Lo que no sale en los medios, segunda entrega

Continuando con las cosas que suceden y que no salen en los grandes medios, como iniciamos acá, hoy les traigo una nueva entrega de mi amigo Alberto.


Este es otro deseo de compartir experiencias, donde las luchas y problemáticas de los barrios, logran articularse con políticas públicas que les dan cabida, que están abiertas a buscar respuestas en un diálogo de ida y vuelta, que tienen el deseo de estar presente, de hacerse cargo.
Siendo que en algunos círculos desacreditan la palabra «militante», nosotros nos alegramos de encontrar en muchos de los funcionarios de las distintas instancias del Estado, a militantes que conocen de qué hablamos cuando llegamos a ellos, que han caminado los barrios, que no establecen distancias en el trato, que se ocupan de en serio, que sufren por disponer la muchas veces todavía pesada maquinaria burocrática como herramienta de reivindicación de derechos, y en quienes aquello de «donde hay una necesidad, hay un derecho», es un mandato de urgencia cotidiana.Como tengo mis años, no puedo dejar de comparar con otros funcionarios que tuvimos que padecer en otros tiempos pasados.Mi recuerdo especialmente para Juanjo Cantiello, a quien conocí como cura en los barrios de Isidro Casanova, que mucho nos acompañó en esta experiencia siendo Diputado Provincial y Presidente de la Comision de Tierras y Organización Territorial de la Cámara, y que falleció en un accidente a fines del año 2009.

Desalojo revertido en Compra Comunitaria de la tierr
Barrio “Patria Grande”
El jueves 12 de junio del 2008 se produjo un desalojo de numerosas familias que ocupaban un terreno en la localidad de González Catán, Partido de la Matanza, Provincia de Buenos Aires.  A la madrugada de ese día, en pleno invierno, los ocupantes debieron salir con hijos y pertenencias a la calle en menos de media hora.  Las topadoras comenzaron a derribar casas de material y precarias casillas de madera, sucediéndose situaciones de mucha angustia,  repetidas a la tarde en las personas que ya habían salido a trabajar y que al regresar no podían creer que habían perdido la vivienda y todo lo que tenían dentro de ella.  Muchas de las familias durmieron con sus cosas durante muchas noches al borde del terreno.  Se organizó una olla popular. 



Habiéndose logrado un encuentro entre representantes de las familias y el dueño del terreno, se abrió la posibilidad y el desafío de intentar la compra en común del predio de 5 hectáreas. Algunas de las familias desalojadas lo asumieron y otras desistieron, pero fueron sumando al proyecto a otras igualmente necesitadas de tierra y vivienda. No fue un camino fácil. Hubo múltiples escollos y conflictos. Fue necesario mucho esfuerzo e imaginación, reunirse cada domingo, iniciar un fondo común de compra con el aporte de cada familia y golpear muchas puertas.  

Acompañadas por la Asociación Civil E. T. I. H. P. y P. y de la Parroquia Laura Vicuña se hicieron contactos con el Ministerio de Desarrollo Humano de la Nación y su par de la Provincia de Buenos Aires, el Ministerio de Obras Públicas de la Provincia, y con la Secretaría respectiva de la Municipalidad, la Comisión de Tierra de la Cámara de Diputados y la Asociación Madre Tierra. El apoyo del Ministerio de Desarrollo de la Nación resultó decisivo, al igual que el crédito obtenido en Fuerza Solidaria del Banco de la Provincia de Buenos Aires. Este crédito fue luego devuelto en tiempo y forma por el pago mensual que efectuaron las familias. Finalmente se alcanzó lo que parecía algo muy lejano: saberse dueños de su propia tierra, tener donde hacer posible los sueños. El paisaje vio otra vez levantarse nuevamente viviendas, primero precariamente y con el tiempo más sólidas. 

En otros casos se gestionó con El Ministerio de Planificación Federal y la Unidad Ejecutora de Urbanización de Villas y Asentamientos del Municipio de La Matanza, la construcción por medio de una cooperativa, de una serie de viviendas. Para esto se compartió experiencia con otros barrios que están en este proceso, especialmente con los compañeros del Barrio Almafuerte, conocido como Villa Palito

Aunque se ha alcanzado el logro principal, a lo largo del camino han aflorado muchas debilidades propias: el barrio no ha logrado consolidar su propia organización, se han producido varios conflictos internos, hay familias que han especulado, y todo lo que es propio de la condición humana como egoísmos, intereses mezquinos, comodidad, falta de participación y responsabilidad. Aunque dolorosos, son los aspectos que más enseñan. Valoramos también como un impacto importante que muchos barrios vecinos se han animado a comenzar a recorrer sus propios caminos hacia la regularización y organización. 

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