La próxima reforma educativa

La educación secundaria inclusiva está al borde del fracaso. Quien visite hoy casi cualquier escuela secundaria del Estado puede dar fe de que la mitad de los estudiantes asiste sólo para encontrarse con sus amigos, con los que dedica cuatro horas al día a jugar y molestar a los demás. La minoría de los que quieren aprender lo que se dicta en clase debe luchar contra las continuas molestias a los que son sometidos por los que están allí enteramente contra su voluntad. No todos lo logran: tarde o temprano, muchos buenos estudiantes terminan por rendirse al caos reinante en clase y la voluntad los abandona.

Los alumnos más avanzados y de más voluntad reciben en la actualidad una educación de calidad inferior a la que recibirían si la escuela expulsara a los alumnos más díscolos y menos dispuestos a estudiar. El ministro Sileoni insiste en que, aún cuando esto es verdad, la sociedad en su conjunto se beneficia con esta política educativa. Lo que afirma es cierto para la sociedad en su conjunto, y también es verdad para los estudiantes que hubieran quedado afuera del sistema, tanto por la educación que estos alumnos aprovechan, bien escasa por cierto, como por la contención que los aleja un rato del otro lugar de reunión disponible para los adolescentes de escasos recursos: la vereda.

Todo eso es cierto, pero es una pobre respuesta para los estudiantes con voluntad y capacidad. Éstos están recibiendo una educación de calidad inferior y su futuro se ve comprometido.

La educación privada, en cambio, juega con la enorme ventaja de no necesitar ser inclusiva. Los estudiantes rebeldes y los no-estudiantes son sencillamente expulsados del colegio, y muchas veces del subsistema educativo privado. Lo que ocurre con ellos de allí en más no es asunto de los colegios privados, y a su vez aumenta el problema del Estado.

La educación inclusiva debería servir para algo más que para sacar a los adolescentes de la calle. Debería ser capaz de entusiasmar a la enorme mayoría de los estudiantes secundarios. Hoy, eso es sencillamente imposible.

Para zafar de esta encerrona debemos plantearnos, antes que nada, qué es educar en la escuela secundaria, qué se pretende conseguir que los alumnos aprendan. No voy a teorizar mucho, apenas comparar con la escuela primaria y la universidad.

La educación primaria es un ámbito en que los chicos aprenden a hacer ciertas cosas que, a lo largo de sus vidas, todos necesitarán saber hacer. Cosas simples, como leer, escribir, sumar, restar. A eso se le agregan ciertos conocimientos básicos sobre ciencias sociales y naturales que les ayudan a entender el mundo que los rodea. No es necesario mucho más.

En la otra punta, la educación universitaria también es un ámbito en que los jóvenes aprenden a hacer cosas que los futuros profesionales necesitarán saber hacer a lo largo de sus vidas laborales. Cosas complejas, como curar enfermedades, levantar edificios, casas y puentes, llevar adelante procedimientos judiciales, producir granos o carne, operar plantas nucleares, enseñar filosofía. Generalmente, fuera de las primeras etapas de cada carrera universitaria, en que se estudian las bases científicas de las técnicas que luego se aprenderán, no se amplía el espectro de conocimientos fuera de lo estrictamente necesario para cada profesión.

Tanto en la etapa primaria como en la universitaria, la educación consiste en aprender a hacer cosas que serán útiles en el futuro. No es así en la enseñanza secundaria, en la que se enseñan “materias”, “contenidos”. No se enseña ni se aprende a hacer.

La escuela media actual ha sido heredada casi directamente del antiguo bachillerato, y éste estuvo pensado para preparar alumnos para los estudios universitarios. Era una escuela elitista: algunos miles de egresados debían terminarla con bases científicas para comenzar exitosamente sus estudios universitarios, y otros miles debían egresar barnizados con algunas capas de cultura europea que los diferenciase de quienes no habían cursado la secundaria.

La pretensión de extender ese modelo a toda la población adolescente es absurda: la gran mayoría de ellos sabe que jamás va a cursar estudios universitarios, ese objetivo les es ajeno. El mismo nombre eufemístico de “escuela media” delata que es una escuela pensada como intermedio entre la escuela primaria y la universitaria. Para la mayor parte de sus alumnos, la “escuela media” es la última educación que recibirán, no es el medio de nada.

En cuanto al objetivo de diferenciación social, una “cultura” que reciben todos no diferencia a nadie.

Hoy es necesario plantearse un modelo de escuela secundaria completamente distinto, que les sirva a todos los adolescentes, en que aprendan a hacer cosas que les serán útiles en su vida laboral y adulta. Una escuela en que se aprenda a trabajar.

El modelo de la nueva escuela secundaria no debe ser el antiguo bachillerato sino las antiguas escuelas “de artes y oficios”, las actuales escuelas técnicas. Mi propuesta es cubrir el territorio nacional de escuelas técnicas industriales, agrotécnicas, técnicas administrativas, técnicas comerciales (las antiguas “escuelas de comercio”). Transformar las actuales escuelas secundarias en escuelas técnicas, construir muchas escuelas técnicas, construir únicamente escuelas técnicas.

No propongo degradar la educación secundaria: junto a las materias técnicas deberán dictarse materias científicas y humanísticas, no tan desarrolladas como en la escuela secundaria actual, pero suficientes para que los egresados salgan dotados de bases científicas para comenzar exitosamente sus estudios universitarios (en el caso de que los continuaran), o al menos para desarrollar una base mínima de pensamiento crítico en los jóvenes.

El modelo propuesto no necesariamente debería dejar de lado completamente al viejo: junto a las escuelas técnicas podría quedar un pequeño grupo – algunos centenares, un 3 o un 5% del total – de escuelas puramente científicas y humanísticas, dedicadas a preparar estudiantes que, por su alto rendimiento académico, se presuponga con cierta seguridad que van a seguir sus estudios en la universidad. Calcadas sobre el modelo de los Colegios Nacionales (podrían llevar ese nombre) estarían reservadas únicamente a los estudiantes más avanzados y tenaces. Becados, por supuesto.

Un sistema universalizado de escuelas técnicas, suficientemente variado como para permitir optar a los alumnos entre las distintas áreas de interés de cada uno, permitirá introducir a los estudiantes en la práctica de materias cuya posible utilidad futura les resultará evidente. Es difícil que los adolescentes se entusiasmen con el estudio de los principales ríos de Europa, que casi todos están seguros que jamás conocerán. O del cálculo diferencial, que nunca en su vida volverán a utilizar. Mucho más fácil será, en cambio, entusiasmarlos con la construcción de una herramienta o un motor, el manejo de un rodeo de vacas lecheras o la reparación de una instalación eléctrica. Mucho más aún cuando el proyecto sea algo más complicado, como la construcción de una avioneta.

Es posible, incluso, que una reforma educativa como ésta revierta la casi continua corriente que se ha producido desde la educación pública a la educación privada. Es probable que los mismos colegios privados terminen por verse obligados a impartir educación técnica.

Un sistema educativo secundario centrado en la educación técnica cumplirá con mucha mayor eficiencia el propósito que se ha imaginado para la universalización de la “escuela media”. Permitirá a la mayor parte de los estudiantes aprovechar lo que estudian en su vida futura, y no someterá a la minoría que continuará sus estudios en la educación terciaria a la continua degradación del ambiente educativo por parte de aquellos que (con mucha razón) no tienen interés alguno en aprender lo que se les enseña en la actualidad.

Está claro que costará mucha plata. Que no se verán resultados a corto plazo, salvo tal vez en la disciplina en clase. Que habrá que hacer un gran esfuerzo por mantener un nivel adecuado de formación humanística y científica. Está claro, sobre todo, que se deberá luchar contra la idea arraigada en la sociedad de que la educación técnica es “para pobres”.

Pero el resultado será muy positivo para la sociedad, y también para cada alumno en particular.

Esa deberá ser la próxima reforma educativa.

Marcelo

Acerca de el gaucho

Mi nombre es Marcelo y soy un productor agropecuario de la provincia de Buenos Aires, aunque mentes estrechas me han tildado de impostor por no pensar como la Mesa de Enlace. Católico sin exagerar, educado en un colegio caro y conservador de la Capital, los designios de Dios son inescrutables: soy peronista. Me apasiona la política y aún más la historia. Tengo 40 y pico de años, y los lectores juzgarán si en todos este tiempo aprendí a escribir.

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42 comentarios en «La próxima reforma educativa»

  1. Marcelo, acuerdo en general. Mi impresión (como docente) es la misma que la tuya y creo que la resumís muy bien.

    Un contraargumento es que la falencia se encuentra en la no adecuación de los docentes (y de la estructura en general) al objetivo de inclusión: la lógica «inclusiva» (universalizante) convive con estructuras y prácticas «elitistas» (meritocráticas) resultando un sistema incoherente que no es ni una cosa ni la otra. En la práctica, ese contraargumento sule ser planteado en términos puramente ideológicos.

    Recuerdo hace muy poco una reunión entre un grupo de docentes entre los que yo estaba y unos funcionarios del consejo. Los docentes y la dirección de la escuela quería darle «el pase» (expulsar) a una alumna que había herido a una compañera con una navaja. No era alumna mía, pero si de una docente que estaba presente y que estaba muy angustiada por la situación. La respuesta de los funcionarios era que los docentes carecían de capacidad reflexiva y tenían una visión que no era capaz de comprender de la diversidad cultural (que, por cierto, es otra cosa). Efectivamente, en el discurso de los docentes había elementos medio retrógrados (digámoslo suavemente) pero más grave es que ante una situación de ese tenor el sistema solo pueda ofrecer axiomas progres carentes de sustento. La situación se resolvión con una expulsión encubierta: los docentes debían preparar «módulos» (que nunca prepararon) para que la estudiante retire y conteste en su casa (nunca se acercó a retirarlos). Podría seguir horas aburriéndote con las aporías que genera un sistema inconsistente, y eso sin contar el momento en que toquemos el tema «estatuto docente» un engendro del que me beneficio pero que explica una parte respetable del desmadre educativo (¿Cómo se espera que un equipo funcione si su cabeza no puede elegir colaboradores, ni sancionar a aquellos que no sirven ni para espiar?).

    Sin embargo no me cierra tu propuesta ¿Por que orientarse a las escuelas técnicas daría mejores resultados? Los problemas que señalás no son ajenos a las escuelas técnicas en modo alguno, ni están allí más morigerados. No se, no veo muy bien el sustento de lo que decís.

    Una propuesta más módica, por mi parte, sería la implementación de exámenes de egreso a la finalización de la escuela primaria y la secundaria básica (ex 7mo, 1ro y 2do). Según mi estadística (que no digo que sea representativa, es pura casuística), alrededor del 50% de los pibes de 1ro ESB (primer año de secundaria) no saben leer ni hacer operaciones matemáticas sencillas. Para acercar a esos pibes a una media aceptable a esa edad necesitás una competencia docente que rara vez un docente de secundaria tiene (un biólogo no tiene porqué saber alfabetizar). Entiendo que debería filtrarse a esos pibes.

    Obviamente no estoy hablando de dejarlos afuera del sistema. Lo que imagino es concentrar recursos en la primaria. A comienzos del 6to grado (o 3ro ESB para el caso) pueden identificarse claramente aquellos pibes que no van a pasar una prueba integradora. Concentrar plata ahí. Ponerles tutores, extenderles la jornada para garantizar la aprobación de la primaria con los contenidos mínimos que la currícula exige.

    Recién en la secundaria superior (3ro, 4to y 5to nuestros) conviene plantearse a mi entender la pertinencia de fortalecer las técnicas sobre humanística o viceversa depende del lugar (pensá que una ciudad turística una orientación turismo, hotelería, etc. garpa más que aprender a tornear). Y allí, también, pueden plantearse otras trayectoras que no impliquen título de bachiller.

    Me parece que se me hizo largo,
    un abrazo

    1. Gracias por la respuesta. Ningún sistema se puede sostener sin disciplina, y si no hay posibilidad de castigo no se puede imponer disciplina. Nadie pagaría impuestos si éstos fueran voluntarios. El único límite que tiene un pibe que no puede ser expulsado es el que le ponen los más grandotes, que lo acomodan a trompadas; pero ese límite no corre para el más grandote del grado. La única razón para no cruzar en rojo, fuera de la multa, es el miedo a chocar, y ese miedo no corre para el camionero.

      Y yo no estoy proponiendo ningún correctivo a eso. Lo único que propongo es darles un incentivo a los pibes, algo que los entusiasme. Yo fui a una secundaria privada y cara, y pese a que salí sabiendo muchas cosas, no salí sabiendo hacer nada. Ni siquiera arreglar una canilla. Nada.

      Por eso me sorprende siempre charlar con ex alumnos de técnicas, que hablan maravillas de sus años de escuela: que aprendimos a hacer esto, qué laburo me dio tornear una maza de rueda desde cero, me acuerdo cuando hacíamos y envasábamos dulce de ciruela.

      No tengo una solución práctica para la imposibilidad de producir disciplina, de generarles a los pibes el hábito de estarse quietos cuatro horas haciendo algo. Pero si encima lo que hacen no tiene ningún interés para ellos, ¿qué es lo que los haría quedarse quietos? Lo que se me ocurre es ponerlos a hacer cosas, a aprender a hacer cosas. Cosas que no sean cuerpo a tierra, carrera march, como pretenden unos cuantos imbéciles, sino cosas útiles.

      Lo cual no invalida tus propuestas, que no estoy en condiciones de evaluar porque no soy docente, pero estoy apuntando a otro lado. Sólo al final del tramo, apunto también al objetivo social del producto final: ¿para qué sirven medio millón de nuevos bachilleres que no van a seguir carreras universitarias cada año? ¿Sirven para no haber estado en la calle? Eso es lo que a mí no me cierra.

      Bueno, hasta ahí llegué. Y eso que no sé qué significa aporías.

      1. Bueno, en eso de la disciplina estoy totalmente de acuerdo (era lo de «acuerdo en general»). Y está muy bien eso que decís del grandote. Digamos, la ausencia de una norma clara no da como resultado anomia, sino la construcción de normas no controladas por la institución. Que son, en general, darwinianas. La ausencia de límites es, ese sentido, un abandono de los pibes.

        gracias por contestar

  2. Gaucho: Excelente propuesta. Si nos habremos tenido que aprender los afluentes del Ganges, los nombres de los faraones y pelotudeces por el estilo. Está bueno saberlo, pero como relleno, no como sustancia.

    Efectivamente creo que sería un golazo crear técnicos como producto final del ciclo secundario, con excepción de las lumbreras que se destaquen en determinadas ramas a pulir en la universidad.

    Los problemas que le veo a ésto son 1) quién, cómo y cuándo alguien va a determinar si tu futuro será un torno o los cálculos estructurales para construir un puente, y 2) La inmensidad en la cantidad de oficios posibles (ponete a pensarlo) y a su vez la dificultad en obtener los docentes que enseñe cada uno de esos oficios. A modo de ejemplo (choto) supongamos que se decide enseñar chino «porque es el idioma del futuro» (cuak!) ¿De dónde sacás los profesores de chino? OK, supongamos que suscribimos un tratado con China y nos los proveen. Hay que distribuirlos en los aproximadamente 4.500 pueblos de la Argentina. Y así con cada uno de los infinitos oficios. Para que cada una de las escuelas de cada uno de los pueblos tenga cada uno de los oficios.

    A este segundo problema creo que no se le puede responder del modo clásico de profesor, escuela, tiza y pizarrón. Habría que inventar una respuesta práctica y aprovechando las tecnologías que ahora están disponibles: Internet.

    Muchos de ellos podrían estudiar en sus casas, (no sé si los díscolos que vos mencionás), proveyéndolos de infinidad de «saberes» prácticos accesibles por internet, como éstos que cito en el link(1). Es decir, con muchísimos profesores menos, expertos cada uno en lo suyo, pero no en el aula, sino desarrollando este repositorio. Accesible tanto desde la escuela como desde la casa. A fin de año, cada estudiante debe rendir un examen sobre los (ponele) 10 temas u oficios que se le cantó estudiar. Y a la escuela sólo para desarrollar prácticamente lo que los instructivos elegidos por él explican. Las netbuks que se reparten apuntan a éso, creo, aunque en cierta medida se usarán para divertirse también.

    El aula en casa no sería mala idea dentro de todo, como el teletrabajo, en la medida en que en la otra punta se le exijan resultados. Fijate qué piola está el link que te comenté. Hechos por el INTI. Hay sólo 10 (Producción de Pastas, Pan, Mermeladas, Cinturones, Marroquinería, Productos de Limpieza, Detergentes, Alimentos, Milanesas de Soja, Indumentaria, Quesos Frescos, Ricotta y Dulce de Leche), pero en un año podría haber 100, y cada año seguir acumulando oficios. Abrite alguno y vas a ver que son guías completas, desde el análisis de mercado a los servicios post-venta.

    (1) http://www.inti.gov.ar/extension/cuadernillos/

    1. Sí y no.

      1-en realidad, no propongo que alguien determine si vas a manejar un torno o ser ingeniero. Propongo que los aspirantes a ingresar a la Facultad de Ingeniería sepan manejar un torno o cualquier otro oficio. Es decir, a los 18 todos serán oficiales de algún oficio, y de ellos, parte serán profesionales a los 24.

      2-la inmensa cantidad de oficios frena un poco la cosa, sobre todo por la cantidad y variedad de pueblos (que son mucho más que 4.500). No es problema en el GBA, siempre vas a tener una técnica que enseñe lo que a uno le gusta a menos de 100 cuadras. En mi pueblo, a 10 cuadras de la secundaria hay cardos y vacas.

      3-de acuerdo también en cuanto a los técnicos docentes; lo que yo veo es que en los pueblos la mitad de las mujeres que salen de la secundaria estudian para maestras o profesoras de «materias». Lo ideal sería que aprendieran un oficio y simultáneamente a enseñarlo. No es fácil, porque de entrada nomás nos perdemos 3 años de preparación de los docentes.

      4-la teleenseñanza no me termina de cerrar. La idea de disciplina me parece demasiado esencial en el aprendizaje como para aprender por medio de una PC. Disciplina de pararse cuatro horas al lado de un torno hasta que te salga bien; y mañana de nuevo. Eso se aprende con un instructor al lado, no con una pantalla. No sé, puede que me equivoque, pero no me cierra.

      5-no pido disciplina de «quedate sentado», sino de continuidad en un trabajo. Autodisciplina, digamos. Y esa se aprende al lado de alguien que la tenga. Para que te des una idea, mi mujer se compró un video de yoga y lo miraba acostada en la cama. Ahora salen a caminar todos los santos días con una prima y su estado aeróbico es muy superior al mío.

      Marcelo

    2. Qué raro yo llevándome a las piñas con las opiniones de Eduardo Real, pero bueh, así es la vida. Eso de la flexibilidad laboral para docentes no es muy socialista que digamos, Real. ¿Cómo sería? Más almaceneros y menos intelectuales, más manos a la obra y menos manos en la tiza. Sí, perfecto, pero hay un problema. Hay gente que nació inútil para las manualidades y no podría hacer un queso ni aun cuando se lo proponga con todas las ganas, y menos si es para venderle a otro. Y otro problema adicional. ¿Si todos nos dedicáramos al comercio o a la plomería no nos sobrarían unos cuantos millones de comerciantes o plomeros? ¿O se creen que hay lugar para todos en el cuentapropismo? Qué ingenuidad. Además, como ya dije, hay gente que no nació para ser emprendedora y por más que el Estado intente formarla en ese sentido no lo conseguiría nunca. El mundo perfecto de don Aldous es un mundo novelesco. No sé si sabían.

      1. No opino sobre la propuesta de Eduardo, pero defiendo la mía: yo no quiero más técnicos y menos intelectuales, sino que propongo que todos reciban educación intelectual Y TAMBIÉN técnica. Que tanto los futuros intelectuales, como los futuros técnicos y los futuros ingenieros sean egresados de las escuelas técnicas. Que cada vez estoy más convencido que deberían ser todas. Releyendo a Bresler, posiblemente incluiría escuelas con formación artística; como técnica artística. Sigo pensando que la formación humanística-intelectual no debería ser jamás una opción a la formación técnica-práctica, sino que debería venir en la currícula de la escuelas técnicas.

        Hago hincapié en un punto que no estoy seguro que se haya entendido: no pretendo crear una masa de trabajadores manuales asalariados ni de trabajadores manuales cuentapropistas. Estoy hablando de una educación para todos que eduque en el trabajo y en la resolución de sus problemas técnicos y relacionales. Para los futuros almaceneros, abogados, plomeros, historiadores, policías, ingenieros y repositores externos.

        Marcelo

  3. Gaucho: agrego este otro link(1) que vi el otro día por Canal 7500 (joda), que encontré luego de aburrirme de ver la reproducción del mamboretá overo en el Discovery. Un ingeniero industrial con orientación textil, que explicaba las diferentes máquinas de coser según su finalidad, encimadoras, ojaladoras, dobladilleras, etc., los diferentes tipos de aguja que se usaban para coser poliéster, algodón, etc.

    Así vendrá la futura educación: TV + Internet, que pronto serán lo mismo.

    (1) http://www.conexioneducativa.com/

    1. Por divertido, bien llevada la reproducción del mamboreta puede serlo y mucho. Lo mismo que las máquinas de coser mal explicadas puede ser un garrón imposible de ver incluso para el hijo de un industrial del ramo.

      1. No quiero parecer pacato, pero me parece que esas escenas de sexo explícito y machofagia, no son lo mas aconsejable para nuestros adolescentes.

  4. Perdón, en el último link que te pasé sólo hay sarasa. El link correcto es éste(1), organizados por el INTI, de bajo costo (entre 100 y 200 c/u), sobre Organización de Emprendimientos Turísticos, Calidad y control de Agua Potable, Electricidad del Automóvil, Organización de Talleres de Indumentaria y Emprendedores.

    Por ahora, como habrás visto, todo es en pequeña escala, pero si se profundiza esta modalidad, en pocos años puede acumularse un toco.

    (1) http://www.conexioneducativa.com.ar/

  5. Estoy bastante de acuerdo con la exactitud de tu diagnóstico, pero acuerdo con Guido: escuelas técnicas ya hay, y tienen los mismos problemas que las demás.
    A mi modo de ver, también, hay otro «temita» más, y es la escuela primaria. Actualmente no está siendo efectiva en esas cosas aparentemente tan sencillas que mencionás. Los pibes entran a primer año con los problemas que acarrean durante toda la secundaria y que describiste: no saben estar en un aula, no les interesa, etc etc. Pero además tampoco pueden, por ejemplo, leer un texto sencillo, de cinco oraciones ponele, comprenderlo y reproducir el contenido (no digo todos, pero sí la mitad o más). No sé cuál es el problema con la primaria porque trabajo en media, no tengo idea, pero sí sé que hay algo que está fallando y mucho, y eso le resta chances a muchos chicos de tener éxito en el colegio secundario. (Con éxito me refiero no sólo a terminarlo, si no también a que les resulte de alguna clase de provecho).
    Y otras cosas más, pero las guardo para algún momento en que pueda hilar frases coherentes, ahora me urgía responderte, sobre todo para avisarte que «aporías» significa «vení a poner la mesa» en guaraní.
    Saludos.

      1. Quise decir, perdón, un problema que al momento de aplicarle la lógica nos lleva al absurdo o genera contradicciones que lo hacen de imposible solución.

    1. Seguramente la escuela primaria tiene problemas serios. Me constan los resultados, cuando quise entrenar en física de quinto año a un pibe de una agrotécnica, no sabía sacar 3×4 sin calculadora, y me costaba un esfuerzo enorme que se tomara el trabajo de leer un texto de veinte tres líneas. Justamente por eso, posiblemente tengamos majores resultados enseñando a un pibe a concentrarse en una herramienta que tiene en la mano que en un texto escrito.

      Pero sobre la primaria, lo único que sé es que las maestras de 1er grado son héroes nacionales. Trabajar con chiquilines que no saben ni sonarse los mocos ni mucho menos que esas rayas en un papel referencian a ideas abstractas es digno del bronce.

      Espero tus «otras cosas más».

  6. Muy buen post, es interesante su propuesta, gaucho y buenos los aportes de Guido y Eduardo Real.

    En realidad tengo entendido que la reapertura de las escuelas técnicas en la PBA es relativamente reciente, es difícil exagerar la importancia de este hecho en vista de la acuciante necesidad de técnicos que sufre nuestro país. Por otra parte muchos de sus egresados siguen estudios de ingeniería.

    No estoy convencido de que deba desaparecer el bachillerato de la enseñanza media ya que reune, entre otras cosas, a muchos alumnos que no tienen aún en claro a que quieren dedicarse.

    Hay tambien, evidentemente, una cierta tensión entre el objetivo, de mínima, de sacar a los chicos de la calle, y el de darles una adecuada instrucción. Ambos son importantes. Aquí una posible solución sería utilizar las «divisiones» para separar a los alumnos entre los que requieren un trabajo de integración a la escuela y aquellos que han superado esa etapa y pueden enfocarse en la incorporación de conocimientos útiles.

    1. Efectivamente. Y agrego otra cosa que citó Adriana más arriba: Además de prepararlos como futuros trabajadores, como cita el Gaucho, entiendo que debieran prepararse en las demás dimensiones, como ciudadanos, como consumidores, etc.

      Y para que no suene a sarasa, a lo que me refiero es que del mismo modo en que la primaria cumple su cometido de enseñar a sumar, leer y escribir, en la secundaria debiera enseñarse a pensar. La pieza clave en este sentido es la comprensión de textos, para eliminar el analfabetismo funcional que abunda.

      He tenido experiencias con colegas, profesionales, que no comprenden frases más complejas que «alcanzame la sal» o las instrucciones de uso de un champú. Éso es gravísimo. Gra-ví-simo.

      Si a la par de hacer lo que dice el Gaucho de instruirlos en cuestiones prácticas de su futuro como trabajador no se le enseña a comprender lo que lee, fabricará unos tornillos fabulosos, pero seguirá en manos (y hará lo que le ordenen) los chapuceros de siempre.

      Si no se comprenden ideas más o menos complejas, el primer idiota que diga algo simple aunque falso triunfará. En base a esas simplitudes idiotas triunfó el mensaje de los Neustad de los 90, ya vimos a qué costo.

      ¿Cómo explicar los cálculos actuariales que indicaban que si se otorgaba el 82% móvil la nación explotaba en uno o dos años, si lo único que comprendían eran sloganes de laboratorio tipo «La plata está» o «La plata de los jubilados»? Podría agregar aquí la sarta de pelotudeces bajo el mismo formato que venimos consumiendo desde hace décadas, («Argentinos, a Vencer!», «Los argentinos somos derechos y humanos», «Con la Democracia se cura…», «Salariazo», «La billetera K», y etc.)

      Digo, si no se rompe la cáscara de los eslógans mostrando su contenido, va a ser difícil que el tornero sea libre, que pueda pensar por su cuenta sin tener que delegar la elaboración del pensamiento complejo en los «expertos» que nos martillan 24/7 de todos lados.

      Resumiendo, entonces, agrego la función de dotar de pensamiento crítico al tornero. Si no se hace en la secundaria ¿Dónde?

    2. Para empezar: estaba casi seguro que el tema no le iba a interesar a nadie. Me alegro de equivocarme. Después me pareció que iba a recibir solamente opiniones y críticas dudosas. Más abajo Ale Bresler contradice esa segunda opinión y me alegro aún más.

      A Político Aficionado: mi impresión es que el bachillerato no tiene sentido como reunión de alumnos que no tienen aún en claro a que quieren dedicarse. Por el contrario, estoy seguro que menos del 1% sabe hoy a qué va a querer dedicarse dentro de 5 años. Justamente mi propuesta es que, mientras averigua a qué le interesa dedicarse, aprenda a ser por ejemplo plomero. Después podrá ser taxista, psicólogo, kioskero, mecánico de autos, o ingeniero hidráulico. No propongo que el secundario prepare alumnos para continuar una carrera emparentada con lo que han estudiado, sino que haya preparado adolescentes para la idea general de lo que es un trabajo.

      Bien Eduardo por lo del pensamiento crítico, en algo así estaba pensando. La secundaria actual no tiene demasiado pensamiento crítico. Yo la cursé durante el proceso y el único pensamiento crítico que conocí fue porque el profesor de historia se animó a decir que era peronista (y en qué escuela!) y a cuestionar las ideas históricas del libro de historia que estaba casi obligado a usar.

      Ahora que leo de nuevo, lo del pensamiento crítico lo esbocé yo, plagiario. No, en serio, bien desarrollada la idea, fuiste más allá de lo que yo había pensado. Gracias. Aunque lo del 24/7 no me quedó claro.

  7. me prendo como docente jubilada.Muy buena la preocupacion,y los aportes en especial de Eduardo Real.
    Me paree volver a leer debates de hace muchos años porque los problemas no se han podido resolver.Primero porque el ciclo medio es el masa dificil,como lo es la resolucion de la adolescencia,interalo que se prolonga mas en nuestros tiempos.Segundo la antinomia entre enseñanza teorica y practica muestra vieja data.El humanismo español ya se oponia al pragmatismo yanqui en los escritos de J.E.Rodo..Soy de los que sostienen que lo principal es enseñar a pensar(vengo de la filosofia)Si sabes logica te facilitara arreglar el enchufe.Sin negar que la aplicacion y la practicidad son utiles y aun necesarias.Para ello se requieren escuelas con talleres,laboratorios,informatica,huertas,etc.Entonces aparece el tema presupuesto.Y tenemos escuelas estatales y privadas,muchas subsidiadas.Las primeras suelen perder en dinero y calidad,y debajo surge la cuestion de que la poblacion activa tiene que sostener a las nuevas genearciones en creciente inferioridad numerica.Y los docentes quisieramos que los chicos leyeran,quisieran saber,nos respetaran y tambien entre ellos…Entonces finalmente la cuestion es social,familiar,de los adultos.Tenemos que desarrollar la educacion de los educadores…pero no solo en los institutos de formacion sino permanentemente(y los educadores no somos unicamente los docentes)

    1. No sabía que eras docente jubilada, lo de que venís de la filosofía es evidente, gracias por comentar.

      Lo que yo creo es que si te enseñan lógica en tercer año, pero no te enseñan a hacer algo que use la lógica estás aprendiendo una materia más. No creo en la sarasa interdisciplinaria, pero sí en que muchos pibes que aprendieron matemática sencilla en la escuela solamente la vuelve a usar recién para saber si lo están cagando cuando consigue su primer trabajo en blanco a los 24. Tiene un agujero en el medio, y el conocimiento se quedó en el agujero. Aprendió algo que no aplicó nunca, y cuando lo necesita de nuevo ya lo desaprendió.

      Sobre lo demás, hay mucho para pensar. Si ayudé a alguien a repensar de nuevo en estas cosas, me doy por satisfecho.

  8. Me parece poco menos que una aberración leer lo que proponés. Y estoy siendo suave. A tu juicio, la educación sólo tiene sentido en tanto produce productores de mercancías. Deberías leer «Vigilar y castigar» y, si ya lo leíste, retomarlo. Por ahí lo leíste y estás de acuerdo con lo que Foucault critica, en cuyo caso nada de lo que digo tiene mucho sentido; aun así, te lo recomiendo, sobre todo teniendo en cuenta que proponés reemplazar la educación por la producción serial de trabajadores asalariados.

    Por ahí te decepcione saber que no es una propuesta original, de todos modos. La tendencia en los países más industrializados te da la razón. Cada vez es menor el interés por las artes y las humanidades y mayor el interés por las ciencias duras y naturales. El pensamiento se reemplaza por el cálculo. El proyecto moderno se puede empezar a dar por concluido (Habermas, chocho). Para qué pensar, si se puede usar ese tiempo en reproducir el capital al infinito. Y para reproducir el capital hay que saber contar, no pensar.

    Llaman la atención dos cosas en tu post (más en realidad, pero estas dos me importan particularmente):

    a) Cuestionás las razones por las cuales van los alumnos al colegio, pero no hay ni siquiera un mínimo atisbo de una pregunta similar respecto de los docentes y los directivos; ¿y los docentes para que vamos? Es una pregunta más interesante de lo que parece. tenela ahí. Casi ni mencionás la palabra «docente» en tu post. Es más viejo que el fuego. La educación anda mal porque los alumnos van a la escuela a divertirse y el sistema es una garcha. Los docentes somos blancos y puros seres voluntariosos y buenos victimizados por dos polos que nos oprimen y desesperan.

    b) Sos incapaz de ver que tu apelación al futuro se arraiga en una milenaria tradición que se llama cristianismo (al menos tal como la invocás). Estudiamos para proveernos un futuro feliz; el camino hacia ese futuro feliz está regado de tachuelas y hay que recorrerlo de rodillas. Bienaventurados los que sufren. Si disfrutás del estudio, no estás estudiando; si disfrutás del laburo, no estás trabajando; si buscás el placer, te vas a pudrir en el infierno.

    Obviamente, no comparto nada, de nada, de nada de lo que decís. No hay que abrir escuelas técnicas, sino artísticas y humanísticas. Muchas, muchas más que las que hay.

    P.S.: desde ya, ni empiezo por el tema de las escuelas primarias y la universidad, que despachás en medio renglón, dando por supuesto que «el problema es la secundaria». Los alumnos vienen a la secundaria en OVNI y en un OVNI se van de ella. No resiste, estimado.

  9. Dije que eran dos, pero son tres los temas que me importan:

    c) Decís que los adolescentes van al colegio a juntarse con sus amigos; ¿Y eso es malo? ¡Van a JUNTARSE, flaco! ¿Qué hacemos con eso? ¿Entendés lo que tenés frente a vos (si es que sos docente; yo lo soy)? ¿Y si en vez de preocuparte (en un sentido negativo) por eso buscás la manera de darle un sentido a semejante potencia productiva? ¿Que son la juventud del PO, o La Cámpora, o Franja, sino un colectivo de jóvenes que «se juntan»?

    Estamos quemadísmos, los docentes, si ya ni siquiera somos capaces de ver la infinitud que se abre frente a nosotros día a día, en el aula. Estamos mal, muy mal.

    1. Primero, gracias por la respuesta y por la dureza. De verdad, subí esto para contrastar con las ideas de otra gente que piense, porque por distintas razones no logro recabar opiniones con esta amplitud en forma directa, digamos verbal.

      Hace ya tiempo que leí ese Foucault, me quedaron algunas imágenes sobre el sistema carcelario, no tanto sobre el sistema social general. De Habermas, nada.

      No estoy proponiendo reemplazar la educación por la producción serial de trabajadores asalariados. Estoy proponiendo producir gente que sepa hacer cosas. Un amigo arquitecto hizo él toda la plomería de la casa que recicló-construyó porque lo aprendió en la técnica. Que, una vez salidos de la secundaria, hagan lo que quieran y puedan con su vida. Pero que ya sepan hacer algo. Eso le sirve a sus futuros empleadores, seguro, pero también a ellos.

      No hablo de docentes porque no soy docente. Lo poco que sé de los docentes es que tengo una en casa, y que muchos de sus compañeros son una sarta de aprovechadores de cuanta oportunidad tienen para no hacer nada. La patrona todavía no, porque es nuevita en esto, espero darme cuenta a tiempo cuando se convierta en eso para convencerla de abandonar.

      No termino de entender la relación con el cristianismo, me parece que o vos lo mirás demasiado de afuera, o yo mismo no entendí la formación cristiana que recibí (lo que explicaría mi progresivo alejamiento de la misma). El único párrafo que quiero comentar es que opino exactamente al revés de lo que creo que decís que opino: en la escuela técnica los alumnos disfrutan trabajando-estudiando (que se hace al mismo tiempo). Y en el bachillerato, para la enorme mayoría, estudiar es un sufrimiento continuo.

      La mía no era una propuesta universal de educación, apenas estaba analizando una posible reforma a la secundaria. Ensayé una vinculación con la primaria y con la universidad, esperaba que me ayudaran a ver otros vínculos.

      Me parece excelente que los jóvenes se junten. Me parece mejor aún si hacen algo más que juntarse. Se juntan todo el día en distintos lugares, no comparto que también en el ámbito académico tengan que juntarse a pelotudear. El pelotudeo, el intercambio de vivencias, todo eso es muy bueno. También sería bueno que tuvieran un tiempo al día para intercambiar con gente de otras generaciones, para contrastar su mundo adolescente con el mundo de adultos que laburan.

      Se me acaba de ocurrir (y no sé si viene al caso acá) que es fundamental que hayan profesores de todas las edades, como para que conozcan gante que piensa de distintas formas, según la edades. Van a tener que convivir, laboral, social y políticamente, con gente de todas las edades.

      Me resulta muy importante que los pibes logren intercambios con gente de todo clase de intereses, pero sobre todo con otros pibes que tengan intereses parecidos a los de ellos. El rejunte de los chicos malos al fondo del salón de clase, no dándole pelota a los profesores, los priva del contacto con los profesores. Les achica el panorama, las acerca demasiado el horizonte (y se me acabaron las metáforas).

      En mi secundaria el intercambio entre los alumnos era muy limitado (cinco períodos de 40 minutos en silencio, separados por tres de 5 minutos jugando al mete gol entra), y ni hablar del intercambio con los pobres, puaj, Dios nos libre. Supongo (acá toco de oído) que aprendiendo-laburando en una técnica el intercambio entre compañeros es más cercano, incluso con los docentes se mechan más conversaciones no relacionadas directamente con la tarea que se está realizando.

    2. En tu mensaje me llama la atención un detalle: hablás un poco como si el tema fuera «de los docentes». Interpreto que suponés que soy docente y hablás de los docentes como quienes deberían estar discutiendo estos temas. Mi intención era justamente la contraria, y es en esto en lo que más en desacuerdo estoy con vos. No me fui a ningún foro de docentes, porque me parece que es un tema político.

      Me encanta la política rosquera, las discusiones sobre política de partidos y política de ideologías que se da en Artepolítica. Pero subí esto porque creo que las grandes directrices de la política educativa son también política. No te voy a mandar al diablo, al contrario, me interesa mucho oír tu opinión desde adentro. Pero creo que la decisión no es de los docentes, sino de todos.

      Y no es que sea especialmente tolerante. Durante la discusión por la 125 mandé a visitar a su respetable madre (no puse respetable) a un economista que nos quiso correr en una discusión sobre los efectos de las retenciones con el título de economista, que los demás mortales nos teníamos que abstener de hacer análisis económicos. También le propuse un lugar para guardar el diploma.

      (grandes directrices, qué procesista que me salió esa frase)

      Ahora sí, de nuevo, gracias por manifestar tu desacuerdo. Es una parte de lo que buscaba. A mí me va a servir para repensar de nuevo todo el tema, espero que vos también te sirva para algo.

    3. Lo que estoy notando ahora es que este tipo de discusiones lleva mucho más espacio que las de política partidaria o ideológica (23 opiniones ocupan 16 pantallas). En parte por mi tendencia a los párrafos largos, pero también porque hay que plantear conjuntos de ideas que en las otras discusiones se dan por sentadas.

      Interesante.

    1. Ojalá una reforma educativa pueda ser una parte de una reforma social. Ya tuvimos suficientes reformas de sectores, cada una de ellas aislada de la reforma social, política y económica del conjunto de la sociedad.

  10. Concuerdo con la visión del gaucho. El sistema incorporó masivamente miembros de grupos que tradicionalmente no llegaban a ese nivel, y necesitan una educación acorde a sus necesidades, que son más prácticas y acuciantes que en otros casos.
    Es realmente un crimen lo que se hizo con la educación técnica en los 90.

    1. No, Mariano, no concordás para nada. Volvé a leer, porque yo propuse algo completamente distinto. No debo escribir tan bien como para que vos entiendas, así que lo voy a hacer más sencillo: vos y yo deberíamos haber recibido esa educación técnica; tus hijos y los míos, mis nietos y los tuyos deberían recibir esa educación técnica.

      No estoy hablando de «ellos» sino de «nosotros». Todos nuestros jóvenes necesitan esa educación, porque esa es la que es acorde a su edad, no a sus necesidades prácticas y acuciantes.

      En lo único en que estoy de acuerdo es en lo dañina que fue la destrucción de la educación técnica en manos de tus aliados.

      Saludos,
      Marcelo

      1. La educación técnica les puede servir a muchos, pero no a todos. pasa lo mismo con la enciclopedista.
        Vos pusiste que tiene que haber escuelas para un 3 a 5%(me parece poco) con el modelo de formarlos para seguir en la universidad, eso no lo puse yo. Como mis padres, mis hermanos y mis hijos, y seguramente mis nietos, estamos en esa línea(es un mandato familiar), alguien lo tiene que hacer.
        Perom la idea es buena, la educación alemana sigue ese modelo. El centro del sistema es la educación técnica con salida laboral, y los que egresan tienen posibilidades de especializarse, en vez de seguir el largo y espinoso camino de la universidad y su dificl ingreso.
        El sistema funciona. La productividad de un obrero alemán esta en línea con su alto salario, y eso no es por azar.
        Porque en la Argentina el problema no es la educación de las elites, ni de la clase media alta, que se hace por fuera del estado. El problema es la educación popular(como bien pusiste vos), y la inclusión o no de los sectores marginados. El sistema educativo debe también priorizar los esfuerzos para esta inclusión.
        No te asustes de pensar coherentemente, hace bien al intelecto, y no hace falta que te desdigas cuando coincido con vos.

      2. Puse lo del 3 o 5% de bachilleratos por dos razones:
        1-no me gusta quemar las naves, pienso que deberían quedar algunos bachilleratos como testigos para el caso que el sistema fracase y deba volverse al original; habría que revisarlo a una generación de distancia y decidir si se eliminan para siempre o se vuelve atrás, o se le da más participación.
        2-como un sistema de elite de capacidad intelectual y voluntad, no una elite económica ni cultural. No te sientas automáticamente incluido en ese 3 o 5%, porque para entrar a esos bachilleratos tendrías que tener un promedio superior al otro 97 o 95%. Si no, quedás afuera. Selección por capacidad y voluntad, no por guita ni por preferencia cultural.

        No conozco el sistema alemán, puede que sea bueno. Pero la productividad del obrero alemán no depende exclusivamente de la educación alemana, como el PBI de los países «desarrollados» de Europa tiene mucho que ver con lo que cada uno de ellos haga de correcto en su propia economía. De otro modo no se termina de entender por qué todos y cada uno de los países de Europa occidental tiene un PBI más alto que cualquiera de los países de América Latina.

        Tampoco acuerdo con que el problema sea solamente de la educación popular. El país está lleno de egresados de clases medias o altas que no saben hacer absolutamente nada, que sobreviven usando la guita y los vínculos sociales de sus padres para emprender sucesivos negocios marginales, fracasando usualmente varias veces antes de pegarla con un negocio de ropa o una inmobiliaria, y que reproducen una clase media altamente improductiva. Tal vez si hubieran sido educados para trabajar habrían aportado mucho más a la productividad promedio de los trabajadores.

        Tal vez no escriba coherentemente, pero antes de dar por terminado cualquier texto reviso por lo menos diez veces dos cosas: que queda tan claro como sea capaz de decirlo (por ejemplo, corro las comas y puntos de un lado para el otro varias veces), y que sea internamente coherente. Y también coherente con lo que dejo afuera del texto para agregar más tarde, durante la discusión del mismo.

        Cuando empecé a leer tu primer mensaje casi me alegré de que estuvieras por una vez de acuerdo conmigo. De hecho, algunas veces te he leído cosas valiosas; en este momento me acuerdo que durante la privatización de Aerolíneas mencionaste que lo más valioso de una aerolínea es la capacidad de traer turismo extranjero.

        Pero realmente no estamos de acuerdo: vos tenés un punto de vista de nosotros-ellos, y yo pienso en un nosotros inclusivo. Para un empresario de clase media-alta (o considerado como tal), eso es lo único que puede significar ser peronista: pensar en todos, no creer nunca que haya gente que sobra, pensar en el pobre como alguien que forma parte de varios «nosotros» y a los que es nuestra obligación incorporar a varios otros «nosotros».

        Saludos,
        Marcelo

      3. No me siento incluído. Es un hecho. En mi familia un 5 en un exámen es un fracaso.
        De todos modos, el desacuerdo principal que tenemos es que para mí la educación popular es el principal desafío que tenemos en el país, en el resto mas o menos zafamos. La inclusión para ser duradera tiene indispensablemente que transformar en individuos capaces de llegar al status de obrero o empleado a cientos de miles de pibes hoy marginados y abandonados a su suerte (que podemos adivinar que será escasa). Y a darles una oportunidad de pasar de «pibe fierita» a obrero de la Toyota, que hoy no tienen ni remotamente. Y se que lo ideal es que pudiera ser ingeniero de la Toyota, o de una empresa nacional, y el sistema debe ser abierto de la base a la punta de la pirámide, pero hoy estamos a años luz de objetivos tan modestos como los que puse arriba.
        Por otro lado en la educación de la clase media y media baja también hay problemas graves, y en muchos casos los pibes salen relativamente peor preparados que la generación anterior. Y eso es tanto un problema para ellos y su futuro, como para el desarrollo de nuestro país.
        Las elites nunca tendrán problema, si la educación pública no va, irán a la privada, tanto en primaria, como media o universidad. Tenemos elites mediocres, mucho más que hace 50 años, pero es no es ni de lejos lo más grave que nos pasa.
        Para que un pibe fierita pueda ser obrero de Toyota no solo pasa por los conocimientos con que salga del secundario, sino porque el sistema le inculque valores que hoy estan muy diluídos, como la autodisciplina, la idea de que el esfuerzo vale la pena, el respeto a la autoridad y a sus compañeros, etc. Por algo tenemos simultáneamente desempleo, millones que no estudian ni trabajan y no buscan trabajo, y a la vez los inmigrantes de países limítrofes consiguen trabajo al toque.
        Si la situación económica sigue mejorando, el gran obstáculo para el desarrollo va a ser la falta de recursos humanos, y si no hacemos nada eso va a estar en simultáneo con una gran parte de la población que va a a seguir excluída.
        Por eso el tema que planteaste es EL TEMA.
        Saludos-

  11. No leí todos los comentarios y quizá repita algunas cuestiones.

    Estoy de acuerdo con la escuela técnica como aquella de «artes y oficios», tengo alumnos que abandonan porque necesitan un ingreso mínimo de guita, y realmente lo necesitan ello les impide terminar 6 años con doble turno de una técnica.

    No estoy de acuerdo con el análisis de «primaria a la universidad», porque cualquier aprendizaje contiene una práctica, o sea una producción concreta, un hacer. Y ello no es exclusivo de la «escuela técnica» o de la orientación técnica.

    Cansada de escuchar clases dictadas y nada más, juro que nada más hay después.

    Y agrego a todo esto que uno de los problemas de la escuela secundaria es el vacío que deviene de la escuela primaria, llegan sin conocimientos previos básicos, mínimos, minimísimos.

    Los docentes tenemos que poner bolas y ovarios bien en remojo, y las estructuras educativas también, y sí es un tema de los docentes, no nos quitemos las responsabilidades de encima.

    Reemplazo en una materia (dibujo técnico) que «como no traen tableros no se puede hacer nada», sabés cómo les hice pegar hojas cuadriculadas en el pupitre (el que sea) y a laburar con dos escuadritas, y laburaron … se hace con lo que hay sí o sí … porque siempre, siempre hay, no jodamos. Hay cada «vaciado» vaciador de pibes que ni te cuento.

    Ningún piripipí más.

    saludos

  12. El gaucho ( verás mucho no entiendo qué encierra el nombre) De a cuerdo en parte con lo que planteás. Faltaría un diagnóstico adecuado, completo y concienzudo para determinar por qué se llegó adonde estamos ahora-hablamos de la E. Pública, porque la privada , así sea de las más modestas, aún se salva de la terapia intensiva.
    Hay tres patas: el sistema, obsoleto ya, dado que pretende la inclusión pero te ofrece lo mismo de siempre, casi vaciado de significación
    la sociedad, con todos los tics, las miserias que se trae
    los docentes, a veces tan en las antípodas de los que pregonan, sobresalen muchas veces por su caracter «excluyente» y discriminador, son funcionales al sistema obsoleto y a las miserias de un ala de la sociedad de la que sienten asco.

    Diagnostiquemos primero, con más seriedad, por supuesto, que mis modestas conjeturas y luego hagamos reformas.
    Un abrazo
    Paola

    1. De acuerdo con intentar un diagnóstico. Sin embargo, sería buena idea tener en claro desde antes de saber el resultado del diagnóstico, entre qué opciones vamos a elegir de acuerdo al mismo. Imaginemos distintas opciones, analicémoslas a fondo y mejorémoslas. Cuando esté listo el diagnóstico, elijamos una de ellas, o una combinación de varias (combinación que también debe haber sido programada en profundidad).

      Si tu comentario entre paréntesis es una pregunta sobre el nombre de «el gaucho», es una especie de ironía sobre que vivo vestido de gaucho (ayer fui con mi familia a la playa, ellos de short y yo de bombachas y boina), pero soy más parecido a un estanciero garca. La anomalía es que pese a mi posición en la cadena trófica laboral y a mi educación privada y católica, soy peronista y no me creo más que nadie. O sea, estanciero sí, pero no garca. A falta nombre para la categoría, usurpo la de gaucho.

      Saludos,
      Marcelo

    2. Hola negra!! soy yo, la que escribí antes «así», imaginate en persona, uy uy uy, y escribí «así» acá para permitir construir allá (escuela), no corresponde, pero bue, por eso estoy escribiendo poco y nada, muy ocupada en descular «diagnósticos» hasta ahora personales (fuertes, hasta que alivianen), escucho y escucho, observo y observo, practico y practico, y me callo (eso es terrible para mí), porque aún no hay equipo, van 7 meses, en febrero caigo con tuito lo que vengo magullando con lo que hay, porque siempre, siempre hay.

      Un abrazo

  13. Yo creo que uno de los problemas fundamentales es que los padres son muchas veces semianalfabetos ellos mismos (incluso los que terminaron la secundaria) y no te agrarran un libro ni que les metas un chumbo en la cabeza. Entonces sería bueno que los padres estuviesen obligados a hacer cursos de lo que sea durante toda la vida, para que los hijos los vieran abrir un libro de vez en cuando. El Estado y las empresas se deberían encargar de esto. Yo creo que la jornada laboral debería ser reducida a 6 horas y dos horas por día de estudio o reflexión obligatorio para adultos. Si el ejemplo no cunde difícil que un adolescente se interese por los brolis.

    1. Estoy enteramente de acuerdo con lo del ejemplo: mis hijos tienen un padre loco por los libros, que cuando andan por Bs As rechazan invitaciones al cine para acompañarme a mí a visitar librerías.

      Tu idea me parece positiva, pero la veo difícil de aplicar. No obstante, como horizonte hacia el que hay que caminar no está mal.

      Ya que nombrás a los padres, uno de los problemas más graves de la escuela actual, primaria y secundaria, son los padres incapaces de imponer una disciplina a sus hijos. Y que encima apañan a sus hijos cada vez que sus maestros los retan o reprueban. Esto se hace particularmente grave en la secundaria, en que el arrastre de falta absoluta de disciplina se agrava con la rebeldía natural de esa edad, que yo creo principalmente derivada de la búsqueda de una identidad independiente de los adultos.

      Saludos y gracias por comentar,
      Marcelo

  14. estimado gaucho,

    concuerdo con casi todo el texto. da para hacer tratados.

    expreso mis notas únicamente: no creo que la situación de los privados sea muy diferente que la de los colegios estatales. las privadas tampoco se pueden desprender fácilmente de los alumnos, que son sus clientes.

    en los secundarios privados de clases altas (con cuotas mensuales de 1600 mangos) se encuentran numerosos alumnos que apenas si pueden leer de corrido y que no sabne las tablas. el conocimiento del mundo que puedan tener no deviene de lo aprendido en el aula. como decía shaw: «desde chico tuve que interrumpir mi educación para ir a la escuela». si en las ecuelas de clases medias altas hay más casos de pibes mejor formados, no es mérito alguno del sistema, sino más bien del ámbito familiar, tal vez ligados a cierto entusiasmo por la cultura que se contagia en algunos.
    pero no veo una mejor calidad educativa propias de que sean selectivas (porque no son selctivas, no reprueba nadie, la diferencia es que te echan si llevás una navaja, pero si no aprendés, te damos apoyo escolar y te regalamos el examen en marzo), sobre todo en los secundarios, que como vos bien decís no se sabe para qué están, qué se tiene que enseñar, cómo hacerlo, nada.

    es un mecanismo absurdo, con olor a naftalina, pacato, inútil y ridículo. y estos males los tienen las privadas más caras tanto como las estatales. el panorama que se ve es muy otro porque las situaciones familiares de unos y otros son distintas, no la estructura educativa que las contiene.

    un ejemplo de mil: en 4 año los pibes en geografía pintan mapas de europa con marcadores. un colegio te digo de 1600 mangos, todos los pibes tienen compus. es increible. esa es una tarea para el hogar. estuvieron todo el día con el google earth y la boluda hace de la clase de geografía una de bricolege.

    saludos!

    1. Estoy de acuerdo con que la educación secundaria privada y cara muchas veces adolece de los mismos fracasos educativos. Sólo que si me hubiera atrevido por esos lares el post solo, sin las respuestas, hubiera llegado al menos hasta acá abajo. Como vos decís, da para hacer tratados. Me quise detener especialmente en los problemas de disciplina y en un posible comienzo de solución, dejando de paso en ridículo la pretensión de reemplazar parcialmente la secundaria para todos por educación tipo colimba para los pobres.

      Saludos, M

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