta realidad. Ahora el juez del Distrito Sur de Nueva York, Thomas Griesa, con un timing admirable, emite un fallo que quiere dar marco –negativo claro– al viaje de la Presidenta argentina a Washington y también al nuevo capítulo del canje de deuda que el Gobierno se dispone a realizar en los próximos días.
En tiempos en que se debate con tanta pasión si la Justicia argentina –en especial la federal– está más o menos “contaminada” por la política malvada, la incapacidad de ver la viga política en el ojo ajeno y buscar la paja propia con ahínco habla mucho y mal de nuestra propia valoración como sociedad y de la necesidad de contar con un ojo externo, que imaginamos libre de vigas y de pajas, que nos diga qué es lo que tenemos que hacer.
Si Griesa fuera un juez argentino, cada uno de sus movimientos, sobre todo aquellos que van a favor de los intereses de grupos que manejan miles de millones de dólares a nivel global, serían analizados con minuciosa sagacidad. Se diría que fue nombrado por el presidente más defenestrado de la historia del país, Richard Nixon, en 1972, o se diría que un foro de abogados que evalúan jueces online, The Robing Room (http://www.therobingroom.com/), lo calificó con 4,7 puntos sobre 10 en lo que respecta a su actuación profesional. Al menos dos de los abogados que lo reprobaron usaron la misma palabra para describir a Griesa: lazy (holgazán).
Pero sea o no perezoso, Griesa tiende más a la rapidez que a la lentitud achacada a los de su condición. Su indolencia y celeridad jurídica se contraponen con la propia jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia norteamericana en fallos de similar objeto. Sin dejar de mencionar que sus persistentes intentos de injerencia en cuestiones de Estado que le son ajenas podrían resquebrajar las relaciones bilaterales. Lazy Griesa disimula su pereza cuando de dólares argentinos la empresa se trata.
Que un juez sentado en una oficina de Manhattan pretenda juzgar el grado de autonomía del Banco Central de una nación extranjera linda con el abuso de competencia y pertinencia. Menosprecia las discusiones que sociedades como las nuestras generan en el marco de su propia soberanía democrática, como la experiencia política que este verano argentino mostró. Los bancos centrales que hoy tenemos son producto del tipo de sociedad capitalista que los creó, y la Reserva Federal estadounidense no es la excepción.
Si alguien tiene que mantener, cambiar o recrear la autonomía o independencia del Banco Central argentino, o bien su integración con la autoridad política, es el propio sistema institucional de nuestro país que, aun con las falencias que evidencia en nuestra cotidianidad, es el que debe consustanciarse con un proyecto propio y llevarlo a la práctica.
De intereses, finalmente, es de lo que se trata. Griesa, seguramente, tenga los suyos propios. Y los fondos de riesgo, alias buitres, otros (¿otros?) diferentes de Griesa. O quizás de tanto en tanto tengan la misma pesadilla que aquejó al amigo del arreglista Michael Clayton en el filme de Tony Gilroy “Tirado en la vereda, recubierto por una cosa viscosa. No había salido por la puerta de nuestro poderoso estudio jurídico, sino por el culo de un organismo cuya única función es excretar el veneno, las municiones, el defoliante necesario para que otros organismos más poderosos destruyan el milagro de la humanidad”.
* Coordinadores del Departamento de Comunicación de la Sociedad Internacional para el Desarrollo (SID-Capítulo Buenos Aires).
(Este comentario fue publicado en el diario Buenos Aires Económico el 9 de abril de 2010)
Muy lindo.
El único problema es que Griesa interviente porque la Argentina pactó en la emisión de deuda la jurisdicción norteamericana, así que es la decisión del propio Estado Nacional la que lo habilita para intervenir en el tema.
Donde hay que estudiar para escribir artìculos como este?
Al tipo le chupa uno y la mitad del otro si el BCRA en si es o no independiente. Tampoco le interesa si el presidente del Banco do Brasil es el mucamo de Lula o no.
El que se presenta en su juzgado a argumentar que el BCRA es independiente es el gobierno argentino. Y lo hace porque es deudor para la ley americana, y no quiere que le embarguen dinero del BCRA,tanto en reservas como en tránsito, por eso dice que la guita del BCRA NO es del estado Argentino.
Así que si no querés que nos embarguen esa guita, mandale una cartita a Griesa que diga mil veces «El BCRA es independiente, el BCRA es independiente, el BCRA…» Y si no te cree, te embarga.