Los blogs después de Tomás

Alto: el siguiente artículo no tiene sentido si previamente no se lee este otro.

Los blogs K tal cosa, o tal otra. La UCR se propone crear 1000 blogs radicales. En un blog sostienen que Menem falleció, Mimicha Bobbio complica a Reutemann desde su blog; esos están pagados, son cybers k, están rentados, etc.

Antes que nada: todos y cada uno de los diarios digitales políticos de Usuahia a La Quiaca, están financiados pro el estado: los blogs, en su gran mayoría, no. Tres cloacas dictadas por ex y actuales integrantes de la SIDE como Seprin, La Política Online y Perfil, no se pueden inteligir sin saber esto.

Volvamos a los blogs. La dirigencia política no sabe qué hacer con esto: si aplicar la lógica de la militancia (un militante, diez votos, muchos militantes, muchos votos) si aplicar la lógica del periodismo (comprarlos para que hablen bien de mí) o si dejarlo pasar nomás.

Mientras tanto, y por razones muy complejas (ergo: no tengo ni idea de porqué) lo que más produce en internet, crece y llama la atención en el mundo político son los blogs referenciados o articulados en torno a ideas nacionales y populares, con afinidades  variables con el gobierno nacional.

Donde esté sucediendo algo, la lógica de las empresas comunicacionales, de la dirigencia política y de los creadores rentados de categorías sociológicas, es atrapar y conducir el proceso. La misma lógica del capital: quién paga el asado y quién se queda con el vuelto.

No resuelto este punto: (¿cómo hacer para que un blogger escriba sobre chamúes y siga teniendo lectores? se pregunta el gerente del departamento de lavandina de la empresa de chamúes. ¿Cómo transformar esto en votos? se pregunta el diputado. ¿Cómo adaptarme a esto? se pregunta, desde el diario, la estrella dominical puesta en evidencia. ¿Y siguen las firmas.) lo que queda es volver sobre terreno seguro: las viejas categorías.

-Eso no es narrativa, qué cosas es eso de los links.

-Eso no es periodismo, sino cobran.

-Eso no puede juntar votos, si cualquier unidad básica junta la misma cantidad de gente.

-Los champúes se venden con 50 puntos de rating en Bailando por un sueño.

Mientras tanto, y como tantas cosas, la vida sigue.

Este finísimo post de Tomás que pedíamos leer al principio (sino nada de lo dicho tendría sentido), donde pasa el hacha por el cogote de muchos -y no precisamente los troskistas, dios los tenga en su santa gloria- revela entre otras cosas el fenómeno más complejo de este punto:

No existen los blogs, existen las personas (más bien los personajes, la muerte del autor que anunciaba Foucault puede haberse dado: pero ahora escriben los fantasmas).

Y crear una red de blogger que reproduzcan el mismo video de youtube -estrategia comunicacional que hasta el día de la fecha se sigue probando tiernamente inútil- requiere de personas, que entre otras cosas, se sientan motivadas.

Ponganle 5 mil mensuales a Tomás y qué te juego que al otro día se vuelve aburrido, escribe en serio, pierde credibilidad y agudez. Ponganme 5 mil y mi blog sería tan distinto: corregir antes de publicar, decir algo coherente, analizar tácticamente qué decir, no meterse con cachito que es amigo de la prima de fulanito que es hermano de pepito que trabaja en Liquidaciones de la Contaduría («llevate bien con los de Liquidaciones de cualquier empresa o nivel estatal»: esa máxima debería figurar en la puerta de las escuelas de periodismo) .

No, no, no existen los blogs: existen las plataformas tecnológicas que facilitan la aparición de un nebuloso y novedoso género, que tenderá, como todo, a conceptualizarse y articularse y contradecirse y generar plusvalía. Existen las personas: con nombres como Mendieta, Derek, Escriba, Mariano T; detrás de los cuales se esconde en algunos casos un nombre real, pero jamás de los jamases esa persona será como creíste haberla leído.

El comienzo de los diarios fue así: un tarado que editaba -solo- un diario contra su vecino -otro tarado- que vivía enfrente y editaba otro diario. El sistema capitalista luego los hizo crecer: hoy son Magnetto y Mitre, antes fueron Kraus y Camus.

El comienzo de las FM truchas de los años 80, que deriva en empresarios millonarios como Grinbak y Pergolini, tuvo en sus orígenes esta frescura.

La diferencia más notoria con los anteriores ejemplos-en términos de soporte- es lo barato y relativamente accesible en materia tecnológica que resulta abrirse su propio blog, cuestión no menor. Cuando un blog que está bueno, en vez de vendernos buzones nos venda champúes, apareceran otros blogs mejores que no hubiéramos conocido sino nos hubiéramos desilucionado con el novel vendedor de champúes.

Nada más.

P/D: Auspician este post: Honorable Concejo Deliberante de la Municipalidad de Clorinda, Provincia de Formosa. Vení a conocer Formosa.

Acerca de Lucas

31 años, periodista, vivo en Santa Fe, trabajo en Entre Ríos. Me encanta el consenso, si la primera moción es la mía. Creo que el disenso es productivo (al interior de la oposición). Todo lo que digo lo digo convencido, porque creo que es más importante decir las cosas con convicción que tenerlas. No me gusta Ricardo Arjona, pero no me molestaría ser Ricardo Arjona. Lo que sí tomo verdaderamente en serio, es la cerveza.

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4 comentarios en «Los blogs después de Tomás»

  1. Ya lo sabía, desde hace mucho tiempo me había dado cuenta que este es uno de los famosos blogs K. Ahora me entero y confirmo, usté es LuKács pero lo esconde bajo los seudónimos de Lucas Carrasco o Raúl De Grossi.

    En serio: personas; que se sientan motivadas. Excelente, como el post de Tomás, otro grande.

    Yo agregaría que la guita nunca es una ‘motivación’ que no haga perder frescura, en consonancia con sus palabras. La falta de frescura siempre sale a la luz, basta con recorrer lo medios tradicionales.
    Saludos

  2. Bueno si lo que escribí sirvió para que vos digas todo esto que yo pienso, entonces valió. Yo, sinceramente, le tengo miedo al financiamiento: tengo miedo a tener que venir a sentarme de 9 a 17 a escribir, porque no voy a poder escribir nada. Los blogs se escriben, para bien o para mal, a las tres de la tarde, a las dos de la mañana, o después de dormir la siesta.

    Gracias, Lucas.

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